¿Cómo quedan las perspectivas para la economía de Japón luego del terremoto?
Análisis del economista Uri Lichtenstein, de la consultora Deloitte.
(emitido a las 8.45 Hs.)
JUAN ANDRÉS ELHORDOY (JAE):
El terremoto de Japón es un motivo de incertidumbre para la economía mundial. En los últimos días ya hemos analizado en profundidad los efectos del terremoto sobre los mercados bursátiles del mundo y sobre la cotización del yen, que por ahora se ha fortalecido a pesar de la enorme incertidumbre.
Por eso hoy les proponemos poner el foco en otras dimensiones. ¿Cómo quedan las perspectivas para la economía japonesa luego de esta catástrofe? ¿Qué impactos podrían sentirse en el resto de la economía mundial? En seguida dialogamos sobre estos temas con el economista Uri Lichtenstein, de la consultora Deloitte.
Dejando de lado el tema de los mercados bursátiles, ¿cuáles pueden ser las consecuencias de este terremoto y del tsunami para la economía de Japón?
URI LICHTENSTEIN (UL):
Antes que nada cabe aclarar que estamos haciendo referencia a un tema muy sensible que aún no está resuelto ni mucho menos, debido al peligro de que se produzca un accidente en las plantas de generación de energía nuclear. Por eso, independientemente del análisis económico que podamos llegar a realizar, la principal preocupación que tiene el mundo en estos días es la de evitar que se produzca un accidente de esa naturaleza, que termine castigando aún más a la población de Japón.
Ahora, desde el punto de vista de los impactos económicos, lo primero que estamos viendo es una paralización de la actividad económica bien importante. Numerosas fábricas han decidido cerrar sus plantas de producción por tiempo indeterminado, algunas porque han quedado muy dañadas por el terremoto, otras porque no cuentan con abastecimiento de energía suficiente para operar y otras para permitir que los trabajadores puedan estar junto a sus familias. A ello hay que sumarle que la infraestructura ha quedado muy dañada, numerosas carreteras están cortadas y el suministro de energía, como comentábamos recién, está muy limitado tanto para la población como para la industria.
En ese marco, lo que vamos a ver indudablemente es la caída del PBI de Japón durante uno o dos trimestres hasta que la economía comience a operar con cierta normalidad nuevamente. Ahora bien, luego de ese trimestre o dos, y asumiendo lo que todos deseamos, que esto no termine en un accidente nuclear de proporciones mayores, lo que deberíamos ver es una recuperación importante de la actividad económica, de la mano de las tareas de reconstrucción.
JAE: O sea que en principio, y si no tenemos una catástrofe nuclear, los impactos sobre la actividad económica serían relativamente acotados.
UL: Sí, acotados en el sentido de que no tendríamos al PBI cayendo por muchos trimestres. Eso no quiere decir que cuando caiga la caída no sea fuerte. Y tampoco quiere decir que los impactos terminan porque el PBI empieza a subir de nuevo, porque el nivel seguramente va a ser más bajo que el que teníamos antes de la catástrofe.
Además, debemos tener en cuenta que el terremoto y el tsunami provocaron una destrucción muy importante del stock de capital. Desde esa perspectiva hay un empobrecimiento equivalente al costo de las infraestructuras dañadas, algo que todavía es muy temprano para estimar pero que equivaldrá a varias decenas de miles de millones de dólares. Si lo miramos de esa forma, queda claro que esta catástrofe ya tuvo un impacto económico muy importante sobre el patrimonio o la riqueza de la sociedad. Y eso es algo que excede a lo que se refleja en forma directa en las cifras de PBI pero que sin dudas representa un costo relevante para la sociedad japonesa.
JAE: Queda claro ese punto. Comentabas recién que las tareas de reconstrucción deberían volver a impulsar a la economía de Japón. Justamente en estos días se ha hablado mucho de que hay repatriación de capitales y de que las compañías aseguradoras están canalizando fondos para impulsar ese proceso de reconstrucción. Pero es claro que el Estado también va a tener que jugar un rol importante en ese proceso. ¿Cómo están las finanzas públicas de Japón para enfrentar ese desafío?
UL: Esa es una pregunta clave. En las últimas décadas, el Gobierno de Japón ha tenido resultados deficitarios muy abultados, lo que determinó un aumento extraordinario de la deuda pública. Así, Japón llega a este terremoto con una deuda pública que representa más de 200% de su PBI. Ninguna otra economía desarrollada tiene un nivel de deuda tan importante como Japón. Indudablemente, esos niveles de deuda serían insostenibles para cualquier otra economía, porque los pagos de intereses serían demasiado abultados. Desde esa perspectiva, podríamos pensar que el Gobierno de Japón tiene poco margen para enfrentar los costos asociados a la reconstrucción.
Sin embargo, el Gobierno de Japón cuenta con la ventaja de financiarse a tasas extremadamente bajas. Esas tasas muy bajas han permitido que niveles tan altos de deuda sean sostenibles en el tiempo.
JAE: ¿Y no hay un riesgo de que los inversores ahora comiencen a exigir tasas más altas para financiar al Gobierno de Japón?
UL: Sí, sin dudas que ese riesgo existe y podría dificultar el acceso al financiamiento del Gobierno de Japón. Sin embargo, debemos tener en cuenta que son los propios ahorristas japoneses los que financian mayormente al Gobierno de ese país. El sector privado en Japón es superavitario, ha acumulado ahorros durante una gran cantidad de años y esos ahorros son los que financian el déficit fiscal. Desde esa perspectiva, la economía de Japón parecería contar con fondos propios, sin necesidad de recurrir masivamente a préstamos de inversores externos, como para hacer frente a las tareas de reconstrucción.
JAE: ¿Y de qué manera se pueden ver afectadas las perspectivas para la economía mundial? Japón sigue siendo una economía de muchísimo peso.
UL: Es cierto. Japón es la tercera economía del mundo, solamente por detrás de Estados Unidos y de China. Su PBI asciende a unos 5,5 billones de dólares. Para darnos una idea, la economía de Japón es más del doble que la economía de Reino Unido y casi tres veces más grande que la economía de Brasil. Esas cifras son impresionantes.
Es además el cuarto exportador de bienes del mundo y uno de los principales proveedores a nivel mundial de bienes de capital, de automóviles y de productos electrónicos. En ese marco, queda claro que Japón tiene un peso bien importante para la economía mundial.
JAE: Entonces, una menor actividad en ese país durante algunos meses puede llegar a afectar al resto del mundo, ¿no es así?
UL: Sí. Lo que probablemente podemos llegar a ver en los próximos meses son algunas restricciones de oferta de equipamientos para algunos países. En particular, aquellas economías que importan bienes de capital desde Japón podrían enfrentar dificultades para abastecerse de esos bienes durante algún tiempo y eso podría enlentecer su crecimiento económico.
En cualquier caso, los impactos de esta catástrofe sobre la economía mundial deberían ser transitorios. Todo esto, claro está, está sujeto a que no se agrave la situación en torno de las centrales nucleares, que es el tema que mantiene en vilo al mundo entero hoy en día. Un agravamiento de la situación en ese frente podría tener impactos económicos, y ni que hablar humanitarios, mucho más importantes.
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