Análisis Económico

Los últimos datos de PBI de EEUU marcaron un primer semestre de 2011 de muy pobre dinamismo y siembran nuevas dudas en torno a la recuperación de la mayor economía del mundo

Análisis del economista Uri Lichtenstein, de la consultora Deloitte.


(emitido a las 8.44 Hs.)

EMILIANO COTELO (EC):
En medio del debate en torno a la extensión del tope de la deuda, el viernes pasado se conocieron nuevos datos de PBI en Estados Unidos, que marcaron que la economía norteamericana se desaceleró fuertemente en la primera mitad de 2011.

¿Qué está por detrás de este freno de la actividad en la principal economía del mundo? ¿Cómo pueden verse afectadas las perspectivas para el resto de la economía mundial? En seguida, intentaremos responder estas y otras preguntas en diálogo con el economista Uri Lichtenstein, de la consultora Deloitte.

Comencemos por repasar las cifras de PBI que se conocieron el viernes pasado. Si bien en medio del debate por el límite de deuda esta información ocupó menos titulares de lo habitual, se habla de cifras bastante desalentadoras, ¿verdad?


URI LICHTENSTEIN (UL):
Efectivamente. Si las cifras no abarcaron más titulares fue porque la prensa internacional estaba abocada fundamentalmente a la cobertura de las negociaciones por la ampliación del límite de la deuda. Pero, indudablemente, los datos fueron muy poco alentadores. En primer lugar, la estimación de crecimiento correspondiente al primer trimestre del año fue corregida fuertemente a la baja, desde 1,9% hasta 0,4% anualizado. Un crecimiento anualizado de 0,4% implica que en enero-marzo la actividad creció solamente 0,1% respecto del trimestre inmediato anterior. En otras palabras, la economía norteamericana prácticamente se estancó en el primer trimestre del año.

Por otra parte, se conocieron las cifras correspondientes a abril-junio, que dieron cuenta de un aumento anualizado del PBI de 1,3%. Si bien fue un registro mejor que el de enero-marzo, una vez más los números decepcionaron porque las principales encuestas de expectativas apuntaban a una expansión cercana a 2% en el trimestre.

En definitiva, parece quedar claro a esta altura que la recuperación de la actividad en Estados Unidos se está procesando de forma mucho más lenta de lo que se preveía algunos meses atrás.


EC: ¿Y qué está por detrás de este enfriamiento de la actividad económica estadounidense?


UL:  En términos generales, la economía norteamericana se ha desacelerado porque la demanda doméstica no está dando señales firmes de recuperación. En ese sentido, el consumo privado (que representa 70% del PBI de Estados Unidos) creció solamente 0,1% en abril-junio.

¿Y por qué crece tan poco el consumo privado? Porque la tasa de desempleo sigue siendo muy alta para los parámetros históricos de Estados Unidos (está en más de 9%) y porque los consumidores (incluso aquellos que tienen un empleo estable) siguen dando lugar a un proceso de "desapalancamiento" o "desendeudamiento", luego de muchos años de consumo excesivo en los que las familias norteamericanas incrementaron sustantivamente su nivel de endeudamiento.

Por otra parte, no solo el consumo privado aumentó muy poco. El consumo del sector público se retrajo en el primer semestre de 2011 y eso también incidió en el pobre desempeño de la economía norteamericana en la primera mitad del año.


EC: Ahora, y justamente yendo a este último punto que mencionas. ¿cómo puede impactar el nuevo recorte de gasto público que se está aprobando en el Congreso en estas horas? Algunos analistas dicen que sería negativo para el crecimiento del PBI en los próximos años, ¿es así?


UL:  Exactamente. Uno de los principales argumentos que manejaban los demócratas durante la negociación para oponerse a una reducción importante del gasto público era que esa decisión supondría impactos negativos adicionales sobre la actividad económica; una actividad económica que, como decíamos recién, aún no muestra señales claras de recuperación.

Finalmente, lo que se acordó es introducir recortes fiscales por unos 2,4 billones de dólares a lo largo de los próximos diez años. Esa es una cifra muy significativa, equivalente a un poco menos de 20% del PBI.

A nuestro juicio, es claro que resultaba inevitable que a mediano plazo se procesara un ajuste considerable de las cuentas públicas, que hoy tienen un déficit muy importante. Aunque, para que la reducción del gasto no fuera tan fuerte, el ajuste pudo contemplar también un incremento de las tasas de recaudación, que lucen muy bajas en Estados Unidos con relación a otras economías desarrolladas.

De todas formas, quizás lo más importante era que esos ajustes en la trayectoria de las cuentas públicas no se introdujeran inmediatamente, de forma de evitar una recaída de la actividad a corto plazo. Y en ese sentido, el acuerdo alcanzado ayer parecería recoger esa intención –al menos en parte–, puesto que la mayor parte de los ajustes se van a introducir a partir de 2013.


EC: Queda claro ese punto. Ahora, ¿cómo debe interpretarse que nuevamente las bolsas cayeran ayer, aún cuando se alcanzó un acuerdo que debería haber otorgado algo más de "tranquilidad" a los mercados?


UL:  En realidad, de acuerdo a la opinión mayoritaria de los analistas, la caída de las bolsas no estuvo directamente vinculada al paquete de ajuste fiscal, sino que habría estado asociada a la divulgación de un indicador de actividad industrial, que confirmó el escaso dinamismo que sigue mostrando la economía norteamericana.

Concretamente, ayer se conoció el PMI (Purchasing Managers´Index), que anticipó un estancamiento de la producción industrial en julio. O sea que la economía no solo tuvo un muy mal desempeño en el primer semestre del año, sino que también estaría mostrando una pobre performance en el comienzo del tercer trimestre.

En ese marco, la volatilidad en los mercados bursátiles está reflejando un deterioro de las expectativas para la economía norteamericana. De hecho, ese deterioro de las expectativas también alentó en las últimas jornadas un descenso muy importante de las tasas de interés en Estados Unidos.


EC:  ¿Cómo es eso?


UL:   En medio de todos estos eventos, entre el viernes y el lunes se observó un descenso muy fuerte de las tasas de interés en Estados Unidos. Por ejemplo, la T-2 –que es la tasa que pagan los bonos públicos norteamericanos a 2 años– llegó a situarse en 0,35% anual y la T-10 alcanzó a 2,72% a media tarde de ayer. En ambos casos estamos hablando de los valores más bajos en lo que va del año.

Esta caída en las tasas refleja que los mercados están previendo que los tipos de interés en Estados Unidos se van a mantener en niveles muy reducidos por un período prolongado. De hecho, si Estados Unidos crece muy poco en los próximos años parece razonable prever que la Reserva Federal mantendrá una política monetaria muy laxa, con tasas de interés muy reducidas durante varios años más.


EC: Para terminar, entonces, ¿cómo quedan las perspectivas para la economía mundial frente a este deterioro en torno a las expectativas de recuperación económica de Estados Unidos?


UL: Esta desaceleración de la economía norteamericana puede tener implicancias de distinto tipo.

Por un lado, en términos del crecimiento económico mundial parece bastante claro que las economías desarrolladas no van a ser un motor de crecimiento significativo en los próximos años. Porque Estados Unidos probablemente va a crecer a tasas bajas, pero también la Zona del Euro y Japón van a expandirse a un ritmo muy moderado. De todas formas, por el momento las perspectivas para las economías emergentes siguen siendo relativamente favorables y, a no ser que observemos una recaída en recesión de Estados Unidos o una agudización muy importante de la crisis financiera en Europa, las perspectivas para el mundo emergente van a seguir siendo auspiciosas.

Por otro lado, este enfriamiento de la economía norteamericana también puede tener implicancias a nivel de las paridades cambiarias, porque en la medida en que se consolida un escenario de tasas de interés mínimas en Estados Unidos por un período cada vez más largo, también se refuerza y se extiende el actual escenario de debilidad del dólar en todo el mundo, sobre todo frente a las monedas de las economías emergentes, como la uruguaya.

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