Entrevistas

Instituto Ceres considera viable el inicio de un camino de desarrollo similar al de Chile

Instituto Ceres considera viable el inicio de un camino de desarrollo similar al de Chile

Ernesto Talvi, director ejecutivo de Ceres, manifestó que las condiciones para encaminar al país en un proceso de desarrollo moderno y sostenible en la próxima administración son favorables, tanto si gobierna el Frente Amplio como el Partido Nacional. En el primer caso, esto será posible si triunfa el ala "socialdemócrata"; en el segundo, si la coalición de izquierda y los sindicatos entienden que no deben "oponerse a todo". Talvi se refirió además a algunas reformas que estima fundamentales: estabilidad macroeconómica, profundización de la inserción internacional, introducción del concepto de "flexiseguridad" en las relaciones laborales, y combate a la marginalidad mediante un plan de asistencia estatal que exija contraprestaciones así como una reforma educativa, entre otras medidas. "Tiene que haber un espacio en el que se puedan lanzar iniciativas consensuadas que no pongan al país en situación de parálisis y confrontación", subrayó.


(emitido a las 8.44 hs.)


EMILIANO COTELO:
Bien atrás quedaron los tiempos en que Uruguay era considerado como "la Suiza de América". Ahora, sin ese espejo en el que mirarse, el país busca otras referencias.

Así es que, en medio de la campaña electoral, algunos dirigentes políticos y académicos han planteado ejemplos a seguir y propuestas de reformas a aplicar.

En medio de ese debate, esta semana el director de Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES), Ernesto Talvi, instó a empezar a cerrar la brecha que nos separa de los países más prósperos, aprendiendo de las experiencias de naciones pequeñas y exitosas como Irlanda, Nueva Zelandia, Dinamarca, Finlandia y Chile.

En una exposición titulada "Estrategia de desarrollo para un país con futuro", Talvi dijo que el ingreso per cápita de Uruguay podría crecer al 5,3% anual en los próximos 25 años, si se aplicasen algunas reformas estructurales profundas que fueran capaces de remover las principales barreras que hoy traban el desarrollo.

Según Talvi, nuestro país debe encarar siete reformas básicas que apunten a: asegurar la estabilidad macroeconómica, profundizar la inserción internacional, reducir los impuestos que gravan "excesivamente" la actividad productiva y el empleo, mejorar la calidad de los servicios públicos, flexibilizar las relaciones laborales, mejorar "significativamente" la calidad del sistema educativo y combatir la marginalidad.

¿Cómo se llegó a estas conclusiones? ¿Qué impacto tienen hoy esas barreras en nuestra economía? ¿Por qué CERES hace esta presentación en plena campaña electoral?

De estos y otros temas vamos a conversar con el doctor Ernesto Talvi, director ejecutivo del CERES.

***

EC - En la conferencia del martes se refirió al crecimiento que Uruguay mostró entre 2004 y 2008, y dijo que si bien ese aumento de la actividad, que fue de 6,7% promedio anual, fue excepcional para Uruguay, no lo es con relación a América Latina. Agregó que esa performance responde a condiciones internacionales especiales, y que "no es obvio por lo tanto que haya habido un plus atribuible a las políticas domésticas".

Vamos a empezar por su análisis de lo que ha pasado, cómo se ha movido la economía uruguaya en estos últimos cuatro años.

ERNESTO TALVI:
Efectivamente, el crecimiento fue excepcional con relación a nuestra propia historia, con relación al bum de los años noventa. En América Latina el crecimiento de 2004 a 2008 fue también excepcional con relación a su propia historia y al bum de los noventa. Pero se ha señalado que como Uruguay creció más que América Latina eso es una indicación de que debe de haber habido un plus, un aporte de las políticas domésticas. Y nosotros señalamos –y un buen diagnóstico es una precondición para luego dar una buena prescripción de lo que se necesita– que Argentina y Venezuela fueron los dos países que más crecieron entre 2004 y 2008 en América Latina, también tuvieron un plus por encima de lo que creció América Latina, que, como dijimos, toda ella creció mucho por condiciones internacionales muy favorables, las más favorables en 40 años, y que, si siguiéramos esa lógica, diríamos que las políticas que llevaron adelante Argentina y Venezuela deben de haber sido bárbaras, porque fueron las economías que más crecieron.

Pero dado que Uruguay sí ha tenido buenas políticas, a diferencia de Argentina y Venezuela, la explicación no viene por ese lado, viene por el hecho de que lo que tienen en común Argentina, Venezuela y Uruguay es que en la crisis que toda la región sufrió entre 1998 y 2002 fueron los países que tuvieron colapsos más impactantes, de alrededor del 20%. Ningún otro país de la región tuvo caídas de esa magnitud.

EC - Usted dice que el origen está en lo profunda que fue la crisis anterior.

ET - En lo profunda que fue la crisis anterior. Hemos estudiado todas las crisis de las economías emergentes desde los años setenta, en un trabajo académico que contiene unas 35 crisis, y en todas ellas, con o sin buenas condiciones internacionales, los países tienden a rebotar, a recuperarse con rapidez como una pelota de goma.

EC - Cuando se habla de crecimiento, el término correcto sería recuperación.

ET - Exactamente, es una combinación de excelentes condiciones internacionales que afectaron favorablemente a todos los países de América Latina, incluyendo a Uruguay, Argentina y Venezuela, y en el caso de Argentina y Venezuela ese plus se lo da el efecto -en nuestra opinión- recuperación por la caída dramática previa. A tal punto, que si miramos el nivel de producción de Uruguay hoy respecto del que tenía en el año 98, antes del comienzo de la crisis, respecto de América Latina, todavía estamos 15% por debajo de donde estábamos, a pesar de las exuberantes tasas de crecimiento.

Entonces: cuidado con creer que ya hemos resuelto nuestros problemas y que Uruguay ahora está embarcado en un sendero del tipo del que eligió Chile desde principios de los noventa y que somos el segundo Chile. Hay mucho trabajo por hacer a nivel interno para que podamos crecer de manera autosostenida y no solo a impulsos de contextos externos favorables.

EC - ¿Para ustedes no hubo méritos del gobierno en cuanto a promoción de inversiones, seguridad jurídica, estabilidad macroeconómica?

ET - Sí los hubo, y aquí hemos elogiado enfáticamente la política macroeconómica del gobierno, el manejo del endeudamiento y una serie de aspectos.

EC - Entonces hay causas internas.

ET - Sí, lo que digo es que hay países que han hecho muy mal las cosas, en opinión de la mayoría de los analistas, que han llevado adelante políticas cuestionables, como Venezuela y Argentina, que han crecido más que nosotros y más que América Latina. Entonces, cuidado, porque hay elementos que hacen que este desempeño que hemos observado en el último quinquenio sea tan extraordinario no son atribuibles a las políticas. Nada más.

JUAN ANDRÉS ELHORDOY:
Antes de ingresar a las propuestas de cambio que planteó públicamente el martes, sería bueno repasar los antecedentes de su última disertación, en la que planteó un escenario de caída del producto bruto interno (PBI) para este año 2009.

EC - Estás hablando de la disertación anterior, de hace seis meses.

JAE - De la de mayo, hace cinco meses y algo. Entonces usted decía que en el mejor de los casos el PBI iba a caer 0,3% en el año, y hablaba de una incipiente recuperación económica a nivel mundial, y que en función de eso todavía quedaban algunos márgenes, algunas dudas con respecto al comportamiento, pero que en el mejor de los casos la economía caería 0,3%. Sin embargo los datos del segundo trimestre fueron positivos, y ahora al menos el gobierno y hoy el Instituto de Economía dicen que la economía va a crecer entre 1,2 y 1,3% este año. ¿A qué atribuye esta diferencia? ¿Fue un error? ¿Cómo la valora?

ET - Son diferencias muy pequeñas. Como cualquier economista, podemos acertar, errar, yo le dije a Emiliano en noviembre pasado, cuando se desató el temporal después de la quiebra de Lehman Brothers: "Esto es lo que creo que va a pasar, lo voy a repasar brevemente, y ojalá cuando venga aquí dentro de un año pueda decirle ‘me equivoqué, nada de esto va a pasar, y si así es, voy a reconocer con alegría haberme equivocado’".

Pero resulta que tengo que defenderme de lo que otros dicen que dijimos y no de lo que dijimos, porque nos han atribuido pronósticos agoreros y otra serie de cosas.

JAE - Pero usted manejó la cifra de 0,3%.

ET - Sí, pero estamos hablando de diferencias insignificantes. Lo que dijimos en noviembre, en el medio de la tormenta, fue que Uruguay tenía que encarar la crisis global con firmeza pero sin alarma, en el sentido de que estábamos en una posición muy fuerte para enfrentarla, porque teníamos un sistema bancario muy sólido, que no iba a tener traumas, teníamos un prestigio internacional y un crédito internacional que nos iban a facilitar el acceso al crédito de los organismos internacionales en el momento en que el acceso al mercado se estaba cortando. Y efectivamente Uruguay pudo acceder a ese crédito, y lo solicitó. Dijimos que iba a haber un impacto, que no podíamos vivir en Disneylandia, porque en ese momento se estaba proyectando un crecimiento de 4,5-5% para 2009, y nosotros en noviembre dijimos que si la recesión era profunda pero corta en Estados Unidos, y el corte del crédito era temporario, la economía iba a crecer a 2%. Después revisamos a –0,3% en mayo, pero dijimos que ya se veían signos incipientes de recuperación.

Es decir que salvo pequeñas diferencias numéricas, si crecemos 1 en vez de –0,3% –lo dijimos categóricamente en noviembre y lo repetimos en mayo– a Uruguay no le iba a ocurrir nada ni remotamente parecido a la crisis de 2002. Emiliano me preguntó: "¿Entonces usted no se ubica entre los agoreros?", y le contesté que no, categóricamente no. Quiere decir que todo lo que dijo CERES, salvo pequeñas diferencias de proyección numérica, que la crisis iba a impactar, que íbamos a tener presiones recesivas en el año 2009, que no íbamos a tener una crisis como la de 2002, que se iba a necesitar apoyo financiero, que el gobierno pidió por un monto de 1.800 millones de dólares –nosotros dijimos un blindaje de 2.000, de modo que fue muy parecido–, prácticamente todo lo que dijo CERES en esa ocasión se cumplió. Hay pequeñas diferencias numéricas que están dentro de lo que los estadísticos llaman el error estadístico, que no hacen a la sustancia de la cosa. Entre 1 y 0 no hay prácticamente diferencia en el medio de esta tormenta en la que vivimos. De modo que estamos perfectamente conformes con el trabajo hecho y con haberle advertido al país que esto nos iba a golpear, y efectivamente nos golpeó. Nos golpeó de manera leve, como lo habíamos previsto.

EC - Algunos oyentes recuerdan ese anuncio suyo de que en la mejor de las hipótesis Uruguay iba a caer 0,3% este año, cosa que por lo visto no va a pasar, y preguntan si eso no quita credibilidad a los trabajos de CERES, por ejemplo a las cosas de las que vamos a charlar ahora. ¿Cómo analiza eso?

ET - Son dos cosas distintas. "En el mejor de los casos" quería decir si la recesión internacional, en Estados Unidos, era profunda y corta, y el crédito internacional no quedaba interrumpido por un lapso muy prolongado. Porque entonces había una hipótesis de que esto podía ser más largo y profundo y que quedaríamos sin posibilidades de colocar y refinanciar nuestros bonos y letras por un período más largo. Y hablamos de la analogía del desierto: como no sabemos si el desierto  a cruzar es corto o largo, más vale que nos prevengamos respecto de eso. Pero hay que distinguir, uno trata de hacer alguna proyección con los márgenes de error para ubicarse cuantitativamente en un entorno razonable, y el hecho de que esté un punto más arriba, un punto más abajo, no invalida para nada los análisis que uno pueda hacer, y mucho menos análisis que, como los que vamos a hacer hoy, también tienen un carácter cualitativo y no tan cuantitativo. Las proyecciones de CERES fueron en este caso acertadas, en otros casos podrían no serlo, es parte de nuestra profesión, y están dentro de los márgenes de error estadístico. No ha pasado nada fuera de lo que estábamos esperando.

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EC - Usted decía que con el panorama de crecimiento que Uruguay mostró entre 2004 y 2008 "no podemos afirmar con certeza que nos hemos subido definitivamente al tren de la prosperidad". ¿Qué sería "subirse al tren de la prosperidad"?

ET - Subirse al tren de la prosperidad implica crecer de manera sostenida a un ritmo superior a 5%, de manera de iniciar un proceso de convergencia hacia los países más prósperos del planeta. Tomando una mirada de largo plazo, Uruguay en el año 55 era, en términos de ingreso por habitante, el 50% de Estados Unidos, y hoy somos algo más de la cuarta parte. Quiere decir que Uruguay fue en un proceso de decadencia entre el 55 y el 74, y luego reinició una etapa de crecimiento, pero a tasas relativamente mediocres, que no dieron para alcanzar a los demás, que también siguen avanzando.

EC - Es una brecha amplia.

ET - Es una brecha amplia, y para cerrarla tenemos que crecer, correr más rápido que los demás. Entonces, si las circunstancias externas son favorables por un rato, crecemos, esto ha pasado, pasó a finales de los setenta, a principios de los noventa y ahora, hemos tenido rachas de alto crecimiento, que lamentablemente muchas de ellas terminaron en crisis. Pero no hemos logrado tener una estrategia interna, integral de desarrollo que desarticule las barreras que frenan la prosperidad para que podamos crecer sostenidamente a tasas elevadas, por encima de las que está teniendo el mundo desarrollado, como está pasando con Chile. Chile en el año 90 tenía el mismo ingreso por habitante que nosotros, y hoy tiene un ingreso por habitante 40% superior al nuestro, apenas 20 años después. Y si uno proyecta para los próximos 25 años, va a estar entre los países más prósperos del planeta. Nosotros creemos que Uruguay está en condiciones de hacer lo mismo o más que lo que ha hecho Chile.

EC - Usted identificó siete barreras para el desarrollo económico de Uruguay. ¿Cómo llegó a esa conclusión?, y ¿cuáles son esas barreras?

ET - Hicimos un trabajo que empezamos hace un año, aunque es el acumulativo de los últimos 12 años de CERES, en esto estamos trabajando. Primero hicimos un diagnóstico completo de la situación económico-social-institucional del país, luego, sobre la base de fuentes internacionales prestigiosas que permiten hacer comparaciones entre países, tratamos de ver cuáles eran las barreras críticas en las que Uruguay ranqueaba muy bajo, y, una vez identificadas, nos preguntamos cuáles de ellas priorizaron los países pequeños y exitosos, es decir, países que por su dimensión económica son parecidos a Uruguay, pero que han tenido un éxito fulgurante en pasar de niveles de ingreso per cápita parecido a los de Uruguay hace 50 años a ser hoy ser parte del club de los países prósperos. Identificamos las estrategias de desarrollo de esos países y vimos qué barreras fueron las que privilegiaron para eliminar y superar a países grandes y exitosos que eran vecinos de ellos. Y luego de ver qué prioridades Uruguay tenía que encarar sobre la base de esa metodología, hicimos propuestas concretas para eliminar esas barreras y desarrollar un modelo para la economía uruguaya. Son modelos muy complejos pero que sirven para tener un orden cuantitativo de los impactos que la eliminación de estas barreras podría tener sobre cosas tan importantes como la inversión, la actividad económica, los salarios, el empleo, la pobreza, la desigualdad.

EC - Construyeron un modelo matemático en el que se carga información sobre la ejecución o no de este tipo de reformas y se obtienen resultados sobre el monto del crecimiento que el país podría tener a lo largo de un determinado período.

ET - Exacto. A diferencia de las ciencias físicas, en las que uno puede hacer experimentos controlados en la realidad, en las ciencias sociales tenemos que movernos con modelos que son como un mapa para un geógrafo, como una maqueta para un arquitecto. Son simplificaciones de la realidad que nos permiten preguntar, partiendo de un modelo que en su equilibrio inicial despliega las características básicas de la economía uruguaya: ¿qué pasa si nos insertamos en el mundo como lo hizo Chile?, ¿qué pasa si bajamos los impuestos que gravan la contratación de mano de obra y las utilidades de las empresas? ¿Qué pasa con la inversión, la producción, los empleos, los salarios, la pobreza, la desigualdad? Como todo modelo, puede tener imperfecciones, cuestionamientos, esto se discute mucho a nivel académico, pero, como decía mi profesor Robert Lucas, que a la postre fue Premio Nobel de Economía, se requiere un modelo para derrotar otro modelo. Esto es lo que tenemos, y si alguien quiere cuestionarlo tendrá que construir otra cosa.

EC - ¿Están dispuestos a discutir a propósito de ese modelo?

ET - Claro que sí.

EC - ¿Es un modelo abierto?

ET - Es un modelo abierto. Estamos escribiendo un resumen ejecutivo de las propuestas, en el apéndice van a estar las ecuaciones del modelo, cómo se calibró para la economía uruguaya. Esto es distinto del Índice Líder, que es un secreto comercial. Esto no, es un deber nuestro, una vez que le planteamos esto a la sociedad, explicarle cómo calculamos los impactos de las políticas que estamos sugiriendo.

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EC - Vamos a recorrer algunas de esas siete reformas que son fundamentales según el planteo de CERES.

JAE - Uno de ellos es asegurar la estabilidad macroeconómica. Es uno de los aspectos en los que Uruguay debería esforzarse más, por lo que usted planteaba el martes. ¿El país no tiene un panorama estable en materia macroeconómica? ¿Qué deberían mejorar Uruguay y las políticas públicas?

ET - El país todavía presenta vulnerabilidades. Tiene todavía un alto endeudamiento público, el más alto de América Latina, y la deuda está altamente dolarizada. Estas dos cosas son un problema, porque en momentos de presiones recesivas, cuando la moneda se deprecia, la carga de los intereses se vuelve muy onerosa y a veces difícil de cumplir, lo que puede precipitar turbulencias financieras y problemas que se pueden extender al sistema bancario.

Además Uruguay ha tenido, como casi toda América Latina, una política de gastarse todos los recursos en épocas de vacas gordas y no ahorrar nada para épocas de vacas flacas, haciendo algo distinto de lo que haría cualquier persona normal. Entonces proponemos una regla fiscal como la que tiene Chile, por la cual el gasto público en salarios, en inversión social, en inversión en infraestructura, tenga una trayectoria estable. Esto no implica gastar menos, es distribuir el gasto a lo largo del tiempo de otra manera, como lo haría un trabajador que trabaja la temporada en Maldonado, de golpe tiene un sueldo muy alto, y luego quizás en invierno no trabaje o tenga un sueldo mucho más bajo. Ese trabajador va a ahorrar una parte de sus ingresos extraordinarios de los tres meses de temporada para llevar un nivel de vida más o menos parejo a lo largo del año.

JAE - Chile tiene una regla que implica 0,5% de su PBI como ahorro, como superávit global. ¿Qué sería lo óptimo para Uruguay?

ET - Lo óptimo es que Uruguay gaste de acuerdo con los ingresos que se van a poder sostener a lo largo del tiempo, y no a los ingresos extraordinarios que se tienen porque se está circunstancialmente en un bum. Esa es la regla, no gastar todo lo que se recauda, sino gastar aquello que se recauda y se va a poder mantener a lo largo del tiempo. Esa es la regla chilena.

JAE - ¿Implica ahorrar?

ET - Implica ahorrar en tiempos de prosperidad. Por ejemplo, si en el período 2004-2008 el gobierno hubiera seguido esta regla habría podido ejecutar su presupuesto quinquenal, el presupuesto quinquenal habría estado alineado con esta regla. En ese presupuesto quinquenal estaba contemplada la emergencia social, estaba contemplada la recuperación salarial, y sin embargo, como la recaudación fue mayor y los intereses que hubo que pagar fueron menores y se crearon estos márgenes fiscales, eso se gastó, se gastaron 1.500 millones de dólares más que lo que estaba previsto en el presupuesto quinquenal 2004-2008.

JAE - El gobierno dice que ese gasto de más le permitió sostener el crecimiento ahora.

ET - 2004-2008, no estamos hablando de 2009. En 2009 está muy bien hacer políticas contracíclicas en medio de la recesión, porque si uno aumenta la inversión genera un ciclo favorable, en eso estamos totalmente de acuerdo. De haber hecho los ahorros en 2004-2008, en la época de bum, incluso habiendo ejecutado el presupuesto que el gobierno se había planteado –no estamos planteando que el gobierno no hubiera ejecutado el presupuesto quinquenal–, ahora haríamos políticas contracíclicas con los ahorros previamente acumulados durante el bum en lugar de hacerlo aumentando nuestro déficit y nuestro endeudamiento. Uruguay estaría en una situación financiera más sólida, porque no tendríamos déficit y no habríamos aumentado nuestra deuda.

JAE - Usted dice que si se hubiera respetado el plan original, sin los ajustes en las rendiciones de cuentas posteriores, Uruguay podría haber crecido lo mismo y podría haber ahorrado.

ET - Habría crecido exactamente lo mismo, habría hecho un ahorro y podría haber hecho las políticas contracíclicas que acertadamente se están haciendo en 2009, pero sin déficit fiscal y sin aumento de endeudamiento.

EC - Pasando a otro de los puntos, usted dice que desde el punto de vista del impacto el aspecto más importante de estas reformas es profundizar la inserción internacional del país. ¿Por qué este es el más relevante?

ET - Porque Uruguay es un país muy chiquito, con un mercado interno muy chiquito, entonces para lograr una escala apropiada en la actividad de nuestras empresas, para lograr la diversidad apropiada en el tipo de productos que podemos producir, necesitamos ser un país orientado a la exportación, y para ello tenemos que tener acceso preferencial a los principales mercados del mundo. El Mercosur, ámbito comercial del cual somos parte, tiene acuerdos comerciales con un número muy limitado de países, en su mayoría en desarrollo –no desarrollados–, que representan el 11% del consumo y de la producción mundial. Chile, desde 1990 y con la conducción de gobiernos socialistas y socialdemócratas, ha hecho acuerdos con 55 países, 55% de ellos desarrollados –Estados Unidos, Unión Europea, Japón, China–, y el otro 45% en desarrollo, y esos acuerdos le dan acceso preferencial al 90% de la producción y del consumo mundial. Entonces si yo soy un inversor potencial y me voy a localizar en un país en desarrollo para establecer una plataforma exportadora, ¿dónde voy a elegir localizarme?, ¿en  un país que tiene acuerdos firmados que le dan acceso preferencial al 90% de los mercados del mundo, o en un país que es parte de una región que tiene acceso preferencial al 11% de los mercados del mundo?

EC - De nuevo aquí, usted mira a Chile como ejemplo, y la diferencia básica es que Chile no integra el Mercosur, con las rigideces que el Mercosur tiene. ¿Cómo hace Uruguay para sortear ese obstáculo?

ET - Chile es miembro asociado del Mercosur, no es miembro pleno como nosotros. En esto se necesita una dosis de realismo. La posición de Uruguay debería ser la siguiente: el arancel externo común, la unión aduanera, la política comercial común del Mercosur son un mito, no existen, solo existen en el papel, porque ese arancel externo común está perforado por todas partes. Para empezar, el propio Brasil lo perfora porque Manaos es una zona franca done se puede importar con arancel cero, no se paga el arancel externo común, y se puede reexportar al resto de Brasil sin ninguna traba.

Entonces reconozcamos primero que la unión aduanera, el arancel externo común son un mito inexistente, profundicemos y perfeccionemos el Mercosur como zona de libre comercio, lo que liberaría a los países, y en particular a nosotros, para firmar acuerdos bilaterales de comercio con terceros países como lo ha hecho Chile, y para llevar una política arancelaria independiente de la del resto del los países del Mercosur.

EC - ¿Cómo se negocia semejante cosa con Argentina y con Brasil?

ET - La verdad: con Argentina no me importa; la cuestión es con Brasil. Y Brasil está muy cerca de que sus intereses estratégicos se alineen con esa propuesta, Brasil está sumamente preocupado por el retardo que ha tenido el Mercosur en integrarse y hacer acuerdos con los mercados más desarrollados, porque está teniendo una enorme competencia de la India y de China. Brasil está cargando con Argentina y el arancel externo común para poder negociar libremente estos acuerdos. Entonces el propio Brasil se beneficiaría con que el Mercosur se transformara en una zona de libre comercio, se intensificara esa relación y se perfeccionara. Nadie está hablando de un divorcio, sino del reconocimiento de una realidad que no existe, que es la del mercado común y la del arancel externo común, que está perjudicando enormemente a Uruguay y hoy también a Brasil.

***

EC - Vamos a cambiar el orden que usted planteó para ver lo que se propone para la marginalidad. El combate a la marginalidad es otro de los frentes fundamentales.

ET - Sí, es un frente fundamental. Lamentablemente la experiencia indica que si bien el crecimiento dinámico es un buen antídoto contra la pobreza, los bolsones de marginalidad no siempre son erradicados con puro crecimiento, porque son en general personas que han quedado fuera del sistema, entonces se necesitan políticas focalizadas para reinsertar a los chicos al circuito educativo y a los mayores al circuito laboral.

Nosotros proponemos un plan que tiene muchas de las características del actual Plan de Equidad del gobierno.

EC - No le pasó con una aplanadora por arriba al Plan de Equidad.

ET - Para nada. De hecho en el año 2002 CERES propuso algo con diferencias de diseño pero muy similar en espíritu a lo que a la postre fue el PANES. Estos son programas inspirados por el Premio Nobel en Economía Gary Becker, que se empezaron a aplicar en México, luego se extendieron a 20 países y hoy se están aplicando, en una versión ampliada y mejorada, en Nueva York.

Tiene dos componentes, uno de transferencias condicionadas, que también tiene el Plan de Equidad. A las familias que viven en condición de marginalidad se les asegura una transferencia; nosotros estimamos de 1.250 pesos mensuales por persona integrante de la familia, pero a cambio de que los chicos vayan a la escuela, los adolescentes al liceo, que tengan un buen desempeño, no solamente que asistan sino que salven los exámenes, que los padres, o el padre o la madre, se comprometan con los estudios de sus hijos asistiendo a las reuniones de padres, que cumplan con los chequeos de salud periódicos para toda la familia que corresponden, y que además el mayor de la familia trabaje al menos 30 horas semanales o asista a cursos de capacitación para poder reinsertarse en el mercado laboral. Y los desembolsos, a diferencia de lo que ocurre en el Plan de Equidad, no son de suma fija, sino que se van dando según el cumplimiento parcial de cada una de las condiciones. Quiere decir que cumplir con una o dos condiciones, por ejemplo mandar a los chicos a la escuela pero no trabajar, da un subsidio mucho menor que cumplir todas. Eso genera enormes incentivos para que se cumpla integralmente la parte del programa.

El segundo pilar del programa es la reforma educativa, de la que no hablamos, apuntando a los contextos socioculturales desfavorables, para que los chicos y los adolescentes de los contextos desfavorables que vayan al colegio efectivamente aprendan.

EC - Ahí apunta al modelo finlandés.

ET - Al modelo finlandés, cuya variante aplicada a los contextos socioculturales desfavorables se ha aplicado en el Harlem y se ha testeado en cuanto a sus resultados en un trabajo académico de dos profesores de Harvard publicado en abril de 2009, que muestra que efectivamente produce resultados fantásticos en relativamente poco tiempo. Porque hasta ahora el debate era: ¿es posible ayudar a los chicos de contextos tan desfavorables, que vienen con un bagaje tan grande del hogar que hace que sea muy poco lo que puede hacer el establecimiento educativo, o lo que se puede adaptar del modelo de gestión del establecimiento educativo para atender esta problemática de manera de generar muy buenos resultados?

Este estudio demuestra que esto se puede lograr cambiando el modelo de gestión. No alcanza con que los establecimientos sean de tiempo de completo, eso es una parte del modelo de gestión; tiene que haber mucha libertad para diseñar un currículo apropiado para chicos que vienen de estos trasfondos muy complejos; los chicos tienen que recibir, aparte de la educación habitual, educación en temas de salud, de nutrición; tiene que haber un compromiso de darles clases extras los fines de semana a los que van quedando atrás; tiene que haber una activa comunicación con los padres –porque estos hogares son muchas veces complicados, son hogares monoparentales en los que el padre o la madre están ausentes por muchas horas– para que se comprometan con la educación de sus hijos, etcétera. Es un modelo de gestión que involucra no solamente al chico sino también a la familia, y que ha producido resultados excepcionales.

De hecho, en Uruguay hay experiencias semejantes a estas. Lamentablemente no está cuantificado, pero tuvimos la oportunidad de visitar el Liceo Jubilar en el barrio Borro, que funciona más o menos con estas características, y lo más impactante es ver, en medio de esa precariedad, el entusiasmo de los chicos, la forma como trabajan y como estudian, a impulsos de un director –Gonzalo– que es uno de estos héroes urbanos, gracias a la generosidad de familias y empresas que permiten que gente que no tiene recursos asista a un liceo privado gratuito. Los resultados son excepcionales.

Esa es la propuesta, necesitamos escuelas y liceos autogestionados, de manera que tengan la libertad de adaptar un modelo que permita generar resultados muy rápidos y muy efectivos en estos contextos muy complicados.

EC - El tiempo no nos permite preguntarle en detalle sobre las siete reformas que CERES propone, pero podemos agregar una más.

JAE - El tema de relaciones laborales. Usted alude al modelo de Dinamarca, conocido como de flexiseguridad. ¿Podría definir cuáles son las bases?

ET - Es un modelo muy interesante, que tiene dos pilares, centralización descentralizada y flexiseguridad.

EC - Dos términos aparentemente contradictorios.

ET - Aparentemente. Uruguay tiene una alta sindicalización y tiene ya instalada la negociación colectiva. Dinamarca también tiene alta sindicalización y negociación colectiva, el 80% de los trabajadores daneses participa en la negociación colectiva, pero la negociación colectiva es una instancia de cooperación, de reunión y de diálogo en la que se definen cosas muy básicas, como los salarios mínimos por sector, condiciones generales de trabajo. Y se le deja a la negociación a nivel de empresa una enorme flexibilidad para fijar salarios por categoría sobre la base de la productividad, para contratar y despedir, para firmar contratos atípicos, para cambiar turnos, tareas, tercerizar.

Se combina la instancia de la negociación colectiva, que es una instancia de diálogo y cooperación en la que se fijan condiciones básicas, con mucha flexibilidad para que empresas y trabajadores puedan entenderse a nivel de la empresa para fijar salarios, condiciones de trabajo por categoría, condiciones de trabajo, etcétera. Esto les da una gran flexibilidad a las empresas para adaptase a las condiciones cambiantes del mercado, a la competencia internacional, a la innovación tecnológica. ¿Qué se le da a cambio de esta flexibilidad al trabajador? No seguridad en el empleo, porque eso cristaliza mucho y hace muy dificultoso que las empresas se adapten a as circunstancias cambiantes, sino seguridad en los ingresos a través de un sistema de seguro de desempleo muy generoso, y a través de políticas muy exigentes de capacitación laboral para los trabajadores cesantes.

JAE - Eso requiere un Estado fuerte.

ET - Requiere un sistema de seguridad social fuerte. Muchos me preguntan si eso no sería muy caro; siempre se dice que lo barato sale caro, pero aquí lo caro sale barato, porque aunque en Dinamarca en teoría se le paga al trabajador cesante el 90% del salario por cuatro años, por ende si pierde el empleo tiene una gran seguridad, por un tiempo muy prolongado mantiene sus ingresos, pero en los hechos eso nunca se termina pagando porque este conjunto de condiciones da como resultado unas relaciones cooperativas entre empresas y trabajadores muy importantes, una gran flexibilidad en el funcionamiento del mercado, entonces los trabajadores daneses que quedan cesantes muy rápidamente encuentran un trabajo.

A diferencia, por ejemplo, de lo que ocurre en Italia, cuyo sistema de relaciones laborales tiene características muy similares a las del nuestro, y al trabajador que queda cesante le cuesta enormemente reincorporarse a la fuerza de trabajo. Entonces, aunque en teoría uno paga un seguro de desempleo muy generoso, en los hechos no lo paga porque los trabajadores rápidamente encuentran trabajo. Uruguay debería mirar con atención este modelo, en la medida en que se abandone el paradigma de la lucha de clases y se pase a un paradigma en el cual todas las pares cedan un poco, se puede llegar a un modelo cooperativo en el que todos ganan, trabajadores y empresas, y por ende también el país.

***

EC - Para terminar, ¿cómo se inserta este planteo que CERES hace en la campaña electoral? No es casualidad que lo hagan 15 días antes de la selecciones. ¿Cómo se ven jugando en este escenario?

ET - No estamos jugando en el escenario, planteamos una serie de propuestas que sometemos a la consideración de la ciudadanía y por supuesto del sistema político para estimular el debate y la reflexión crítica sobre las avenidas que el país tiene para promover su desarrollo y prosperar, bajar la pobreza, mejorar la distribución del ingreso.

EC - ¿Sea cual sea el partido que gane, que llegue al gobierno en el año 2010, estas ideas son manejables?

ET - Sí, le veo viabilidad. A Uruguay le ha faltado en estos años de vida democrática una estrategia integral de desarrollo como las que aplicaron Irlanda, Nueva Zelandia, Chile, todas ellas iniciadas curiosamente por gobiernos de centroizquierda, pero sobre la base de consensos básicos de que esa era la estrategia integral de desarrollo que con matices se iba a apuntalar, a seguir y a continuar a lo largo del tiempo.

Con el gobierno del Frente Amplio (FA) se han roto  muchos mitos, el FA ha defendido la estabilidad macroeconómica, ha cumplido puntualmente con todos los compromisos internacionales, no ha renegado de la deuda externa ni nada por el estilo, ha promovido la inversión privada y la inversión privada extranjera, y la ha defendido cuando ha llegado el momento. Ha promovido relaciones muy amistosas con Estados Unidos, con los organismos multilaterales. Cuando uno piensa en las posturas del FA de hace apenas unos años todo esto que hoy parece tan natural era anatema. Quiere decir que más allá de la pirotecnia electoral, las partes están mucho más cerca en cuanto al modelo de desarrollo de país que hace unos años. Y eso me da un gran optimismo respecto de la posibilidad de que Uruguay finalmente pueda más o menos consensuar una estrategia integral de desarrollo con la cual se pueda comprometer por los próximos 10 o 15 años.

EC - ¿Lo ve incluso con José Mujica presidente? Se lo pregunto teniendo en cuenta algunas advertencias que ustedes hicieron en la conferencia anterior de CERES, que se interpretaron como contrarias a Mujica.

ET - Hay dos pruebas de fuego que el país tiene que pasar para que se dé esto que yo veo con gran optimismo, la posibilidad de que las partes se hayan acercado para construir una estrategia integral de desarrollo con la que el sistema político en su conjunto se pueda comprometer a largo plazo.

La primera es si gana el FA con el senador José Mujica como presidente, que va a ser vista como que ahora no va a gobernar el ala socialdemócrata del FA, sino el ala más radical. Si el ala más radical, para hablar en términos simplistas, gobierna con una impronta socialdemócrata, se va a remover uno de los grandes fantasmas y uno de los grades mitos que frenan la inversión y la prosperidad del país.

EC - Eso fue lo que recibieron como información, lo que decodificaron ayer los empresarios argentinos que escucharon a Mujica en el Hotel Alvear. Eso dicen las crónicas esta mañana.

ET - Se pueden decodificar muchas cosas de lo que se dice. Una cosa es el programa que aprobó el congreso y otra cosa es el programa que apareció después; los hechos lo van a decir. Yo simplemente creo que si un gobierno del Frente con José Mujica a la cabeza lleva, como Mujica mismo lo ha dicho, un gobierno de impronta socialdemócrata estilo Lula o Bachelet, a Uruguay lo esperan horas extraordinariamente promisorias.

Pero hay una segunda prueba de fuego, que es si gana el Partido Nacional (PN) y hay un gobierno de coalición de los partidos tradicionales. Entones espero que el FA y los sindicatos, que han cogobernado estos cinco años, hayan aprendido la lección de que la estrategia de oponerse a todo y a todos no es un buen negocio para el país. Tiene que haber un espacio en el que se puedan lanzar iniciativas consensuadas que no pongan al país en situación de conflicto, de parálisis y de confrontación.

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Transcripción: María Lila Ltaif