Quijano: es clave repatriar capitales y propiciar el desarrollo de obras de infraestructura
El éxito de un eventual segunda administración del Frente Amplio dependerá en buena medida de la posibilidad de "canalizar recursos del sector privado solamente o en asociación con el sector público", para impulsar un fuerte plan de obra de infraestructura y de viviendas, dijo a En Perspectiva el economista José Manuel Quijano. Con relación a las condiciones actuales que atraviesa el sector exportador, Quijano se mostró partidario de modificar el régimen de libre mercado cambiario para volver al "sistema de bandas". El economista también opinó que, con el nuevo gobierno de Obama, hay "bastante más receptividad para conversar" sobre acuerdos que no sean "leoninos" para el Uruguay.
(emitido a las 09.00 hs.)
EMILIANO COTELO:
A 32 días de las elecciones internas, los precandidatos a la Presidencia siguen marcando sus perfiles para sobresalir con sus propuestas.
En particular, los temas económicos son una de las prioridades, y con la crisis internacional a cuestas las preguntas se amontonan.
¿Qué caminos le quedan al próximo gobierno? ¿Le cabe responsabilidad a esta administración sobre el panorama actual? ¿Hacia dónde deberá encaminar su política económica una eventual segunda administración del Frente Amplio (FA)? ¿Qué diferencias hay entre las tres opciones que compiten en la interna?
De estos temas vamos a conversar con el doctor en Economía José Manuel Quijano, asesor del precandidato Marcos Carámbula.
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EC - ¿Cómo pinta el escenario para el gobierno que asuma en marzo de 2010? Todo este contexto internacional que ha ido adquiriendo tanto peso, que está condicionando tanto, primero desde lo financiero y después ya en lo económico, a las economías del hemisferio norte pero con repercusión también en nuestra región, ¿de qué manera pega, de qué manera incide?
De estos temas vamos a conversar con el doctor en Economía José Manuel Quijano, director de la Secretaría del Mercosur y asesor del precandidato Marcos Carámbula.
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JOSÉ MANUEL QUIJANO:
Una primera precisión. Tú me presentaste como que asesoro al doctor Carámbula; yo estoy dándole una mano en la medida de lo posible, pero no quiero comprometerlo con las cosas que diga, porque voy a dar opiniones que son estrictamente mías, que no necesariamente son las de él.
EC - ¿Cómo pinta el escenario para el gobierno que asuma en marzo de 2010? Todo este contexto internacional que ha ido adquiriendo tanto peso, que está condicionando tanto, primero desde lo financiero y después ya en lo económico, a las economías del hemisferio norte pero con repercusión también en nuestra región, ¿de qué manera pega, de qué manera incide?
JMQ - ¿Cómo condiciona la crisis al próximo gobierno? Estamos con un mundo que nos compra menos, con materias primas que valen menos, con petróleo incierto; lo condiciona mucho.
EC - Por ejemplo, ¿el próximo gobierno deberá subir los impuestos para equilibrar las cuentas públicas?
JMQ - No, presumo que eso no está en la mente de ninguno de los precandidatos. Más bien todos anuncian que van a bajar impuestos, lo que tampoco creo que ocurra. No van a bajar ni a subir impuestos; no tienen margen para bajar impuestos, pero tampoco lo tienen para subirlos en períodos de recesión.
EC - Ayer el economista Ernesto Talvi vaticinaba que el déficit fiscal va a terminar este año en 3,2% del producto, y que en el mejor de los escenarios el año que viene será de 4% del producto. Agregó incluso que si la economía mundial no revierte rápidamente su caída y el estancamiento, el déficit podría superar el 5% entre 2011 y 2013, y entonces, para él, el próximo gobierno tendrá que adoptar "medidas correctivas" para equilibrar las cuentas públicas porque los números se vienen "deteriorando en forma gradual y persistente".
JMQ - Es una opinión que hace un poco de futurología con respecto a estos números. Este año el gobierno espera 2%, posiblemente sea un poco más, y en un escenario complicado hasta podría ser de 3%, pero otras cifras que se han manejado, como las que recién manejabas tú, parecen un poco exageradas. Y si lo que viene es una hecatombe a nivel global, incluso esas cifras son bajas. Pero no es lo que tenemos por delante necesariamente. Hay un cierto manejo de la situación de crisis internacional que empieza a dar levemente resultados, hay ciertos indicios de que el desorden que teníamos en octubre y noviembre de 2008 ya no es tal, y en el caso de Uruguay hay indicios claros, algunos que son interesantes, de que las cosas no son tan calamitosas como los números que tú estás planteando. De manera que yo no vaticino esa situación con esas complicaciones tal como están expuestas ahí.
EC - De todos modos, parece claro que el gobierno tiene que intervenir en la economía para frenar los impactos negativos, para relanzar la actividad en el país. Lo están haciendo prácticamente todos los gobiernos, incluso aquellos de filiación ideológica más alejada de ese tipo de comportamiento.
JMQ - Sí, a partir de 2008 ha habido un punto de inflexión en cómo hemos pensado los temas de la economía. El papel del Estado va a ser muy gravitante este año y en los años que vienen, no solo en los países desarrollados sino también en los países emergentes, como se llaman ahora, de la periferia; va a ser mucho más relevante, la regulación de ciertas actividades va a ser mucho más estricta, sobre todo de las financieras, pero no solo. Hay un nuevo rol activo del Estado en la reactivación de las economías, en el sostenimiento del proceso de desarrollo. Todo eso es lo que tenemos por delante, y no debe sorprendernos, porque el período del thatcherismo y del reaganismo que empezó a mediados de la década de 1980 tuvo su ciclo y ha llegado a su fin.
EC - Concretamente, si vamos a las medidas que impliquen gasto o inversión del Estado, ¿cuáles entiende que deberían ser en el caso de un segundo gobierno del FA? ¿Cuáles son los instrumentos a emplear, y con qué margen, teniendo en cuenta todas estas dificultades?
JMQ - Hay varias cosas. Vamos a empezar por lo que generalmente más preocupa; generalmente cuando uno dice "quiero hacer ciertas inversiones" tiene el problema del financiamiento. Las inversiones pueden provenir, de hecho vinieron en los últimos cuatro años de manera muy fuerte en Uruguay, por el lado de la inversión extranjera directa. Pero ese escenario de los últimos cuatro años, de 2004 a 2008, con tasas de inversión extranjera que el país nunca había conocido, todos los años prácticamente arriba de los 1.000 millones de dólares algunos más, pero si uno saca los promedios anuales, estuvieron todos arriba de 1.000 millones de dólares, no lo vamos a tener a partir de 2009, porque la situación internacional cambió, no es un problema de Uruguay.
Lo que tampoco posiblemente tengamos de manera muy dinámica es holgura fiscal. Tuvimos un gran crecimiento de la recaudación durante los últimos años, fruto de que el producto estaba creciendo y de que hubo una gran campaña de la DGI y del BPS para eliminar la evasión, pero no tenemos ese mismo panorama en 2009.
En mi opinión, la única fuente de recursos es el sector privado nacional, que tiene plata afuera, y hoy tenerla afuera es un serio problema, entonces busca afanosamente dónde colocar. El país tiene que embarcarse seriamente en un proyecto público-privado de inversión para rescatar inversión del sector nacional privado. Ahí está el eje de cómo le va a ir al próximo gobierno, en si puede canalizar los recursos del sector privado solamente o en asociación con el sector público, y es capaz de generar una obra de infraestructura, una obra de vivienda realmente transformadora del país.
EC - Desde el Estado habría que impulsar inversiones en infraestructura y en vivienda. Bajemos un poco más a tierra, cuando habla de infraestructura, ¿de qué habla? ¿Carreteras, puentes, aeropuertos, puertos?
JMQ - Sí, todo eso, porque todos esos elementos son parte de la logística del país. Y menciono también el programa de complejos productivos en el que ha trabajado la OPP en este gobierno. Inicialmente trabajó sobre ocho y después sobre tres más, en 11 complejos productivos, que es necesario impulsar y que son del sector privado en buena medida. Ahí hay un nudo central de impulso a partir de 2010 del próximo gobierno, sobre todo si el próximo gobierno es del Frente. Si no lo es, probablemente esto tenga un retroceso enorme.
EC - ¿Cuáles son esos ocho sectores?
JMQ - Hay algunos muy obvios. Tenemos un complejo forestal que el país tiene que integrar; requiere logística, requiere ferrocarril, pero requiere seguir en la cadena. Otros sectores tienen alto componente de ciencia y tecnología, como los medicamentos; el país tiene una buena experiencia en exportación de medicamentos, tiene laboratorios nacionales y tiene gente que sabe hacer las cosas. En otros que tienen que ver con la tecnología de la información también tenemos presencia; y la tecnología de la información no es solamente el software, son muchas otras cosas, como audiovisuales, etcétera, que el país puede impulsar. Y tenemos un ramo importantísimo, con larga experiencia, que sabemos hacerlo y que no se nos va a caer demasiado en esta crisis, que es el turístico. De manera que tenemos una amplia gama de sectores estudiados, no solamente diagnosticados ese siempre es el problema, que uno hace el diagnóstico y después no sabe qué hacer, para los que hay propuestas de políticas, de acciones concretas de cómo caminar, fruto de lo que hizo el Gabinete Productivo en los últimos tiempos. Eso es lo primero que hay que poner a funcionar, junto a un programa serio de infraestructura, hay que impulsar un programa serio de complejos productivos.
Eso requiere una participación del sector privado como eje, no solamente en el proyecto, sino en el aporte de capital. El instrumento central para hacer esto esa es mi opinión personal, no digo que tenga ni siquiera demasiados adherentes en la fuerza de izquierda es el mercado de capitales.
EC - ¿De qué manera? Porque es un viejo debe de nuestro país.
JMQ - Es un viejo debe. El país tiene que poner a funcionar dos instrumentos, el mercado de capitales y la atracción del capital privado nacional que hoy no sabe dónde colocarse. Es ahí donde tiene que funcionar, en crisis el país no va a poder recurrir demasiado a los fondos públicos ni a la inversión directa, ni tampoco a los grandes préstamos, aunque tiene buen crédito. Tiene que recurrir a estos otros instrumentos.
Y en lo que hace al mercado de capitales, el mercado de capitales en Uruguay nunca ha tenido presencia accionaria, tiene una presencia de títulos públicos de largo plazo, pero de muy buena acogida por el público uruguayo y extranjero. Vea lo que pasó con los globales recientemente, los globales han tenido una trayectoria extraordinaria desde setiembre-octubre hasta la fecha, y actualmente, desde hace 20 días, ya no solo uruguayos están colocando globales, ha regresado el capital de fuera a colocarse en globales. Eso, valga la redundancia, es un enorme capital que tiene Uruguay.
EC - Es una base que hay que aprovechar.
JMQ - Es una base sobre la cual usted monta cosas, si las sabe montar.
EC - ¿Puede mencionar algunas ideas, algunos ejemplos? ¿Qué tipo de instrumentos podría gestionarse en ese mercado de capitales?
JMQ - Hay dos o tres instrumentos, lo he dicho muchas veces, lo converso mucho con mi amigo Urraburu.
EC - Ángel Urraburu, el presidente de la Bolsa de Valores.
JMQ - No digo que el pobre Urraburu comparta necesariamente lo que voy a decir, pero es una cosa que discuto. Hay un primer tema que tiene que ver con las acciones, el país tiene muy mala legislación accionaria, y no tiene adecuada protección de las minorías accionarias. Si usted tiene 10.000 dólares, como comprenderá, cuando va a comprar una acción es un pequeño, un pequeñísimo inversor en acciones, y primero no hay acciones, pero en segundo lugar, si las compra, tenga la seguridad de que le va a ir mal, porque en el caso de que a la empresa le vaya bien se arreglan las cosas en otro lado y a usted lo dejan de lado. Es la vieja historia de las minorías accionarias no bien protegidas en Uruguay que hay que corregir drásticamente.
EC - Eso precisa ley.
JMQ - Precisa ley, todo lo que estoy diciendo precisa ley. Y usted necesita tener instrumentos, a partir de la experiencia que tenemos de la década anterior, con obligaciones negociables y con fideicomisos, necesita tener instrumentos que den garantía, porque las obligaciones negociables, tal como se emitieron en los noventa, no daban garantías.
El país ya probó, muy larvariamente, la modalidad de obligación negociable combinada con fideicomiso. Esto es complicado de explicar por radio, pero quiere decir que si usted emite una obligación, simultáneamente hay un fideicomiso que todos los meses saca dinero para constituir un fondo que garantice que usted paga.
EC - Una parte del movimiento de los ingresos de la empresa que hace esa emisión de obligaciones va a ese fideicomiso a los efectos de después pagar los intereses del capital.
JMQ - De pagar los intereses y la amortización. Eso que ya se ha implementado en Uruguay con buen éxito hay que extenderlo. Y hay que generar un instrumento que en una época usaron los españoles, que es una combinación de bono y acción en la que si usted pone dinero en un activo financiero vinculado a una empresa le pueden garantizar por ejemplo el 2%, que sería lo que le da un depósito bancario, y si le va bien, va en las utilidades de la empresa. Esta combinación es muy atractiva para hacer entrar a la gente que tiene mucho temor. La acción es de temor, porque usted no sabe lo que le va a pasar, es para un mercado desarrollado y para gente con experiencia. Tiene que hacerla entrar con instrumentos intermedios, tiene que diseñar una política seria y profunda de desarrollo de mercado de capitales y atracción del sector privado que no sabe dónde poner su plata y que no la invierte en su propio país, hoy que tiene la oportunidad maravillosa de que no hay lugar donde invertir con tranquilidad.
EC - Si entiendo bien, usted está pensando en utilizar ese tipo de instrumentos del mercado de valores no solo para viabilizar proyectos en el sector privado, sino también para el desarrollo de algunas de las obras que el Estado tiene que promover.
JMQ - Por supuesto, y para desarrollar un programa serio, legal y reglamentariamente bien articulado de inversión público-privada. Es de ahí de donde va a sacar los recursos. No los vaya a pedir a otro lado, consígalos ahí. Así es como los países se estructuran, los países tienen que tener inversión del capital privado nacional, algo en lo que Uruguay ha tenido un déficit enorme en los últimos años.
EC - Estas inversiones hay que hacerlas cuanto antes, estamos hablando de 2010. Yo le preguntaba por 2010, pero algún oyente puede preguntarse por qué no ahora, por qué no ya, porque en definitiva estamos discutiendo cómo mover la economía, cómo generar desde el Estado determinadas inversiones o gastos que compensen todo lo otro negativo que puede venirnos de afuera. ¿Estamos a tiempo de poner en marcha este tipo de herramientas ahora, en este año, o a más tardar el que viene?
JMQ - Claro que sí, comienzo quieren las cosas, algún día tenemos que empezar a hacerlo; sin duda que estamos a tiempo. Es la manera más sana de meter al país en un proyecto de desarrollo productivo desde el punto de vista de cómo financiar las obras. Obviamente, si usted hace un proyecto de inversión público-privado tiene que hacerlo en régimen de empresa privada, no creo que tenga la posibilidad de atraer inversiones con el régimen de empresa pública. Va a tener que tener un régimen de público-privado con régimen de empresa privada que funcione y que sea un buen proyecto. Esto es como la literatura, le preguntaban a García Márquez cómo hay que hacer literatura, y lo primero que hay que hacer es buena literatura; esto es lo mismo, hay que hacer buenos proyectos y buenos desarrollos, si no, si se hacen malos proyectos, proyectos sesgados por otras razones, que pueden ser legítimas, a la larga no caminan y se convierten en un clavo. Tiene que tener buenos proyectos, que tienen que ser rentables y autosostenibles.
EC - ¿Tiene estimado cuánto habría que invertir por estas vías que está mencionando para que se sintiera el impacto en este momento difícil de la economía, para que se generara el trabajo que hay que generar, etcétera?
JMQ - Esa es otra cosa, depende de cada una de las variables, de por qué proyecto vaya, por el efecto empleo y demás. Pero acabo de decir que en los últimos tiempos hemos tenido una inversión anual de capital extranjero de un poco más de 1.000 millones de dólares anuales, lo cual nos ha permitido solucionar varias cosas, entre otras el déficit de cuenta corriente, ni más ni menos, para lo que antes pedíamos prestado. Hay que ver eso, hay que ver la transformación que significa para el país lo que ha pasado últimamente. Todos los otros ciclos de empuje que tuvo el país estuvieron vinculados al alto consumo y el endeudamiento; este es el primer ciclo en el que hay algo de consumo, pero con fuerte empuje de inversión que financia a su vez el problema de cuenta corriente. Es un cambio radical, el país sale de esto sin deuda. Un indicador podría ser: voy a tener eso en cierto retroceso en 2009 y 2010, es inevitable porque el mundo está en eso hay mensajes de Unctad [Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo] de este mes de mayo que prevén cuánto va a caer la inversión hacia los países emergentes y demás, entonces tengo que ser capaz por lo menos de sustituir ese asunto.
EC - Por lo tanto estamos hablando ¿de qué cifras?
JMQ - Por lo menos estamos hablando de 1.000 millones de dólares de inversión que deberíamos recoger vía este tipo de proyectos.
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JUAN ANDRÉS ELHORDOY:
¿Mantendría la política cambiaria? La pregunta viene a la luz de la pérdida de competitividad que dicen sufre el sector exportador, y también de la amenaza que se puede ver de algunos países demandantes que por la crisis se están cerrando al libre mercado. ¿Qué opina? Usted habló en algún momento de un dólar proexportador. ¿Qué quiere decir esto?
JMQ - Los modelos de apertura rara vez son neutros, siempre tienen algún sesgo. Los países del Sudeste asiático han hecho modelos de apertura generalmente proexportadores, y uno de los instrumentos, quizás el principal, en el cual se han apoyado siempre es el tipo de cambio, han tenido un tipo de cambio muy favorable a la exportación, que implica cierta restricción cambiaria a la importación.
Los modelos latinoamericanos, no solamente el de Uruguay sino también los de los otros países, han sido más proimportadores.
JAE - ¿Qué modelo ha aplicado Uruguay en este gobierno? ¿Cómo lo definiría?
JMQ - Uruguay aplicó en este gobierno un modelo de tipo de cambio controlado; entró mucho capital financiero en ese momento. No estoy hablando de la inversión extranjera directa necesariamente, porque si no pasa por el mercado cambiario no afecta el tipo de cambio, la entrada de dólares no afecta el tipo de cambio, lo afecta cuando los dólares pasan por el mercado cambiario.
JAE - Cuando se cambian.
JMQ - Aplicó una política cambiaria vinculada sobre todo a su preocupación inflacionaria.
JAE - ¿Piensa que hay atraso cambiario? Es un tema que ha sido muy discutido en este gobierno. Recuerdo que José Mujica, hoy precandidato, cuando era ministro de Ganadería dijo una vez en un congreso de la Federación Rural que iba a dejar el gobierno porque el dólar no estaba a 26 pesos. ¿Qué piensa de eso?
JMQ - Si uno puede mantener un tipo de cambio proexportador es la política más adecuada. Más aún, creo, como ha dicho un economista muy famoso, Dorbus, que el tipo de cambio es el principal instrumento de una política industrial. No siempre es posible hacerlo en un país que tiene precios muy indexados y que tiene cierta preocupación legítima por el tema inflacionario, como este país y otros de la zona.
EC - ¿En este período de gobierno el tipo de cambio en Uruguay ha estado al servicio de la política antiinflacionaria?
JMQ - El objetivo inflacionario ha tenido un peso importante en la fijación de la política cambiaria, ha sido así.
EC - ¿Cómo se zafa?
JMQ - No es fácil zafar, pero ha sido uno de los ejes de este tiempo. En el primer gobierno de izquierda ha habido una gran preocupación por la inflación, lo peor que le podía pasar era que se le dispararan los precios, que se empezaran a desarticular las cosas y que después vinieran los reclamos salariales. Todos sabemos qué cadena hay en esto. Tuvo esa preocupación. Una de las preocupaciones del próximo gobierno, en mi opinión, de manera prioritaria, debe ser tratar de zafar de este terrible cepo que significa la política cambiaria al servicio de las necesidades de la inflación.
EC - ¿Cómo se hace?
JMQ - No es fácil, porque uno de los problemas que tenemos son las tarifas públicas que heredamos de 2008, después de la sequía y del gran precio del petróleo. Con buen criterio las empresas públicas de Uruguay no ajustaron sus tarifas, porque eso habría tenido un impacto enorme, pero de hecho les generó una situación deficitaria para el ejercicio 2008. Y así como las empresas públicas habían sido aportadoras al superávit fiscal en 2007, pasaron a ser parte del déficit de 2008. Tenemos que corregir esa situación, aunque esa situación va a tener impacto inflacionario, sin duda, si usted mueve tarifas, las corrige y las lleva a lo que deberían ser, va a tener un impacto inflacionario. Y si además carga sobre el tipo de cambio, y encima tiene por delante un cierto proceso de ajustes salariales ya comprometidos, tiene una mezcla muy complicada de manejar para cualquier gobierno, venga el que venga, gane el que gane. Es muy complicado hacer jugar bien esta triple combinación, con el mínimo costo y el máximo beneficio.
JAE - ¿Qué sería para usted un dólar proexportador? ¿De qué valor estaríamos hablando hoy?
JMQ - El principio general es que el dólar no se moviera más despacio que el resto de los precios. El problema que siempre se menciona es que si yo muevo el dólar al mismo ritmo que los otros precios, los otros precios a su vez tienden a acelerarse, hay un proceso que no se queda en esa franja sino que tiende a incrementarse en el movimiento de los precios. Pero si usted quiere montar empresas a los efectos de exportar, una de las cosas que tiene que asegurar, que me atrevería a decir que es tan importante como la seguridad jurídica que tanto se menciona, es que no le va a distorsionar el precio al señor que va a exportar, y la manera de distorsionárselo es moviendo el tipo de cambio para arriba, para abajo, para el costado.
JAE - ¿Una manera de asegurarlo sería volver a las bandas de flotación?
JMQ - Nunca fui contrario a las bandas. Toda política es complicada, dentro de lo malo que es tener que moverse con el tipo de cambio porque usted tiene desfasajes inflacionarios con respecto al resto del mundo, las bandas no me parecen para nada inconvenientes, me parecen uno de los instrumentos que uno debe tomar en cuenta. Y la experiencia de Uruguay no fue tan mala con las bandas, fue mala con otras cosas.
JAE - La banda fija un mínimo y un máximo.
JMQ - Un mínimo y un máximo, usted se mueve y le da cierta certeza, y el señor que exporta sabe que lo menos que puede ganar es esto y lo más que puede ganar es esto, sin la incertidumbre de cómo voy a vender mi mercadería y a qué tipo de cambio. Es muy difícil hacer una empresa así, es muy difícil tener un proyecto de largo plazo de exportación si no se tiene cierta certeza de que no se le va a modificar un valor que debería estar ahí para no complicarle la vida.
EC - ¿Esa banda debería ir moviéndose al ritmo de los precios internos?
JMQ - Sí, Uruguay tiene larga experiencia en esto, no lo vamos a inventar.
EC - ¿A partir de qué nivel? ¿Del nivel al que está ahora el dólar?
JMQ - El dólar está ahora al nivel en el que tiene que estar con la complicación que tenemos por el lado salarial. Complicación desde el punto de vista de cómo cierran las cuentas, junto con el tema de las tarifas, que hay que poner en orden. Cuando tengo estas tres variables no voy a llevar el dólar a 28. No lo puedo hacer, no sería responsable. El país no puede soportar más que ciertos niveles de inflación, hay mucho consenso en eso; no hay necesidad de destruir las cosas en las que hay consenso. Hemos tomado como un valor adquirido para el país que los bajos niveles de inflación son buena cosa. Perseveremos en eso, implica mover las variables de acuerdo con estos objetivos.
JAE - ¿En el FA, por ejemplo, hay consenso?
JMQ - Hay vastos sectores que no desearían para nada desencadenar procesos inflacionarios; es fácil entrar en un proceso inflacionario, yo lo he vivido en muchos países, pero después la salida es terrible, es muy complicada.
JAE - Seguramente en ese aspecto sí hay consenso; la pregunta es sobre el instrumento, si el instrumento de la banda es algo consensuado.
JMQ - Es una opinión mía, y aclaré al comienzo que no comprometo para nada al doctor Carámbula. Yo he sido mucho más partidario de instrumentos tipo banda que de esta flotación totalmente incierta en que la gente que trabaja y quiere exportar no sabe cuánta plata va a recibir por lo que hace. Es muy difícil trabajar así.
EC - ¿Cómo juega la inserción internacional en ese esquema de política económica que usted imagina para un eventual segundo gobierno del FA pautado por la crisis internacional? De eso usted conoce bastante...
JMQ - La inserción internacional en períodos de crisis se complica, el mundo se complica en períodos de crisis. Los acuerdos comerciales son más difíciles de hacer en períodos de crisis que en períodos de bonanza. Le voy a dar mi punto de vista en este tema: aun con sus complicaciones, que las tiene, el Mercosur sigue siendo un proyecto estratégico para el país por la sencilla razón de que ahí vivimos y que buena parte de los proyectos logísticos que el país tiene por delante, y de los proyectos de infraestructura de los que hemos estado hablando, incluso algunos de los complejos productivos a los cuales nos referimos, están vinculados a cómo nos relacionamos con estos vecinos, que son complicados, como todo el mundo sabe. De modo que sigue siendo un eje estratégico a resolver bien y tratar bien. No implica una adhesión del 100% de mi producto y de mi comercio, para nada; implica diversificar también mis destinos exportadores. Pero implica que ahí tengo un punto estratégico clave.
Segundo, tengo una zona de expansión internacional extraordinaria que aun en período de crisis sigue creciendo al 6-7%, que es la zona del Sudeste asiático, la Asean (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, integrada por Brunei, Indonesia, Malasia, Filipinas, Singapur, Tailandia, y Vietnam). Ese es un segundo punto central de reracionamiento sobre el cual debería poner un eje importante.
Y tengo una tercera área que es de enorme importancia creciente tanto para Argentina como para Brasil, y que lo va a seguir siendo para Uruguay, que es el resto de América del Sur, el Caribe y México. Con México tenemos un acuerdo de extraordinaria importancia dentro del marco de la Aladi. Colombia, Chile, de manera creciente Perú, Venezuela cada vez más y México son destinos muy importantes actualmente para las exportaciones del Mercosur.
Y después tengo los dos ejes tradicionales, que son la Unión Europea y Estados Unidos. No debemos desechar el acuerdo comercial con ellos, pero el acuerdo comercial.
EC - ¿TLC no?
JMQ - Por supuesto que no, dije toda mi vida TLC no, desde que nací dije TLC no, porque un TLC no es un acuerdo de libre comercio.
EC - Usted fue uno de los más firmes opositores a las negociaciones que se establecieron con Estados Unidos.
JMQ - Porque el TLC no es un acuerdo de libre comercio, es un acuerdo de comercio en mínima parte, y es en buena medida un acuerdo de propiedad intelectual, de compras gubernamentales, de comercio de servicios que me modifica la dinámica de la OMC. Es un acuerdo político-ideológico, y yo que creo que hay que hacer acuerdos comerciales inteligentemente, lo primero que no tengo que hacer es un TLC, lo primero que tengo que hacer es discutir esos temas, que son de la OMC, a nivel bilateral. El enano chiquitito con el monstruo grandote discutiendo cómo resolver el tema de la propiedad intelectual. A nadie en su sano juicio, a menos que esté totalmente dominado por fuerzas ideológicas, se le puede ocurrir que eso sea razonable. Ese es mi punto de vista; admito que puede haber otros.
EC - Usted enfatiza en el instrumento del acuerdo comercial bilateral.
JMQ - Bilateral o multilateral, no tengo ningún problema. El acuerdo comercial con todos los frentes y en todos los mercados.
EC - ¿Es posible en el caso de Estados Unidos?
JMQ - No es posible porque la otra parte me dice "yo soy un mercado muy grande, te dejo entrar si además me das propiedad intelectual", y ese tipo de negociación no me gusta. No me gusta sentarme a una mesa con un tipo que me dice "yo soy muy grande, muy rico, te puedo dar mucho, pero vos me tenés que dar esto, esto y esto". No, viejo, así no.
EC - ¿Entonces por dónde vamos a crecer en el intercambio comercial?
JMQ - Tenemos todo el resto del mundo para crecer. Y Estados Unidos no es ni siquiera nuestro mercado más importante en este momento. Con la nueva presidencia de Estados Unidos hay condiciones para empezar a conversar de otra manera, para empezar a decir "nos interesa hacer un acuerdo comercial, pero no un acuerdo comercial leonino en el que un pequeño país queda expuesto a la nada en materia de propiedad intelectual". ¿Cómo es posible que nos metan estos temas? Creo que vamos a tener, no digo la posibilidad de un acuerdo, pero bastante más receptividad para conversar, porque los tipos saben que es así, uno conversa con gente y sabe cómo es la cosa. Otra cosa son los intereses de Estados Unidos y cómo los defiende, pero sabe. Los escenarios han cambiado mucho, y la presidencia de Obama no es un tema menor a nivel internacional.
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Transcripción: María Lila Ltaif