Ajuste bajista en la Bolsa de China: sus causas y posibles impactos en el principal motor de crecimiento mundial en 2009
Análisis económico de Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte
(emitido a las 8.38 hs.)
JUAN ANDRES ELHORDOY (JAE):
El índice de la Bolsa de Shangai, en China, cerró su tercera sesión consecutiva en alza.
La respuesta es ganancias sólidas de Sinopec, el segundo refinador de crudo del mundo, que dieron impulso al índice chino el cual logró estabilizarse tras una caída que había asustado a los inversores de todo el mundo. La semana pasada, los analistas internacionales llamaron la atención sobre esa fuerte baja de los precios de las acciones en la Bolsa de Shangai.
Sin embargo, la semana pasada los analistas internacionales llamaron la atención por una importante corrección a la baja de los precios de las acciones en la Bolsa de Shanghai. Por eso, nos pareció que valía la pena detenernos, en nuestro análisis económico de hoy, en la economía de ese gigante asiático. ¿Por qué cayeron las acciones en estas últimas dos semanas? ¿Qué sugiere eso en relación a las perspectivas de crecimiento en China? ¿Cómo puede incidir esto en la economía mundial y en las perspectivas para nuestro país?. En seguida, el diálogo es con el economista Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte.
Revisemos algunas cifras.
PABLO ROSSELLI (PR):
En lo que va de agosto (tomando el cierre del viernes) las acciones en Shanghai cayeron 13%, y algunos analistas comenzaron a utilizar el calificativo "bear market", que en la jerga quiere decir que el mercado se puso bajista. Para aplicar ese calificativo se toma como referencia que las acciones acumulen una baja de 20%, que fue lo ocurrido si se comparan las cotizaciones de mitad de la semana pasada frente a valores de principios de agosto. En las últimas jornadas hubo un repunte y el acumulado del mes da ese -13%.
Debemos tener presente que estamos en un marco muy volátil pero de todos modos es claro que se trata de una corrección no despreciable de los valores accionarios en China. Además, la tónica bajista no se repitió en otros mercados emergentes. Por poner algunas cifras, en India se observó una caída de 3%, en Brasil las acciones acumulan una suba de 5% y en Rusia vemos un balance neutro.
JAE: En Estados Unidos y Europa también se registraron alzas. Quiere decir que estamos ante una corrección que concierne específicamente al mercado Chino. ¿Es así?
PR: Exactamente. De todas maneras, hay que tener en cuenta que las acciones en China han mostrado una volatilidad muy alta en los últimos años, mucho mayor a la que se ha observado en los mercados emergentes, y eso significa que ahora vemos un ajuste bajista que es importante, pero en el pasado también habíamos visto subas muy considerables. Si tomamos más distancia y nos alejamos de la volatilidad del último año vemos que si comparamos con niveles de hace unos cuatro años, la Bolsa de China es la que acumula, entre numerosas emergentes, las mayores ganancias, y eso da cuenta de la confianza que prevalece entre los inversores en relación al crecimiento de China.
JAE: De todas maneras, ¿cómo se explica esa baja de las acciones? Algunos artículos apuntaban a un endurecimiento de la regulación bancaria en China. ¿Podemos ver eso con más detalle?
PR: En la primera mitad de este año, los bancos chinos emitieron deuda subordinada por un monto muy significativo (casi 35.000 millones de dólares). La deuda subordinada es deuda que los inversores solo pueden cobrar si antes los bancos han cancelado sus obligaciones con los depositantes y con los demás tenedores de deuda. Entonces, en caso de una quiebra bancaria, los titulares de deuda subordinada cobran después de que se pague a depositantes y demás acreedores. Por esa razón, es usual que la deuda subordinada se compute como parte del capital del banco a los efectos de la regulación, que siempre debe cuidar que haya suficiente capital para cubrir el riesgo de que los préstamos no se cobren en la forma debida.
En ese marco, la semana pasada la Comisión Reguladora del Sistema Bancario emitió un borrador de regulación por el cual esa deuda subordinada dejaría de ser computable como capital. Si esa norma se terminara aprobando, los bancos tendrían que o bien emitir acciones comunes o bien restringir fuertemente el crédito.
JAE: ¿Y por qué se tomaría esa medida ahora? Te lo pregunto porque una política de restricción crediticia cuando todavía estamos viendo las dificultades que hay en la economía mundial podría tener efectos negativos.
PR: Es cierto. Pero hay que tener en cuenta que en China se observó un fuerte boom crediticio este año. En los primeros siete meses de 2009 se colocaron nuevos créditos por un monto equivalente a 1,1 billón de dólares (con su significado en español: un millón de millones). Eso supone casi que una triplicación en la colocación de nuevos créditos en relación a enero-julio de 2008. Para que se comprenda mejor esto, esa cifra de 1,1 billón de dólares representa un 25% del valor de la producción anual de China.
En pocas palabras, se estaba observando una expansión excesiva del crédito, con el peligro de que se generaran burbujas especulativas que luego derivan en problemas mayores (como por ejemplo sucedió con los créditos hipotecarios en Estados Unidos). De hecho, aproximadamente un 15% de esos créditos eran utilizados por los deudores para invertir en forma especulativa en acciones, porque las acciones estaban subiendo fuertemente después de la caída del año pasado. Ante ese riesgo de una burbuja especulativa muy grande, había algunos analistas que advertían sobre la necesidad de tomar medidas de enfriamiento del crédito, y parecería que las autoridades chinas están pensando lo mismo.
JAE: Queda claro el punto. Ahora, ¿qué efectos puede tener esto sobre la recuperación de China, que venía siendo importante?
PR: La economía de China venía creciendo hasta 2007 a un ritmo anual de 11%. A partir del segundo trimestre de 2008 se observó una progresiva desaceleración, con tasas de crecimiento muy bajas para los parámetros chinos (de 5% anual). Sin embargo, la economía de China sorprendió a los analistas con una recuperación muy fuerte en el segundo trimestre del año. En ese trimestre, el PIB subió casi un 15% en términos anuales (contra el trimestre anterior).
En esa recuperación incidieron dos factores: un paquete de estímulo fiscal muy importante y también esa expansión del crédito que se generó a partir de un ablandamiento de las condiciones monetarias y de otras normas que regulan la actividad de los bancos.
Por cierto, si se confirmaran estas medidas de restricción del crédito razonablemente debería esperarse cierto enlentecimiento de la economía china, pero en este punto parece lógico que el gobierno quiera desestimular una expansión especulativa del crédito que genere luego problemas importantes en el sistema bancario. De todos modos, los analistas esperan que China pueda crecer en el entorno de 8% en 2009 y 2010. Se trataría de tasas menores que las previas a la crisis pero muy buenas en cualquier caso.
JAE: Para terminar, ¿cómo incide todo esto en las perspectivas de la economía mundial? ¿Cómo incide en la demanda de materias primas, de alimentos, que son claves para Uruguay?
PR: Como hemos comentado en otras ocasiones, la recesión mundial está llegando a su fin. Probablemente la economía mundial comience a crecer en la segunda mitad de este año si, como varios indicadores sugieren, las economías desarrolladas comienzan su recuperación.
A su vez, el panorama de crecimiento es notoriamente mejor para las emergentes de Asia que para las economías desarrolladas. De hecho, las economías asiáticas, lideradas por China, contribuirán de manera significativa a sostener la demanda mundial en general y la demanda de las materias primas que exporta nuestro país en particular. De todos modos, debemos tener presente que el contexto internacional para nuestro país en los próximos dos o tres años será notoriamente menos favorable que el que presenciamos antes de la crisis. No es lógico asumir que solamente las economías asiáticas podrán compensar la falta de dinamismo que seguramente tendrá la demanda de los consumidores de Estados Unidos y Europa.