La economía griega en horas clave: ¿se avecina el primer default de un país de la zona del euro?
Análisis del economista Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte.
(emitido a las 8.46 Hs.)
JUAN ANDRÉS ELHORDOY (JAE):
El Parlamento griego respaldó al Poder Ejecutivo otorgando una moción de confianza para apoyar un nuevo y doloroso programa de austeridad.
Hubo 155 votos a favor, 143 en contra y dos abstenciones. Esta es una de las condiciones necesarias para la liberación del quinto tramo de la ayuda de la Unión Europea (UE) y del Fondo Monetario Internacional (FMI), que va a ascender a 12.000 millones de euros, sin los cuales Grecia entraría en quiebra.
Con todo esto, el nerviosismo en los mercados ha ido en aumento. Algunos analistas, incluso, advierten que un default de la deuda griega con quitas más o menos importantes para los tenedores de bonos luce cada vez más probable.
Con estos elementos sobre la mesa, les proponemos analizar a fondo la situación de Grecia en diálogo con el economista Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte.
Pablo, comencemos por abordar lo que está pasando en estas horas. La semana próxima el Parlamento tratará la aprobación de nuevas medidas de austeridad. ¿Qué se espera para entonces?
PABLO ROSSELLI (PR):
La semana que viene el Parlamento deberá votar si aprueba el nuevo paquete de austeridad fiscal propuesto por el Gobierno. Concretamente, se trata de un recorte adicional del gasto público y la venta de participaciones del Estado en algunas empresas clave de los rubros de telecomunicaciones, energía y puertos, entre otros. Es importante tener en cuenta que la aprobación de ese paquete de austeridad es una condición prácticamente excluyente para que el FMI y la Zona del Euro liberen unos 12.000 millones de euros al Gobierno griego, cuyo desembolso está estipulado para comienzos de julio. Y ese es un primer mojón para evitar un default de Grecia, que deberá resolverse en el correr de la semana que viene. Aún si Grecia recibe esa cuota de ayuda por 12.000 millones de euros a comienzos de julio, todavía deberán darse muchos otros pasos para resolver los problemas financieros que enfrenta el Gobierno griego.
JAE - ¿Cuáles serían esos pasos?
PR - Esos 12.000 millones de euros forman parte de un primer paquete de asistencia financiera aprobado por los Gobiernos de la Zona del Euro y por el FMI en mayo del año pasado. Ese primer programa de asistencia culminará en 2012. De hecho, el programa de ayuda contemplaba que el Gobierno griego estaría en condiciones de volver a financiarse en los mercados el año próximo y prescindiría así de la ayuda de los demás Gobiernos de la Zona del Euro y del FMI a partir de 2013. Sin embargo, eso claramente no va a ser así porque hoy en día nadie está dispuesto a prestar fondos al Gobierno griego a tasas reducidas. Desde esa perspectiva, entonces, a los efectos de evitar un default de Grecia el año que viene, se hace imprescindible la aprobación de un segundo paquete de asistencia financiera. El tema es que la aprobación de ese segundo programa de salvataje está siendo muy problemática, ya no por los conflictos políticos al interior del sistema político de Grecia, sino por las notorias discrepancias entre el Gobierno de Alemania y el Banco Central Europeo.
JAE - ¿Cuáles son esas discrepancias?
PR - Por un lado, Alemania (junto con otras economías del centro de Europa como Holanda) exige que los esfuerzos asociados al rescate de Grecia no recaigan únicamente sobre los Gobiernos de la Eurozona. Recordemos que la administración Merkel ha sufrido algunos reveses políticos en los últimos meses, porque la mayor parte del electorado alemán se opone a que los países solventes como Alemania asistan sistemáticamente a los países en dificultades. En ese marco, como condición para aprobar un segundo paquete de asistencia para Grecia, el Gobierno de Alemania exige que todos los tenedores de deuda griega acepten una extensión de los vencimientos por siete años. A modo de ejemplo, si yo tengo un bono del Gobierno de Grecia que vence en 2012, debería aceptar extender su vencimiento por siete años, hasta 2019. Por otro lado, el Banco Central Europeo se opone a una medida de este tipo porque podría ser catalogada como un default técnico por parte de las agencias calificadoras. Además, el Banco Central teme que la imposición de algún tipo de castigo para los tenedores de bonos pueda alentar un efecto contagio, generando mayores tensiones en torno a la deuda pública de otras economías europeas que están en la mira de los mercados, como Irlanda o Portugal. En definitiva, en los próximos días el primer obstáculo a superar es la aprobación por parte del Parlamento griego de las nuevas medidas de austeridad que impulsa el primer ministro de ese país y simultáneamente, los Gobiernos de la Eurozona y el Banco Central Europeo deberán llegar a un acuerdo en torno a los lineamientos asociados a un segundo paquete de asistencia para Grecia.
JAE - Si se superan esos dos elementos, ¿podemos decir que Grecia resuelve su crisis de deuda y evita el default?
PR - No necesariamente, porque como hemos comentado en ocasiones anteriores, Grecia enfrenta una combinación de problemas particularmente severas: alto endeudamiento, fuerte déficit fiscal, problemas de competitividad y recesión. Una combinación muy difícil de superar. Bajo esa perspectiva y aún si los Gobiernos de la Eurozona aprobarán un segundo programa de "salvataje", garantizándole al Gobierno griego fondos por algunos años más, la sostenibilidad de mediano plazo de las finanzas públicas luce, en el mejor de los casos, muy complicada. Hoy parece casi imposible que Grecia pueda salir de esta situación sin que los Gobiernos de la Eurozona asuman parte de la deuda o sin una restructuración de sus pasivos con pérdidas para los acreedores. Sumado a todo lo anterior, lo que estamos viendo en los últimos meses es una gradual salida de depósitos del sistema bancario. Desde finales de 2009 los depósitos bancarios se redujeron algo más de 15%.
JAE - ¿Por qué se está viendo esa fuga de depósitos? ¿Se teme también por la solvencia del sistema bancario?
PR - Efectivamente. Los depósitos se están fugando porque ante un eventual default de la deuda pública con quitas de 40% o 50% (algo que perfectamente podría ocurrir a juzgar por el valor de mercado que muestran los bonos griegos a 10 años), los bancos de ese país enfrentarían serios problemas de solvencia. Y los depósitos se fugan además porque algunos ahorristas comienzan a temer que Grecia puede llegar a abandonar el euro para recuperar competitividad y para "licuar" el valor de la deuda pública. Y si eso sucede, los depósitos quedarían probablemente nominados en la nueva moneda de Grecia, que tendría necesariamente un menor valor que el euro. En resumen, cada vez se observan más similitudes entre el caso de Grecia y el caso de Argentina en 2001. Déficit fiscal, falta de competitividad, recesión, moneda atada "artificialmente" a la cotización de otra moneda, y ahora fuga de depósitos. Incluso hay una similitud adicional que resulta llamativa aunque no sorprendente desde nuestra perspectiva.
JAE - ¿Cuál es esa similitud? ¿A qué te referís?
PR - Los depósitos se están fugando y se van hacia un país vecino pequeño como Chipre. A su vez, algunos bancos de Chipre parecen estar excesivamente expuestos a la deuda pública de Grecia, tal como sucedía con algunos bancos en Uruguay en el año 2001. Es un apunte anecdótico, pero que no deja de llamar la atención por la gran cantidad de semejanzas con la situación que vivimos por estas latitudes hace 10 años. De hecho, un artículo del Financial Times comparaba días atrás la velocidad de caída de los depósitos de Grecia con lo que acontecía en 2001 y mostraba también cómo crecen los depósitos en Chipre (como también lo hacían en Uruguay durante 2001). Lógicamente, los Gobiernos de la zona del euro probablemente agotarán los esfuerzos para evitar una reestructura de la deuda de Grecia con "quitas" importantes para los tenedores de bonos, pero a juzgar por la evolución de las principales variables macroeconómicas y financieras, un desenlace que contemple pérdidas importantes para los inversores luce cada vez más probable.
JAE La tasa de interés refleja el riesgo. Estoy mirando bonos comparables a 10 años. En el caso de Alemania, a esta hora están rindiendo en 2.95%; en el caso de Inglaterra 3.17%; en el caso de Francia 3.37%; y en el caso de Grecia, 16.3%.
PR Exactamente, hay una fuerte prima de riesgo sobre los bonos griegos. Si miráramos el lugar de la tasa de interés que le reporta a un inversor que compra el bono hoy, esos bonos están en el 50% de su valor nominal. Eso está indicando que los inversores ya tienen incorporado alguna pérdida en el capital.
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