Análisis Económico

La inflación volvió a ser alta en febrero: análisis y perspectivas

Análisis de la economista Tamara Schandy, de la consultora Deloitte.


(emitido a las 8:42 Hs.)

EMILIANO COTELO (EC):
El INE informó ayer que el Índice de Precios del Consumo subió 0,94% en febrero. Como la inflación de febrero pasado había sido menor (de 0,6%), la medición en 12 meses volvió a subir y se ubicó en 7,67%.

Con este dato sobre la mesa, en los próximos minutos conversaremos sobre la dinámica de los precios con la economista Tamara Schandy, de la consultora Deloitte.

La inflación de febrero de 0,94% estuvo por encima de la mediana de la encuesta de expectativas del Banco Central, que apuntaba a una inflación de 0,65%. ¿Se puede decir que el dato "sorprendió"?


TAMARA SCHANDY (TS):
En realidad la encuesta había tenido algo menos de respuestas y una dispersión bastante grande en febrero.

Es cierto que el dato de 0,94% es relativamente alto para lo que suele ser la inflación de febrero, pero no diríamos que fue una sorpresa. Nuestro pronóstico, de hecho, era de una inflación de 0,9%.

En parte esperábamos una inflación alta porque en este febrero en particular se habían juntado varios aumentos de precios administrados. Las tarifas de UTE subieron 5,6% en promedio, las de OSE aumentaron 5,5% en febrero. También aguardábamos el impacto de la suba del precio del taxi, que en realidad fue en enero pero como se dio sobre el final del mes el mayor impacto se hace visible en el índice en febrero.


EC: ¿Cuánto representan esas subas en el total de la inflación del mes?


TS: Según nuestros cálculos la suba de los precios administrados explica aproximadamente 0,24 puntos de esa inflación de 0,94% que tuvimos en febrero.

Al margen de eso también tuvimos subas relativamente importantes en los rubros de alimentos. Esto tampoco puede verse como una sorpresa en virtud de todo lo que subieron los precios internacionales de muchos productos desde el final del año pasado a esta parte. La carne es un claro ejemplo de esto, pero sucede lo mismo con los lácteos y los panificados, por ejemplo. Esto es algo que, además, está bien en línea con la tendencia que vienen mostrando estos precios desde hace ya muchos meses.

Y, también en línea con lo que vimos en meses anteriores, en febrero seguimos observando presiones de inflación más domésticas. Para medir eso, nosotros habitualmente agrupamos los precios de los bienes y servicios de la canasta que llamamos "no transables" (porque son productos cuya dinámica de precios no responde a una referencia externa sino que se fija por la oferta y la demanda en nuestro país). La inflación de esos productos volvió a ser alta en febrero, de 1,1%, y en la medición en doce meses se mantuvo por arriba de 10,5%, que es una inflación bien alta. Como hemos dicho otras veces en este espacio, este es un resultado natural en un contexto de desempleo mínimo, de salarios que suben fuertemente y de una demanda interna que, en general, sigue subiendo a muy buen ritmo.


EC: Con el dato de febrero, la inflación en los últimos 12 meses subió a 7,67% anual y se alejó más del techo del rango objetivo del Banco Central, que es 7% hasta junio pero que incluso baja a 6% luego. ¿Podríamos seguir viendo niveles de inflación altos en los próximos meses?


TS: En un horizonte corto definitivamente sí.

A nivel de los precios administrados, con las medidas de enero y febrero quedó claro que no hay espacio fiscal para contener subas como se hizo el año pasado. De hecho, ayer se anunció un incremento adicional de los precios de los combustibles de casi 10% y si llueve poco también podría haber nuevos aumentos de electricidad. En marzo vamos a tener también la incidencia del ajuste del boleto, que fue en febrero pero muy sobre el final del mes, y probablemente veremos también algún resabio en el índice de la suba de electricidad de febrero. Con todos estos elementos sobre la mesa, nuestro pronóstico supone que la inflación en los precios administrados va a seguir subiendo en la medición anual (desde niveles que, hay que aclarar, eran sumamente bajos porque en 2010 se habían postergado muchos ajustes).

Ahora, tanto o más importante que eso es lo que nosotros llamamos la inflación "subyacente". Allí está, a nuestro juicio, la clave de cómo va a evolucionar la inflación en los próximos meses.


EC: ¿Cuáles son sus números allí?


TS: A nivel de la demanda doméstica realmente no vemos demasiado espacio para que en el corto plazo cedan las presiones inflacionarias, desde niveles de inflación en los no transables que están (como decía recién) en más de 10% en términos anuales. El otro gran componente de la inflación subyacente son los precios de los bienes "transables", los que tienen una referencia internacional más o menos clara. Allí nos parece que todavía hay potencial para algo más de inflación, sobre todo en algunos alimentos. Las subas en los precios internacionales de los últimos dos o tres meses fueron realmente extraordinarias, y quizás en algunos casos queda aún algo para trasladar al mercado interno.

Teniendo en cuenta eso, nuestros modelos proyectan una inflación subyacente del orden de 9% anual para los próximos  3 o 4 meses. Eso, junto con los aumentos de precios administrados, bien podría motivar alguna suba más de la inflación total.

Para el segundo semestre de 2011 el panorama ya se torna algo más incierto.


EC: ¿Por qué?


TS: Por la perspectiva de los commodities, fundamentalmente. En nuestro escenario base de proyección no estamos contemplando caídas de precios pero sí una moderación de las presiones inflacionarias desde ese frente, porque no esperamos que los precios sigan subiendo al mismo ritmo que han crecido en estos últimos meses. Si eso sucediera, la inflación en los bienes transables debería ceder, y de la mano de eso la inflación subyacente y la inflación total. Bajo ese supuesto, nuestros modelos arrojan niveles de inflación que de todas formas son relativamente altos, del orden del 7% anual para el cierre del año. Eso supone que, aún cuando los commodities se moderaran, vemos poco probable que la inflación converja al nuevo rango objetivo, que a partir de junio pasa a ser de una inflación de 4% a 6%.

E incluso hay un riesgo de que eso no suceda, de que las presiones externas sigan bien firmes y de que la inflación pueda resultar aún mayor.


EC: De cara al próximo Comité de Política Monetaria de fines de marzo, entonces, el "caso" para un aumento de la tasa de interés se hace más firme, ¿no?


TS: A nuestro juicio sí. De hecho esperamos una suba en marzo y también probablemente algunos aumentos adicionales de la tasa en el correr del año.

Una tasa de 6,5% (que es la actual referencia) es una tasa nula o ligeramente negativa en términos reales. Y eso tiene como correlato que la cantidad de dinero en términos reales viene creciendo a un ritmo bien importante, muy superior al ritmo de crecimiento del PBI, por ejemplo. Eso, más tarde o más temprano, termina siendo inflacionario.

Como hemos señalado en varias oportunidades en este espacio, hasta ahora el Banco Central probablemente ha sopesado también una voluntad de evitar una caída adicional del tipo de cambio. Con la perspectiva de ese dilema entre tipo de cambio e inflación podría argumentarse a favor de "tolerar", al menos transitoriamente, niveles más altos de inflación. Pero las presiones inflacionarias son persistentes y hay un riesgo de que se aceleren, no sólo por presiones externas sino también por presiones domésticas.

Teniendo en cuenta eso, con una economía que está en una fase expansiva del ciclo económico, realmente se hacen cada vez más firmes los argumentos para endurecer la política monetaria.

El último elemento que nos parece relevante traer sobre la mesa es que en los últimos meses países que enfrentan un dilema similar de inflación y tipo de cambio se están decidiendo de hecho por señalizar al mercado un mayor compromiso con la inflación. En América Latina tenemos los ejemplos de Chile, Perú y el mismo Brasil, que ayer resolvió subir en otros 50 puntos la tasa de referencia para tratar de encauzar la inflación al objetivo oficial.


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