Análisis Económico

Los primeros anuncios del equipo económico que orientarán la formulación del presupuesto nacional para los próximos cinco años

Análisis del economista Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte


(emitido a las 8.40 Hs.)

JUAN ANDRES ELHORDOY (JAE):
Los días pasados estuvieron cargados de anuncios y pautas de parte del equipo económico. Por un lado, el ministro Fernando Lorenzo comunicó los principios que deberían orientar las negociaciones salariales. Sobre esto ya tuvimos el análisis de la consultora Deloitte. Días antes, el ministro de Economía había realizado otros anuncios en relación a la preparación del presupuesto.

Por un lado, esos anuncios marcan una previsión de que el gasto público acompañe el crecimiento de la economía. Por otro lado, Lorenzo señaló que ya no habrá aumentos automáticos de los salarios públicos medidos en términos reales.

Sobre este tema, en seguida el diálogo es con el economista Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte.


La semana pasada, cuando miramos el tema salarial, decían que compartían en términos generales la previsión de crecimiento económico y de aumento de los salarios privados que presentaba el gobierno como marco. Ahora, un tema que llamó la atención fue la proyección de tipo de cambio. El gobierno está trabajando sobre un dólar que subiría menos de 10% de aquí al 2015. ¿Cómo ven esa proyección?


PABLO ROSSELLI (PR):
En realidad el gobierno se cuidó mucho de establecer que no presentaba proyecciones sino supuestos de trabajo. Es muy difícil hacer proyecciones cambiarias, pero para el presupuesto es necesario tener en cuenta la trayectoria del tipo de cambio porque eso afecta el costo de la deuda que está nominada en moneda extranjera y afecta el ratio de deuda sobre PIB. A nuestro juicio, se debe valorar positivamente el hecho de que el gobierno haga explícitas estas cosas, que divulgue su expectativa de crecimiento económico, de empleo, de salarios privados y de tipo de cambio porque eso contribuye a darle trasparencia a la discusión presupuestal.

En lo que hace específicamente a la evolución del tipo de cambio, el supuesto con el que trabaja el gobierno, que básicamente asume que tendremos una inflación en dólares similar a la internacional o que el tipo de cambio en términos reales se mantendrá constante, nos parece un tanto optimista desde la perspectiva fiscal.


JAE: ¿Qué quiere decir eso?


PR: Actualmente el dólar se encuentra sustancialmente por debajo de la media histórica, un 20% o un 30% por debajo según la referencia que tomemos. Y la evidencia muestra que el dólar tiende a volver a su promedio histórico si está muy alto tiende a bajar y si está muy bajo tiende a subir.

Por cierto es muy difícil prever la velocidad de los ajustes. Si se cumpliera el supuesto de trabajo del gobierno, tendríamos por delante un período largo de dólar barato. Y eso desde la perspectiva fiscal es optimista porque supondría que los intereses de la deuda pública se mantendrían en niveles reducidos (3% del PIB) porque justamente se han abaratado mucho en los últimos años.

Con esto no estamos diciendo que necesariamente el dólar subirá más rápido de lo que asume el gobierno pero nos parece que sería más conservador contemplar un dólar subiendo más rápido, lo cual a su vez supondría una previsión de suba de los intereses de la deuda pública y una reducción del espacio fiscal disponible.


JAE: Y yendo justamente a ese tema. El gobierno anunció que el gasto subiría acompañando el crecimiento del PIB. ¿Se mantiene entonces una política fiscal expansiva? ¿Cómo ven este punto?


PR: Determinar si una política fiscal es expansiva o contractiva ofrece dificultades. A veces es obvio el signo de la política fiscal. No hay duda alguna de que la política fiscal fue expansiva en 2008 y 2009, el gasto subía más rápido que el PIB y el PIB subía hasta 2008 a un ritmo muy superior a su tendencia de largo plazo.

El gobierno ahora sostiene que aumentará el gasto a igual ritmo que el PIB y proyecta un aumento del PIB similar a lo que nosotros entendemos es la evolución tendencial, sostenible en el tiempo. Uno podría sostener desde este punto de vista que la política fiscal tomaría un signo más neutral luego de la expansión de los últimos años.


JAE: Ahora, el gobierno podría procurar una política fiscal más conservadora, finalmente, el gasto público igual subirá en términos reales a razón de 4% anual. Y el gobierno presentó una proyección de déficit fiscal para 2015 de 0,8% del PIB. El año pasado tuvimos un déficit de 1,7%. ¿No es demasiado pequeña esa mejora fiscal?


PR: Hay varios puntos. El tema del tamaño del gasto siempre genera debates, tiene aristas técnicas por cierto pero también tiene mucho de preferencias políticas. No importa sólo el nivel del gasto sino en qué y cómo se gasta. Y en estos momentos aparece con claridad la multiplicidad de objetivos: mejorar jubilaciones más bajas, aumentos de salarios en áreas sumergidas, etc.

De todos modos, es claro que el gobierno apunta a una mejora muy pequeña del resultado fiscal y partiendo de proyecciones cambiarias optimistas. En los supuestos de tipo de cambio del gobierno, la carga de intereses se mantendría constante en torno de 3% del PIB como explicábamos recién. Eso quiere decir que el gobierno apunta a un superávit primario en 2015 de solamente 2,2% del PIB, cuando en 2009 (con el efecto negativo que durante varios meses tuvo la sequía sobre las cuentas de UTE), el superávit fue de 1,1%.

Desde esa perspectiva, es claro que la política fiscal promueve una mejora fiscal muy lenta. A su vez, si los intereses subieran más rápido por una mayor suba del tipo de cambio, la mejora fiscal sería inclusive menor a la prevista. Desde esta perspectiva se podría cuestionar la afirmación de que la política fiscal pasaría a ser neutral. Decíamos recién que a veces es difícil ponerle un signo a la política fiscal en términos objetivos, depende a veces de lo que uno mire, pero claramente no estaríamos ante una política contracílica.


JAE: ¿Y cómo vieron el anuncio de que los ajustes anuales de salarios?


PR: De aquí en más, los aumentos salariales estarán atados de manera específica a las prioridades del gobierno. El aumento automático de salarios va a ser solamente por inflación. Los aumentos en términos reales seguirán a esas prioridades específicas, que tienen que ver con la necesidad de algunas equiparaciones o de promover mejoras en ámbitos del sector público.

Otras veces comentamos que el margen que tendría la política fiscal ahora es mucho más acotado que en el período anterior. Recién preguntabas si no se debería procurar una política fiscal contractiva.

Aún aceptando un aumento del gasto de 4% anual en términos reales, si hubiera aumentos de salarios automáticos para todas las áreas de la administración (digamos del 2% anual), no quedaría espacio prácticamente para la expansión de gasto en ningún área que se considere prioritaria. Este enfoque planteado por el equipo económico parte de esa restricción. O se promueven incrementos generales de salarios o se establecen áreas prioritarias. Parece lógico, entonces, el camino escogido por el equipo económico, sin perjuicio de la discusión anterior acerca de si el gasto total no debería subir menos.


JAE: Para terminar, ¿cómo se comportaría la deuda pública? El equipo económico prevé que estos lineamientos permitirían bajar la deuda bruta en torno de 25 puntos del PIB, hacia niveles cercanos al 40%.


PR: Es cierto y es algo que podría ocurrir, siempre que se cumpla la proyección de tipo de cambio. En 2009 la deuda pública bruta llegó a 69% del PIB. Otras veces hemos comentado que ese indicador es muy dependiente del tipo de cambio. Con un dólar entre 19 y 19,50, ya en 2010 la deuda bajará desde 69% hasta 59% del PIB. Pero eso será el resultado de un dólar particularmente barato. Si queda barato, por la aplicación del presupuesto la deuda bajaría según nuestros cálculos otros 10 puntos del PIB, en total unos 20 puntos.

En suma, el gobierno apunta a un resultado primario de poco más de 2% del PIB. Eso permitiría una reducción lenta (a razón de 2 puntos del PIB por año) de la deuda pública si dejamos de lado los temas cambiarios. Si el dólar subiera sensiblemente en este horizonte, la deuda pública también aumentaría (aunque eso también dependerá de cuánto más se avance por ejemplo en la desdolarización de la deuda). Lógicamente, el gobierno podría apuntar a una reducción mayor de la deuda pública, y eso reduciría en forma más rápida ese factor de vulnerabilidad que tiene el país. Para eso debería apuntar a un mejor resultado primario pero supondría más restricciones fiscales y renunciar a otros objetivos de la política económica.
 

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