Las transacciones del país con el resto del mundo: ¿qué marcan los últimos datos de la balanza de pagos?
Análisis del economista Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte
(emitido a las 8.40 hs.)
JUAN ANDRES ELHORDOY (JAE):
La semana pasada el Banco Central divulgó cifras de Balanza de Pagos para el segundo trimestre. Según esos datos, la cuenta corriente fue nuevamente superavitaria.
Por otra parte, también se divulgaron cifras para Uruguay de un fenómeno cada vez más importante para América Latina: el envío de remesas hacia nuestro país por parte de los uruguayos que residen en el exterior.
Con estos dos temas sobre la mesa, en seguida el diálogo es con el economista, Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte.
JAE: Comencemos por la Balanza de Pagos. Los datos del segundo trimestre marcaron que la cuenta corriente tuvo un superávit de 140 millones de dólares. Si te parece, aclaremos qué quiere decir exactamente que hay un superávit en la cuenta corriente y cómo se evalúa ese dato.
PABLO ROSSELLI (PR):
Que tengamos un superávit de la cuenta corriente quiere decir que nuestras exportaciones de bienes y servicios superaron a nuestras importaciones. En otras palabras, el gasto total realizado por el país fue inferior a su producción, el país ahorró.
En cuanto al monto de ese superávit, hay que señalar que se trata de un superávit pequeño. De todas maneras, es importante marcar que es el segundo trimestre consecutivo en que se verifica un superávit. Esto supone un cambio en relación a lo observado hasta el año pasado. En el conjunto de 2008 vimos un déficit de casi US$ 1.500 millones (equivalentes a un 4,6% del PIB). Se trataba de un desequilibrio que si bien no presentaba problemas de financiamiento era realmente importante. Ahora, con los saldos positivos de los últimos trimestres, la medición usual en períodos de 12 meses o años móviles muestra un déficit muy moderado, de 293 millones de dólares (0,9% del PIB).
JAE: ¿Y cómo se explica esa mejora de la cuenta corriente?
PR: Hay dos grandes factores. En primer lugar, vimos un ajuste fuerte del gasto del sector privado, sobre todo en inversiones, producto de la crisis financiera internacional que derivó en más cautela por parte de las empresas. Eso tuvo como contrapartida un descenso fuerte de las importaciones. En el primer semestre de 2008 las importaciones de bienes y servicios superaron los US$ 5.200 millones, mientras que en el primer semestre de este año rondaron los US$ 3.600 millones. En esas cifras tan importantes jugó también un papel clave el segundo factor que queríamos mencionar, la caída del petróleo, que permitió un ahorro de US$ 500 millones en los primeros seis meses de este año.
En suma, la mejora de la cuenta corriente tiene dos explicaciones. Se abarató un insumo clave como el petróleo y se redujo el gasto privado. la desaceleración de la economía que vino con la crisis internacional trajo aparejado menos inversiones y como las inversiones tienen un fuerte componente de importaciones de bienes de capital, bajaron las importaciones. También se redujo el consumo de bienes durables, de electrodomésticos y automóviles, que son esencialmente importados.
JAE: Sigamos con el análisis, ¿cuáles son los aspectos más salientes en lo relativo a los flujos financieros?
PR: A nivel financiero, lo más destacado tiene que ver con el ingreso de capitales privados a nuestro país en el segundo trimestre, por casi US$ 160 millones. Debemos tener en cuenta que entre el tercer trimestre de 2008 y el primero de 2009 la salida de capitales privados llegó a US$ 1.100 millones aproximadamente. Como lo hemos comentado otras veces para el común de las economías emergentes, en los últimos meses se ha comenzado a revertir el proceso de salida de capitales (del vuelo a la calidad) que se produjo en los peores momentos de la crisis internacional.
JAE: ¿Y qué sucedió con la inversión extranjera directa?
PR: La inversión extranjera ascendió a US$ 500 millones en el primer semestre de 2009. Eso supone un descenso de 50% en relación a igual período de 2008. Pero el año pasado tuvimos un récord de inversión extranjera directa. Era de esperar que las cifras de este año fueran menores, sobre todo porque la crisis internacional determinó menos acceso al crédito por parte de los inversores y porque también los agentes postergan decisiones en marcos de mayor incertidumbre. Pero siguen siendo cifras importantes, similares a las de 2007 que además deberían aumentar en los próximos trimestres.
JAE: Pasemos al otro tema que planteábamos para hoy. ¿Qué papel juegan las remesas enviadas por los uruguayos residentes en el exterior a sus familias? A partir del informe del Banco Central, la prensa destacó que Uruguay recibió en 2008 unos 200 millones de dólares.
PR: Es así. Y se trata de un valor bajo en relación al tamaño de la economía, esa cifra representa algo más de 0,6% del PIB. Eso marca una diferencia muy importante con respecto a otros países latinoamericanos, donde el porcentaje de remesas con respecto a la economía es bastante más elevado. Uruguay es de los países de América Latina que recibe menos remesas en relación al PIB. En el otro extremo hay países como Honduras y El Salvador, donde las remesas llegan a representar alrededor del 20% del PIB.
JAE: ¿Y por qué recibimos menos remesas? Me imagino que un factor es que esos otros países que mencionabas cuentan con una mayor cantidad de emigrantes que Uruguay.
PR: Eso es cierto. pero para poder realizar una comparación hay que considerar la población del país. De acuerdo al informe hay aproximadamente medio millón de uruguayos en el extranjero, eso equivale a un 15% de la población y esta proporción es similar a la de Honduras, por ejemplo.
Por lo tanto, lo que explica que las remesas sean menos relevantes para Uruguay como porcentaje del PIB es, básicamente, que los montos son mucho menores. Los datos muestran un valor de remesas promedio por residentes en el exterior de unos 400 dólares por año para Uruguay, mientras que el promedio en América Latina es de 2.400 dólares.
Y esa diferencia se debe a que las características de los emigrantes uruguayos son diferentes a los de otros países latinoamericanos.
JAE: ¿Cuáles son esas diferencias?
PR: En los países latinoamericanos una o más personas del núcleo familiar emigran con el objetivo de enviar dinero a sus familias, que permanecen en el país de origen, esa es la principal motivación de la decisión de emigrar.
Por el contrario, varios estudios realizados por Adela Pellegrino, Andrea Vigorito, entre otros investigadores, muestran que la emigración en Uruguay es básicamente de dos tipos. Por un lado, en el caso de la emigración fuertemente explicada por la necesidad de mejorar los ingresos, es muy común que las familias enteras se trasladen al nuevo país. Por otro lado, hay una emigración importante de personas relativamente jóvenes, con elevado nivel educativo que emigran probablemente buscando mejores oportunidades de desarrollo profesional y de generación de ingresos. Pero esas personas pertenecen mayoritariamente a estratos sociales de ingresos medianamente altos, cuyas familias no necesitan apoyo económico. De hecho, en esos casos la emigración es un vehículo o una forma de la emancipación del joven del hogar de sus padres, que ocurriría de cualquier manera, con o sin emigración.
De acuerdo a las investigaciones que se han realizado, esos dos motivos estarían detrás de los menores montos remitidos. Y esas características de la emigración uruguaya probablemente seguirán pautando un peso relativamente modesto de las remesas sobre la economía. Aunque en la medida que la emigración es un fenómeno estructural, según señalan varios demógrafos, también debemos esperar que como tendencia sigan cobrando cierta importancia.
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