Nicolás Eyzaguirre (FMI): "El gran desafío de Uruguay es administrar esta bonanza para que dure"
El director del Departamento para el Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), Nicolás Eyzaguirre, estuvo de visita en Uruguay, como parte de una delegación de ese organismo que se entrevistó con autoridades del Gobierno uruguayo. Consultado por En Perspectiva sobre la situación económica del país, sostuvo que "el gran desafío tanto para Uruguay como para otras economías latinoamericanas que están con un entorno externo muy favorable es administrar esa bonanza para que dure muchos años". El economista agregó que otros retos a afrontar son "manejar el ciclo y el mediano a largo plazo". Además, recomendó "fomentar el ahorro" y "no buscar un excesivo consumo" para evitar futuros endeudamientos. "El gran tema del futuro va a ser cómo Uruguay se transforma de una economía productora de muchas materias primas en productora de materias primas con alto nivel de elaboración, y que por tanto tengan un precio mucho más alto y permitan ingresos mucho más altos para los uruguayos", señaló.
(emitido a las 9.09 Hs.)
JUAN ANDRÉS ELHORDOY:
Una destacada delegación del Fondo Monetario Internacional (FMI) visitó Uruguay para entrevistarse con el presidente Mujica, el vicepresidente Astori, otras altas autoridades de Gobierno, con grupos de parlamentarios, dirigentes políticos, y hasta con un grupo de jóvenes estudiantes interesados en preguntar sobre el organismo internacional.
En estas instancias el propio director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, dijo que durante la última década Uruguay ha logrado un progreso económico notable que ha traído importantes aumentos en los estándares de vida de la población.
¿Cómo debe entenderse que un organismo internacional que fue muy reticente a apoyar a Uruguay en los peores momentos de la crisis bancaria de 2002 destaque ahora el notable crecimiento del país en la última década? Y mirando el futuro, ¿qué desafíos presenta la economía uruguaya en esta senda de crecimiento tan importante?
Para responder estas y otras preguntas, dialogamos con el economista Nicolás Eyzaguirre, académico, investigador, consultor, político chileno, porque fue ministro de Hacienda del presidente Ricardo Lagos, y es actualmente director del Departamento para el Hemisferio Occidental del FMI.
Comenzamos preguntándole por su visión acerca de la situación económica del Uruguay de hoy.
NICOLÁS EYZAGUIRRE:
La respuesta convencional sería: muy bien; cuando la economía crece tanto, el empleo está tan dinámico, hay bajo desempleo, no se puede si no decir cosas favorables. En una respuesta menos convencional recordaría a Confucio, el gran pensador, que decía "cuando más debes preocuparte es cuando no tienes ningún problema".
JAE - ¿A qué apunta? ¿En qué está pensando cuando se acuerda de Confucio?
NA - Pregúntale a Confucio. El tema es que uno suele caer en la autocomplacencia cuando las cosas están yendo todas bien, y el gran desafío tanto para Uruguay como para otras economías latinoamericanas que están con un entorno externo muy favorable es administrar esa bonanza para que dure muchos años.
JAE - Aquí hay una polémica o una discusión que se ha dado en torno al origen de este crecimiento, si se trata de un viento de cola, de un viento favorable, y por eso la economía uruguaya está creciendo, o si hay un aumento genuino de la actividad económica. ¿Cuál de estos dos componentes pesa más para leer la economía uruguaya?
NA - Son ambas cosas. Que hay viento de cola, lo hay, porque estos factores que tú ves en Uruguay, de rápido crecimiento, de aumento del empleo, no se dan solo en el Uruguay, se dan también en otras latitudes, en países distintos, con lo cual si se da en varios esto no es privativo del Uruguay. Pero también Uruguay y sus políticas tienen que ver con esto, porque no en todas partes se da; dentro de lo que me toca dirigir, que es el conjunto de América, tenemos economías que no reciben financiamiento fresco, para las que los mercados internacionales están cerrados, que no están teniendo un boom de empleo. Eso se debe a que las cosas han sido manejadas con mucha prudencia en Uruguay, y por lo tanto Uruguay se ve como una economía muy promisoria.
JAE - Haciendo un poco de historia, lo interesante es ver la crisis de 2002 y aquel FMI que tuvo un gesto que fue muy criticado internamente, porque no tuvo una reacción de apoyar a Uruguay en momentos críticos, al menos no en forma inmediata; puso muchos condicionamientos, incluso surgieron versiones de intenciones ocultas de cambio de gobierno. En definitiva eso no ocurrió y Uruguay salió adelante, primero con un préstamo puente de Estados Unidos y después sí con el apoyo del FMI. A la luz de esto y de lo que han sido los resultados pese a esos inconvenientes que se generaron allá por junio, julio de 2002, ¿no hay espacio para la autocrítica del FMI con respecto al Uruguay?
NA - Desgraciadamente yo no soy el más llamado a darle una respuesta comprensiva, porque en ese momento me tocaba ser el ministro de Finanzas de Chile, por tanto luchaba junto con los colegas de Uruguay, de Argentina, de tantos otros países por tratar de salir adelante. Efectivamente, creo que hemos cambiado muchas cosas; le diría dos como las más importantes. Una, hoy tenemos líneas de apoyo preventivo, lo que significa que al igual que como lo hace un médico, tú puedes preocuparte por la salud de un paciente antes de que enferme; antes solo podíamos, por nuestra constitución, por el sistema que nos rige, llegar a los países cuando estos llegaban al FMI a pedir ayuda, y lo hacían simplemente cuando no tenían otra alternativa. Entonces parte de la autocrítica nuestra es que desgraciadamente llegábamos demasiado tarde, cuando el daño ya era relativamente inevitable.
Otra autocrítica que hemos hecho, y que le vale a la mayoría de la profesión económica, es que muchas veces las crisis pueden partir de lugares relativamente remotos, no basta con mirar el equilibrio fiscal, con mirar la balanza de pagos, a veces hay que mirar, y muy cercanamente, al sector financiero, que si está mal regulado, y sobre todo mal supervisado, puede ser la causa de crisis sistémicas de gran envergadura. Hoy podemos mostrar que estamos mirando las cosas de un modo distinto.
JAE - ¿Y esto en términos prácticos? Porque recientemente el propio FMI reconocía que no pudo anticipar o prevenir la crisis de 2008 que se dio en Estados Unidos. A la luz de esa lectura, de esa autocrítica que se ha hizo pública hace bastante poco tiempo, ¿cómo se lee esto que usted acaba de señalar?
NA - De diversas formas. En primer lugar, ahora sí establecemos una inspección muy a fondo de cómo están los sistemas financieros tanto formales como informales de los países, para evitar crisis que eventualmente no se vean a nivel de los indicadores tradicionales pero que estén escondidas en el sector financiero. No solo para mirar que no haya crisis, sino que estamos recomendando mucho todo lo que es la regulación macroprudencial, que a veces se confunde con controles de capital o cuestiones de ese tipo, pero que tiene que ver con evitar que en momentos buenos haya una especie de auge de crédito y que las familias se endeuden mucho y finalmente no tengan cómo pagar. Hay un sinfín de temas que antes no veíamos y sobre los cuales hoy día ponemos gran atención, por ejemplo cómo interactúan unos países con otros. Antes mirábamos sobre todo la relación del Fondo con el Uruguay o del Fondo con el Brasil; hoy hacemos especial hincapié en cómo una evolución por ejemplo en Europa o en el norte de África o en Brasil podría afectar la economía uruguaya. Y cuando hablamos con las autoridades uruguayas les damos la visión de conjunto, y asimismo cuando hablamos con las autoridades brasileñas les damos la visión de conjunto incluyendo a Uruguay.
JAE - Otro elemento que implica un cambio es que muchos países de la región ya no le deben al FMI, como es el caso de Uruguay y de otros que optaron por liquidar la deuda argumentando que querían más independencia. ¿Cómo cambia esto el accionar del Fondo?
NA - A veces el sentimiento, y cuando ha habido estos problemas en el pasado, es que cuesta romper. En el pasado los países tenían acceso al FMI o pedían acceso cuando estaban con un problema extremadamente severo, por lo tanto la visión era que salir de la vigilancia del FMI era una forma de demostrar que se estaba sano nuevamente, la gran aspiración era pagarle de una vez por todas al FMI y salir de su tutela. Pero, como decía, parte de los problemas emanaba del hecho de que nosotros no estábamos autorizados para entrar en los países sino en los momentos de crisis. Eso ha sido cambiado por el conjunto de países del mundo que se reúnen en nuestro directorio y dan los lineamientos. Hoy por ejemplo tenemos una línea precautoria con México por 72.000 millones de dólares, una línea precautoria con Colombia por una cantidad importante también de financiamiento, y Colombia y México son dos economías que andan estupendamente bien.
JAE - Volviendo al caso de Uruguay y a Confucio, hay desafíos. El crecimiento de Uruguay es algo que no da margen a dudas, sin embargo hay desafíos en el corto plazo. Usted hablaba de la sostenibilidad, de qué manera hacer que esto sea algo sostenible en el tiempo y se mantenga. ¿Qué otro desafío tiene que enfrentar Uruguay?
NA - Otro desafío es cómo manejar el ciclo, y otro es cómo manejar el mediano a largo plazo. El ciclo tiene que ver con no hacer todas las cosas buenas al mismo tiempo, no somos hugonotes y por tanto entendemos que la gente aspira a tener mejores niveles de vida y a consumir más, también a salarios más altos, eso es normal. Pero si eso se hace inmediatamente, junto con la gran necesidad de infraestructura que tiene Uruguay, que ha planteado el Gobierno, si tú inviertes más y consumes más, alguien tiene que pagar la cuenta. Eso te lleva a endeudarte en exceso y potencialmente trae un problema en el camino. Entonces ahora que están en la fase cíclica alta hay que tratar de fomentar el ahorro, no buscar ni por parte del Gobierno ni por parte del sector privado un excesivo consumo; sí un nivel sostenible en el tiempo. Entonces el gran desafío cuando las cosas están tan bien es evitar que haya un sobrecalentamiento de las expectativas y del consumo.
A mediano plazo el tema es cuáles son las fuentes de competitividad del Uruguay. Como decía el presidente, el Uruguay tiene 15 millones de [cabezas de] ganado bovino y no sé cuánto de millones de ganado caprino, ustedes tienen una naturaleza prodigiosa y el mundo necesita alimentos. Pero hay muchos otros que también tienen una naturaleza prodigiosa, entonces la carrera del mañana va a estar dada por ser un abastecedor agroalimentario del mundo, pero con cada día con tecnología más sofisticada, y, lo que es más importante, lo que está detrás de la tecnología, con mejor conocimiento, con más capital humano. El gran tema del futuro va a ser cómo Uruguay se transforma de una economía productora de muchas materias primas en productora de materias primas con alto nivel de elaboración, que incorporen conocimiento humano, que incorporen tecnología, y que por tanto tengan un precio mucho más alto y permitan ingresos mucho más altos para los uruguayos.
JAE - También es cierto que cuando uno habla de competitividad, al menos en esta parte del mundo, se relaciona con el dólar, con el valor de la moneda estadounidense, el valor de referencia. La expresión del ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega, de "guerra de monedas" a nivel mundial ha prendido mucho en la discusión; ¿usted comparte que hay una guerra de monedas en el mundo?
NA - No, en este momento no la hay, lo que ocurre es que la coordinación internacional no es todo lo buena que sería deseable, los países todavía persiguen sus propios beneficios. Por ejemplo la política monetaria de Estados Unidos, que es un país que me toca supervisar, es extraordinariamente laxa a través de lo que se llama facilidad cuantitativa y muchos piensan que eso hace que el dólar se deprecie en otros lados. Otros lo dijo el ministro Mantega se expresaron cuando Japón salió a intervenir fuerte para evitar que se fortaleciera el yen. Hay un problema de coordinación de política monetaria, porque básicamente en el mundo falta demanda, entonces los países están tratando de que sean otros los que les compren sobre la base de tener monedas más débiles. Y como no todos pueden tener monedas débiles a la vez, porque las monedas valen con relación a las otras, es un tema relativo, algunas se tienen que fortalecer necesariamente. A las economías que están relativamente más fuertes se les va a fortalecer la moneda, un caso de ellos es Uruguay, como ocurre en Tailandia, como ocurre en Chile, como ocurre en Brasil. Un cierto nivel de fortalecimiento de la moneda es razonable, y hasta el momento creemos que lo que ha ocurrido en Uruguay es razonable. Ciertamente todo se puede pasar de largo, en cuyo caso hay que tomar alguna medida para mitigarlo.
JAE - ¿A qué distancia estamos de ese paso, de ese momento?
NA - Pienso que todavía no debería ser un motivo de preocupación nacional. Ciertamente los sectores exportadores van a expresar su preocupación, es natural que lo hagan, pero en ningún caso el valor de la moneda hoy día atenta contra la competitividad del Uruguay.
JAE - Pero ¿hay margen? Porque ya vienen dándose intervenciones por parte del Ministerio de Economía, del Banco República, hay compras fuertes, se han diseñado algunos planes, y no solamente en Uruguay, también en Chile, en Brasil. Entonces, ¿hay margen de maniobra?, ¿países como Uruguay tienen margen de maniobra para incidir en esta variable?
NA - Una de las cosas básicas para manejar la política cambiaria es mantener un cierto grado de ambigüedad. Yo le puedo decir que el territorio en el que está hoy día el peso es relativamente confortable, no es un problema para la competitividad del Uruguay. La otra cosa que le puedo decir es que cuando los bancos centrales intentan evitar la apreciación de sus monedas cuando estas todavía tienen un nivel de competitividad sostenible, eso se va a derrotar por sí mismo porque va a alentar la especulación. Si yo estoy comprando a un precio todavía excesivamente alto el dólar, todo el mundo me va a querer vender dólares, por tanto la intervención y los otros mecanismos que hay para mitigar la apreciación excesiva del peso, o lo que es lo mismo, un valor excesivamente bajo del dólar, funcionan más en la medida en que ya haya pasado un poquito de agua debajo del puente, esto es, que el peso esté relativamente más fuerte.
JAE - Una pregunta más bien de carácter personal, porque usted fue una figura muy importante en el gobierno de Lagos como ministro de Hacienda de 2000 a 2006: ¿se considera un hombre de izquierda?
NA - Sin duda alguna, cada día más.
JAE - ¿No resulta contradictorio ser una jerarquía dentro del FMI y ser un hombre de izquierda?
NA - Lo mismo le preguntaron a Dominique Strauss-Kahn, que es socialista y es el número uno del Fondo. Yo no veo ninguna contradicción, el Fondo es un organismo multilateral, un organismo supranacional, un organismo cuyas políticas se deben a lo que los países del mundo acuerdan libremente sentados alrededor una mesa. Obviamente, los países más poderosos tienen relativamente más poder de voto y por tanto las opiniones tienden a ser sesgadas en función del poder de voto de cada uno. Pero el mundo es dinámico y hoy vemos que la opinión de Brasil, de China, de la India, de Rusia, por nombrar algunos casos de economías emergentes, va a pesar cada vez más. Entonces claramente el Fondo refleja la realidad del poder mundial, y hoy los balances en el poder mundial son lo suficientemente fuertes para evitar que lo que el Fondo diga corresponda solamente al interés de un país poderoso a expensas de países que lo son menos. Si algún día me tocara llevar adelante una política que yo considerara lesiva a los intereses de América Latina y favorable a los intereses de países más desarrollados, por más que así lo hubiera decidido el directorio, simplemente yo no la llevaría adelante, renunciaría. Pero hasta el momento no he considerado que nada de lo que yo diga, de lo que es la línea política del Fondo, que se contradiga con los mejores intereses de América Latina.
JAE - Me interesa este punto de partida porque en Uruguay hay una discusión interna acerca de la distribución de la riqueza. Siendo que Uruguay es un país igualitario, o de los más igualitarios de la región, quisiera preguntarle en su visión de hombre de izquierda y funcionario del FMI si Uruguay tiene margen para introducir cambios por el lado de los impuestos, por el lado de cambios normativos. Está claro que hay otros países que sí, porque tienen desigualdades mucho mayores, pero ¿en el caso de Uruguay?
NA - Ciertamente el objetivo de mejorar la distribución de la renta es muy loable, la comparto plenamente, creo que la única sociedad realmente vivible es una sociedad más igualitaria. Las sociedades profundamente desiguales hacen que los ricos vivan cuidando la riqueza y los pobres vivan desesperados por no poder acceder a oportunidades. Por tanto sigo creyendo que la mejor calidad de vida para todos es una sociedad más igualitaria, además que ciertamente las sociedades muy desiguales no les dan oportunidades a talentos enormes, niños que nacen en familias relativamente menos afortunadas.
Respecto de propuestas concretas, el camino al infierno a veces está pavimentado de buenas intenciones, hay que mirar cada propuesta en concreto. Si usted a lo que va es si es una buena forma de redistribuir la renta bajar el IVA, yo le digo directamente que no, porque el IVA es un impuesto al consumo y los que más consumen son los ricos, por tanto bajar el IVA va a favorecer a los ricos.
***
JAE - El diálogo con Nicolás Eyzaguirre tuvo lugar ayer ya casi entrada la noche, en medio de la intensa agenda que él y otras jerarquías del FMI mantuvieron con actores políticos del Uruguay, del Gobierno y de partidos políticos de la oposición.
***
Transcripción: María Lila Ltaif