Análisis Económico

Las medidas de Argentina para controlar los movimientos de capitales: impactos para la economía argentina y posibles implicancias para Uruguay

Análisis del economista Pablo Rosselli, socio de la consultora Deloitte.


(emitido a las 8.45 Hs.)

JUAN ANDRES ELHORDOY (JAE):
Como ustedes saben, en un marco de "fuga de capitales", Argentina introdujo diversas medidas de control sobre las operaciones con divisas que han desatado una polémica fuerte y han marcado un panorama de mucha incertidumbre en el país vecino.

Sobre los impactos de estas medidas en Argentina y nuestro país, en seguida el diálogo es con el economista Pablo Rosselli, socio de la consultora Deloitte.

Hemos comentado En Perspectiva las medidas pero marquemos los puntos clave.


PR: Hubo varias medidas pero lo que causó más incertidumbre fue que a partir de esta semana el Gobierno estableció que toda operación de compra de dólares deberá ser aprobada por el Fisco, que por un lado evaluará la finalidad de las compras y, por otro lado, verificará algo tan vago como "si el monto de divisas adquirido se corresponde con los ingresos y con los bienes reportados por el comprador". Es importante reparar en la magnitud de la medida. Las compras de dólares que los agentes quieran realizar por simple preferencia o cambio de portafolios (sin ninguna vinculación a una operación de importación o exportación) requieren una autorización previa de la AFIP, lo cual pauta una enorme incertidumbre para los agentes. Además de la incertidumbre que se genera en términos económicos, estamos ante una situación donde el Estado limita derechos de las personas sin aprobación legislativa (que es como debe ser en un estado de derecho) y sin que se sepa bien quiénes tendrán la posibilidad de comprar dólares y quiénes no. No se sabe bien cuáles son los criterios para aprobar o rechazar una solicitud de compra. Esto por cierto amerita también muchas consideraciones de índole político que dejamos al margen ahora.

También hay un control sobre las compras y ventas asociadas al comercio exterior. Pero la clave de los controles está en los movimientos financieros. Y no sabemos a ciencia cierta cuán afectada verán su capacidad de compra de divisas los argentinos que quieran viajar.


JAE: ¿Cómo se llega a estas medidas que han desatado tanta polémica? Está claro que el Gobierno quiere evitar perder más reservas. Entonces, ¿cuán importante ha sido la pérdida de reservas del Banco Central argentino en los últimos meses?


PR: Las reservas del Banco Central pasaron de más de 52.000 millones de dólares al cierre de 2010 a menos de 48.000 millones la semana pasada.

Aunque se trata de una disminución significativa (9%) Argentina sigue teniendo un "colchón" muy importante, con un nivel de reservas en relación al PBI similar al que tiene Brasil por ejemplo, del orden del 13%.


JAE: De tus palabras se desprende que por el momento no hay un riesgo importante de que se "agoten" las Reservas del Banco Central. ¿Es así?


PR: No hay un riesgo por lo menos en el corto plazo. Ahora, si las políticas económicas siguen siendo incorrectas finalmente habrá un riesgo cierto de pérdidas importantes. Si Argentina quiere evitar una mayor inflación –que está en 25% anual– en lugar de vender dólares y controlar los flujos de capitales debería adoptar una política fiscal y una política monetaria contractiva con más tasas de interés, aceptando un impacto transitorio negativo en la actividad económica. Esa es la respuesta correcta. Y si ese fuera el camino Argentina podría dejar flotar el dólar sin tener que vender reservas, como hacen Brasil, Chile o Uruguay para poner solo algunos ejemplos.

De todas formas, parece claro que el Gobierno no está dispuesto a modificar los lineamientos de la política económica. La inflación seguirá siendo elevada y no podemos descartar que en el futuro y a pesar de los controles se sigan perdiendo dólares.


JAE: ¿Y cuáles pueden ser los efectos sobre la economía argentina de estas medidas?


PR: A nuestro juicio, estas medidas pueden tener impactos negativos sobre la economía argentina tanto a corto como a mediano plazo. En el corto plazo, podríamos llegar a observar una desaceleración de la actividad económica, como resultado de mayores costos de transacción y de cierta disrupción en algunas actividades, vinculadas, por ejemplo, al comercio exterior que requiere sí o sí de un adecuado funcionamiento del mercado cambiario.

A su vez, este tipo de medidas alienta el desarrollo de mercados de cambio paralelos o informales. De hecho, es probable que en estos días se estén verificando muchas transacciones en el mercado informal en Argentina. Según informaba la prensa de ese país ayer, el dólar en ese mercado se estaba comercializando a un valor notoriamente mayor que en el mercado formal, de 5 pesos por dólar, frente a 4,27 en el mercado formal.

A mediano plazo es probable que las medidas adoptadas tengan el efecto contrario al deseado por el Gobierno, no van a tener éxito en evitar una pérdida de reservas o una suba de la inflación. Y a largo plazo se desalienta la inversión en el país y el crecimiento económico.


JAE: Para terminar, ¿cuáles pueden ser las consecuencias de estas medidas sobre la economía uruguaya?


PR: En principio, tendemos a pensar que los impactos sobre la economía uruguaya no van a ser muy sustantivos. De todas formas, no sería de extrañar que a corto plazo observemos algunas nuevas dificultades en la concreción de operaciones comerciales con Argentina –tanto a nivel de exportaciones como de importaciones– porque el mercado cambiario está paralizado en el país vecino.

También puede haber algunos impactos en el turismo.


JAE: ¿Cómo ven, justamente, la idea de que en Uruguay se les acepten a los turistas los pesos argentinos?


PR: A nuestro juicio, no es posible pensar en una medida coordinada en la cual los agentes uruguayos decidan aceptar en cantidades importantes los pesos argentinos. Lógicamente, cada agente –como ocurre hasta ahora– podrá decidir tomarle a los turistas pesos argentinos, pero siempre será una decisión individual. Sin embargo, a partir de este cambio será menos atractivo para el comercio uruguayo aceptar pesos argentinos.


JAE: ¿Podemos explicar bien esto?


PR: Acá hay varios elementos a tener en cuenta. En primer lugar, los turistas argentinos seguramente realizan muchos gastos con tarjetas de crédito, que podrán seguir usando y pagando en Argentina con sus ahorros. Seguramente también cuentan con algunos ahorros en dólares, que podrán gastar cuando vengan a Uruguay.

Pero el tema de fondo es que el peso argentino no es una divisa, no es una moneda generalmente aceptada. Si las empresas uruguayas aceptaran cantidades importantes de dinero en pesos argentinos, luego irían a los cambios a procurarse de dólares, los cambios tendrían muchos pesos argentinos que también querrían convertir a dólares y esa conversión nos lleva al problema de partida: alguien al final tiene que vender en Argentina los pesos argentinos para comprar dólares. Y ese alguien enfrentará las restricciones de las que hablamos.

En definitiva, a primera vista, parece bastante inviable el planteo de una solución a este problema desde Uruguay. Por supuesto que los argentinos podrán intentar venir con pesos argentinos, pero deberíamos aguardar que en los cambios el valor pagado por el peso argentino baje mucho. La única manera de que los cambios acepten una afluencia importante de pesos argentinos es pagando muy pocos por ellos y tratando de tener un margen grande al momento de venderlos.


JAE: ¿Y esto puede afectar al turismo? Se me ocurre que puede haber un problema de competitividad.


PR: Es cierto. Acá tenemos que ser cautelosos. Desde hace mucho tiempo en Argentina tenemos distorsiones de precios. Los exportadores por ejemplo pagan impuestos a sus ventas de distinta entidad según el sector. Eso dificulta las comparaciones de competitividad. Esta otra medida genera complicaciones similares. Cuando un turista gaste con su tarjeta de crédito probablemente (hoy no estamos seguros) luego podrá comprar los dólares en Argentina al tipo de cambio oficial, de 4,27. Pero los gastos que realice en efectivo con sus propios dólares tendrán otro costo, para reponer esos dólares en su ahorros deberá pagarlos probablemente al tipo de cambio paralelo, que ahora está en 5 pesos. Desde esa perspectiva, la medida en Argentina condujo a una devaluación del dólar que paga el turista y afecta nuestra competitividad turística.

Entre las dificultades para hacerse de dólares y ese cambio de precios, podemos pensar que tendremos algún efecto negativo en la temporada turística, pero todavía es demasiado prematuro aventurar un juicio muy categórico. Veamos cómo se siguen desarrollando los acontecimientos en las próximas semanas.


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