Análisis Económico

Recobran fuerza los temores por la situación económica en Europa: escenarios y alternativas para los gobiernos de la Eurozona

Análisis del economista Pablo Roselli, de la consultora Deloitte.


(emitido a las 8:34 Hs.)

EMILIANO COTELO:
Como ustedes saben, los mercados internacionales tuvieron una semana con turbulencias debido a los problemas en Europa, que en estos días estuvieron marcados por tres hitos. Por un lado, el triunfo de François Hollande en Francia el domingo trajo preocupación en los mercados, sobre todo por su postura contraria a las políticas de austeridad. A su vez, en Grecia los resultados electorales el mismo fin de semana abrieron una gran incertidumbre acerca de la conformación de un nuevo gobierno. Y en España el gobierno debió capitalizar Bankia, un banco que tenía una exposición muy fuerte en créditos hipotecarios.

Con ese marco, en el análisis económico de hoy proponemos poner la mirada en Europa. El diálogo es con el economista Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte.

Para comenzar, ¿cómo están viendo este nuevo recrudecimiento de la crisis europea?

PABLO ROSSELLI:
El deterioro de la perspectiva para la Eurozona en los ojos de los inversores tiene ya varias semanas. Comenzó claramente antes de este fin de semana de resultados electorales inquietantes. Si miramos los índices accionarios o los indicadores de riesgo país, la tendencia negativa comenzó a mediados de marzo. Lo que pasa es que fue una tendencia gradual pero persistentemente acumulativa. Desde fines de febrero hasta ahora, la bolsa de Madrid perdió más de 15% de su valor, y esa pérdida ocurrió antes de este fin de semana. La bolsa de Italia también perdió un 15% antes del fin de semana pasado.

Por otro lado, si miramos el contexto político europeo, algunas de las cosas que estamos viendo no deberían sorprendernos. Las medidas de austeridad en Grecia generaron un fuerte descontento de la población con el Gobierno. En términos más generales, fueron varios los partidos políticos que estando al frente de gobiernos europeos han perdido las elecciones en el último año. Y eso sucede porque reina en Europa un contexto muy recesivo, con alta desocupación y sin perspectivas de mejora en el próximo año o año y medio.

EC- Ahora, Pablo, ¿por qué apareció esta nueva ola de expectativas negativas? Te lo pregunto porque hace unos meses, a pesar de esto que estás diciendo, los mercados se mostraban más optimistas.

PR- Es cierto. Probablemente jugó a favor la expansión del crédito que a fines del año pasado había aprobado el Banco Central Europeo. También el canje de deuda griego abría alguna esperanza.

Pero como comentamos en varias oportunidades, la Eurozona enfrenta dificultades realmente difíciles de solucionar. Los países de la periferia están atrapados en un contexto de recesión, con muy baja competitividad frente a Alemania, sin una moneda propia para devaluar, con déficits fiscales altos y problemas de financiamiento que les obligan a tomar medidas de ajuste, que refuerzan las tendencias recesivas. En nuestra región, en Argentina y en Uruguay, padecimos esa problemática a inicios de los 2000 y abemos que los ajustes fiscales combinados con falta de competitividad, no funcionan y son más recesivos.
Entonces, estamos ante problemas difíciles de solucionar, y a esa dificultad se agrega que la respuesta de la política económica en Europa en el último año ha sido francamente inadecuada si el objetivo es conservar la Eurozona.

EC- En tu cuenta de Twitter hace un par de días decías que Alemania y Francia deben gastar más. Entonces, ¿en eso ustedes está siguiendo lo que plantea el presidente electo de Francia, François Hollande?

PR- Las promesas electorales de François Hollande fueron de muy diverso tenor y hay quienes le han criticado severamente por poco realistas, por inviables, y otros adjetivos. No nos corresponde ingresar en ese terreno. Pero muchos analistas en nuestra profesión sostienen que la política económica europea no puede tener como única respuesta a la austeridad fiscal en todos los países de la Eurozona. En ese sentido, el mensaje de Hollande en relación a que no es sólo con austeridad que Europa saldrá de esta crisis a nuestro juicio merece ser atendido.

EC- ¿Y hay posibilidades reales de pensar en nuevos estímulos fiscales? ¿No hay acaso un riesgo de que los inversores teman todavía más por la capacidad de repago de las deudas de los gobiernos?

PR- Está claro que los gobiernos de los países de la periferia europea (Grecia, Italia, España, Portugal, Irlanda) no tienen capacidad de gasto. Los déficits fiscales en varios de esos países amenazan con hacer insostenible la deuda pública. En el caso de Grecia la deuda sigue siendo impagable después del canje, algo que era enteramente previsible durante todo el proceso de negociación. En canje no iba a darle viabilidad al Gobierno griego, le iba a dar tiempo, pero o viabilidad.

Sin embargo, la situación es diferente en las principales economías de Europa. Alemania tiene un déficit fiscal de solamente 1% del PIB. Aunque la deuda pública es alta en relación al PIB (más de 80%), pero el Gobierno alemán se está financiando a una tasa de interés que es mínima en términos históricos, se está financiando al 1,5% a 10 años. Claramente los inversores están viendo a Alemania como un país seguro para invertir.

EC- ¿Y cómo es el caso de Francia, Pablo?

PR- El caso de Francia es en algo diferente, porque Francia tiene un déficit fiscal alto, de 5,4% del PIB, que por cierto no podrá mantener indefinidamente. Tiene una deuda un poquito mayor a la de Alemania. Y aunque los medios han reportado en estos días que el riesgo país de Francia ha subido, la verdad es que la tasa de interés de que pagan los bonos de Francia a 10 años está en un 2,9% anual, un nivel mínimo en términos históricos. Algo similar ocurre con Gran Bretaña, que es otra economía grande de Europa, aunque no está en la Eurozona. A pesar de que el déficit fiscal sigue siendo muy alto (fue de 8% en 2011), los bonos a 10 años sólo pagan un 2% anual.

Entonces, lo que ha sucedido en Europa en los últimos dos años es que hubo una apuesta desbalanceada a favor de medidas de austeridad fiscal, medidas de ajuste que tomaron países que no tenían alternativa pero también medidas de ajuste adoptadas por países que no sólo podían gastar más, sino que debían gastar más para alentar una mayor demanda que compensara o al menos mitigara los efectos recesivos de los paquetes de ajuste en la periferia. Con esto no estamos diciendo que la solución a la crisis europea es fácil y que pasa exclusivamente por más expansión del gasto, pero parece imprescindible modificar el énfasis desmedido en la austeridad fiscal.

EC-  Está claro ese punto. Ahora, ¿qué más hace falta? ¿Qué perspectivas se abren para los países más afectados?

PR- La solución a la crisis es compleja. Seguramente es necesaria una mayor expansión monetaria del Banco Central Europeo, pero volviendo a las temáticas fiscales, la crisis europea no tuvo su origen en una expansión generalizada del gasto público como se sostiene por parte del Gobierno alemán. Aunque es verdad que sí tuvimos en Grecia una suba descontrolada del gasto público, no es esa la generalidad de los casos. La crisis se originó por una expansión desmedida del crédito y por un fuerte encarecimiento de los salarios en los países de la periferia.
Lo que sucede es que el euro es un proyecto complejo, que involucra una moneda para muchos países. Hoy queda claro que Europa avanzó demasiado rápido en el área monetaria sin avanzar en otros aspectos sumamente relevantes para que la Unión Europea funcione bien.

Ante esa realidad, hoy hay varios analistas que dicen que para que la Eurozona pueda salir de esta crisis sin un quiebre de la unión monetaria, serán necesarios pasos grandes hacia una mayor integración fiscal. Será necesario que los gobierno emitan alguna clase de eurobono o de deuda pública conjunta, que se reserven impuestos o parte de la recaudación tributaria para repagar esa deuda conjunta. Es decir, los países deberán renunciar a parte de su soberanía fiscal.

Y serán necesarias transferencias desde las economías centrales hacia las economías en dificultades. El caso de Grecia es el más claro. Si los gobiernos europeos quieren que Grecia permanezca en la Eurozona, le deberán transferir fondos por varios años que el Gobierno griego no va a poder devolver jamás. Son fondos para asistir a Grecia, para que Grecia no abandone la Eurozona.

En suma, si los gobiernos de la eurozona quieren preservar el proyecto de unión monetaria, probablemente serán necesarios muchos cambios en el enfoque de las políticas económicas. Esos cambios requieren nuevos acuerdos políticos. Y eso parece lejano por ahora.

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