(emitido a las 8.30 Hs.)

EMILIANO COTELO:
Como es costumbre en estos casos, el equipo de En Perspectiva llegó con tiempo - algunos lo hicimos el viernes en la noche, otros el sábado de mañana - porque teníamos bastante que hacer entre sábado y domingo para ir entrando en clima.

Nuestra agenda empezó el sábado sobre las nueve de la mañana aquí mismo, en la planta de celulosa de UPM, este edificio del cual tanto se habló, sobre el cual tanto se debatió durante la etapa de la construcción. Este complejo industrial, que es bastante más que la fábrica de celulosa, que se inauguró en noviembre del año 2007 y ya tiene tres años y medio de funcionamiento.

Rosanna, ¿qué impresiones fuertes sacaste?

ROSANNA DELLAZOPPA:
Nos recibieron el Gerente de Recursos Humanos, Eugenio García, y el Gerente de Comunicaciones, Matías Martínez. Con ellos hicimos toda la recorrida. Creo que lo más importante de eso es dimensionar el tamaño no solo físico sino del proceso, desde que llegan los rolos, el chip ingresa y todo el proceso después hasta que nos encontramos depositando la celulosa en la barcaza que salía rumbo a Nueva Palmira.

Por otro lado, una cosa que parece tan simple, pero que tiene una superficie tan enorme y tan impactante. También ver cómo uno de los subproductos es la generación de energía. Para quienes no estamos en el tema es un proceso sumamente rico y sorprendente, pero al mismo tiempo parece más simple de lo que uno cree. El recorrido, por lo menos.

EC - Más simple quizás porque en la parte industrial, en la parte de la planta de producción de celulosa en sí, se ve poco personal, pero al mismo tiempo un despliegue enorme de maquinaria, toda ella a su vez automatizada, computarizada y controlada desde este edificio donde estamos, un piso más arriba, donde se encuentra la sala de monitores. Van siguiendo todo el proceso, y si es necesario los funcionarios a cargo de esa tarea bajan y actúan sobre tal o cual escalón de toda esa maquinaria.

RD - La otra cosa que me sorprendió, ahora que decís lo de los monitores, es la cantidad de gente joven que hay. Nos decían que el promedio de edad es de 33 años, y justamente, el sábado el jefe de turno era un chico de 32 años que había venido de Atlántida y estaba totalmente instalado en esta zona. Me da alegría pensar en todas esas generaciones que están insertándose en el mercado laboral en este período de los últimos 10 años. Vaya si ha sido una oportunidad fantástica para dar ese salto tan grande en este Uruguay en desarrollo tecnológico.

EC - Son 800 las personas que trabajan en este complejo industrial acá en Fray Bentos, y 3.400 es el total si consideramos toda la cadena desde el bosque hasta el puerto. Es que acá tenemos que hablar de UPM y de UPM - Forestal Oriental. A esta planta entran por día 300 camiones, con una logística de manejo muy interesante. A la parte forestal también nos dedicamos el sábado, después del almuerzo, cuando fuimos a observar la cosecha de eucaliptos en una zona de la ruta 24, en Tres Bocas más concretamente.

RD - Repasemos el tema de las carreteras. Cuando uno sale de Montevideo, llega por la 2 a Mercedes, allí está el cartel que indica que se cruza el puente sobre el río Negro y viene rumbo a Fray Bentos. A unos 20 kilómetros sale una ruta a la derecha, la 24, y después la 25, a la altura de Tres Bocas, que es la que lleva a Young y pasa por esta localidad llamada Bellaco, que fue donde hicimos la recorrida de campo.

EC - Observamos y participamos en la cosecha; participamos, aunque suene un poco ampuloso, porque es una cosecha que se realiza de forma mecanizada, es poco el personal que trabaja estrictamente en esa tarea, con lo cual entre otras cosas se reduce enormemente el riesgo de accidentes. No es como en otras épocas de la forestación o quizás en algún subsector de la forestación, por ejemplo el dedicado a leña, donde hay mucho ser humano dedicado a cortar el árbol y después procesarlo. Acá todo se hace básicamente con máquinas, unas máquinas que vale la pena ver, en Espectador.com van a encontrar fotografías y también videos, las harvester, las cosechadoras. Las que tuvimos la oportunidad de ver, y en las que nos metimos junto con los operarios, son cosechadoras muy nuevas, cuestan 400.000 dólares cada una, y son fantásticas, cuesta imaginarse que la máquina pueda hacer todo lo que hace.


La máquina procesa un árbol en un minuto, lo corta a ras del suelo, lo limpia, le saca toda la corteza y lo corta a su vez en los rolos que en principio tienen 7,2 metros, aunque después se hace un ajuste sobre el final, según el tamaño del árbol, para que no quede un tramo demasiado corto. Esa tarea la hace un operario desde esa cabina climatizada, escuchando radio, escuchando música, con cuatro dedos, dos dedos que manejan una de las palanquitas del joystick y dos dedos que manejan la otra palanquita, todo seguido en una pantalla de computadora que le va dando el peso del árbol, el diámetro en cada lugar de la extensión del tronco, el tamaño de los rolos que van quedando, etcétera. Sorprendente. (Ver video)

RD - Lo primero que pregunté fue si en toda el área forestada estaba mecanizada la cosecha. Y me decían que en grandes extensiones, como lo que puede ser referido a una planta, no hay otra forma si no es mecanizando.

EC - Directamente no habría personal como para hacer toda esa tarea con seres humanos.

RD - Lo que queda con seres humanos son, o predios chicos, o áreas chicas. En 2007 habíamos visto esto cuando hicimos la recorrida de la mano de Javier Otegui y el equipo de Cofusa en Rivera, pero no habíamos subido. Y acá vale el agradecimiento especial a Fabián, Adolfo, José y Miguel, que fueron especialmente a hacernos un simulacro de cosecha. Es interesante saber es un proceso que ocurre todo el tiempo, los 365 días del año.

EC - Incluso de noche, estas máquinas están dotadas de iluminación como para trabajar también en la noche, incluso si llueve; se evitan simplemente las jornadas de tormenta eléctrica fuerte o cuando ha llovido demasiado y el peso de la propia máquina puede estropear el suelo. Pero trabajan prácticamente en condiciones cualesquiera. Eso es increíble.

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EC - Nuestra recorrida el sábado siguió visitando otros predios forestados y finalizó en la localidad de Bellaco, sobre la ruta 25, a medio camino entre la 24 y la ciudad de Young. Bellaco es un pueblo de Mevir que se formó en el año 1994 con 400 personas, básicamente provenientes de una empresa de la zona dedicada al yeso. Una firma que en esa época entró en crisis y cerró. De manera simultánea estaba desembarcando en ese lugar Forestal Oriental, que tomó a buena parte de esa gente, y hoy entonces Bellaco está fuertemente marcada por la forestación, y ha crecido, hoy tiene 600 habitantes.

RD - A mí lo que me impactó de esa visita es que es una pequeña comunidad liderada por Chamberlina, la señora que nos recibió, indudablemente una de esas líderes locales y emprendedoras.

EC - La enfermera responsable de la policlínica, además.

RD - Entre los millones de cosas que hace, porque al final la única actividad por el cual tiene un ingreso fijo era ser enfermera, pero todo el resto era de un compromiso fantástico. Mi reflexión es la alegría de encontrarte con gente que cuando surgen oportunidades en las localidades saben apoyarse en los aspectos positivos. Ella contaba: cierra la actividad vinculada al yeso, abre una vinculada a la forestación; tengo dos posibilidades, o ver lo negativo que me trae o ver lo positivo, apoyarse en los aspectos positivos, tomarlo como oportunidad y darle para adelante. Me pareció de una gran generosidad con su tiempo y un ejemplo. Ojalá tuviéramos varias de estas personas en el resto del país.

EC - Mirá este mensaje que acaba de llegar. Pablo, que es de Minas, nos cuenta: "Sí, señor, los operadores de estas máquinas escuchamos radio. Yo estoy escuchándolos a ustedes mientras trabajo en un harvester terminando el turno de la noche cerca de Mariscala".

RD - Sería fantástico que contara por qué de noche es mejor, porque eso nos dijeron los operarios, que preferían trabajar de noche. Nos quedamos con esa duda.

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Transcripción: María Lila Ltaif