Carlos Faroppa (ex asesor de Botnia): "Uruguay tomó la decisión de tratar de ser independiente"
Tras conocerse el fallo de la Corte Internacional de La Haya sobre el conflicto entre Uruguay y Argentina, tanto el sistema político como la opinión pública coincidieron en que ésta fue, en líneas generales, una señal positiva para la república ubicada al oriente del río que separa ambos países. Entrevistado por En Perspectiva, Carlos Faroppa, asesor estratégico de Botnia entre los años 2002 y 2007, afirmó que con la instalación de la planta de celulosa Uruguay "invirtió en su independencia económica" y "decidió tomar camino propio". Además, sostuvo que la iniciativa hizo avanzar al país en temas como educación a la población, generación de conocimiento, comunicación de proyectos y extensión social. "En Uruguay hay un antes y un después de Botnia en cuanto a cómo encarar proyectos", remarcó.
(emitido a las 9.02 Hs.)
EMILIANO COTELO:
Este martes la Corte Internacional de Justicia emitió su veredicto en el litigio que hace cuatro años Argentina entabló contra Uruguay. Contrariamente a lo que se sostenía en la denuncia, la sentencia concluyó que nuestro país cumplió con la sustancia del Estatuto del Río Uruguay, ya que la Dirección Nacional de Medio Ambiente (DINAMA) controló efectivamente el riesgo de contaminación que implicaba la planta de Botnia. El fallo también sostuvo que la fábrica no debe ser removida, como reclamaba Argentina y, atendiendo lo propuesto varias veces por Uruguay, aconsejó que se coordine un monitoreo conjunto del impacto ambiental a través de la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU).
Sin embargo, paralelamente señaló que Uruguay incumplió el estatuto en sus aspectos de procedimiento. En particular, el dictamen remarca que, tratándose de un proyecto industrial que se implantaba sobre un río compartido, el gobierno de nuestro país debió haber recorrido los mecanismos de información y consulta a Argentina por medio de la CARU.
Haciendo un balance de las amonestaciones y los elogios, tanto el gobierno como la oposición consideran que la sentencia termina siendo muy positiva para nuestro país.
De todos modos, ahora que termina este juicio tan largo y tan duro, cuando el conflicto se ha extendido más de seis años desgastando la relación entre los dos países y cuando todavía los ambientalistas de Gualeguaychú siguen cortando el puente Fray Bentos - Puerto Unzué, con todos los perjuicios que eso ha implicado, hay quienes tienen dudas de que el camino elegido por los gobiernos de Jorge Batlle y Tabaré Vázquez haya sido el más adecuado, y hay quienes miran de reojo a Botnia por su actitud durante las etapas más complicadas del trancazo.
De hecho esa discusión apareció varias veces aquí En Perspectiva en estos días, tanto en entrevistas como en notas de análisis. En especial, en la tertulia del miércoles pasado, Gonzalo Pérez del Castillo, que estaba muy satisfecho con el fallo de La Haya, planteaba, de todos modos, esta pregunta:
(Audio Gonzalo Pérez del Castillo.)
"A mí me parece que el fallo de La Haya, y no solo el fallo de La Haya sino la situación en la que estamos ahora, hace que los uruguayos tengamos que reflexionar muy profundamente sobre otra cosa. Es cierto, y esto nos lo confirma, nosotros hemos sido muy exitosos en atraer una inversión muy importante, de 1.000 millones de dólares, que se hubiera podido ir para otro lugar pero vino para acá, para nuestro pequeño Uruguay, y supuestamente se queda. Victoria.
Pero yo me pregunto, si nosotros tomamos lo que significó para el Uruguay en términos de costos y de beneficios el haber traído esta multinacional hablo en términos de costos económicos, sociales, políticos, ambientales, lo que sea, ahora que Uruguay está embarcado en una política de decir: Ahora ya perdimos la virginidad, se pueden hacer importantísimas inversiones en el país, vamos a tratar de atraerlas, me da la sensación de que sería muy interesante que algún instituto independiente, una universidad haga un estudio general de cuáles han sido el costo y el beneficio de haber tomado esta decisión de instalar una papelera en ese lugar.
Porque la papelera emplea 350 personas, no es que emplea 35.000 personas, no es que el impacto es así. La papelera está en una zona franca, es decir, no paga IVA, no paga impuesto a la renta de las empresas. Nosotros seguimos exportando rolos, los rolos entran en una zona franca y después la zona franca exporta celulosa, pero no es el Uruguay. Entonces cuando se empieza a plantear que nosotros vamos ahora a tomar la política de atraer grandes inversiones de multinacionales me parece que esto también es una señal para decir: "Vamos a estudiar muy bien estos proyectos". Porque yo no sé si este primer proyecto que rompe una barrera y creo que políticamente tiene un significado, en lo económico, en lo social, sin duda en lo político ha tenido un impacto tremendo para un país como Uruguay".
(Fin.)
EC - A partir de este y otros comentarios, les proponemos una entrevista con el ingeniero agrónomo Carlos Faroppa, que se desempeñó como asesor estratégico de Botnia entre los años 2002 y 2007, y que, por lo tanto, jugó un papel protagónico en el desembarco de aquel proyecto en Uruguay.
***
EC - Desde el año 2002 usted se desempeñó como asesor estratégico de Botnia en Uruguay: fue el vocero ante los medios para divulgar el proyecto, encabezó los contactos con el gobierno uruguayo, se reunió con los vecinos de Fray Bentos y Gualeguaychú, negoció con las autoridades de Río Negro y Entre Ríos, estuvo en la primera línea. ¿Cuándo terminó su relación con la empresa?
CARLOS FAROPPA:
En diciembre de 2007, en el fin del proyecto, con la planta funcionando.
EC - Por lo tanto, usted hoy no habla en nombre de Botnia, ni tampoco, por supuesto, de UPM, que es la actual propietaria de la planta.
CF - No, soy un ciudadano común que tuvo una participación importante durante ese período del proyecto, desde el cero del proyecto.
EC - ¿A qué se dedica en este momento?
CF - Sigo con mi actividad de consultoría forestal. Soy ingeniero forestal y tengo empresas propias que tengo que desarrollar también. Esa es mi actividad hoy, independiente del proyecto.
EC - En primer lugar, ¿cuál es su análisis del fallo, su visión sobre este resultado en La Haya?
CF - Que es una muy buena oportunidad para volver a relacionarnos bien con nuestro vecino, que es necesario, y con el que además tenemos tanto en común. Así que es pelota al medio y empezar.
EC - ¿Para usted es un buen resultado?
CF - Sí, sí, porque la causa principal era la determinación de la contaminación de la planta, que la planta contaminaba. Y cuando hubo períodos de espera era porque la planta contaminaba. Toda la causa la llevó la otra parte, que tenía que demostrar la contaminación y no la pudo demostrar. No hay argumentos que lo puedan hacer.
EC - Tengo una cantidad de preguntas mías y de los oyentes a propósito de cómo fue todo el proceso, el camino que se siguió. Quizás podamos hablar algo de eso. Pero prefiero que nos concentremos en el arranque en esa pregunta que dejaba planteaba Gonzalo Pérez del Castillo. ¿Qué responde usted? ¿Cuál es la relación costo-beneficio de todo este proceso que siguió la inversión de Botnia incluyendo este gigantesco conflicto que se generó con la República Argentina?
CF - Yo hablaría en términos no de costos sino de inversiones. Uruguay invirtió en su independencia económica, Uruguay decidió tomar camino propio, y ante el hecho de que los vecinos, tanto Argentina como Brasil, no lo apoyaran o no siguieran con esto, por distintas razones de cada país, Uruguay tomó la decisión de tratar de ser independiente. Y hoy lo demuestra, lo está demostrando.
EC - Antes de seguir, usted dijo que los vecinos no apoyaron a Uruguay en este proyecto. Que Argentina no lo apoyó está claro, he ahí el diferendo, pero también incluyó a Brasil.
CF - Sí, porque Brasil es el país líder del Cono Sur y sobre todo del Mercosur, y en el Mercosur se le pidió una instancia a Brasil y contestó que era un problema bilateral. Eso se llama competencia por las inversiones a nivel del mundo, los países compiten por las inversiones. Lo hacen sanamente por sus intereses, Uruguay defendió sus intereses económicos y políticos, y su independencia. Está claro que fue un muy buen punto de partida para nuestro país, y se nota en los últimos años con un crecimiento casi exponencial de inversiones y de inversiones extranjeras, atracción a la inversión extranjera y exportaciones.
EC - ¿Usted sostiene que la forma como el gobierno se plantó frente a las objeciones argentinas al proyecto Botnia, la forma como el Estado acogió esta inversión, y al mismo tiempo como la controló desde el punto de vista medioambiental fue clave para que vinieran después las otras inversiones que se han ido agregando de manera fuerte?
CF - Creo que sí, que fue una gran demostración. A Uruguay no venían inversiones de porte, esta fue la primera inversión grande, y sigue siendo la más grande en transformación de materias primas. Si bien ha habido un gran flujo para la inversión agrícola, esta es la mayor inversión que ha llegado al país. Por lo tanto esto es un gran llamador a que inversiones importantes puedan hacerse en Uruguay. Antes eran Argentina, Chile o Brasil; hoy Uruguay figura y compite por inversiones interesantes, según la escala, obviamente. Creo que Uruguay como política de Estado, independientemente de las administraciones, es un gran ejemplo.
EC - Para usted, el proyecto Botnia fue el buque insignia de esta nueva etapa en el Uruguay. ¿No es una visión distorsionada que usted tiene por el hecho de haber sido protagonista, por haber estado del lado del mostrador Botnia en todo esto?
CF - No es el único disparador, pero ha sido muy ejemplar. Pérez del Castillo decía también que hay que estudiar muy bien los proyectos que vengan, y si en Uruguay hay un proyecto que se ha estudiado es este, en todos los ministerios, de Economía, por supuesto de Medio Ambiente, de Industria y Energía. Este proyecto se ha estudiado mucho, y se plantó muy bien en cuanto a defender su interés propio.
EC - Supongamos que todos aceptamos el análisis que usted hace, que efectivamente el manejo del caso Botnia ha tenido esas ventajas desde el punto de vista de la ubicación de nuestro país en cuanto a la reivindicación de su soberanía a la hora de encarar su desarrollo económico; después está el asunto costos. En eso se detenía Pérez del Castillo, hablaba de lo que ha implicado el conflicto en materia de costos, costos económicos, costos para el Estado uruguayo los abogados, los viajes, todo lo que ha implicado el juicio en La Haya, costos económicos para la actividad en nuestro país el impacto que ha tenido en el turismo, en el comercio el tema del bloqueo del puente, costo social también, y el deterioro de la relación con Argentina. Hay una serie de costos. ¿Cómo evalúa esa parte del análisis?
CF - Ahí hay un costo; en lo económico es una inversión que hizo el país. Por otro lado, es cierto, toda la sociedad uruguaya sufrió y se alineó con este proyecto. Si algo hay que decir es que nadie dudaba, que ante cada fallo, en cada instancia en que se hablaba del proyecto Botnia la sociedad en su conjunto, o en su gran mayoría, lo apoyó. Fue casi un proyecto nacional, esa fue la virtud del Estado y de los gobernantes del momento en cada administración, y a su vez del proyecto, que trabajó mucho en las áreas sociales de extensión y de comunicación. En Uruguay hay un antes y un después de Botnia en cuanto a cómo encarar proyectos. En Uruguay no había tanta experiencia en cómo comunicar no hacer propaganda un proyecto, Botnia hizo un ensayo de comunicación, extensión, explicó en cada foro público, hizo extensión con seminarios, tuvo un estilo personal de comunicar a la gente, adonde había dudas iba, no importaba si eran organizaciones sociales o sindicatos, con los cuales trabajamos muchísimo y así tuvimos bajísima conflictividad en un proyecto con 5.500 personas trabajando, hablamos con las ONG de preocupación ambiental, o con quien fuera un agente social que tuviera importancia. Y sobre todo en la región: Mercedes, Fray Bentos, Young. Íbamos, hablábamos regularmente y explicábamos el proceso.
Recuerdo que al principio esto se comparaba poco menos que con una planta nuclear. La complejidad de la planta, una planta química en definitiva, con algo de otra situación. Entonces hubo mucho que explicar. Y lo mismo los agentes políticos, todos los actores políticos tuvieron que estudiar el problema, esa fue la gran causante de que todo el país apoyara un proyecto en particular. Que generó una controversia con Argentina, sí, dolorosa, sí, pero el proyecto está, hoy funciona y la presentación principal en La Haya fue la contaminación.
EC - Al contestar la pregunta anterior empezaba a enumerar otros resultados, otros saldos del proyecto Botnia que quizás no se contabilicen en una primera lectura. Hablaba de cómo se hace la inserción de un proyecto como este en el tejido social, cómo se hace para que no choque o para que, cuando genera dudas o rechazos, haya instancias para discutirlo, intercambiar, convencer, aceptar y tener en cuenta objeciones. También hablaba de la experiencia que se hizo en el gobierno, que seguramente no teníamos, de cómo manejar el control y la prevención del impacto ambiental. Allí usted habla también de resultados.
CF - Exacto, resultados que de repente no son tan tangibles. Porque alguien dice "es una zona franca"; pero no es una zona franca en sí misma, es un polo tecnológico.
EC - Ese es otro punto, ¿por qué tiene que ser zona franca? Decía Pérez del Castillo: ¿no sería lógico, después de esta experiencia, que de ahora en adelante este tipo de proyectos no tuviera este beneficio?
CF - Después de esto puede ser, este era el primero y era complejo que llegara a Uruguay.
EC - ¿Cómo es eso?
CF - Uruguay competía por la inversión, había otros lugares factibles de invertir. Sin ir más lejos, Alemania dos años antes había inaugurado un proyecto Stendahl al cual el gobierno alemán, porque era en la ex Alemania oriental, a 100 kilómetros de Berlín oriental, le había dado un subsidio no reembolsable de 300 millones de euros. Brasil ayuda a cada planta de celulosa que se instala con fondos del BNDS, fondos propios. ¿Uruguay qué puede dar a cambio para que venga una inversión? Ahí se competía, estaba Rusia, estaba Indonesia, había otros lugares factibles.
EC - Estuvo Argentina misma. ¿O no?
CF - No en este proyecto.
EC - Se ha hablado de esto.
CF - Sí, pero no en este proyecto.
EC - Se ha hablado de que antes Botnia estaba pensando en Argentina y que hubo un episodio complicado con un pedido de coima o no sé qué que frustró la posibilidad.
CF - En mi conocimiento eso es parte de un folclore del propio proyecto en sí mismo. No sé si en otros proyectos sucedió eso, no en este caso. Este proyecto venía a Uruguay, eventualmente se miró a Brasil de reojo, nada más, y a otros como Rusia, Indonesia, eventualmente Australia.
EC - La concesión del régimen de zona franca era una herramienta que Uruguay tenía para competir con beneficios o incentivos que seguramente se le daban a un proyecto como este en otros países.
CF - Claro. Fue muy difícil convencer a las autoridades del momento, la administración del presidente Batlle. El argumento es: hoy tienen cero de mucho potencial, mejor tomen algo de algo tangible. Y le puedo asegurar que los cánones de estas zonas francas deben de ser de los más altos de las zonas francas del país.
EC - ¿Cómo es eso?
CF - Se acuerdan cánones, y este paga un canon muy alto, porque es una zona franca específica para transformación de la madera y todo lo inherente a productos de madera. Por eso hay una planta química dentro. Pero es muy acotado en cuanto a zona franca, no es una zona franca donde se pueda hacer otro tipo de actividades comerciales, tienen que ver con la transformación de la madera. Eso ya define la orientación tecnológica y ambiental del proyecto.
Entonces hubo que generar conocimiento en Uruguay también, en la DINAMA. La DINAMA generó estructuras que no tenía, actuó muy profesionalmente, con muy buenos técnicos, contrató más técnicos que se capacitaron en acuerdos gobierno-gobierno, Finlandia-Uruguay. Es muy buena esa gimnasia. Pero también se introdujo un nuevo estilo de negociación que fue privado-gobierno; en otra época muchos proyectos fracasaron por no saber trabajar en forma abierta, transparente y conjunta con las estructuras del Estado. Y este proyecto requería muchos permisos, no solo los ambientales: económicos, viales, energéticos. Esta planta es la tercera generadora de energía del país, después de Salto Grande y Palmar, y una parte de la energía que genera la genera por biomasa, hoy tema muy en boga pero que en aquel momento era muy difícil. Es el primer generador en volumen, en tamaño de biomasa.
Se generó un polo tecnológico en Fray Bentos, en una zona abandonada como era el Anglo, donde están el INIA, el LATU, la DINAMA, OSE, donde se desarrollan proyectos y además se hacen los controles. Va nueva gente a Fray Bentos, gente con alta capacitación. Se instalaron 110 viviendas en convenio, de nuevo los convenios Estado-privados con la Intendencia de Río Negro y principalmente con el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA), que se donaron. En vez de hacer viviendas provisorias, se hicieron viviendas definitivas, Botnia donó 110 viviendas sobre predios fiscales o del MVOTMA; además se construyeron otras 80 en forma privada para la gente de la empresa. Ahora está en trámite de construcción la primera planta de tratamiento secundario para la ciudad de Fray Bentos.
EC - Se refiere a la planta que se va a encargar del tratamiento de las aguas servidas de la ciudad de Fray Bentos. No existía hasta ahora.
CF - No, salen directamente al río, por lo que se pierde una zona residencial de Fray Bentos, esa playa está anulada por el desagüe. Eso se va a conectar ahora a la planta de tratamiento de la planta de Botnia; como se hace en varias ciudades de Finlandia, nada nuevo. Es un convenio, es algo que mejora la calidad ambiental, y además baja el nivel de algunos residuos hacia el río. Los efluentes que salían crudos de la ciudad de Fray Bentos, una ciudad de cerca de 30.000 habitantes, ahora van a ser tratados, por lo tanto es una mejora ambiental.
La generación de biomasa, la generación de energía. Un socio como Finlandia, que es el gran socio. Y sobre todo la convicción, la buena convicción del Estado y privados y de los dos estados, Finlandia y Uruguay, de que podían confiar mutuamente. Hoy Finlandia no es un país remoto, hoy Finlandia es tecnología y calidad, y Finlandia hizo la principal inversión a nivel mundial en Uruguay. Por lo tanto hoy tenemos cursos, capacitaciones, se capacitaron más de 50 o 60 técnicos fuera para esta planta. Hay una maestría en celulosa con la Universidad de Helsinki en la Universidad de la República, dentro de la Facultad de Ingeniería pero en la que intervienen otras facultades. Vinieron muchos factores por fuera de lo que pueden ser 350 empleos, que no son 350.
EC - Es interesante la enumeración que usted hace, vale la pena escucharla, porque muestra que el saldo favorable de todo este conflictivo proceso de implantación de la fábrica de Botnia, tanto para el Estado, para el gobierno como para otros ámbitos de nuestro país, la sociedad, es mayor de lo que en principio se ve, de lo que en principio uno coloca en la cuenta.
Pero vayamos a lo que en principio uno coloca en la cuenta. Gonzalo Pérez del Castillo decía: "Son 350 empelados, no son 35.000".
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EC - ¿Qué responde usted sobre ese punto específicamente, la cantidad de puestos de trabajo que en definitiva generó Botnia?
CF - Es lo que sucede cuando las plantas son de alta tecnificación. Esta planta, por su performance de producción y ambiental, es muy automatizada, por lo tanto esos 350 empleos son muy calificados, son ingenieros de distintas disciplinas que trabajan en Uruguay, y que por suerte trabajan en Uruguay, porque eventualmente tienen maestrías o estudios posteriores que los habrían llevado a otro lado. Entonces, no solo se están generando nuevas maestrías en Uruguay, que no estaban disponibles, sino que además esa gente quedó en Uruguay.
Aparte de la generación de todos los puestos indirectos, porque llega esa madera, tiene que llegar, entonces hay una logística de aproximadamente 3.000 personas, según nuestros números, desde que llega la madera. Se requieren fletes, cosecha, tecnología de cosecha, maquinaria muy específica y todos los servicios alrededor. En Fray Bentos se generaron 40 empresas nuevas, y aparte hay otras empresas que le venden servicios a Botnia de aplicación de software, automatismos, metalurgia, hay muchos movimientos alrededor. Uno no puede creer que una empresa que vende al exterior por 700, 800 millones de dólares no esté impactando hacia atrás en la cadena solo por vender troncos.
EC - Desde la audiencia, por ejemplo, se incorpora otro factor. Está claro que hay un movimiento indirecto, un empleo y un negocio que no es estrictamente Botnia pero que beneficia al país. Por otro lado está el impacto que eso ha tenido en el estado de las rutas. ¿Qué dice al respecto? ¿Ese es otro costo que tenía que asumir el Estado uruguayo? ¿Es otra parte de la inversión?
CF - No es el único costo, el estado de las rutas no es solo atribuirle a Botnia, que opera sobre un lado del país. Quizás no estemos preparados para el Uruguay productivo, para lo que está viniendo. La planta mueve 3,5 millones de metros cúbicos o toneladas de madera, y la soja este año va a mover 2 millones de toneladas, y el resto del agro otros 2 millones de toneladas, más la ganadería, más otras actividades, más la minería o lo que sea. Entonces el Uruguay se va a tener que preparar; y Botnia atenuó, amortiguó bastante los impactos sobre la infraestructura del país, porque generó dos puertos, el puerto de Fray Bentos y el de Nueva Palmira. El millón de toneladas de productos terminados salen vía marítima o fluvial y marítima, no tocan las carreteras. Ingresa por tren muy poco, porque el tren no está desarrollado a planta, y el resto por camiones, no hay más remedio que hacerla funcionar así.
EC - La madera es la que utiliza las carreteras, los rolos, no el producto ya elaborado por la planta.
CF - Exacto; si no, sería otro millón de toneladas más que estarían saliendo por las carreteras, por ejemplo al puerto de Montevideo. Se desarrollaron dos puertos completos. La empresa generó mucha infraestructura. En Fray Bentos generó un trébol sobre ruta 2, una ciclovía...
EC - Carlos, desde Fray Bentos, dice: "Yo vivo en Fray Bentos desde hace 40 años, y está peor que nunca, parece un pueblo fantasma".
CF - Son los buenos amigos. Eso en todo caso es de incumbencia municipal. Creo que ahí están en falta, no han aprovechado el buen momento de una empresa de ese porte.
EC - Está claro que hubo un momento de esplendor durante la construcción de la planta, ahí el movimiento era muy notorio en Fray Bentos. Después aflojó, eso ya se sabía. Pero sobre esta etapa de la situación de la ciudad, ¿qué dice usted?
CF - Fray Bentos era una ciudad sin esperanza, recordemos todo lo que significó el Anglo, y cuando cerró. Era una ciudad donde se vivía de jubilaciones del Anglo o de la ley Paz Aguirre, no había ingresos. Nuestro estudio socioeconómico de la zona es: la gente no tiene expectativas de trabajo, no busca trabajo. La diferencia es que hoy aparecen índices superiores de desempleo porque la gente busca empleo. Y es cierto, siempre se dijo que la empresa al final iba a contratar directamente a 300, 350 personas. No hubo foro en que no se defendiera esa situación. Pero generaba un montón de alternativas alrededor, empresas. Muchas de esas empresas que se instalaron vinieron de otros lados, no solo eran de fraybentinos o de rionegrenses. Sí, la ciudad puede estar en peor condición porque no se aprovechó el buen momento. Ese furor de dinero que entró se perdió. Y ahí busquen las causas de repente en la administración municipal, porque realmente ingresó.
EC - Hay otra causa seguramente, que es el bloqueo del puente.
CF - Puede ser, yo no sé hasta dónde castiga el bloque del puente. Sí afectó los empleos directos que estaban sobre el puente, no estoy seguro de cuál era el número, se ha hablado de 100 a 200 personas que quedaron sin empleo. La empresa buscó alguna forma alternativa de emplear a algunos de ellos y capacitarlos. Y por otro lado, en el tema turístico, puede ser que Las Cañas haya sufrido. No estoy seguro en cuanto a la evaluación, pero es probable, porque es una situación inmanejable. Botnia comunicó en cada lugar y al Estado, y el Estado uruguayo defendió la posición porque creyó en el proyecto, que era un proyecto transparente. Que haya habido una conflictividad que no se pueda manejar del otro lado responde al otro lado del país, pero no es un proceso propio de la empresa, la empresa instaló una planta, algo que es muy normal en otros lados del mundo, no hay conflictividad en otros lados donde se instalan plantas. Aquí se hizo en un curso compartido, pero mañana va a haber necesidad de poner plantas de este tipo más arriba en el río Uruguay, sea en el lado de Corrientes o del lado de Brasil. ¿Qué va a pasar ese día?
EC - Seguramente van a ser plantas en la costa argentina o en la costa brasileña.
CF - Así es.
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EC - El ingeniero Faroppa sacaba cuentas, incorporaba a la contabilidad otros resultados que este conflictivo proceso de instalación de Botnia ha dejado aparte de los visibles, aparte de los 350 puestos de trabajo directos.
Empezaba por señalar que por la forma como se manejó este proyecto Uruguay ganó en independencia económica, esa era la principal conclusión. Pero me decía fuera de micrófonos que la lista tiene algún factor más.
CF - Claro, el proyecto tuvo, aparte de ese factor de comunicación y de educación a la población, todo lo que es la extensión social. Hicimos estudios sociales de la región y por lo tanto estudiamos muy bien Fray Bentos, hicimos la extensión social en la ciudad. La ciudad sabe muy bien cómo actuamos y cómo caminamos la ciudad para conocerla y no generar los conflictos de una gran obra de 5.000, 6.000 personas trabajando. Las empresas que la compañía contrató tenían que darle habitación a la gente que venía a trabajar, a esos 5.000 o 6.000 trabajadores, y a su vez asegurar el retiro de esas viviendas para no generar asentamientos en Fray Bentos. Fray Bentos no tiene asentamientos, como sí los tienen otras ciudades del interior, al lado Mercedes y Paysandú los tienen. Nosotros habíamos detectado que no estaban y no los tiene hoy, pasó todo el obrador y no hubo ese problema. Y se hicieron innovaciones, como algún tipo de convenio, para el cual nos reuníamos con la parroquia, la iglesia de Río Negro, con la policía había un gran jefe de Policía en ese momento, una persona muy inteligente y la Intendencia, en la cual se manejaban las situaciones de gente que venía por las dudas; se trató de solucionar también los problemas de esa gente que venía por las dudas. Por lo tanto hoy Fray Bentos podrá tener problemas de falta de infraestructura, pero no tiene asentamientos.
EC - Otro tema que aparecía en la tertulia del miércoles lo planteaba Juan Ángel Urruzola, decía: "El gobierno de nuestro país no puede ponerse triunfalista, porque hubo mucha gente que decía que no habíamos violado lo que ahora la Corte dice que sí violamos, es decir, Uruguay no cumplió con los procedimientos de información y consulta. Y creo que como país chico y apegado a la legislación tendríamos que haber cumplido también con esa parte. No creo que eso hubiera ahuyentado la inversión, no lo creo, si hubiéramos hecho lo que había que hacer desde ese punto de vista, si hubiéramos tratado la información con la CARU como había que hacerlo, entonces sí sería un triunfo".
¿Qué responde usted?
CF - Bottinelli lo decía recién: la observación es protocolar, porque Uruguay estuvo abierto a dar información, recuerde todas las instancias del Grupo Técnico de Alto Nivel, todas las instancias de información. Botnia llegó después del proyecto anterior, que era el de ENCE. Cuando Botnia tiene su autorización ambiental, un año y medio después que el de ENCE, la CARU se retira, no había una ventanilla donde presentar información. No existía el organismo binacional funcionalmente, existía formalmente.
El planteo de Urruzola está en un marco condicional: "Si hubiera habido esto hecho habría pasado lo otro". Yo vuelvo a mi tesis de origen: los países compiten por las inversiones.
EC - ¿Esta inversión corría riesgo si se iba por el camino de cumplir puntillosamente con todos los pasos de información y consulta en la CARU?
CF - No, creo que habría habido la incertidumbre de qué pasos había que seguir en ese caso. Yo no avalo ni una tesis ni la otra, pero entramos en un terreno de condicionales, y a mí como observador privado no me compete hablar sobre el Estado uruguayo.
EC - Concretamente, ¿Botnia podría haberse "asustado" ante un proceso que se enlentecía y que corría el riesgo de no salir, por el solo hecho del enlentecimiento y la traba?
CF - Los proyectos tienen un tiempo, un tiempo de inversión y de ejecución. No digo que se habría asustado, pero de repente habría aparecido otra opción en el camino, eso pudo haber pasado. Pero nada más lejos de Botnia que no cumplir con todo lo formal dentro del Estado uruguayo. La CARU tiene competencia sobre el río Uruguay, no sobre el aire, no sobre lo visual, y todo lo que tuvo que presentar se lo presentó al Estado uruguayo. La CARU es una organización dependiente del Estado, de los estados, en este caso de la cancillería uruguaya del lado uruguayo. Botnia envió toda la información al Estado uruguayo permanentemente, toda la que requirió el Estado, para todos los permisos. Se fue muy exigente, el permiso ambiental de Botnia es muy exigente. Que la planta tenga una performance ambiental mejor que el permiso demuestra la confianza que teníamos en que se estaban haciendo las cosas bien, que había confianza de ambos lados. Ese fue el proceso de la empresa. La empresa presentó toda la información a quien correspondía, el Estado uruguayo.
EC - En marzo de 2006 Tabaré Vázquez y Néstor Kirchner ensayan un acuerdo en Santiago de Chile. Se abría un período de 90 días de negociaciones, para lo cual Argentina se comprometía a levantar el bloqueo de los puentes y Uruguay le pedía a Botnia que suspendiera las obras. ¿Por qué Botnia dijo no?
CF - Botnia tenía acordado que iba a continuar las obras y no traer equipamiento mientras en 90 días se hacían los estudios. Los estudios nunca se hicieron. ¿Cuánto tiempo habríamos estado detenidos? Nadie lo sabe, es el terreno de lo condicional. (*)
EC - ¿Esa es la respuesta? ¿Que Botnia dijo que no porque implicaba entrar en una suspensión que no se sabía cuánto duraría?
CF - Botnia se apegó a que tenía un permiso ambiental, y dio un tiempo igual.
EC - ¿Dio un tiempo?
CF - Dio 15 días en ese momento, y se dio un receso de 15 días. Pero como tampoco hubo movimientos, dijo "nosotros continuamos, salvo que se retire el permiso". Uruguay es un país de palabra, había dado un permiso, y continuó. Y a partir de ahí creo que fue un gran ejemplo, no de la empresa, un gran ejemplo del país. El país se alineó con su palabra y con un proyecto que creía de desarrollo. Y a partir de ese proyecto se desencadenaron muchas inversiones.
Un factor más. El año pasado se vio una de las peores crisis económicas globales, y el sector forestal uruguayo la vivió profundamente; la planta no dejó de producir ni un momento, mientras buena parte de esa estructura forestal del país se detenía, las exportaciones se detenían, Botnia siguió funcionando. Entonces parte de esa estructura forestal siguió operando, el factor social, económico siguió funcionando y no se cayó totalmente. Buena parte de esa madera que estaba en el país se siguió colocando. Si no, habríamos tenido excedentes y detenciones.
Creo que esos son los factores a medir, no tanto en lo político, que corresponde a los estados. Creo que los factores económicos y sociales sí los hizo la empresa.
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CF - Yo no había hablado más con los medios, pero cuando oí ese tipo de propuestas me pareció que era importante remover un poco, hacer memoria, que la gente hiciera memoria de cómo fue el proyecto, y que no es solo costo-inversión o costo-beneficio. El Uruguay tiene un gran camino ganado hoy. Otras inversiones vendrán, muchas se anuncian; esta es concreta y está en el país, es un generador de tecnología y conocimiento. Y cuando uno trabajó cinco años muy intensos en un proyecto que además fue récord en su instalación, porque desde el cero a la puesta en marcha pasaron cinco años récord mundial, no en Uruguay, uno tiene su pasión y defiende su pasión por el trabajo. Eso es lo más importante: el orgullo de pertenencia a algo que hizo historia y que a uno le tocó participar en esa pequeña historia del país en ese momento.
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Transcripción: María Lila Ltaif
(*) Sobre este punto, Faroppa envió, después de la entrevista, las siguientes puntualizaciones:
Se esperó. Botnia de hecho detuvo la obra por 15 días y propuso detener la entrada de equipos para la construcción de la planta por 90 días. Mientras tanto se llevaban adelante los estudios ambientales complementarios. Todo esto aún teniendo el permiso para construir otorgado por el Estado Uruguayo, a quien la empresa debía responder, lo cual le permitía seguir sin detenerse durante este período. Lo que Botnia tomó en consideración para no detener la obra durante 90 días y lo que constituía la mayor preocupación eran las 5.500 personas trabajando en "El Obrador" a quienes la detención total y absoluta de los trabajos les hubiera causado un gran perjuicio. Bueno, no sólo a ellos, a ellos, a la región y al país como sistema. Imagínese lo que es parar a esa cantidad de gente por 90 días y el problema social que ello hubiese generado. La situación que se habría generado hubiera, para comenzar, sido de nerviosismo e incertidumbre. No hay que olvidar tampoco los compromisos asumidos por la empresa ante la banca y organismos internacionales, como el Banco Mundial y el MIGA.
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