Entrevistas

Los celulares como aliados en la campaña para aumentar la bancarización

Los celulares como aliados en la campaña para aumentar la bancarización

Realizar un giro mediante un SMS, depositar dinero en la cuenta del banco sin necesidad de hacer largas filas, pagarle a un empleado a través del celular... Todo esto no sólo es posible sino que ya es una realidad en varios países. Y también es una opción a tener en cuenta por el Gobierno uruguayo, que desde hace un tiempo a esta parte se encuentra embarcado en una campaña para estimular la bancarización. Alberto Garda, ingeniero de sistemas especializado en soluciones para bancos, conversó sobre el tema. Entrevistado por En Perspectiva, comentó el caso de México, donde una reglamentación que se convertirá en ley a partir de enero de 2011 hará que cualquier portador de un celular sea poseedor de una cuenta bancaria.


(emitido a las 9.19 Hs.)

JUAN ANDRÉS ELHORDOY:
"El futuro está en tus manos".

Esta frase, tan repetida, puede aplicarse en especial a los teléfonos celulares y su potencial. Se estima que para 2012 las transferencias y los pagos vía celular serán la aplicación móvil más usada en el mundo, y que su popularidad crecerá en países en vías de desarrollo, como Uruguay, ya que permiten acercar los servicios financieros a clientes que no tienen cuentas bancarias.

¿Cómo será entonces el cliente bancario dentro de 25 años? ¿Y dentro de cinco?

Enviar dinero a otras personas mediante un mensaje de texto, cambiar dinero, pagar una cuenta, el sueldo de un trabajador, depositar dinero en el banco sin perder el tiempo en largas filas... todo eso será moneda corriente. Solo bastará un teléfono celular para hacer movimientos al instante en nuestras cuentas y sin necesidad de conectarse a internet.

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JAE - Hoy les proponemos analizar a fondo estas posibilidades a la luz de la discusión que se está dando en nuestro país sobre la conveniencia de aumentar la bancarización y de qué manera podría avanzarse en esa dirección.

Para conversar de estos asuntos, recibimos a Alberto de Miami, o Alberto de Bogotá, o Alberto de Buenos Aires, o Alberto del lugar en el que se encuentre. Hoy sería Alberto de Montevideo, o directamente Alberto Garda. Alberto Garda es ingeniero de sistemas especializado en soluciones para bancos, y escucha permanente de En Perspectiva en el exterior.

Hace algunas semanas, cuando aquí se hizo público que el gobierno maneja la idea de facilitar el uso de POS (esos equipos electrónicos que permiten cobrar con tarjeta de crédito y débito), desde Miami Alberto nos comentó que eso no sería necesario porque hoy ya es posible saltearse los POS y recurrir a esos efectos a los teléfonos móviles, que en Uruguay se han democratizado tanto.

No sé si todos los días, pero muy frecuentemente recibimos mensajes tuyos desde el lugar donde te encuentres.

ALBERTO GARDA:
Sí, hoy la tecnología nos permite escuchar la radio, la 810 fue pionera en ese sentido, en estar en internet, y a través de mi laptop puedo escucharla prácticamente en cualquier lado. De hecho, hace dos semanas les mandé unos mensajitos desde Berlín, a veces quizás molestos, pero tratando de colaborar.

JAE - Son todos bienvenidos. Lo interesante es que te vas adaptando a los horarios en los diferentes lugares. ¿Cuánto hace que estás fuera del país?

AG - Definitivamente fuera del país desde el 2000. Después del famoso proyecto año 2000, la prestigiosa institución para la que trabajaba, que ya no existe en Uruguay, el ABN-AMRO, me ofreció trasladarme a Miami para ser gerente de tecnología en la región. Allí empecé una vida quizás un poco distinta mirando Uruguay desde otro punto de vista.

JAE - Te desligas del ABN y empiezas a trabajar en forma independiente.

AG - Volví a mi vieja época de tecnología, de tener casas de software y dedicarme a armar soluciones tecnológicas para el mundo financiero.

JAE - ¿Antes cómo hacías? Porque está claro que te gusta mucho el Uruguay, estar atento. ¿Cómo hacías antes sin internet? ¿Cómo estabas conectado?

AG - A veces me hago esa pregunta. ¿Cómo hacíamos antes de esto, antes de tener Blackberry y poder recibir los mensajes cuando al llegar al aeropuerto y todo lo demás? Parece que fue hace siglos, y sin embargo era así hace muy poco tiempo. Era más difícil, no olvido –para hacer historia rápida y corta– que cuando la primera venta de soluciones tecnológicas que le hicimos a Holanda en el año 83, que todo el mundo me decía que estaba loco, porque le estaba vendiendo al primer mundo, para cada conferencia había que llamar a una operadora que decía que había una espera de una o dos horas, y para escuchar lo que decían del otro lado había un eco tremendo, era horrible. Hoy hay otros medios de comunicación y nunca tenemos que esperar por eso, vivimos la generación del ya.

JAE - Al repasar una de tus últimas conferencias encontré cifras acerca de la distribución del uso de tecnologías en la banca en general que me llamaron la atención. Tú manejaste que el 40% son papeles, sellos y billetes, el 30% telefonía y fax, y el 30% soluciones computacionales distribuidas.

AG - Exactamente.

JAE - ¿Está atrasado el sistema bancario en materia de tecnología?

AG - Esto no es un fenómeno de Uruguay, es un fenómeno que se copia en la región, quizás en Europa esté un poquito más avanzado que de este lado del mundo, pero de Canadá hacia abajo es casi una constante. Los bancos por muchas razones se han quedado atrás de sus clientes, los grandes clientes corporativos en general han avanzado en tecnología y los bancos se han quedado en la retaguardia por mil razones. Por razones de crisis, por las inversiones muy fuertes que tuvieron que hacer en el año 2000 que frenaron mucho inversiones desde el punto de vista de la tecnología, y se han quedado atrás.

Para mí hay un gran paradigma en el manejo del efectivo, que son papeles. Papeles que además tienen un olor un poco especial, porque vienen manoseados por muchos. El manejo de ese efectivo es uno de los costos más altos que tienen los bancos, entre tesoro, seguridad, recuentos y todo lo demás.

JAE - ¿Qué lugar ocupan los celulares en esto? Como decíamos al comienzo, los celulares pueden convertirse fluidamente en un medio de pago. ¿Hoy qué lugar ocupan?

AG - Hoy es bajísimo. Digamos que es muy tímida la introducción de celulares por la banca en sí misma. Lo que tímidamente ha entrado en la banca móvil es el mensaje de leer, cuál es mi saldo, información que yo puedo obtener, pero no transaccionalidad, todavía no se han animado a dar ese paso.

JAE - ¿Cómo sería eso? Porque hoy uno tiene la posibilidad de apretar la clave o determinada referencia y recibir mediante un SMS, por ejemplo, el saldo de su cuenta corriente.

AG - Sí, recibe el saldo de su cuenta corriente, sabe cuánto dinero tiene en su cuenta corriente.

JAE - Eso ya está disponible.

AG - Es un servicio bastante generalizado, que se ha puesto en el mercado. El 90% de los bancos tiene algún servicio de ese estilo, pero no han dado más pasos. Sin embargo México como Gobierno, ya no la banca sino el Gobierno, dio un paso muy interesante que yo les comentaba en el mensaje que mandé cuando ustedes hablaban de los POS. México sacó una reglamentación que se va a convertir en ley a partir de los primeros días de enero que implica que cualquier portador de un celular va a ser poseedor de una cuenta bancaria. El celular se va a convertir en una caja de ahorro en el banco que el portador decida. La ley les exige a las empresas que prestan el servicio de telefonía llamar al señor del celular y preguntarle en qué banco o en qué caja quiere tener su cuenta.

JAE - ¿Obligatoriamente queda así?

AG - Eso va a ser obligatorio a partir de 2011 en México. Y entendemos que esto va a impulsar a romper la barrera que todos tenemos miedo de saltar con los celulares.

JAE - Queda claro que se abrirá una cuenta para aquel que tenga un celular. Pero desde el punto de vista práctico del uso de los celulares y el vínculo con el banco, ¿cuál es el salto cualitativo que se puede dar con el uso del celular, por ejemplo para pagar una cuenta?

AG - El salto cualitativo implica que se convierta en un tema de red, en un tema de país, más allá de una institución en particular que quiera hacer algo con sus clientes. Esto parece que abre a la competencia entre las instituciones, pero en realidad abre el mercado, aumenta el mercado y lo abre mucho. Si yo llamara hoy a un electricista a mi casa y en lugar de pagarle en efectivo o preguntarle cuánto puede costar, para ver si tengo ese efectivo o no, le pudiera pagar a su cuenta de celular sería mucho más fácil.

JAE - ¿Cómo sería? Tengo un mensaje de un oyente que dice: "El Banco República tiene banca móvil que permite transferencias entre cuentas".

AG - Entre cuentas del propio banco, pero no con otros bancos. Al menos esa es la información que tengo.

JAE - ¿Cómo sería entonces este paso que se está dando en el caso de México?

AG - En el caso de México, yo le voy a pagar al electricista, al taxista o al señor del quiosco sin interesarme dónde tiene su cuenta, lo que me va a interesar es cuál es su número ficto al que le tengo que mandar el dinero. Alguien en la red se va a encargar de que ese dinero vaya al lugar correcto, vaya a su cuenta, en su banco, que a mí como otro particular no me tiene que interesar. No necesariamente el electricista y yo tendríamos que tener nuestras cuentas en el Banco República, el electricista podría tenerla en una cooperativa de ahorro en el interior y yo en el Banco República, eso debería facilitarse. Eso es lo que México está haciendo.

En México en este momento hay unas 380 instituciones financieras, de las cuales unas 30 y tanto son bancos, de los cuales 10 son enormes, son bancos gigantescos por el tamaño de México básicamente, y 350 cajas de ahorro, algunas con 1.000, 1.500 socios, muy pequeñitas, muy comparables a lo que podemos tener en Uruguay. Este proyecto no diferencia en ese sentido, el cliente tiene la opción de elegir cualquier banco y los bancos tienen la obligación de tomarlo. A partir de ahí cualquiera puede intercambiar dinero de esas cuentas con cualquiera, ese es el esquema.

Entendemos que en este tema del celular hay dos elementos grandes. Uno es cultural, todos los que estamos en esta generación nacimos con el dinero, no con celular, es obvio; me preguntabas hace un rato cómo hacía antes. Segundo, la informalidad, que es un gran problema, al menos de este lado del mundo en todos los países. Todos tenemos miedo de blanquear la situación, y al hacerlo electrónicamente queda blanqueada, entonces tratamos de ir al efectivo, porque con el efectivo tenemos manera de no poner eso a la luz.

JAE - Veamos algunas ventajas. En términos de costos, aquí por ejemplo se manejaba que la idea del Gobierno es promover el uso de tarjetas de crédito y de débito para bancarizar, eso implica tecnológicamente la necesidad de repartir, de masificar estos equipos llamados POS para poder usar una tarjeta en un quiosco y así blanquear más la economía, mediante ese recurso se devuelve IVA, en fin. ¿Qué significa esto en términos de ahorro?

AG - El ahorro es impresionantemente grande, porque el celular existe como tal, no hay que repartirlo. Y ojo que no estoy hablando en contra de los POS, el POS tiene un montón de ventajas, si uno viene con una tarjeta, el POS la lee directamente, solo hay que marcar el importe que la persona va a cobrar. Si usamos un POS como celular, hay básicamente dos estrategias para hacerlo, se necesita digitar más información; si usamos el pago de celular a celular, necesitamos el número de celular de la otra persona o lo que estamos probando en México en este momento, un número ficto. Tú tenés la opción de elegir un número ficto, que no es tu número de celular sino un número que está asociado a tu celular, para el caso de que quieras tener o mantener la privacidad. Hay más digitación, lleva un poco más de tiempo. El tema interfase con el usuario es uno de los problemitas, el hecho de tener que digitar demasiada información, separada por espacios y demás, y los errores que uno puede cometer; eso está atentando contra el uso del mensaje corto, del SMS.

JAE - Tal vez eso responda la pregunta de Quique, de Salto, que dice: "¿Qué pasa si cambio de número o compañía de servicio?". Uno mantiene el número.

AG - Sí, el número se mantiene.

JAE - Otra pregunta que se repite desde muy temprano cuando anunciamos la nota se puede resumir en este mensaje de María del Cordón, que dice que el uso del celular para transacciones financieras podría recrudecer las características de los secuestros exprés, podría retenerse a la persona hasta que acredite fondos en una cuenta de terceros o presionarla en privado a mostrar sus cuentas y saldos, pedirle la clave de ATM. Quizás sería bueno contar la experiencia de México para ver cómo están visualizando esto. ¿No existe el riesgo de más delitos porque todo el mundo tiene celular?

AG - Sí y no, la creatividad humana es infinita. A veces digo gracias a Dios y a veces digo qué lástima, todos tenemos esa creatividad. Pero también existen medios para minimizar. Hoy si una persona es forzada a eso y cuando tiene que dar su número de clave digita por ejemplo el número de PIN personal más un dígito, podría dar su localización y sería mucho más fácil salvarla del problema. Entonces sí es probable que se vaya a un esquema de ese estilo. La idea no es mover el cien por ciento del dinero que uno tiene con los celulares, sino hacer como en los cajeros automáticos, que hay un límite.

JAE - Ese elemento se está manejando en México para atender este riesgo.

AG - Exacto; si tenés 1.000 dólares en la cuenta, los 1.000 no se pueden transferir de una, y a su vez podés notificar que estás en problemas.

JAE - ¿Y en cuanto a la seguridad del sistema mismo?

AG - En cuanto a la seguridad del sistema mismo, hay que cambiar un poco de mentalidad. Hoy si te roban en la calle el dinero no tiene marca, no tiene una denominación que diga "Juan Andrés", pero en una transferencia electrónica se puede seguir, sería mucho más fácil, si yo tengo que transferirle a alguien, eso se puede seguir, se puede auditar, se puede controlar. Es mucho más fácil blanquear la situación en el sistema electrónico.

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JAE - Los celulares ya se utilizan para hacer transacciones con bancos. Aquí en Montevideo se puede pagar el estacionamiento tarifado con Ancel, también se puede pagar con celular el consumo en un taxi, aunque no está muy extendido. Ese es un problema, hay un problema cultural acá.

AG - Hay un problema cultural, y para mí hay un problema de diseño de interfase. Los ingenieros diseñamos cosas y soluciones tecnológicas, y a veces olvidamos que del otro lado hay una persona que usa la tecnología, necesitamos ser más amigables con la tecnología.

JAE - ¿Tenemos que pensar que va a ser más amigable, efectivamente?

AG - Tenemos que pensar que va a ser más amigable. En el caso del taxi hay que acordarse de que hay un señor manejando el taxi, muy apurado, estacionando mal, y que esperar que uno digite un montón de datos del taxi y que eso le llegue es todo un problema. Los tests que estamos haciendo en México son exactamente al revés, en México se maneja bastante peor que en Uruguay, se estaciona bastante peor que en Uruguay, y no se puede esperar que la persona al final digite todo en el momento. Por eso proponemos –es el test que estamos haciendo ahora– que la persona comience de primera a digitar su información en el viaje y que lo único que tenga que hacer al final es confirmar el importe que le manda el taxista. Tiene que decir que sí o que no, y le dejamos un espacio para que le ponga propina al pobre taxista.

JAE - ¿Cuándo empieza a implementarse para el uso masivo?

AG - Lo previsto en México –y es difícil prever en nuestros países, y más en México– es que sea a partir del 1º de enero. Según el estudio de mercado que ha hecho la institución con la que estamos colaborando, que nuclea a estas 350 instituciones financieras, para junio del año que viene tendrían un 10% del total de pagos del mercado. Ellos operan ocho millones de pagos por día en este momento, y estiman llegar en junio a las 800.000 transacciones diarias.

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Transcripción: María Lila Ltaif