Palabras de bienvenida de Martín Carriquiry, presidente de ACDE
Es un verdadero gusto para ACDE organizar nuevamente este tradicional foro con todo el equipo económico de gobierno, como lo hemos hecho desde el restablecimiento de la democracia.
Agradezco especialmente a los expositores y a los presentes, que tendrán la oportunidad de plantear sus preguntas e inquietudes en el segmento correspondiente. Y agradezco en especial la presencia del señor vicepresidente electo, contador Danilo Astori, con quien ACDE ha mantenido siempre una excelente relación y ha aprovechado su excelente disposición para colaborar en eventos como este en años anteriores.
Bienvenido, señor vicepresidente electo.
Este particular foro, por las circunstancias en que es realizado, puede tener otra lectura, además de escuchar la que surge de boca de los responsables de la política económica del gobierno que termina su balance de gestión, y, en la medida de sus posibilidades, sus proyecciones futuras.
Otra lectura que de ninguna manera pretende ser patrimonio exclusivo de ACDE. Con la persistencia y continuidad que hemos tenido desde 1985 en hacer estos eventos con las diferentes administraciones que democráticamente se han sucedido en el gobierno, señalamos que el país continúa, que no se refunda todos los años ni cada cinco años, y que con diferentes acentos y énfasis, según el gobierno elegido por la ciudadanía, Uruguay es el mismo y es uno solo.
De la mano de esto, viene esa verdadera obsesión que ACDE tiene desde hace muchos años de colaborar en la creación de una visión país compartida, con políticas de Estado en temas estratégicos para lograr un ambiente armónico y sustentable en lo económico y en lo social. Con enorme satisfacción vemos que esta necesidad de tener esa visión se instala cada vez con más fuerza en Uruguay y es expresada públicamente por el sector político, lo que nos hace abrigar la esperanza de que esta vez se pase de las palabras a los hechos.
Esa obsesión o persistencia de ACDE es fruto de la experiencia. Uno de los métodos de trabajo de nuestra asociación desde hace 57 años ha sido invitar a representantes de países que hacen con eficiencia esta tarea de desarrollar en forma paralela lo económico y lo social en el marco democrático, para nutrirnos de su experiencia. El común denominador de aquellos países que crecen en esta doble variable es que tienen altos niveles de consenso en los aspectos claves, no son países quebrados ni partidos al medio, ni se refundan tras cada elección. Tienen una cierta "normalidad democrática", como le llaman, en el sentido de que con cada elección no se juegan al todo o nada, sino que los ejes principales que les permiten crecer en lo económico y en lo social continúan, porque no son patrimonio de un partido sino de un país.
Mencionamos esto ante el equipo económico de gobierno porque creemos que el primer eje en torno al cual se ha construido ese ineludible consenso en Uruguay como dijo hace poco Enrique Iglesias en otra actividad que organizamos en ACDE es el relacionado con las políticas macroeconómicas, el equilibrio fiscal y la generación de riqueza con equidad. Esto demuestra que es posible hacerlo en nuestro país, dándole en ese aspecto un desarrollo sustentable. El hecho de constatar que hemos aportado nuestro humilde granito de arena con nuestra persistencia hecha desde la óptica del mundo empresarial nos llena de satisfacción y de confianza en el provenir.
En esa misma línea, destacamos un programa que estamos haciendo desde el año pasado y que completamos este año referido a la modernización de las relaciones laborales. Este año hicimos nueve mesas de diálogo y un evento final, reunimos periódicamente a dirigentes sindicales y empresariales de primera línea, no para pensar en el pasado, sino para proyectarnos al futuro, con el objetivo concreto de elaborar una guía práctica con actitudes que ambienten la modernización de las relaciones laborales, que plasmaremos en un libro que en los próximos días entregaremos como insumo al nuevo gobierno que emergió de las elecciones del domingo pasado.
La consigna de ese trabajo fue la que señalé al comienzo: buscar lo mucho que nos une, incluso en un tema aparentemente tan urticante como las relaciones entre dirigentes empresariales y sindicales, en lugar de focalizarnos en lo que nos separa, muchas veces por prejuicios o malentendidos que traemos de un pasado que por momentos pudo estar abrumado por ideologías.
Este es el espíritu con que promovemos la reunión de hoy: potenciar lo que nos une a todos los uruguayos, que es más de lo que a veces se cree, y encontrar las mejores soluciones para los temas en que lógicamente hay posiciones diferentes.
Uruguay nos está mirando a los gobernantes, a los empresarios, a los sindicalistas, a todos los actores que participan de una manera u otra en el desarrollo económico y social. Y no solo no tenemos derecho a defraudarlos, sino que tenemos la obligación de aportar lo mejor de cada uno para aproximarnos cada vez más al país que deseamos.