La acuicultura se abre paso a nivel mundial
El 47% del pescado consumido en 2006 ya procedía del cultivo de peces, y la tendencia se consolida día a día. Fernando Otero Lourido, gerente del Clúster de Acuicultura de Galicia, explicó a En Perspectiva los detalles de esta antigua práctica que incluye la cría de especies animales y vegetales. Otero indicó que mediante este sistema se consigue un precio barato y estable, y sostuvo que el sabor del producto no difiere sustancialmente del encontrado en los especímenes salvajes. Con respecto al tema ambiental, aseguró que las objeciones se han sobredimensionado por intereses de entidades contrarias a la explotación industrial masiva, y que los emprendimientos realizados en Europa tienen un férreo control gubernamental.
(emitido a las 8.32 hs.)
JUAN ANDRÉS ELHORDOY:
"El último alimento salvaje de gran consumo, el pescado de mar y de río, tiende a desaparecer de platos, cazuelas y parrillas, desplazado por los peces cultivados en granjas. En el último informe de la FAO, la rama alimentaria de la organización de las Naciones Unidas calcula que en 2006 el 47% del pescado que comimos los humanos procedía ya de la acuicultura. En 1970 este porcentaje llegaba sólo al 6%".
Así comienza un artículo del diario La Vanguardia, de Barcelona, España, que repasa lo que ha sucedido en los últimos años con la acuicultura en el mundo y sobre todo en Galicia, una zona típicamente pesquera.
El año pasado, aquí En Perspectiva, entrevistábamos a Edison Errecart, presidente de la Sociedad de Acuicultura del Uruguay, y a Daniel Montiel, director de la Dirección de Recursos Acuáticos del Ministerio de Ganadería, para saber cómo es la realidad de este sector en nuestro país.
Ahora, nos preguntamos qué está pasando en el mundo, por qué se ha producido un avance tan importante de la acuicultura frente a la pesca, qué cambia para los consumidores y eventualmente qué potencial tiene aquí en Uruguay.
Vamos a conversar con el doctor Fernando Otero Lourido, gerente del Clúster de Acuicultura de Galicia y vicepresidente de la Comisión de Medio Ambiente de la Federación Europea de Productores de Acuicultura.
Otero Lourido es uruguayo, hijo de padres gallegos que emigraron a nuestro país. Nació en Montevideo hace 41 años y cuando tenía 13 años regresó con su familia a Galicia.
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JAE Santiago de Compostela, 13.30 minutos. Fernando Otero, ¿hace cuánto tiempo que está vinculado al asunto de la acuicultura?
FERNANDO OTERO LOURIDO:
Desde que empecé a trabajar, hace 17 años. Yo me licencié en Derecho y me especialicé en Derecho de Usos del Litoral, Derecho del mar, y las empresas de acuicultura lógicamente desarrollan su actividad en el mar o muy cerca de él.
JAE En definitiva estamos hablando de criar peces para consumo humano, ¿qué implica esto para el consumo mundial?
FOL Como tu decías, la tendencia que marca la FAO -que se limita a recoger los datos que van aportando los diferentes países a lo largo de los años, de producciones, de ventas, de consumos- apuntan inequívocamente hacia un paulatino incremento sostenido en el tiempo de la producción y del consumo de productos de la acuicultura.
Con la acuicultura ocurre lo que ocurrió con otras especies de ganadería. En Uruguay depende del Ministerio de Ganadería, aquí tenemos un ministerio específico pero en muchos países depende de Ganadería porque es una forma más de ganadería. Nadie duda de que realmente no podemos dedicarnos única y exclusivamente a la caza, dedicarnos solamente a cazar venados o a cazar libres para comer carne, no existirían industrias tan poderosas como la de Uruguay y Argentina, por ejemplo. Entonces, lo que hacen es criar animales de manera programada, científica, y a través de la estabulación.
Con el pescado ocurre lo mismo, y no es como se cree a veces un fenómeno reciente; lo que es reciente es ese enorme incremento paulatino de la producción en la proporción respecto a la pesca extractiva. Es un fenómeno muy antiguo, los antiguos romanos ya tenían piscifactorías, cultivaban carpas y otras especies, y la cría de mejillones en Galicia data de mediados de los años 50. Entonces es algo que tiene arraigo en el tiempo, sólo que en las últimas épocas, por diferentes motivos, su crecimiento se ha acentuado.
JAE ¿Implica solamente peces?, ¿qué pasa con las algas por ejemplo, también puede entrar dentro de la actividad?
FOL Efectivamente. Acuicultura es un concepto enormemente amplio, es lo primero que habría que aclarar. No solamente es peces, eso es lo que llamamos piscicultura, es una parte del conjunto de la acuicultura. En la acuicultura se integra también a las especies vegetales, como las algas. Aquí en Galicia tenemos los long line, unos tendidos de cuerdas en el mar de los cuales se cuelgan algas que se cultivan, se procesan, se preparan y se consumen. Aparte están las especies propiamente animales, donde habría dos grandes divisiones: por una parte los bivalvos, es decir lo que son almejas, ostras y similares, y por otra parte peces y crustáceos fundamentalmente.
Las especies de mayor producción de cultivo en el mundo son en este momento el langostino blanco, la carpa, la ostra y la almeja japonesa. De las cuatro solamente hay un pez que es la carpa. La acuicultura, por tanto, es un concepto muy amplio.
JAE ¿Hay diferencia entre una especie cultivada en una granja con la misma especie pescada en mar abierto?
FOL Esa es una buena pregunta. La cuestión es hasta qué punto están logradas las condiciones organolépticas, es decir la palatabilidad, el sabor de las especies cultivadas. Depende de varios factores, fundamentalmente de la propia especie -hay especies que se adaptan mejor al desarrollo en acuicultura que otras-, y por otra parte lógicamente también de la calidad de los procedimientos técnicos, de la capacidad técnica del productor.
En especies como por ejemplo el rodaballo o el mejillón, en el caso del mejillón es muy claro, prácticamente no hay mejillón salvaje... En Galicia la producción de mejillón el año pasado fue de 300 millones de kilos, es prácticamente el 100% de la producción que existe de mejillón. El mejillón salvaje, el que crece en las rocas, únicamente se utiliza como semilla para que los productores a su vez lo desarrollen en las bateas, en los viveros flotantes.
JAE Claro, pero por ejemplo pienso en el caso del pollo donde hay mercados diferenciados, está la producción industrial y está el pollo de campo, como un producto específico, más distinguido, más caro, porque tiene otro gusto. ¿Se da lo mismo aquí?
FOL Puede darse lo mismo, lo que pasa es que depende mucho de la especie. En el caso del rodaballo -no es porque aquí trabajemos con él específicamente sino porque realmente ha habido cantidad de catas ciegas a lo largo de los años en diferentes países- la tendencia es de una aproximación muy clara, es un producto muy logrado.
Yo siempre digo una cosa y es que realmente -se lo digo con el máximo respeto al señor que se juega la vida para ir a pescar- el producto de mar, el producto salvaje siempre va a tener esa condición de producto salvaje, es un puntito de diferencia. De todas formas, el producto acuícola bien hecho, en una especie que se preste y en condiciones técnicas, es un producto excelente, muy próximo en sabor si no igual en muchos casos al de la especie salvaje.
JAE ¿Qué pasa con los costos para el consumidor, hay diferencia con la producción industrial?, ¿se bajan los costos?
FOL Sí claro, de hecho esa es una de las virtudes de la acuicultura. La acuicultura tiene tres grandes virtudes. Una sería que aproxima el producto al consumidor por precio y lo hace de una manera estable, programada y segura a lo largo del año, cosa que no ocurre con la mayoría de las especies extractivas porque o bien no se dan en determinadas épocas del año, o bien incrementan mucho su precio en algunas épocas del año por la presión de la oferta sobre la demanda, o bien simplemente están sometidas por los gobiernos a cupos de pesca de captura para evitar la sobre explotación.
En el caso de la acuicultura no ocurre eso, es un producto que lo tienes siempre ahí, que el consumidor lo tiene en cualquiera de sus tallas en diferentes tipos de tamaños y de precios, y tiene un costo menor. Por ejemplo, en la época no punta de la pesca extractiva, en una época mediana, un kilo de rodaballo que es un producto caro puede estar perfectamente a 30 euros; en cambio, el kilo de rodaballo de crianza puede estar en el entorno de los 12-13 euros, la diferencia es notable.
JAE También está el factor medioambiental. Uno puede suponer que haciendo este tipo de producciones se está cuidando el medioambiente, sin embargo el artículo publicado en La Vanguardia la semana pasada dice que "la acuicultura tiene una cara B oculta, no es una alternativa a la pesca industrial porque agrava el impacto sobre el medio por su gran consumo de harinas, sus vertidos sin depurar y la ocupación de los mejores lugares de la costa". ¿Qué dice al respecto?
FOL Son tres temas distintos y este es un tema que por fuerza conozco porque soy el vicepresidente de la Comisión de Medio Ambiente de la Federación Europea de Empresas de Acuicultura. Es un tema que preocupa a la acuicultura pero claramente se ha sobredimensionado por intereses de entidades que son contrarias a todo tipo de explotación industrial masiva.
Ahí se hablaba de tres problemas, y uno eran los vertidos. Vamos a hablar de la acuicultura que hacemos en Europa, la que yo conozco directamente, no puedo hablar de otras acuiculturas en otros países en vías de desarrollo, por ejemplo, porque la verdad es que desconozco lo que ocurre allí. Lo que ocurre en Europa es que los Estados de la Unión Europea tienen unos mecanismos de control administrativo de los vertidos al mar. El agua se capta por un lado y se devuelve por otro, eso está controlado férreamente por los ministerios de Medio Ambiente de los países de Europa.
En el caso de Galicia existe un organismo, que se llama Augas de Galicia que depende de la Consellería del Medio Ambiente de la Xunta del Gobierno Autónomo de Galicia, que cada dos meses nos realiza analíticas de diferencia entre la entrada de materia orgánica -lo que aportan los peces es únicamente materia orgánica- y la salida, porque el agua también trae materia orgánica cuando entra a la planta. Para esa diferencia se establecen unos límites en las autorizaciones de vertido, y la eventual superación de esos límites provoca inmediatamente la apertura de un expediente sancionador. Así que en la acuicultura que hacemos en Europa no existe un impacto del vertido sobre el medio ambiente, de hecho no está descrito y nunca en ningún caso se ha asociado un efecto negativo o pernicioso sobre el mar sobre el medio receptor a partir de la acuicultura que hacemos en España y Europa.
JAE ¿Y con respecto a los lugares?
FOL Los lugares dependen del tipo de acuicultura. Por ejemplo, una batea, que es un vivero flotante para mejillón, algo muy gallego, solamente se puede desarrollar en un sitio, que es encima mismo de la ría, en un vivero flotante que por tanto desde tierra se ve perfectamente. No hay otra forma de hacerlo, o se hace o no se hace. Si se hace, hay que hacerlo de ese modo, ocupando dominio público marítimo.
En el caso del rodaballo, es un pez plano y requiere, para hacerlo en condiciones de rentabilidad, superficies de extensión en tierra -porque eso se hace en tierra- muy grandes. Lo que se está haciendo en Europa, y lo hacemos en Galicia, es que el gobierno ha redactado un plan de desarrollo de la acuicultura, el Plan Sectorial de Incidencia Supra Municipal. Este plan confina la construcción de plantas acuícolas en unos polígonos determinados, concretamente 24 a lo largo de los 1.300 kilómetros que tiene la costa gallega. Al hacer esto está al mismo tiempo prohibiendo el desarrollo en el resto de la costa, que es la inmensa mayoría de su extensión.
Pero se trata de un hecho que debe ser objeto de un análisis en conjunto. En medio ambiente moderno hablamos de tres tipos de sostenibilidad. En primer lugar la sostenibilidad ambiental [propiamente dicha]. Hacemos plantas que son muy sostenibles ambientalmente; el impacto visual, que es el único impacto que tiene este tipo de plantas, se puede ocultar con medidas protectoras, correctoras y compensatorias.
Pero por otro lado están la sostenibilidad económica y la sostenibilidad social. Esas plantas que se desarrollan -como dice La Vanguardia, porque yo hablé con ese periodista en su momento y conozco perfectamente el reportaje- en instalaciones como la del rodaballo necesariamente tienen que estar en sitios donde el agua sea muy pura, muy limpia, sin vertidos alrededor que afectarían al producto. A ese tipo de ubicaciones, por su propia naturaleza, son consustanciales a ellas, no les llegan otras inversiones distintas. La única inversión que se hace en esas zonas es precisamente esa, de ahí que hay, aparte de la ambiental, una sostenibilidad social que hace que entendemos que compensa, y por eso los gobiernos están empeñados en que se desarrolle la acuicultura.
(Foto: www.serida.org/)