Análisis Económico

¿Se acerca la salida de Grecia de la Eurozona?

Análisis de la economista Florencia Carriquiry, de la consultora Deloitte


(emitido a las 8.41 Hs.)

EMILIANO COTELO:
Durante las tratativas de los últimos días, quedó claro que en Grecia hay una división fuerte a propósito de las políticas de austeridad que se implementaron para recibir la ayuda económica de los países de la Eurozona. En ese marco, en los últimos días se comenzó a hablar sin tapujos sobre la eventualidad de una salida de Grecia de la Eurozona. Se trata sin dudas de un tema de especial relevancia para Europa y para los mercados financieros internacionales. Por eso vamos a concentrarnos en él en los próximos minutos.

Estamos con la economista Florencia Carriquiry, de la consultora Deloitte.

Florencia, ¿cómo están analizando ustedes la situación en Grecia?

FLORENCIA CARRIQUIRY:
Grecia está sumergida en una profunda crisis económica. Y esa crisis económica está teniendo efectos muy negativos sobre el sistema político de ese país. La realidad política de hoy marca que una amplia mayoría de votantes se expresó en contra de los partidos políticos que llevaron adelante las políticas de austeridad en estos años. Pero al mismo tiempo, un 70% de los votantes sostiene que desea que Grecia permanezca dentro de la eurozona.

En ese contexto, dentro de un aproximadamente un mes habrá nuevas elecciones en Grecia. Uno podría pensar que esas elecciones serán una forma de plebiscito acerca del camino a seguir, pero la verdad es que la población tiene aspiraciones que parecen inconsistentes entre sí. La permanencia en la zona del euro no parece posible si Grecia da marcha atrás en sus políticas de austeridad, salvo que los gobiernos de Europa accedan a continuar financiando al país sin que el gobierno griego cumpla con el pacto celebrado meses atrás, cuado se dio la asistencia financiera acordada al momento del canje de deuda. Esto ha abierto un panorama de gran incertidumbre sobre cuál será el resultado de este proceso, pero muchos analistas consideran como un hecho probable que Grecia termine abandonando la zona del euro. Los líderes políticos dentro y fuera de Grecia consideran esa posibilidad.

EC- Ahora, Florencia, ¿un abandono de la zona del euro no terminaría siendo mucho peor para Grecia?

FC- Hay quienes plantean esa posición (varios dirigentes políticos europeos y algunos dirigentes griegos suscriben esa visión), pero también hay opiniones en sentido contrario. Hay dirigentes políticos y de analistas muy reconocidos como Paul Krugman, el Premio Nóbel, o Dani Rodrick, de la Universidad de Harvard, que opinan lo contrario.

La realidad es que para responder tu pregunta hay varios aspectos a tener en cuenta. El primero es que la salida de Grecia de la Eurozona puede terminar siendo el resultado de un proceso que termine precipitándose de forma brusca. Eso podría pasar por ejemplo si los líderes europeos decidieran interrumpir la asistencia financiera. Para junio, por ejemplo, está previsto un desembolso de 18.000 millones de euros que forman parte del paquete de asistencia de 130.000 millones que se definió en marzo.

Por otro lado, a nuestro juicio también hay que tener en cuenta que la estrategia actual definida por Grecia a instancias de las exigencias de la Eurozona tiene muy pocas probabilidades de éxito a la luz de la crisis que se vive en ese país.

EC- ¿Por qué estás sosteniendo eso, Florencia?

FC- Como hemos comentado en muchas otras oportunidades, Grecia está sumergida en una recesión muy profunda. El PIB acumula una caída de más de 15% desde el inicio de la crisis en 2008 y las proyecciones apuntan a caídas adicionales que llevarían la contracción acumulada a niveles del 20% para fines de año. La desocupación está por encima de 20% y es del orden de 50% en la población más joven.

Esa recesión tiene múltiples factores pero un aspecto central es la falta de competitividad que tiene el país en relación a Alemania, Francia y algunas otras economías de la Eurozona. Esa falta de competitividad en condiciones normales se corrige con una devaluación, pero Grecia no tiene una moneda propia para devaluar. Y la combinación de ajustes fiscales en un marco de recesión por falta de competitividad no hace más que reforzar la recesión. De hecho, Grecia está recorriendo el mismo camino que hizo Argentina a inicios de los 2000 y el mismo camino que hicimos aquí en Uruguay, cuando nos resistimos a devaluar. Los ajustes fiscales no funcionaron y la salida a la crisis inevitablemente supuso una devaluación.

EC- ¿Y no hay oportunidades de hacer reformas? ¿No es necesario acaso pensar en una moderación del gasto público en un país que, es evidente, gastó de más en la década pasada?

FC- En Europa la crisis no se originó por un exceso de gasto público en todos los países de la periferia. Hubo situaciones diversas. El caso de Grecia, sin dudas, fue el de un país que tuvo una política fiscal insosteniblemente expansiva, incluso mintió en las estadísticas. Pero hubo también una fuerte expansión del crédito al sector privado. Esas causas, sin embargo no cambian la situación de hoy. Es casi imposible a esta altura creer que con reformas microeconómicas Grecia podrá incrementar la productividad en una magnitud suficiente para revertir la falta de competitividad. La brecha de competitividad es demasiado grande; los salarios son insosteniblemente altos medidos en euros.

Por eso, muchos analistas empiezan a sostener con claridad que la única salida que encontrará Grecia pasará por el abandono del euro. El valor de las acciones en la Bolsa de Atenas parece confirmar esa visión.

EC- ¿Por qué esa apreciación?
 
FC- El índice ASE de la Bolsa de Atenas se encuentra en el nivel más bajo desde 1992. El índice, lógicamente, mide el valor de las empresas en euros. Hoy vale unos 600 puntos; a fines de 2009 valía 3000 puntos y a fines de 2007 (antes de la crisis) valía 5.000 puntos. Quiere decir que, medido en euros, las empresas perdieron casi un 90% del valor que había antes de la crisis.

Es probable que esa desvalorización de las acciones esté incorporando una alta probabilidad que Grecia saldrá del euro, que restablecerá una nueva moneda, seguramente el dracma, y que esa moneda se devaluará fuertemente, con los cual las utilidades de las empresas medidas en euros caerán todavía más.

EC- Ahora, Florencia, ¿cómo se sale del euro? Te lo pregunto porque parece realmente difícil.

FC- Sin dudas, sería un proceso muy complicado y turbulento. Cuando se miran las opiniones sobre este punto de diversos líderes europeos, hasta hace pocos días primaba la visión de que era tan complicado para un país salir del euro que finalmente eso no podría ocurrir.

La realidad, a nuestro juicio, es que se requiere un Gobierno muy decidido para emprender ese camino, pero es un camino que ciertamente se puede emprender si los gobernantes no tienen otra opción.

EC- Pero, ¿cómo se sale concretamente de una unión monetaria?

FC- Nosotros tenemos el recuerdo de Argentina en 2001. Cuando las provincias no tuvieron más capacidad para cubrir sus presupuestos, comenzaron a emitir sus propias monedas. Eso mismo le puede pasar a Grecia en poco tiempo, si del resultado de las elecciones surgiera que Grecia abandona los compromisos fiscales asumidos y si los demás países europeos le dejan de dar asistencia financiera.

En ese contexto, el Gobierno griego debería comenzar a emitir su propia moneda para hacer frente a los pagos de su presupuesto y debería establecer el curso legal de la nueva moneda. También debería establecer por ley que todos los contratos en euros celebrados con domicilio en el país pasan a estar nominados en la nueva moneda, asumamos el dracma. En ese cambio drástico de escenario, sería lógico que los depósitos y créditos pasaran también a estar nominados en dracmas. Por algún tiempo debería haber medidas de restricción sobre el retiro de los depósitos para evitar una corrida bancaria masiva. El gobierno debería renegociar su deuda para llevarla a valores sostenibles, con nuevas quitas fuertes sobre los acreedores.

La conversión a dracmas sería a razón de un dracma por euro pero instantáneamente el dracma se devaluaría fuertemente. Esa devaluación supondría un restablecimiento de la competitividad de la economía de Grecia. Seguramente también habría un impacto inflacionario inicial, que ayudaría a licuar el gasto público y a revertir la situación de déficit fiscal.

Sin dudas, el escenario que estamos describiendo requiere mucha decisión del Gobierno y tiene muchos riesgos, pero puede terminar siendo la única salida que tenga Grecia en algunas semanas. Es un escenario que con algunas diferencias esencialmente ya vimos en Argentina. Y recordemos que algunos meses después de ese proceso, la economía argentina comenzó a salir de la recesión.

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¿Se acerca la salida de Grecia de la Eurozona?

Análisis de la economista Florencia Carriquiry, de la consultora Deloitte

(emitido a las 8.41 Hs.)

EMILIANO COTELO:
Durante las tratativas de los últimos días, quedó claro que en Grecia hay una división fuerte a propósito de las políticas de austeridad que se implementaron para recibir la ayuda económica de los países de la Eurozona. En ese marco, en los últimos días se comenzó a hablar sin tapujos sobre la eventualidad de una salida de Grecia de la Eurozona. Se trata sin dudas de un tema de especial relevancia para Europa y para los mercados financieros internacionales. Por eso vamos a concentrarnos en él en los próximos minutos.

Estamos con la economista Florencia Carriquiry, de la consultora Deloitte.

Florencia, ¿cómo están analizando ustedes la situación en Grecia?

FLORENCIA CARRIQUIRY:
Grecia está sumergida en una profunda crisis económica. Y esa crisis económica está teniendo efectos muy negativos sobre el sistema político de ese país. La realidad política de hoy marca que una amplia mayoría de votantes se expresó en contra de los partidos políticos que llevaron adelante las políticas de austeridad en estos años. Pero al mismo tiempo, un 70% de los votantes sostiene que desea que Grecia permanezca dentro de la eurozona.

En ese contexto, dentro de un aproximadamente un mes habrá nuevas elecciones en Grecia. Uno podría pensar que esas elecciones serán una forma de plebiscito acerca del camino a seguir, pero la verdad es que la población tiene aspiraciones que parecen inconsistentes entre sí. La permanencia en la zona del euro no parece posible si Grecia da marcha atrás en sus políticas de austeridad, salvo que los gobiernos de Europa accedan a continuar financiando al país sin que el gobierno griego cumpla con el pacto celebrado meses atrás, cuado se dio la asistencia financiera acordada al momento del canje de deuda. Esto ha abierto un panorama de gran incertidumbre sobre cuál será el resultado de este proceso, pero muchos analistas consideran como un hecho probable que Grecia termine abandonando la zona del euro. Los líderes políticos dentro y fuera de Grecia consideran esa posibilidad.

EC- Ahora, Florencia, ¿un abandono de la zona del euro no terminaría siendo mucho peor para Grecia?

FC- Hay quienes plantean esa posición (varios dirigentes políticos europeos y algunos dirigentes griegos suscriben esa visión), pero también hay opiniones en sentido contrario. Hay dirigentes políticos y de analistas muy reconocidos como Paul Krugman, el Premio Nóbel, o Dani Rodrick, de la Universidad de Harvard, que opinan lo contrario.

La realidad es que para responder tu pregunta hay varios aspectos a tener en cuenta. El primero es que la salida de Grecia de la Eurozona puede terminar siendo el resultado de un proceso que termine precipitándose de forma brusca. Eso podría pasar por ejemplo si los líderes europeos decidieran interrumpir la asistencia financiera. Para junio, por ejemplo, está previsto un desembolso de 18.000 millones de euros que forman parte del paquete de asistencia de 130.000 millones que se definió en marzo.

Por otro lado, a nuestro juicio también hay que tener en cuenta que la estrategia actual definida por Grecia a instancias de las exigencias de la Eurozona tiene muy pocas probabilidades de éxito a la luz de la crisis que se vive en ese país.

EC- ¿Por qué estás sosteniendo eso, Florencia?

FC- Como hemos comentado en muchas otras oportunidades, Grecia está sumergida en una recesión muy profunda. El PIB acumula una caída de más de 15% desde el inicio de la crisis en 2008 y las proyecciones apuntan a caídas adicionales que llevarían la contracción acumulada a niveles del 20% para fines de año. La desocupación está por encima de 20% y es del orden de 50% en la población más joven.

Esa recesión tiene múltiples factores pero un aspecto central es la falta de competitividad que tiene el país en relación a Alemania, Francia y algunas otras economías de la Eurozona. Esa falta de competitividad en condiciones normales se corrige con una devaluación, pero Grecia no tiene una moneda propia para devaluar. Y la combinación de ajustes fiscales en un marco de recesión por falta de competitividad no hace más que reforzar la recesión. De hecho, Grecia está recorriendo el mismo camino que hizo Argentina a inicios de los 2000 y el mismo camino que hicimos aquí en Uruguay, cuando nos resistimos a devaluar. Los ajustes fiscales no funcionaron y la salida a la crisis inevitablemente supuso una devaluación.

EC- ¿Y no hay oportunidades de hacer reformas? ¿No es necesario acaso pensar en una moderación del gasto público en un país que, es evidente, gastó de más en la década pasada?

FC- En Europa la crisis no se originó por un exceso de gasto público en todos los países de la periferia. Hubo situaciones diversas. El caso de Grecia, sin dudas, fue el de un país que tuvo una política fiscal insosteniblemente expansiva, incluso mintió en las estadísticas. Pero hubo también una fuerte expansión del crédito al sector privado. Esas causas, sin embargo no cambian la situación de hoy. Es casi imposible a esta altura creer que con reformas microeconómicas Grecia podrá incrementar la productividad en una magnitud suficiente para revertir la falta de competitividad. La brecha de competitividad es demasiado grande; los salarios son insosteniblemente altos medidos en euros.

Por eso, muchos analistas empiezan a sostener con claridad que la única salida que encontrará Grecia pasará por el abandono del euro. El valor de las acciones en la Bolsa de Atenas parece confirmar esa visión.

EC- ¿Por qué esa apreciación?
 
FC- El índice ASE de la Bolsa de Atenas se encuentra en el nivel más bajo desde 1992. El índice, lógicamente, mide el valor de las empresas en euros. Hoy vale unos 600 puntos; a fines de 2009 valía 3000 puntos y a fines de 2007 (antes de la crisis) valía 5.000 puntos. Quiere decir que, medido en euros, las empresas perdieron casi un 90% del valor que había antes de la crisis.

Es probable que esa desvalorización de las acciones esté incorporando una alta probabilidad que Grecia saldrá del euro, que restablecerá una nueva moneda, seguramente el dracma, y que esa moneda se devaluará fuertemente, con los cual las utilidades de las empresas medidas en euros caerán todavía más.

EC- Ahora, Florencia, ¿cómo se sale del euro? Te lo pregunto porque parece realmente difícil.

FC- Sin dudas, sería un proceso muy complicado y turbulento. Cuando se miran las opiniones sobre este punto de diversos líderes europeos, hasta hace pocos días primaba la visión de que era tan complicado para un país salir del euro que finalmente eso no podría ocurrir.

La realidad, a nuestro juicio, es que se requiere un Gobierno muy decidido para emprender ese camino, pero es un camino que ciertamente se puede emprender si los gobernantes no tienen otra opción.

EC- Pero, ¿cómo se sale concretamente de una unión monetaria?

FC- Nosotros tenemos el recuerdo de Argentina en 2001. Cuando las provincias no tuvieron más capacidad para cubrir sus presupuestos, comenzaron a emitir sus propias monedas. Eso mismo le puede pasar a Grecia en poco tiempo, si del resultado de las elecciones surgiera que Grecia abandona los compromisos fiscales asumidos y si los demás países europeos le dejan de dar asistencia financiera.

En ese contexto, el Gobierno griego debería comenzar a emitir su propia moneda para hacer frente a los pagos de su presupuesto y debería establecer el curso legal de la nueva moneda. También debería establecer por ley que todos los contratos en euros celebrados con domicilio en el país pasan a estar nominados en la nueva moneda, asumamos el dracma. En ese cambio drástico de escenario, sería lógico que los depósitos y créditos pasaran también a estar nominados en dracmas. Por algún tiempo debería haber medidas de restricción sobre el retiro de los depósitos para evitar una corrida bancaria masiva. El gobierno debería renegociar su deuda para llevarla a valores sostenibles, con nuevas quitas fuertes sobre los acreedores.

La conversión a dracmas sería a razón de un dracma por euro pero instantáneamente el dracma se devaluaría fuertemente. Esa devaluación supondría un restablecimiento de la competitividad de la economía de Grecia. Seguramente también habría un impacto inflacionario inicial, que ayudaría a licuar el gasto público y a revertir la situación de déficit fiscal.

Sin dudas, el escenario que estamos describiendo requiere mucha decisión del Gobierno y tiene muchos riesgos, pero puede terminar siendo la única salida que tenga Grecia en algunas semanas. Es un escenario que con algunas diferencias esencialmente ya vimos en Argentina. Y recordemos que algunos meses después de ese proceso, la economía argentina comenzó a salir de la recesión.

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