La Audiencia Opina

Críticas a la política de precios y energética

(Mensaje enviado el viernes 26 de marzo)

Estimado Sr. Emiliano Cotelo, La noticia principal divulgada en el país, luego de los deplorables actos terroristas en Madrid, es que han subido los combustibles. Acá en California, Estados Unidos los combustibles han venido subiendo en las dos últimas semanas hasta ubicarse en precios tan altos como 2,20 dólares por galón -unos 58 centavos de dolar por litro-. Pocos meses atrás el precio estuvo tan bajo como 42 cents/lt. Como es un bien cuyo precio no es determinado por el Estado, al menos como en Uruguay, varía día a día, casi nadie lo nota, además su impacto relativo al bolsillo del consumidor es mucho menor. Aún salvando las distancias en economías de escala, disponibilidad de la materia prima, control sobre el comercio mundial del producto, etc, es claro, que así como acá hay factores que influyen a la suba, algunos similares deben de pesar en la ecuación de costos en Uruguay. Eso tan sencillo ha necesitado ser explicado por el presidente de Ancap y el ministro de Economia. La necesidad parte de un clamor popular de indignación ante la suba que ha encontrado una caja de resonancia en políticos opositores y gremialistas de la empresa estatal que con una dosis generosa de hipocresía retroalimentan ese sentimiento en la gente. ¿Cómo es posible que el gobierno sea tan insensible? ¿Cómo es posible que no se piense en el bien común? Desde sectores favorables al gobierno se dirá: ¿cómo es posible este golpe negativo en la opinión pública, más en un año electoral? Sin embargo, ésta -la suba de los combustibles- es una historia conocida y dolorosa para los bolsillos uruguayos. Y he de convertirme en el adivino con mayor éxito o integrarme al grupo de los que se animan a afirmar que esta no será una excepción, sino que es nada más parte de una tendencia de largo plazo, al menos hasta que el petróleo sea tan escaso que su aprovechamiento sea no redituable. Lejos de ser experto en el tema, podría señalar que algunos reportes estiman que dentro de 50 años podríamos estar en ese nivel de escasez mundial (no es poco probable que nuevas reservas se encuentren, así como es seguro que el consumo mundial seguirá creciendo). Sin dudas que para Uruguay, el precio será prohibitivo bastante antes, y tal vez la disponibilidad no se asegure sólo con la disponibilidad de divisas para comprarlo, sino que los países productores abastecerán a clientes preferenciales (¿alguien se imagina que estaríamos en ese grupo?). Dejando de lado la futurología, en el acierto o en el error, seria relevante preguntarle a dirigentes politicos del país, aquellos con asiento en el Palacio Legislativo, otros con intenciones de estarlo y a los políticos en los gremios -en particular de Ancap- cuál será la estrategia de futuro para la matriz energética del país: qué alternativas tenemos en el corto, mediano y largo plazo. Hoy escuchamos que sólo se discute el corto plazo, probablemente con un enfoque equivocado, y con un claro objetivo cortoplacista: criticar la "nefasta" política oficial de precios. Este es un medio directo, fácil de influir en la opinión pública antes de las elecciones. Sin embargo, cabe preguntar: tiene el país mecanismos para amortiguar la suba del precio del petróleo, en un período en el que no se están haciendo transferencias a rentas generales por parte de Ancap? Tal vez fuera más criticable que el punto de vista oficial ha condenado a muerte antes de nacer la alternativa del gas natural para el uso vehicular, aún a pesar de su menor costo económico y ambiental. O que el ente estatal exportará gasolina "excedente" a precios más bajos que los del mercado interno. O que por años fuéramos de los pocos países aún usando naftas con plomo. En cambio, para el país -como una sociedad que debe pensar en su proyeccion- lo realmente importante -aunque no se refleje en las encuestas- es que se discuta y defina, entre quiénes estén capacitados para ello y sus líderes políticos, las estrategias de mediano y largo plazo que le permitan a nuestra sociedad pensar en obtener algunos grados más de independencia económica y estabilidad para su desarrollo. Para quiénes se desviven por criticar al gobierno de turno tienen materia prima: estas dificultades de "corto plazo", son el resultado de la falta de capacidad para encontrar soluciones de "mediano plazo" hace 30, 40 o 50 años atrás, y los dirigentes políticos son más o menos los mismos (o parientes), algunos sólo se cambiaron de partido, los partidos son más o menos los mismos, y tal vez tambien sus líneas de pensamiento sean similares. Y si no son los mismos nombres que hace algunos lustros, los dirigentes de hoy es probable que padezcan del mismo mal: considerar que proyectar el país para 20 o 30 años es insano para su vida politica. Así es que se ha subvencionado por años a gigantes -en la modestísima escala local-, como Ancap y UTE a través de los beneficios de un mercado monopólico. Sin embargo para estas empresas (sus directorios) ha sido más importante extender beneficios a sus trabajadores -como respuesta a reclamos corporativistas de sus gremios, como por ejemplo tener su propios servicios médicos o "changas extras" (el reparto de recibos), duplicando esfuerzos a los servicios públicos y privados ya existentes- postergado hasta estos días la mejora de la calidad de sus productos (en el caso concreto de Ancap), y la atención al cliente y ni que hablar de destinar recursos significativos al desarrollo científico de alternativas energéticas. Asimismo, el Estado uruguayo ha sido y lo es hoy amarrete en esta inversión, comparación hecha en una escala mundial y regional, reflejo de la falta de una vision estratégica -cuya falta hoy pagamos, con gasolina de alto costo-. Es mi opinión que el país debe apostar al desarrollo de nuestra comunidad científica y a la inversión en desarrollo tecnológico, camino de largo aliento si los hay, pero es el único que nos brindara certezas y permitirá en un futuro -aunque no nos toque vivirlo- que nuestras generaciones venideras no tengan que enfrentar discusiones del calibre de las que hoy vemos en nuestros medios. Sin otro particular saluda a Ud. atte. Fernando Pérez

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