Economista Gabriel Oddone: el modelo de intervención argentino "vino para quedarse"
Argentina anunció la expropiación del 51% de las acciones de YPF que estaban en mano de la empresa española Repsol, que hasta ahora tenía el 58% del paquete accionario. Por otra parte, el Gobierno de Cristina Fernández está aplicando barreras proteccionistas que afectan el comercio uruguayo de bienes y servicios, además de un fuerte control de capitales que implementó a fines del año pasado. ¿Cuál es el rumbo de la economía argentina? ¿Se puede esperar que el Gobierno argentino tome más medidas heterodoxas? Para analizar estos y otros asuntos, En Perspectiva entrevistó al economista Gabriel Oddone, doctor en Historia Económica, socio director de CPA Ferrere e investigador del Centro de Investigaciones Económicas (Cinve). El especialista opinó que las medidas tomadas por Argentina "son racionales y consistentes" al modelo que plantea Argentina, y añadió que si bien "Uruguay podrá conseguir algún tipo de excepción o de colaboración, (...) este modelo de intervención en el comercio e intervención en el flujo de capitales vino para quedarse". Consultado respecto a si la crisis que vive Argentina puede beneficiar a nuestro país, el economista expresó que "los problemas en Argentina nunca son buenas noticias para Uruguay".
(emitido a las 8.40 Hs.)
EMILIANO COTELO:
¿Cómo tenemos que mirar el futuro de la economía argentina luego de los últimos anuncios, entre ellos, nada menos, la estatización del 51% de YPF? ¿Es mejor que al país vecino le vaya bien, o ganamos más aprovechándonos de sus resoluciones más controvertidas? ¿Hay que esperar más medidas del Gobierno argentino por ese lado?
Algunas de estas preguntas ya sobrevolaban hace meses, pero volvieron con mucha fuerza esta semana. Es que cada vez surgen más dudas sobre hasta cuándo el Gobierno de Cristina Fernández tiene fondos asegurados, qué puede hacer si no cuenta con ellos, en fin, a qué tipo de crisis puede llegar. Pero además, mientras tanto, las políticas proteccionistas que aplica ya están afectando de manera fuerte nuestro comercio de bienes y servicios.
Por eso, para analizar todo este panorama, el de hoy y el que está por delante, vamos a conversar con el economista Gabriel Oddone, doctor en Historia Económica, socio director de CPA Ferrere e investigador del Centro de Investigaciones Económicas (Cinve).
Mencioné tres preguntas, pero creo que tengo 58 para hacer. Vamos a empezar por las más básicas: ¿por qué Argentina recurre a medidas como esta de esta semana, la expropiación del 51% de las acciones de YPF, que hasta ahora pertenecían a la española Repsol? ¿Por qué implementa restricciones al comercio?
GABRIEL ODDONE:
Porque Argentina adoptó un modelo de política económica en 2003 que tuvo un fundamento estrictamente de emergencia ante la situación catastrófica que vivía, y la prolongación de ese modelo a lo largo del tiempo requiere de un conjunto de modificaciones.
Un modelo de estas características requiere, esencialmente, superávit fiscal y superávit de cuenta corriente, que son dos cosas que han desaparecido de la situación argentina en los últimos años. Un modelo de estas características, que se propuso mantener un tipo de cambio real subvaluado, ha logrado mantener un tipo de cambio nominal estable en torno a los cuatro pesos, pero la inflación ha perforado la competitividad; y a pesar de que se han dispuesto medidas destinadas a reprimir la inflación, esta está por encima del 20%. Además, a Argentina se le ha generado un problema de caja relativamente importante, y en una perspectiva de enfrentar un escenario de presión por una apreciación del dólar más adelante no necesariamente ahora necesita contar con recursos líquidos de corto plazo.
Para eso ha desplegado un conjunto de medidas. Algunas de ellas ya las conocemos, restricción al comercio con el propósito por un lado de contener la salida de divisas, controles a la salida de capitales con el propósito de contener la salida de divisas. Por otro lado, la nacionalización o intervención en empresas públicas con el propósito de controlar un poco más de caja, pero al mismo tiempo hacerse cargo de procesos en los cuales se entiende que hay una inversión insuficiente para garantizar un suministro en condiciones, y además porque la factura de petróleo empezaba a ser deficitaria. Por lo tanto, se entiende que ahora, con control de la compañía, con inversiones más apropiadas, va a poderse aumentar la producción de petróleo y se va a requerir menos importación de petróleo de la que se ha tenido. Argentina está importando prácticamente el doble de petróleo de lo que importaba hace tan solo cinco o seis años, y eso es lo que preocupa a las autoridades argentinas.
O sea que la nacionalización o intervención de la compañía, el control de la compañía petrolera y otras que eventualmente podrían venir como el control al comercio, el control al movimiento de capitales son todas medidas destinadas a una sola cosa: prolongar la vida de un modelo.
EC - ¿Cómo es ese modelo? ¿Cuáles son las peculiaridades que tiene que han hecho que con el correr de los años la cosa se fuera complicando?
GO - Básicamente debemos mirar qué objetivo se propuso el kirchnerismo con Lavagna al frente cuando asumió en el 2003 la conducción económica. Dos cosas: en primer lugar, recentrar el control de algunas cuentas públicas que habían sido transferidas a la gestión de las provincias en la década del 90, las retenciones juegan un papel clave, el Estado se había quedado prácticamente sin impuestos de circunscripción nacional, por tanto las retenciones pasan a ser una centralidad de la fiscalidad argentina; en segundo lugar, el modelo pretendía, en el contexto aquel de una economía que no crecía y que estaba en una fuerte crisis, ayudar a que el sector externo creciera, por eso una política de tipo de cambio real subvaluado, o sea ayudar a la competitividad. Esos eran dos pilares centrales de la política.
Eso que fue una estrategia muy razonable en la primera parte del desempeño genera, con el transcurso del tiempo y en ausencia de modificaciones alineadas con lo que la teoría o la evidencia empírica enseñan que hay que hacer, restricciones. Una, intentar mantener un tipo de cambio real subvaluado en un contexto de fuerte crecimiento y de fuerte crecimiento del mercado interno provoca presiones por el lado inflacionario. Y al mismo tiempo Argentina, para sustentar y validar políticamente ese modelo recordemos que el kirchnerismo emerge al poder con una estructura electoral baja, requiere una política de apoyo social y de intervencionismo para resolver situaciones sociales fuertes, y ahí hay una fuerte política de subsidios destinadas a la población de bajos recursos. El mantenimiento de eso, a pesar de que la economía crece en el tiempo, le ha generado una factura creciente al gasto público que lo ha llevado a crecer más que el producto durante mucho tiempo, hasta hace bien poco.
EC - ¿Y Argentina no tiene acceso a los mercados de capitales para financiarse afuera si necesita recursos?
GO - Después del episodio del 2002, su acceso a los mercados financieros internacionales es de muy mala calidad, quienes invierten en Argentina exigen premios muy elevados, y además plazos muy cortos. Por lo tanto el mercado internacional no es una fuente de financiamiento. Por ejemplo, en el conjunto de este año tenemos vencimientos del orden de los 20.000 millones de dólares, de los cuales 7.000 aproximadamente son con el sector privado, el resto todavía son obligaciones con las AFJP. Y si bien las reservas internacionales cubren ampliamente esos vencimientos, no son fáciles de sostener en el tiempo con limitación de acceso a los mercados.
El modelo kirchnerista es un modelo con una fuerte vocación por un control político, que en el fondo está definido por oposición al modelo de convertibilidad, en el cual implícitamente se decía: como no se confía en la probidad y en la prudencia del manejo económico de los gobernantes, generamos un conjunto de reglas que restringen el margen de maniobra de los gobernantes, entre ellos el límite final la emisión monetaria. El modelo kirchnerista se ha ido definiendo siempre por oposición a un conjunto de restricciones heredadas del período anterior. Las restricciones del período anteriores eran a todas luces excesivas para gestionar situaciones de estrés como la de 2002, pero probablemente el haber definido el modelo por oposición a lo de la década del 90 ha provocado ahora un corrimiento hacia excesos en la otra dirección: un excesivo protagonismo de la discrecionalidad en la asignación de recursos, un excesivo intervencionismo.
Si lo miramos en perspectiva, estamos en un modelo de política económica muy parecido al que había en nuestras latitudes en los años 50 y 60, esto es, un modelo en que hay control de capitales, control de los fondos previsionales e intervención en el modelo de seguridad social, control al comercio internacional y ahora hay intervención a las compañías. Este es un modelo que ya conocimos tanto en Argentina como en Uruguay en los años 40, 50 y 60, que funciona y que da resultados favorables en ciertas condiciones, sobre todo en condiciones de precios internacionales relativamente favorables y condiciones de liquidez internacional no muy restrictivas. Esa es la situación en la que estamos hoy, por lo tanto uno puede pensar que el modelo argentino no tiene una amenaza y un riesgo inminente en el corto plazo, pero los márgenes de maniobra dado que su obstinación es no alterar el modelo se reducen, y en la medida en que alguna de las condiciones de funcionamiento del mercado internacional tiendan a normalizarse esas restricciones van a exhibir más fragilidades del modelo.
EC - En particular, la medida de nacionalización, estatización del 51% de las acciones de YPF, que es una medida espectacular, ¿qué costo puede tener para la Argentina?
GO - Hay que mirar en qué momento se tomó y con relación a qué país y qué empresa. Aquí, como siempre, hay un motivo y una oportunidad. El motivo es el que acabo de decir, Argentina necesita hacerse de caja, necesita hacerse del control de lugares donde hay recaudación, y además hay una controversia respecto a cuál era el nivel de inversión que la compañía española realizaba en el negocio, con tarifas topeadas. Recordemos que parte del argumento de las compañías que no reinvierten es que los niveles de rentabilidad son inapropiados, y hay toda una polémica respecto a cuántas divisas estaba repatriando la compañía a España y demás.
Pero independientemente de eso que son las motivaciones y que están en el entorno, también hay una oportunidad de hacer esto. ¿Por qué Repsol y por qué ahora? Repsol porque en energía están las más importantes restricciones, porque en la factura del petróleo hay una fuerte salida de divisas que Argentina quiere controlar. Y esta semana y no hace cinco o seis, porque España seguramente se percibe como un luchador en condiciones menguadas por la situación que está viviendo hoy, en particular a partir de la semana pasada cuando los mercados empezaron a castigarla. Me imagino que la conducción económica argentina, tan estratégica desde el punto de vista político, debe de haber dicho: este es el momento para hacerlo, porque ellos tienen un conjunto de dificultades.
EC - Pero, ojo, España no está sola, y ha tenido en estas horas, ayer mismo, la solidaridad, el amparo de la Unión Europea.
GO - Imaginémonos que esta decisión argentina hubiera sido tomada hace tan solo siete u ocho años. Estamos haciendo un análisis contrafáctico, es imposible tener evidencia que permita contrastar lo que voy a decir, pero es posible conjeturar que las reacciones de las instituciones internacionales y de los países habrían sido mucho más virulentas. En el mundo están ocurriendo un conjunto de circunstancias del 2008 a la fecha que el mundo de los negocios debe comprender. La opinión pública global entiende, en el acierto o en el error, que los excesos de los mercados han conducido a una de las crisis más importantes desde la gran depresión de los años 30, y eso de alguna manera valida no importa la ideología del Gobierno de turno, lo vemos en todo el planeta un fuerte intervencionismo del Estado en materia de comercio, en el sector financiero, en materia de más regulación. Naturalmente, según la conformación política de los Gobiernos, los matices son diferentes, pero esto atraviesa Gobiernos de derecha y Gobiernos de izquierda. Hay una revalorización de la intervención del Estado.
Estas medidas de Argentina, todo lo que Argentina ha venido haciendo en los últimos meses, son una versión radical, extrema, de lo que estamos observando en el mundo. Como siempre ocurre: la convertibilidad era una versión radical, extrema del pensamiento liberal dominante en los años 90. O sea que Argentina se mueve en esos puntos.
Pero las reacciones que hemos observado, incluso la demora en reaccionar de Estados Unidos, que la propia España demandó, demuestran que hay una cierta expectación de manejarse con prudencia.
EC - En Argentina hubo interpretaciones incluso de que la presidenta Fernández tomó la medida esta semana porque acababa de volver de la Cumbre de las Américas, donde tuvo conversaciones y contactos en especial con Estados Unidos, que le permitieron concluir que podía tirarse, que por lo menos de parte de Estados Unidos no iba a tener un freno, una oposición, un ataque virulento.
GO - Y si vemos las declaraciones de ayer, son declaraciones claramente alineadas con defender el clima de negocios, pero no son declaraciones del estilo de las que el Wall Street Journal publica; ahí sí que hay declaraciones fuertes. Los Gobiernos, y aun Bruselas, tienen reacciones importantes, que introducen ciertas condiciones de amenaza, pero no estamos ante una escalada de inminente castigo. Por supuesto, estos eventos tienen efectos no a corto plazo, el respeto a las reglas de juego; estos procesos de intervención o de expropiación de compañías tienen lugar en el mundo, están legislados y amparados por ciertas reglas de cómo se procesan, y en ciertas condiciones pueden ser comprensibles. Lo que aquí está por verse es si la forma en que Argentina lo hace es una forma que al final del día es entendida como razonable y amistosa para el mundo de los negocios, de tal manera que no comprometa su clima de negocios interno. Creo que Argentina evaluó que su situación actual en términos de mercados internacionales es lo suficientemente mala y que una medida de estas características, si bien probablemente empeore su imagen, no es de un calibre como para generarle un problema mayúsculo, por lo tanto decidió ir hacia delante, dadas las restricciones que el modelo enfrenta y que necesita sostener.
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EC - Me quedé pensando en una frase que dijo al pasar: por qué Argentina siempre es la versión extrema de la moda de turno, por qué un Gobierno se coloca en una de las posiciones extremas y después viene otro que se coloca en la otra punta de las posibilidades que están en la vuelta.
GO - Si bien no es el terreno de mi especialidad, uno puede especular en el sentido siguiente: si uno mira por lo menos los últimos 30 años de Argentina, cada modelo de política económica adoptado generalmente viene precedido de una fuerte crisis, y generalmente viene precedido de un presidente o de un grupo que asume un mandato que requiere una fuerte validación política, porque entre otras cosas proviene de una situación caótica heredada. Así le pasó a Menem, así les pasó a los Kirchner. Por lo tanto, en buena medida el sustento político se define por oposición al modelo anterior, de manera que hay una reacción natural e instintiva a construir un discurso y un accionar exactamente opuestos a lo anterior. Eso valida y da poder político en la primera etapa del proceso.
Pero el punto es que esa construcción del poder tiene que hacerse desmantelando un aparato construido en el período anterior que está en crisis, lo que supone mover muchas fichas y descabezar poderes, incluso poderes que no son el Ejecutivo, como ha ocurrido en Argentina en varias oportunidades. Eso supone generar bastantes enemigos o bastantes adversarios en el proceso de construcción de ese espacio de poder, lo que requiere una permanente huida hacia delante en términos de construir una versión radical de la posición que se está construyendo. Dicho con otras palabras: el proceso político, la falta de un sistema de partidos políticos y la forma en que está distribuido el poder y en que se accede al poder en Argentina son buena parte de la explicación. Y la sincronización de ese proceso político con eventos económicos agudos es una buena forma de entender por qué el posicionamiento político estratégico en Argentina suele ser pendular, como en muchos países, pero sobre todo pendular en versiones muy radicales.
EC - Si las cosas son como usted las describe, hay que pronosticar que esto termina mal. ¿Cuándo y cómo? ¿Qué puede pasar ahora, a corto, mediano plazo?
GO - Lo que sabemos es que modelos de política económica que apuestan al fuerte intervencionismo gubernamental, a la fuerte estatización, al fuerte control del comercio exterior en países de dimensiones relativamente pequeñas como es Argentina a escala global producen problemas de distinto tipo: insuficiencia de inversión, inflaciones crónicas elevadas, sobre todo en países de renta media y elevada, de renta media como es Argentina, por lo tanto una de las amenazas subyacentes es un proceso de bajo crecimiento con inflación, un proceso de estanflación. Creo que esa es una de las principales amenazas a corto plazo. Así terminamos en nuestra historia en los años 50, 60 en Uruguay, y así terminó Argentina en los años 70, sometida incluso a episodios de hiperinflación. Pero no a corto plazo.
EC - Por ejemplo, se especula con una devaluación, con un default. ¿Qué hay de eso?
GO - Como yo decía, vencimientos de deuda con agentes privados, por lo tanto acreedores genuinos, en el año 2012 estamos hablando de 7.000 millones de dólares, una cifra absolutamente asequible para los recursos que Argentina tiene hoy. O sea que no hay un default sobre default.
Un proceso de devaluación o un proceso de necesidad de tipo de cambio más elevado ante un escenario diferente a nivel internacional imaginemos un escenario de incremento de las tasas de interés acelerado, imprevisto, en Estados Unidos como consecuencia de una recuperación más vigorosa en algún momento de 2012, 2013 no es lo que está hoy arriba de la mesa, pero eso provocaría una presión al alza del dólar a nivel global y, tal como ocurrió el año pasado, una fuerte presión a la salida de divisas en Argentina.
Imaginemos un eventual escenario de fuerte desaceleración de la economía global, que afecte en particular los precios de los commodities, no digo con caídas dramáticas que no están previstas, pero con una moderación sustancial, o combinado eso con una desaceleración muy fuerte en Brasil con una caída para la demanda industrial argentina. Todos esos son eventos que disparan una presión sobre el sector externo de la economía argentina, porque no olvidemos que hoy Argentina está creciendo a tasas muy inferiores a las que venía creciendo, todavía tenemos un crecimiento del 5%, pero Argentina crece a la mitad de lo que venía creciendo hace tan solo unos meses.
En mi perspectiva, estas medidas incluso postergan un eventual desenlace catastrófico de Argentina. No estamos ante un desenlace inminente en Argentina. Con este tipo de medidas que son fuertemente intervencionistas y rupturistas respecto del consenso previo en que este tipo de políticas se desplegaran, se compra tiempo para sostener el modelo.
EC - Pero cabe esperar nuevas medidas, por ejemplo.
GO - Yo no tendría dudas en aceptar que hay más medidas por venir. Esta era una medida crítica, pero hay otras compañías que podrían ser intervenidas, donde la insuficiencia de inversión tenga lugar, y hay otros lugares donde hay caja disponible, probablemente los fondos de la salud, probablemente haya mayores intervenciones con el propósito de contar con liquidez para las cuentas públicas.
EC - ¿Y Uruguay qué impactos puede recibir de la evolución económica de este modelo Kirchner en plena turbulencia? Hay quienes dicen, por ejemplo: ¿qué sentido tiene seguir tratando de levantar las trabas comerciales que Argentina impone, qué sentido tiene mantener empresas uruguayas que dependen de Argentina, si dentro de unos meses, un año, allí puede haber un estallido y esas empresas directamente se van a hundir?
GO - Lo primero que tenemos que reconocer en Uruguay es: el modelo kirchnerista no está amenazado de muerte, tiene dificultades y por eso se ha tomado este conjunto de medidas, que son racionales y consistentes. Dada la decisión de no alterar el modelo y el escenario internacional vigente, esta situación vino para quedarse. Por lo tanto las restricciones al comercio están allí, Uruguay podrá conseguir algún tipo de excepción, algún tipo de colaboración, porque pesa muy poco, menos del 1% de las exportaciones totales a Argentina, pero este modelo de intervención en el comercio e intervención en el flujo de capitales vino para quedarse. Lo primero que deberíamos asumir es que este es un escenario permanente y este debate es pertinente, como tú lo planteas.
¿Qué deberíamos esperar para Uruguay? En primer lugar, si Argentina tiene dificultades la historia nos enseña que Uruguay tiene dificultades, el ciclo económico argentino influye fuertemente en el ciclo económico uruguayo. Aunque debemos reconocer que es cierto que en los últimos años Uruguay ha diversificado su riesgo, a Argentina le vendemos apenas 600 millones de dólares por año, una cifra muy distinta de la que le vendemos a México, sustancialmente menor de la que le vendemos a Brasil y a China. Por lo tanto Uruguay tiene una diversificación de destinos mucho mayor que la que tenía.
En segundo lugar, el comercio de servicios en dirección a Argentina, sin contar el turismo, es menos relevante que en el pasado, por un conjunto de acontecimientos que han tenido lugar. Pero no podemos dejar de reconocer que una afectación del clima de negocios en Argentina afecta el clima de negocios en Uruguay, afecta al sector inmobiliario, afecta al sector financiero. Insisto, esto no es algo inminente, pero el escenario de que Argentina tenga dificultades está allí. Por lo tanto lo que deberíamos esperar que Argentina nos traslade en el corto plazo es parte de su desaceleración económica, parte de su control comercial, que va a impedir que el flujo comercial sea estable, y ahí la pregunta es qué hacemos con las empresas altamente expuestas.
El punto es bien interesante, porque, dos cosas, lo que Uruguay le vende a Argentina no se lo vende a nadie más, el tipo de comercio que tenemos con Argentina es lo que en la jerga llamamos intraindustrial, típico comercio de complementación entre compañías. Yo decía que son 600 millones de dólares, las empresas que más exportan están en 40, 50 millones de dólares, pero hay más de 200 empresas que exportan menos de 8 millones de dólares por año, son compañías muy pequeñas pero intensivas en mano de obra. Entonces, en términos promedio para el país, una afectación sustancial del comercio con Argentina para el comercio en general no es significativa, porque el volumen en el comercio total del país no es importante, pero en términos de empleo sí que lo es, y en algunas localidades y zonas del país sí que lo es.
Ahí hay un dilema que el Gobierno tiene que evaluar: ¿está dispuesto a hacer lo que sea necesario para mantener puestos de trabajo generados por ciertas compañías que exportan poco, que básicamente exportan porque disfrutan de un acceso privilegiado derivado de una larga historia política de inserción comercial que hoy está en discusión y en controversia por medidas argentinas, o, por el contrario, el Gobierno uruguayo, en términos de que el desempleo está en el nivel que está, que se requieren muchos puestos de trabajo en otras actividades que no están tan altamente pegadas a Argentina, decide que es el momento para reconvertir? Esta es una pregunta que no se puede contestar fácilmente en el sector privado, seguramente en el sector público tampoco, y seguramente lo que está ocurriendo en estos días es que el Gobierno en su interior está armando planes para saber en qué sectores prioriza la negociación, en qué sectores enfatiza la negociación, asumiendo que esos sectores que va a priorizar son los que tienen más probabilidad de sobrevivir, más capacidad de generar innovación, más capacidad de reexportar sus productos a otros destinos, etcétera.
EC - ¿También puede ocurrir que Uruguay se beneficie de esta crisis en la República Argentina? Por ejemplo, se especula mucho con la posibilidad de que por contraste, por el respeto al Estado de derecho, a las reglas de juego en Uruguay, nuestro país termine captando inversiones que en principio estaban pensadas para la República Argentina.
GO - En términos promedio es muy difícil afirmar que un accidente económico de un socio comercial relevante, muy influyente en el clima de negocios de Uruguay, nos beneficie. Yo diría que los problemas en Argentina no son buenas noticias para Uruguay nunca. Es cierto que puede haber acciones puntuales o actividades puntuales en que se genere un evento como consecuencia de la afectación del clima de negocios en Argentina. Pero no es generalizado, porque, entre otras cosas, deberíamos estar pensando en compañías que están instaladas en Argentina no para producir para el mercado argentino sino eventualmente para tener actividades respecto a otros destinos, porque si no, el problema sigue siendo el mismo a pesar de que las reglas de juego en Uruguay son mucho mejores que en Argentina y yo preferiría estar instalado en Uruguay antes que en Argentina. El empresario que se instale en Uruguay va a tener dudas respecto de cómo va a ser tratado el comercio con Argentina.
EC - Si va a poder entrar a Argentina.
GO - Por lo tanto Uruguay en eso comparto lo que el Gobierno sostiene en forma clara tiene que encontrar la forma de negociar con Argentina y conseguir excepciones y un tratamiento diferencial en aras de la larga relación que tienen los dos países, pero también en aras del acuerdo comercial que está vigente. Eso hay que hacerlo con inteligencia. Pero yo no me atrevería a decir en ningún caso en forma general que un clima complejo y deteriorado en la Argentina, que conduzca a una situación económica compleja, no inminente pero sí en perspectiva, sea algo que favorezca a Uruguay. Si la región tiene problemas, Uruguay, siendo un país pequeño, probablemente tenga menos problemas que en el pasado porque hemos hecho bien las cosas, diversificamos los destinos, tenemos una gestión macroeconómica más sólida, somos menos vulnerables como el investment grade lo muestra, pero no somos inmunes a un evento en Argentina.
EC - Y la otra cara de la pregunta: al revés, ¿puede perjudicarnos la situación argentina a la hora de captar inversiones, puede contagiarse la imagen de Uruguay de lo que ocurre en Argentina, sobre todo de los problemas que todo eso implica para el Mercosur?
GO - Si hay algo que nuestro país ha logrado mostrar en los últimos años, con una sucesión de acciones tomadas incluso por diferentes Gobiernos, es que Uruguay no es Argentina. Basta que uno hable en el exterior o con inversores extranjeros en Uruguay para ver que la percepción es clara, algo que no era tan claro hace 10 o 15 años es clarísimo hoy. Desde el episodio del default y la resolución de la crisis de la deuda que hizo la administración Batlle hasta todos los procesos que han direccionado las administraciones frenteamplistas, Uruguay en los hechos es un país sustancialmente distinto de Argentina. Y el investment grade que fue conferido hace dos semanas, por más que sea una formalidad, es una demostración de que la lectura hoy, incluso de las calificadoras de riesgo, con todos los problemas que tienen, es claramente que Uruguay es distinto en la región. Creo que desde fuera se nos ve distintos.
Inversiones que vengan a Uruguay para exportar al resto del mundo o para afectar el mercado interno de Brasil van a estar perfectamente potenciadas por este clima. Inversiones que se destinen a Uruguay para exportar a Argentina, difícil, entre otras cosas porque Uruguay no capta muchas inversiones extranjeras para exportar a Argentina. Hay inversiones importantes en autopartes, en laboratorios y en químicos, que creo que en general son las que están más protegidas porque el flujo de comercio está muy bien enraizado con las compañías del lado argentino, y ahí tenemos aliados de las propias compañías que hacen presión de aquel lado. En ese sentido considero que estamos relativamente protegidos, pero amenazados desde el punto de vista de que esta situación argentina nos restringe inversión extranjera no porque la mayoría de la inversión que ha venido a Uruguay en los últimos años haya venido para exportar a Argentina o para comerciar con Argentina, sino porque es de una escala más global.
EC - Por último, ¿cómo pueden jugar en este contexto las declaraciones del presidente Mujica esta semana a propósito de la nacionalización de YPF?
GO - Lo que cuentan son los hechos, más que las declaraciones. Para el mundo de los negocios y para las acciones empresariales los hechos, y en los hechos Uruguay es claramente un país diferente. De la primera parte de la declaración del presidente, que es una decisión soberana, uno no puede decir otra cosa que que es correcta; la segunda parte, respecto a la actitud europea, no es la declaración que uno habría hecho, uno se sorprende a veces cuando escucha eso. Pero cuando uno habla con inversores del exterior y con empresarios extranjeros que están en Uruguay, nadie se siente realmente conmovido por este tipo de afirmaciones, creo que el presidente goza de una buena reputación en el exterior.
EC - Hoy, por otro lado, hace aclaraciones al respecto que publica Búsqueda. Dice que mantiene absoluta y plena vigencia el mensaje de su discurso en el Hotel Conrad antes de asumir como presidente, aquello de "jugala acá que no te la van a expropiar ni te van a doblar con los impuestos".
GO - Ese es el principal punto. En Uruguay gobernó todo el espectro político que puede gobernar en los próximos 30 años, y todo el espectro político ha mantenido las reglas de juego, y eso es lo que se observa de afuera. Está muy bien decirlo, pero lo que Uruguay tiene es una carta de presentación de que no solamente lo dice sino que lo ha hecho, y lo ha hecho habiendo gobernado todos los que pueden gobernar, porque además tenemos un sistema de partidos políticos. Eso es lo importante de Uruguay para el exterior.
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Transcripción: María Lila Ltaif
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