Análisis Económico

A seis días de la fecha "límite", republicanos y demócratas todavía no llegan a un acuerdo en torno al tope de la deuda pública de Estados Unidos

Análisis del economista Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte.


(emitido a las 8.47 Hs.)

JUAN ANDRÉS ELHORDOY (JAE):
El martes que viene vence el plazo para que el Congreso norteamericano vote una ampliación del tope de deuda pública permitido en ese país. Luego de varias semanas de negociaciones, demócratas y republicanos aún no han llegado a un acuerdo, y a tan solo seis días de la fecha límite parecen aumentar las posibilidades de que Estados Unidos incurra en algún tipo de impago a partir de la semana próxima.

Con este "telón de fondo", les proponemos analizar más en detalle el estado actual de las negociaciones y cuáles pueden ser las consecuencias si finalmente los congresistas no llegan a un acuerdo antes de la fecha indicada. En seguida, dialogamos sobre este tema con el economista Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte.

Si te parece, comencemos evaluando cuál es el estado de situación al día de hoy. ¿Se han producido avances en las negociaciones?


PABLO ROSSELLI (PR):
A lo largo de las últimas semanas hemos visto persistentes "acercamientos" y "alejamientos" entre las partes, sin que hasta el momento se haya alcanzado un acuerdo.

En particular, en las últimas horas los principales actores políticos se han mostrado bastante pesimistas en relación al avance de las negociaciones y la tensión ha aumentado significativamente. Incluso, el lunes de noche el presidente Barack Obama dirigió un mensaje televisado para todo el país en el que convocó a los votantes americanos a presionar a los Congresistas a llegar a un acuerdo. Esa misma noche, el representante republicano en las negociaciones, John Boehner, también realizó un discurso televisado en el que expuso sus divergencias respecto de la propuesta del oficialismo. A partir de ahí el tema quedó definitivamente instalado en la agenda, incluso para el público en general, al punto que ayer las principales cadenas televisivas incorporaron una cuenta regresiva con el tiempo restante hasta un eventual "default" de Estados Unidos.


Más allá de que evidentemente la discusión se ha tornado muy mediática, lo cierto es que las partes se muestran bastante firmes en sus posturas y, si bien se han registrado algunos avances, por el momento no se avizora un acuerdo, al menos en forma inminente.


JAE: ¿Y concretamente cuáles son los avances que se produjeron en los últimos días?


PR: La discusión esencialmente trata sobre a qué velocidad debe reducir su déficit Estados Unidos y con qué mezcla de menos gastos y más impuestos. A esta altura, el Partido Demócrata parece haber cedido en sus pretensiones de incrementar significativamente los impuestos hacia los sectores de mayores ingresos. Recordemos que si bien ambos partidos coinciden en la necesidad de mejorar el balance de las cuentas públicas de cara a los próximos años, el oficialismo pretendía introducir una combinación de "menor gasto-mayores impuestos", mientras que la propuesta republicana se basa únicamente en un recorte de las erogaciones del sector público.

Según lo que ha trascendido en prensa, prácticamente la totalidad del ajuste fiscal acordado hasta el momento se procesaría por la vía de una reducción del gasto, al tiempo que la propuesta de la administración Obama de elevar los impuestos hacia la población de mayores ingresos ya habría sido retirada de la mesa de negociaciones.

Por ahora, las partes negociantes acordaron una reducción del gasto discrecional del Gobierno por 1,2 billones (1,2 millón de millones) de dólares en los próximos diez años. No se canceló ningún gran programa, pero se han acordado algunos ajustes que suman un monto no despreciable.  
 

JAE: ¿Qué es lo que está faltando entonces para el logro de un acuerdo definitivo?


PR: El tema es el siguiente. Con los puntos consensuados hasta el momento, el partido Republicano (que tiene mayoría en el Congreso) estaría dispuesto a elevar el tope de la deuda por un monto bastante reducido, lo que obligaría a nuevas negociaciones dentro de unos seis meses.

En contraste, el oficialismo pretende una solución por un plazo mucho mayor. De hecho, el Partido Demócrata pretende evitar embarcarse en nuevas negociaciones que impliquen mayores recortes del gasto público a comienzos de 2012, puesto que el costo político de esas decisiones puede ser muy importante de cara a las elecciones que se van a celebrar sobre finales del año que viene.  

En ese contexto, la exigencia republicana hoy es la de definir mayores recortes a los acordados hasta el momento, a los efectos de votar un incremento más importante del techo de la deuda. Es allí donde, por el momento, ambos partidos no están dispuestos a ceder.


JAE: ¿Y cuál es el escenario al que podríamos enfrentarnos si no se logra un acuerdo antes del próximo martes?

 
PR: Si en los próximos seis días no se aprueba un incremento del tope de la deuda pública, el Gobierno de Estados Unidos no podrá cumplir con todas sus obligaciones.

Ahora bien, eso no significa que dejará de cumplir con los pagos de capital o con el pago de intereses de la deuda pública. Ese es un escenario que descartan prácticamente la totalidad de los analistas internacionales.

Lo que sí podríamos llegar a observar es que el Gobierno norteamericano se retrase en el pago de salarios a los funcionarios públicos, en el pago de las jubilaciones o en el pago a otros proveedores del sector público. Y tampoco sería extraño observar que las agencias calificadoras reduzcan la nota de la deuda pública de Estados Unidos, que podría dejar de ser AAA.


JAE: ¿Y cómo están leyendo los mercados esta situación? Hasta hace algunos días era claro que el foco estaba en la situación europea, pero hoy por hoy la mira parece estar puesta en Estados Unidos.


PR: Es cierto. A medida que se acerca la fecha límite, la situación empieza a preocupar un poco más. De todas formas, por el momento los mercados financieros no denotan la tensión que sí está mostrando el debate público o los principales actores políticos en Estados Unidos. En ese sentido, las bolsas no han sufrido caídas significativas en estos días y, lo que es más ilustrativo aún, los bonos públicos norteamericanos no se han desvalorizado y las tasas de interés que le exigen los inversores a los bonos norteamericanos se encuentran en niveles históricamente bajos.


JAE: ¿Y eso debe interpretarse como que el inversor no teme en un eventual "default" de Estados Unidos?


PR: Definitivamente. La demanda por títulos norteamericanos se ha mantenido sumamente dinámica en estos días a pesar de esta discusión en torno al techo de la deuda.

Una posible explicación para esa relativa tranquilidad de los inversores puede basarse en la confianza de que finalmente se va a llegar a un acuerdo para elevar el techo de la deuda. Al fin y al cabo, ésta no es la primera vez que Estados Unidos se acerca al límite. Desde 1940 a esta parte, el límite de la deuda pública ha sido elevado en 100 ocasiones y en algunas oportunidades el debate también se dio en marcos de déficit alto como el actual.


JAE: Queda claro ese punto. ¿Pero cómo pueden reaccionar los mercados el martes si no se aprueba una ampliación del límite de la deuda?


PR: Un retraso del Gobierno norteamericano, aunque sea en algunos pagos domésticos, cambia bastante la situación actual y probablemente es un elemento que impondrá más volatilidad en los mercados financieros. Adicionalmente, una postergación en los pagos de salarios y jubilaciones o la necesidad de recortar abruptamente el gasto público podrían alentar una recuperación aún más lenta de la economía norteamericana en los próximos meses.

Ciertamente es muy difícil prever la reacción de los mercados en ese escenario. De todos modos, nos parece que en principio no deberíamos aguardar impactos sustantivos o permanentes sobre las tasas de interés a las que se financia el sector privado o el sector público norteamericano. Incluso ante una eventual rebaja de la nota de la deuda pública, pensamos que no deberían observarse reacciones desmedidas de las tasas en Estados Unidos. Por ejemplo, Japón ha sufrido sucesivos descensos de su calificación crediticia en la última década y los bonos de esa economía siguen siendo muy demandados, pagando tasas muy bajas a pesar de no ser AAA. La clave es que hacia el 2 de agosto aparezca un acuerdo que muestre que Estados Unidos va a poder refinanciar su deuda e incrementar su límite de endeudamiento.

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