Análisis Económico

El desempeño de la economía argentina durante la administración Kirchner - Análisis y perspectivas

Análisis de la economista Florencia Carriquiry, de la consultora Deloitte.


(emitido a las 8.50 Hs.)

JUAN ANDRÉS ELHORDOY (JAE):
Después de la buena votación de Cristina Fernández en las elecciones primarias que se celebraron el pasado fin de semana en Argentina, algunos analistas políticos señalaban como una de las razones del éxito del oficialismo el buen desempeño que ha mostrado la economía argentina en los últimos años. En ese marco, muchos aseguran que será muy difícil que en octubre la presidente Fernández no salga reelecta, aunque advierten al mismo tiempo que serán muchos los desafíos para la próxima administración.

Frente a este panorama, les proponemos conversar en los próximos minutos acerca del desempeño de la economía argentina durante los últimos años y de las perspectivas que tiene por delante el país vecino. El diálogo será con la economista Florencia Carriquiry, de la consultora Deloitte.

Comencemos comentando algunos números. ¿Cómo ha sido el desempeño de la economía argentina durante la "administración Kirchner"?


FLORENCIA CARRIQUIRY (FC):
Sin dudas la economía argentina ha tenido un crecimiento muy fuerte en los últimos 8 años, si tomamos como administración Kirchner no solo a esta última gestión de Cristina Fernández sino también a la de Néstor Kirchner, que fue quién comenzó con lo que se suele llamar el "modelo Kirchner" o "modelo K".

De hecho, aunque las cifras oficiales son muy cuestionadas, incluso si miramos estimaciones privadas de actividad económica Argentina creció a un ritmo promedio anual de 6% en estas últimas dos administraciones. Creció en promedio 9% por año durante la presidencia de Néstor Kirchner (entre 2003 y 2007) y si se confirman las estimaciones para 2011 habrá crecido algo más de 3% por año durante la administración de Cristina Fernández. Sin embargo, a la hora de comparar estas cifras hay que tener presente que Néstor Kirchner asumió en 2003 con niveles de actividad muy bajos después de la crisis de 2001-2002, mientras que en esta última administración Cristina Fernández enfrentó la crisis internacional de 2008-2009 que podemos decir le "baja el promedio". En ese sentido, si nos concentramos en la realidad más reciente, que probablemente es lo que el electorado tiene hoy más presente, Argentina creció más de 8% en 2010 y estaría creciendo 6% según nuestras estimaciones este año.


JAE: ¿Y a qué respondió ese crecimiento económico tan fuerte? Supongo que el contexto externo favorable ha sido un factor importante, ¿verdad?


FC: Sí. Al igual que el resto de las economías emergentes exportadoras de materias primas, Argentina se ha beneficiado de un contexto internacional muy favorable, con precios de commodities extraordinariamente altos.

Pero a esto hay que agregar políticas macroeconómicas internas que han sido muy expansivas tanto a nivel monetario como fiscal. Esas políticas también están por detrás del crecimiento tan fuerte de estos años, aunque generaron al mismo tiempo desequilibrios significativos en varios frentes.


JAE: ¿A qué te estás refiriendo? ¿Podés explicar mejor esto último?


FC: Son varias cosas y no siempre sencillas de explicar, pero vamos por partes.

En lo que es el manejo monetario-cambiario, el modelo económico llevado adelante en las últimas administraciones tenía como uno de los pilares clave mantener un tipo de cambio "alto", que favoreciera el crecimiento industrial exportador. Además, con una economía sin posibilidad de acceso a los mercados internacionales de capitales después del default, el tipo de cambio alto se veía como importante para mantener un saldo en cuenta corriente superavitario de forma de no precisar de financiamiento externo para cubrir el gasto doméstico.

El tema es que con el tiempo, en una economía que crece mucho y que tiene ingresos de divisas importantes por la vía comercial, las presiones a la baja del dólar comenzaron a sentirse (sobre todo en un contexto como el que hemos tenido en los últimos años, de debilidad del dólar en todo el mundo). Y para evitar el descenso del dólar el Gobierno debió realizar una expansión de la cantidad de dinero muy importante, comprando volúmenes muy grandes de divisas en el mercado.

Y, por otra parte, al mismo tiempo, desde el frente fiscal se procuró impulsar también la demanda interna con una expansión del gasto muy importante, que ha hecho necesario recurrir a una serie de ingresos "extraordinarios" para financiarlo, algunos muy distorsivos del ambiente de negocios como las retenciones a las exportaciones o lo que fue la estatización de las AFJP.

Pero además, más allá de eso, lo cierto es que esta combinación de políticas monetaria y fiscal muy expansivas, en un contexto externo que de por si favorecía el crecimiento económico, generó un aumento muy fuerte de la inflación.


JAE: Una inflación que el Gobierno no quiso reconocer y que terminó con la intervención del Indec.


FC: Exactamente, lo que tuvo un impacto en términos del clima de negocios muy negativo. Hoy por hoy, de hecho, los datos oficiales perdieron total credibilidad y hay varias estimaciones privadas de inflación, que más allá de algunas diferencias menores ubican en todos los casos a la inflación en torno de 25% anual actualmente.

Por eso, si bien el tipo de cambio no baja en términos nominales –de hecho sube moderadamente– Argentina está teniendo una inflación en dólares igualmente muy alta. Y, en definitiva, la inflación ha terminado por provocar que la competitividad argentina baje de todas maneras, lo que empezó a reflejarse en un deterioro del balance comercial y de cuenta corriente, porque las importaciones empezaron a subir más rápido que las exportaciones en estos últimos años. De hecho, después de tener un superávit corriente de entre 2% y 4% del PBI entre 2004 y 2009, el saldo en la cuenta corriente cerraría este año en torno al equilibrio y se tornaría probablemente negativo en 2012.


JAE: Justamente, ese deterioro en la cuenta corriente fue lo que alentó el establecimiento de licencias de importación no automáticas para algunos rubros hace algunos meses, ¿verdad?


FC: Efectivamente. Con esas medidas se intentaba frenar el aumento acelerado de las importaciones. Aunque, como dijimos en su momento, el éxito de estas medidas ha sido acotado.

De hecho, con la misma lógica se ha procedido también en otros casos, tomando medidas que pueden tener algún éxito en el corto plazo pero que deterioran a la larga el clima institucional y de negocios y afectan las perspectivas de mediano y largo plazo.


JAE: ¿Por ejemplo? ¿A qué otras medidas te estás refiriendo?


FC: Por ejemplo, como forma de combatir la inflación, se tomaron algunas medidas de presión al sector privado y se ha optado por congelar o ajustar muy poco las tarifas de algunos servicios públicos básicos, como el transporte o la energía. El tema es que este tipo de acciones genera como consecuencia, por un lado, un desincentivo total a la inversión del sector privado y, por otra parte, hace necesarios crecientes subsidios para esos sectores, lo que impacta también en las cuentas fiscales.

En última instancia, todos estos elementos reflejan de forma bastante clara lo que hemos dicho otras veces, que no se puede perseguir tantos objetivos al mismo tiempo. No se puede pretender de forma sostenible crecer mucho, aumentar el gasto público, que mejoren los salarios, que el tipo de cambio se mantenga alto y al mismo tiempo que no haya inflación. Alguno o algunos de todos esos objetivos no van a poder cumplirse a la larga y el ajuste que se termine procesando eventualmente puede ser importante.

JAE: Entonces, frente a este panorama, ¿cómo están viendo las perspectivas para la economía argentina?


FC: Por todos los elementos que mencionábamos recién las proyecciones para Argentina están muy condicionadas al mantenimiento de un contexto internacional favorable. Como hemos dicho otras veces, nuestro escenario base sigue contemplando precios altos de los commodities y tasas de interés mínimas en los mercados desarrollados. Y, en tanto ese escenario no se revierta, no estamos viendo en el corto plazo en Argentina una desaceleración económica fuerte ni una corrección cambiaria abrupta.

Ahora, si bien en nuestro escenario base las perspectivas de crecimiento de la economía argentina para 2011 y 2012 son relativamente favorables, es claro que los desequilibrios que comentábamos recién la hacen más vulnerable que otras economías emergentes a un deterioro del marco internacional y, además, generan mayor incertidumbre  respecto a lo que puede ser su desempeño en el mediano y largo plazo. En ese sentido, a nuestro juicio la próxima administración va a enfrentar seguramente desafíos relevantes en el plano económico.

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