Los líderes de la Eurozona adoptan nuevas medidas para detener la crisis fiscal en las economías "periféricas" del bloque
Análisis del economista Uri Lichtenstein, de la consultora Deloitte.
(emitido a las 8.41 Hs.)
JUAN ANDRÉS ELHORDOY (JAE):
En la jornada de ayer los líderes de la Eurozona adoptaron nuevas medidas para detener la crisis fiscal en las economías periféricas de esa región. Cuando aún resta conocer algunos detalles acerca de las decisiones adoptadas, nos parece relevante conocer cuáles son las primeras impresiones que van surgiendo en torno a este nuevo paquete de medidas que apunta a "salvar" a la economía griega, pero también a evitar un "efecto contagio" hacia Irlanda, Portugal y hacia economías mucho más grandes como España e Italia.
En seguida, dialogamos sobre este tema con el economista Uri Lichtenstein, de la consultora Deloitte.
Si te parece, comencemos repasando cuáles fueron las principales medidas adoptadas en la noche de ayer.
URI LICHTENSTEIN (UL):
En primer lugar, los líderes de la Eurozona acordaron conceder un segundo paquete de asistencia financiera para Grecia por un monto de 159.000 millones de euros. Vale la pena tener en cuenta que se trata del segundo paquete de salvataje que se le concede a Grecia en tan solo trece meses, ya que ese país había recibido un primer paquete (por un monto similar) en mayo de 2010.
En esta instancia se flexibilizaron significativamente las condiciones de esos préstamos. Concretamente, se extendieron los vencimientos de 7 años y medio a 15 años (de forma que el Gobierno griego tenga más tiempo para repagar sus deudas con los demás gobiernos de la Eurozona y con el FMI) y además se rebajó la tasa de interés de esos préstamos hasta 3,5% anual (anteriormente los fondos habían sido otorgados con una tasa de 4,5% anual).
Más allá de esta flexibilización en las condiciones del paquete de asistencia, hasta allí no hay muchas diferencias con lo resuelto en ocasiones anteriores.
JAE: Pero en esta ocasión se decidió que los inversores privados también van a participar de este paquete de salvataje, ¿no es así?
UL: Exactamente. Y esa es indudablemente la principal novedad que surge de esta cumbre de la Eurozona. Por lo que se sabe hasta el momento, los tenedores de bonos públicos de Grecia deberán canjear sus papeles por otros títulos del Gobierno griego a 30 años de plazo y con una tasa de interés anual de 4,5%. Con ese "canje", los inversores sufrirían una pérdida de entre 20% y 25%.
JAE: ¿Y acaso los inversores van a decidir adherir voluntariamente a ese canje?
UL: En realidad, todavía no está claro si el canje de deuda va a ser voluntario u obligatorio. En cualquier caso, es importante tener en cuenta que la mayoría de esos papeles están en manos de bancos europeos, con quienes se viene negociando hace varias semanas una operación de ese tipo. Y esa es una ventaja importante. Los títulos de Grecia no están dispersos entre un conjunto muy atomizado de inversores, sino que están concentrados en algunas instituciones financieras que se han mostrado dispuestas a aceptar un canje de esta naturaleza.
A nuestro juicio y como habíamos comentado en ocasiones anteriores, un canje de la deuda de Grecia con "pérdidas" para los tenedores de bonos era prácticamente inevitable. De todas formas y hasta que no tengamos certeza acerca de los detalles de la operación, no es claro que el nivel de disminución de la deuda sea suficiente para solucionar el problema de solvencia. Todavía no sabemos si con esta operación Grecia quedará en condiciones de pagar a lo largo del tiempo su deuda.
JAE: ¿Y este canje de deuda no puede desatar un "efecto contagio" entre los inversores, despertando el temor de que algo similar pueda suceder en el caso de la deuda de otros países europeos?
UL: Ese era uno de los mayores temores del Banco Central Europeo, que hasta la jornada de ayer había mostrado una férrea oposición a un canje de deuda. Para mitigar ese riesgo de "contagio" las autoridades europeas adoptaron dos medidas.
La primera de ellas fue meramente declarativa. En la declaración se insiste en que la situación de Grecia es única en la región y que ninguna otra economía de la Eurozona va a dar lugar a un canje de deuda de esa índole. La segunda medida adoptada para mitigar el "efecto contagio" fue bastante novedosa y tiene que ver con una flexibilización importante del llamado Fondo de Estabilidad Financiera. Recordemos que ese fondo de rescate (que cuenta con unos 440.000 millones de euros) podía utilizarse únicamente para otorgar préstamos a aquellos gobiernos europeos que ya no lograban financiarse en los mercados a tasas "razonables".
JAE: ¿Qué otros usos se le podrá dar a ese Fondo de Estabilidad ahora?
UL: En primer lugar, el Fondo de Estabilidad podrá utilizarse para otorgar líneas de crédito contingentes a otras economías de la Eurozona. Esa medida claramente apunta a mitigar el temor en torno a las posibilidades de obtener financiamiento de otras economías del bloque que también están en la mira de los mercados, como España o Italia.
En segundo término, el Fondo de Estabilidad también podría utilizarse para comprar títulos públicos de economías europeas en los mercados secundarios, de forma de "detener" eventuales ataques especulativos como los que vimos en las últimas semanas. De todas formas, la posibilidad de usar el Fondo con esa finalidad va a estar muy limitada, según se expresa en la declaración que surgió de la cumbre de ayer.
Finalmente, el Fondo de Estabilidad también podrá emplearse para inyectar capital en bancos europeos que así lo necesiten. Y ese, a nuestro juicio, es un elemento muy importante porque no solo se procura detener el "efecto contagio" de la crisis griega hacia otras economías de la Eurozona, sino también una eventual propagación de la crisis hacia el sistema financiero europeo.
Ahora bien, lo que es muy llamativo es que esta flexibilización del Fondo no haya sido acompañada por una ampliación del mismo.
JAE: ¿Cómo es eso?
UL: Parte de esos 440.000 millones de euros ya fue destinado a conceder dos paquetes de salvataje para Grecia, uno para Irlanda y uno para Portugal. Por otra parte, es probable que Irlanda y Portugal requieran un segundo paquete de asistencia financiera. Más de la mitad del fondo se agotaría con esas operaciones.
Consideremos ahora que la deuda pública de España asciende a unos 700.000 millones de euros y la deuda de Italia totaliza casi 2 billones de euros. Con esos números sobre la mesa, queda claro que el Fondo de Estabilidad debería incrementarse sustantivamente para que pueda emplearse de la forma en que pretenden los líderes de la Eurozona.
JAE: Queda claro ese punto. Ahora, más allá de todas las limitaciones que ustedes están puntualizando, los mercados reaccionaron favorablemente a estos anuncios. Las bolsas subieron, el euro se recuperó, el riesgo país de las economías europeas descendió. ¿Cómo evalúan esta reacción de los mercados?
UL: Evidentemente los mercados precisaban algún tipo de señal de parte de los líderes de la Eurozona, luego de varias semanas en las que la tónica predominante fue la de los desacuerdos casi permanentes entre los gobiernos europeos y el Banco Central. Probablemente, el hecho de que finalmente se llegó a un acuerdo, que implicó además la adopción de algunas medidas que lucían necesarias, como el canje de la deuda de Grecia o la flexibilización del Fondo de Estabilidad, alentó un mayor optimismo en los mercados. De todas formas y aún cuando a nuestro juicio esas medidas apuntan en la dirección correcta, no pensamos en principio que esta resolución signifique el final de la crisis de deuda de Grecia. Y tampoco estamos convencidos de que se disipe definitivamente el efecto contagio hacia los demás países del bloque, fundamentalmente si no se promueve una ampliación muy significativa del Fondo de Estabilidad Financiera, que otorgue una mayor certeza de que otras economías o instituciones financieras europeas van a poder acceder a fondos "baratos" en caso de que así lo requieran.
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