Panelistas

Gestión de políticas y cambio organizacional en el BCU

Mario Bergara, presidente del Banco Central del Uruguay (BCU), afirmó que el país tiene un sistema financiero "sólido", al que "no le ha pasado ni de cerca la crisis financiera internacional". Según, el jerarca, "no existe ninguna exposición al riesgo regional por parte de la banca uruguaya". Bergara indicó que el BCU posee elevadísimos niveles de liquidez, depósitos en crecimiento consolidado y mínima morosidad. Por otra parte, el titular de la institución financiera abogó por una "alfabetización económica" de la sociedad.


Voy a continuar una lógica que enfatizaba el contador Dibarboure, que es la importancia de encarar la gestión del Estado justamente utilizando el término "gestión". Y a diferencia de él, que decía que era difícil poner la palabra "gestión" y no la puso en el título de su presentación, nosotros sí la pusimos en las dos vertientes relevantes de la gestión pública: la gestión de políticas, por un lado, y la gestión organizacional por otro.

La idea de la presentación es hacer un repaso de los principales aspectos de la política monetaria que ha llevado adelante el BCU (Banco Central del Uruguay) a lo largo de este año, las características principales del estado de situación del sistema financiero en su conjunto -en el estado que atravesó la crisis internacional- y, para finalizar, voy a dedicar algunos minutos a aspectos organizacionales y de planificación estratégica, aprovechando la clase que nos dio Martín (Dibarboure) con respecto a la visión y los contenidos que debe tener la planificación estratégica en un organismo estatal.

Comencemos con los aspectos de política monetaria. En primer lugar, esencialmente el gobierno y el BCU, en particular, han dado una respuesta casi de manual, una respuesta estándar a la crisis financiera, orientada a que la inflación se encuentre dentro de los objetivos planteados. En ese sentido, pueden ver que después de la licencia a la tasa de interés, que le dimos en los últimos meses del año pasado, en enero se retomó el control de la tasa de interés como instrumento de política monetaria y se le dio un uso similar al que le han dado los países de la región. Es decir que la tónica, la orientación de política monetaria que desarrollamos en Uruguay esencialmente implica una visión común con los principales países de la región. Ahí tienen la evolución de las tasas de interés en el marco de la crisis referida a países como Brasil, Chile, México, Colombia y Perú.

En los últimos meses, la tasa de inflación ha vuelto a ubicarse dentro del rango objetivo: actualmente estamos en una inflación acumulada en el año de 5,4%, y en los últimos 12 meses de 6,4%. Por lo tanto, mantenemos la tónica optimista con respecto a que los guarismos inflacionarios van a estar dentro del rango previsto, y eso tiene que ser un elemento que trasmita estabilidad y credibilidad para la toma de decisiones por parte de los agentes privados y públicos en el terreno económico.

Las expectativas del sector privado también se han alineado con el rango objetivo, es decir, no solamente los guarismos ya consolidados de inflación se encuentran dentro del rango propuesto por el Comité de Coordinación Macroeconómica, sino que eso también se hace de manera creíble en la perspectiva del sector privado, en la medida que las expectativas que ese sector tiene sobre la tasa de inflación son que ésta en 12 y 18 meses también se encuentre dentro del rango anunciado.

Las presiones inflacionarias externas y las que llamamos presiones climáticas, sobre todo las asociadas a la sequía, han cedido en los últimos meses. Los precios internacionales cayeron durante un tiempo, a fines del año pasado y algunos meses de este año, y ahora están estabilizados y creciendo un poco. Y el impacto de los factores climáticos sobre las componentes inflacionarias también ha cedido. Por lo tanto, hay una disminución de lo que podríamos llamar el núcleo inflacionario de la economía uruguaya, lo que llamamos también inflación subyacente. Este es un panorama que en general también se está dando a nivel internacional, la inflación está contenida en los países emergentes y en los países desarrollados.

En este contexto se da un debilitamiento generalizado del dólar estadounidense, del euro y del yen japonés, es decir, las monedas de los países desarrollados que, como describía Andrés Masoller, han tenido políticas expansivas en el terreno fiscal y en el terreno monetario para efectuar los salvatajes de sus respectivos sistemas financieros y sus respectivas trayectorias de consumo. Por lo tanto, era inevitable que comenzara algún proceso de debilitamiento de las principales monedas internacionales a partir de la situación de los fundamentos de esas economías y de las consecuencias de haber tenido una tónica fuertemente expansiva durante los años 2008 y 2009.

Allí tienen la evolución de los tipos de cambio con respecto al dólar de varios países latinoamericanos, que plantea la cuestión de la competitividad. Hemos dicho hasta el cansancio que la competitividad no es solamente un tema de precios relativos, hay muchos otros factores que no vamos a reiterar: temas de productividad de las empresas esencialmente. A pesar de que entendemos que la productividad relativa de Uruguay este año seguramente ha mejorado con respecto al resto del mundo, porque –como también mostraba Andrés en su presentación– Uruguay es uno de los pocos países que ha crecido y está creciendo en este contexto de crisis sin sacrificar empleo. Pero aun dejando de lado toda la constelación de otros factores que afectan la competitividad y concentrándonos en los temas de precios relativos, puede verse que el tipo de cambio real o los precios relativos globales de la economía ya se encuentran en niveles similares a los previos a la crisis. Hoy estamos en el mismo punto de tipo de cambio real que en agosto-setiembre de 2008.

Pero permítanme agregar un análisis adicional en este punto que sé que es motivo de controversia, de diversas opiniones, por suerte. Y es que no en todos los casos los precios relativos son la variable relevante en la capacidad de los productos uruguayos de acceder a esos mercados. Por lo tanto, una discriminación muy gruesa de estos temas de tipo de cambio real es que mostramos, por un lado, el tipo de cambio regional, si se quiere un indicador de países donde efectivamente los precios relativos son importantes como variable de capacidad de competencia o de capacidad de acceso a esos mercados. Es claro que el tipo de cambio real ha estado muy estable durante todo este tiempo y que hoy estamos en el mismo punto que hace un año. Pero los países en los que podemos haber visualizado durante un tiempo problemas en materia de precios relativos son aquellos en los que los mismos no son el elemento crucial que determina la capacidad de acceso de los productos uruguayos. Lo vemos en el gráfico de la izquierda, abajo: ahí mostramos el tipo de cambio real de Uruguay con respecto a Europa y a Estados Unidos, y vemos que, si bien no estamos para nada lejos de los guarismos de hace un año o de hace un año y medio, previo a la crisis, en esos países los precios relativos no son un factor crucial para el acceso de productos uruguayos. Ahí son otras las barreras de acceso, somos muy competitivos en los productos que les podemos vender a Estados Unidos y a Europa, las trabas al comercio están en otro lado, no en los precios relativos.

Además, el indicador de tipo de cambio real se hace en general ponderando la participación de nuestros países clientes, es decir, los países a los cuales les exportamos bienes, y no necesariamente incluye qué está pasando con la situación de competitividad o la situación cambiaria en aquellos países que no son esencialmente clientes nuestros pero que pueden ser referencia de competencia. Típicamente ahí tenemos, en el cuarto gráfico de esta lámina, a nuestra relación competitiva con países como Australia, Nueva Zelandia, Sudáfrica, países que quizá, por el hecho de estar en la misma latitud, producen cosas muy parecidas a las que producimos nosotros, son competidores efectivos de las cosas que exportamos. Y ahí la cantarola es la misma: nuestra capacidad de competencia con esos países no se ha deteriorado, lo que le está pasando a Uruguay en materia cambiaria no es distinto de lo que les está pasando a los países con los cuales competimos a nivel internacional.

A pesar de este diagnóstico, el BCU estuvo activo en el mercado cambiario y contribuyó con compras masivas de dólares que incluso se han acelerado en los últimos tiempos. Obviamente hay que manejarse con el equilibrio adecuado entre distintos objetivos, sin perder de vista el posible impacto inflacionario de estas acciones. Creemos haber actuado activamente en el mercado, pero siempre con el ojo puesto en cumplir también los objetivos en materia inflacionaria, en una situación equilibrada.

La evolución de los precios relativos, por lo tanto, no ha obstaculizado la recuperación en el sector real de la economía, como ya fue dicho en presentaciones anteriores, y no se sumaron presiones negativas a la demanda externa. Es más, los datos de los últimos meses con respecto a solicitudes de exportación muestran que, aun en este contexto internacional, ya estamos en guarismos de crecimiento de exportaciones.

El BCU no solamente fue activo desde el punto de vista de la compra masiva de moneda extranjera en el mercado, sino que además desarrolló toda otra serie de medidas, una estrategia más integral que apuntaba justamente a reducir la volatilidad del tipo de cambio en el país, en la medida que una economía abierta y dolarizada como la uruguaya requiere de la mayor estabilidad posible en la evolución del tipo de cambio para no agregar componentes de riesgo y de incertidumbre a las decisiones económicas. En ese sentido, el BCU es muy activo en promover el desarrollo de los mercados a futuro de moneda extranjera, también en coordinación con el MEF (Ministerio de Economía y Finanzas) algunos cambios en la operativa del régimen de prefinanciación de exportaciones; se están devolviendo encajes al sistema financiero de manera de evitar, al darles la opción a las instituciones financieras de retirar los encajes en distinta moneda o en letras de regulación monetaria, efectos indeseados en el mercado cambiario y monetario. Y, a su vez, se está contribuyendo a reducir costos de transacción, en particular en lo que refiere al comercio entre Uruguay y Brasil, por medio del nuevo sistema de pago en monedas locales que ya hemos acordado con el Banco de Brasil.

Con respecto al sistema financiero, toda esta serie de láminas tiene una sola conclusión: tenemos un sistema financiero sólido, al cual prácticamente no le ha pasado ni de cerca la crisis financiera internacional. Los depósitos bancarios mantienen un crecimiento consolidado tanto en moneda nacional como en moneda extranjera. El crédito en moneda nacional ha aumentado, se ha reducido en algo el crédito en dólares, cosa que en última instancia también es sana para evitar descalces en los deudores, en un contexto en que el crédito esencialmente no ha caído. Se retoma, entonces, el proceso de desdolarización tanto en los depósitos como en el crédito, variable que es sana en la medida en que procura reducir vulnerabilidades de la economía uruguaya.

La morosidad de los créditos en el sistema, que en un contexto de crisis podría haberse perturbado sensiblemente, sigue en niveles mínimos desde el punto de vista histórico. Tenemos un uno coma algo por ciento de créditos morosos en el sistema, y por la buena regulación y supervisión que tiene el propio sistema bancario ya tiene previsionado alrededor del 6% de los depósitos, con lo cual ni siquiera un aumento significativo de la morosidad impactaría en los resultados y en los balances de las instituciones.

También el nivel de solvencia del sistema sigue siendo excelente, estamos más que duplicando el capital requerido por la regulación, es decir, las instituciones bancarias tienen más del doble del patrimonio que les exige la regulación del BCU. Y sigue siendo baja la exposición al riesgo de shocks regionales. Seguimos con depósitos de no residentes por debajo del 20%, de los cuales seguramente argentinos sean entre 15 y 16%, versus más del 40% que era a diciembre de 2001. Y, mucho más importante para la cadena de funcionamiento del sistema, del lado de los activos, en 2001, uno de cada cinco unidades de crédito iba para empresas o provincias argentinas, y hoy ese guarismo es esencialmente 0-0,2. Por tanto, no existe ninguna exposición al riesgo regional por parte de la banca uruguaya.

El sistema bancario mantiene elevadísimos niveles de liquidez, estamos en órdenes del 70% de liquidez a 30 y 90 días, que son las franjas donde se concentran los depósitos en el sistema. Por tanto, tenemos buena solvencia, buena liquidez, baja morosidad y la rentabilidad se mantiene en terrenos positivos, un poco menores porque las tasas de interés a nivel internacional se redujeron sustantivamente con la crisis, pero aun así el sistema bancario uruguayo sigue mostrando rentabilidad positiva.

La liquidez del sistema, además, se refuerza en un contexto sistémico, con un aumento sustancial de reservas. Las reservas del BCU están en el orden de los 8.000 millones de dólares, de los cuales si quitamos las que tienen como contrapartida los encajes bancarios y las disponibilidades de gobierno, están en el orden de los 3.000 millones de dólares, es decir, en un máximo histórico. Con este nivel de reservas, el BCU se siente confortable, cómodo, en la medida en que se siente tranquilo de que está en condiciones de hacer frente a situaciones que podrían ser desagradables, aunque no sean probables.

Siguiendo con el sistema financiero y saliendo del sector bancario, los fondos previsionales se han recuperado, o más que recuperado, por los efectos de la crisis. El valor cuota de los fondos previsionales ya está por encima de los valores de setiembre de 2008. Hay una mejora sustancial también de la gestión en el sector asegurador, con activos totales con un crecimiento real del 10% en el último año, una rentabilidad neta de casi 50 millones de dólares en el primer semestre de 2009 y casi triplicando los patrimonios requeridos por la regulación. Es decir, hay muy buena solvencia.

En materia de mercado de valores, la operativa bursátil –si bien sigue siendo pequeña y aspiramos a que se multiplique y explote con la nueva ley de mercado de valores– continuó consolidándose, en setiembre ya fue el 94% de todo lo que había sido en 2008. Por lo tanto, es claro que este año vamos a superar lo que ocurrió en 2008, con importantes emisiones del sector privado que queremos estimular, como las obligaciones negociables de Conaprole y Establecimientos Colonia y los fideicomisos del New Zealand Farming Systems Uruguay: toda una serie de emprendimientos que dan vida, que dan actividad al sector bursátil y a un mercado de valores que estamos convencidos que debe ser eje de desarrollo en los próximos años.

Sistema financiero, entonces, sólido, líquido, y, como decimos siempre, no gaseoso como era antes.

Permítanme dedicar los últimos minutos de la presentación a aspectos de cambio organizacional y planificación estratégica en el BCU. La semana que viene en el Directorio vamos a aprobar el primer plan estratégico del BCU, una institución que tiene 42 años de vida. Es algo que ha sido fruto del esfuerzo de los funcionarios del Banco, de una visión de la necesidad que ha tenido en esta administración el BCU de orientar de manera estratégica sus fines, de determinar de manera explícita todo lo que Martín (Dibarboure) nos enseñaba hace un rato: la misión del banco, la visión, los valores esenciales, los objetivos estratégicos de la institución y los objetivos específicos de cada una de las áreas del BCU, que, a su vez, se traducen en metas concretas y en indicadores que van a permitir la evaluación sistemática de esas metas en este horizonte 2010-2014, con objetivos de política y de gestionar bien las políticas y con objetivos organizacionales y de gestionar bien, por lo tanto, la base de lo que es todo banco central moderno: la tecnología, los recursos humanos calificados, etcétera.

En esta visión estratégica procuramos desarrollar los mercados en moneda nacional para reducir riesgos y mejorar los mecanismos de trasmisión de la política monetaria, desarrollar los mercados interbancarios de dinero y de cambios operando de manera integrada con los sistemas de liquidación; en eso tenemos la buena noticia de que recientemente se aprobó la nueva ley de sistema de pagos.

Implementar la función de vigilancia y supervisión de los sistemas de liquidación de pagos y valores, en el marco de esa nueva ley. Consolidar una Superintendencia de Servicios Financieros que emerge de la nueva Carta Orgánica, donde se integran la regulación y la supervisión de todos los mercados financieros, implementando las mejores prácticas en materia de supervisión y regulación, tanto en aspectos del funcionamiento del sistema financiero como en la detección de lavado de dinero y financiamiento del terrorismo. En todas estas áreas Uruguay ha pasado con muy buena nota la situación de la crisis, y, a su vez, en materia de lavado de dinero y financiamiento del terrorismo estamos dando pasos gigantescos que ayudan no solamente a prevenir este flagelo, sino también a mejorar la imagen y la reputación del país a nivel internacional.

Generar también liderazgo en investigación y extensión en materia monetario-financiera, así como en la elaboración de información. El BCU es un elaborador de información creíble para la toma de decisiones en la economía del país.

Decía bien Martín que la mejora continua tiene que ser integrada como un elemento sustancial de gestión en el Estado, y con esa visión estamos trabajando en este contexto de plan estratégico. La mejora continua de gestión, una adecuada rendición de cuentas, con mucha transparencia, fortaleciendo la gestión y la estructura del gobierno corporativo a la luz de la nueva Carta Orgánica, implementando sistemas informáticos de última generación, en aspectos tan importantes como la administración de activos y pasivos, en aspectos del sistema de pagos y del sistema integrado de gestión. Consolidar la profesionalización de los recursos humanos... ¿Qué es un banco central sino sus recursos humanos y su tecnología? No es el edificio, no son los muebles, un banco central es esencialmente, desde el punto de vista organizacional, profesionales y una base administrativa sustancial y tecnología. Instalar una cultura de planificación y control de gestión. No es solamente aprobar un plan de manera mecánica, hay elementos culturales atrás que seguramente debemos enfatizar en el BCU y en todo el Estado uruguayo, promoviendo el pensamiento estratégico en un proceso que necesariamente tiene que ser participativo. Nuestras relaciones con los funcionarios, con el sindicato son de absoluta coincidencia con respecto a la visión y la misión del BCU e incluso con respecto a la definición de las metas y los indicadores de gestión en un proceso de permanente interacción e intercambio.

Debemos fortalecer la comunicación y la identidad institucional. Si decimos que es crucial para un banco central su credibilidad, también la comunicación es crucial. También estamos desarrollando un código de ética del BCU.

Como último aspecto permítanme enfatizar iniciativas de extensión en un contexto de responsabilidad social. No somos de la idea de que los organismos públicos deban expresar la responsabilidad social financiando todo lo que anda por ahí, creemos que eso no le corresponde a un organismo como el BCU. La responsabilidad social del Banco es cumplir, en primer lugar, eficientemente con su objetivo, con la misión que se le asigna, pero también hay otras áreas en las cuales puede tener esta visión de responsabilidad social y de extensión.

Por ejemplo, en actividades de extensión y educación, contribuir a la alfabetización económica de la sociedad. Si uno no estudia economía, en Uruguay pasa por la escuela, por el liceo, por preparatorio y nunca ve una gota de educación económica. Y cuando decimos educación económica no nos referimos a la complejidad de las variables que funcionan a nivel macroeconómico; hablamos de cosas tan elementales como el manejo de una cuenta bancaria, tarjetas de crédito, cómputos de costos, en fin, cosas de la vida cotidiana. La alfabetización económica de una sociedad es muy importante. Por tanto, vamos a trabajar de manera activa en esta área para tratar de mejorar la ciudadanía en este sentido mediante una mejor comprensión de los aspectos económicos de la sociedad y de ser capaces de llevar adelante una vida ordenada y responsable desde el punto de vista financiero. Incorporar, tomar como algo natural algunos conceptos como una restricción financiera, una restricción presupuestal, no es solamente una cuestión del fisco, es también una cuestión cotidiana de cada familia, de cada persona. Apuntamos a desarrollar, dentro del nuevo sitio que en breve va a tener el BCU, un portal educativo que integre productos incluso en el currículo educativo, en la medida que esto sea posible, y también en el Plan Ceibal, o en coordinación con el Plan Ceibal. A la vez de participar en materia de extensión en cosas más especializadas, como la investigación económica, en particular, compartiendo recursos bibliográficos y estadísticos en una red virtual que fue presentada hace muy pocos días, donde el BCU coordina todas las bibliotecas especializadas en investigación económica relevantes en el país. Esto también va a estar integrado al portal Timbó de la ANII (Agencia Nacional de Investigación e Innovación).

Por lo tanto, desde el punto de vista organizacional, la nueva Carta Orgánica ha operado como una buena excusa para poner proa a una visión y a una administración moderna del BCU, con un plan estratégico explícito, con objetivos explícitos, con metas e indicadores de gestión que deben ser sistemáticamente evaluados, medidos, profundizados por las autoridades y los funcionarios, que, reitero, están absolutamente comprometidos con este proceso de mejora que tiene que ser continua para la organización. Porque si queremos que el BCU cumpla efectivamente la misión, los fines para los cuales fue creado y los fines que le mandata la ley para contribuir al desarrollo económico del país, debemos hacerlo con una institución sólida, organizacionalmente fuerte, con funcionarios motivados y comprometidos con ese fin.

Muchísimas gracias.