Análisis Económico

En Argentina, el dólar blue supera los seis pesos: perspectivas económicas para el país vecino

Análisis de la economista Tamara Schandy, de la consultora Deloitte


(emitido a las 8.36 Hs.)

EMILIANO COTELO:
En las últimas semanas se ha observado un deterioro importante del clima de expectativas en Argentina. El dólar en el mercado informal, el llamado "dólar blue", cotizaba ayer por encima de los 6 pesos argentinos, un 35% por encima del dólar oficial. Así, la tendencia alcista del dólar blue parece incontenible.

De eso ya hemos hablado en estos días, el tema estaba pendiente de ampliación, por eso nos pareció relevante dedicar nuestro análisis económico de hoy a revisar las perspectivas en el país vecino. Para eso vamos a aprovechar que la consultora Deloitte realizó ayer un seminario con sus clientes donde se estuvo debatiendo acerca de os asuntos argentinos.El diálogo es con la economista Tamara Schandy.

Tamara, ¿cómo hay que mirar el contexto económico argentino? ¿Qué debemos interpretar de estos valores tan altos del dólar paralelo? ¿Estamos ante una crisis inminente?

TAMARA SCHANDY:
Como comentamos varias veces en el programa, en Argentina estamos viendo desde hace mucho tiempo una tendencia de paulatino y progresivo deterioro de los fundamentos macroeconómicos. La inflación es alta y persistente, el gasto público alcanzó valores récord en términos históricos y eso presiona sobre el déficit fiscal y obliga a un uso creciente del financiamiento del Banco Central argentino, a través del uso de reservas y de la emisión monetaria. A su vez, esa tendencia de deterioro de los fundamentos marca una vulnerabilidad creciente de Argentina, ante shocks externos o ante problemas de origen doméstico.

Pero ése es el contexto desde hace bastante tiempo. Lo que estamos viendo ahora es que estamos en un momento en que se están materializando shocks externos y domésticos negativos.

En los mercados internacionales se han fortalecido los temores sobre la crisis europea y eso generó una tendencia más o menos generalizada de suba del dólar. Ahora, mucho más importante que el deterioro del marco externo, a nuestro juicio, es el hecho de que la mayor demanda de dólares tiende a ser reforzada por el endurecimiento de los controles de capitales que aplica el Gobierno. Es claro que las propias restricciones a la compra de dólares terminan alimentando la demanda. Por eso, en nuestro análisis económico del miércoles Pablo decía que el valor del dólar Blue probablemente tiene mucho más que ver con la prima de riesgo que los argentinos están dispuestos a pagar para sacar capitales que con una evaluación del tipo de cambio necesario para establecer condiciones adecuadas de competitividad, dado, por ejemplo, que los precios de exportación de productos agropecuarios siguen estando en niveles elevados.

Por eso, a nuestro juicio, debemos ser cuidadosos en la interpretación del mercado cambiario. Es claro que estamos en un contexto muy negativo de expectativas. Tenemos una enorme incertidumbre y es muy difícil prever cómo se moverá la política económica en Argentina, pero hay algunos factores que nos hacen pensar que el clima actual de expectativas no tendría por qué derivar de forma inevitable en una crisis inmediata, con un desorden monetario y cambiario como supimos ver varias veces en el pasado, y con una caída fuerte del PBI.

EC- ¿Cuáles son esos factores?

TS- Por un lado, el Banco Central de Argentina todavía tiene una cantidad importante de reservas, más de 47.000 millones de dólares. Por otra parte, en 2010 y 2011 se produjo un aumento muy fuerte de las importaciones, que presionaba sobre el saldo comercial. Este era un factor potencialmente desestabilizador, porque si Argentina comenzaba a tener un déficit en la cuenta corriente, con más importaciones que exportaciones, las reservas del Banco Central bajarían de forma inevitable porque Argentina no tiene financiamiento externo para sus importaciones. Sin embargo, las medidas proteccionistas adoptadas por el gobierno en los últimos meses provocaron una caída de las importaciones y por el momento se detuvo la tendencia negativa de la balanza comercial. De hecho, el saldo comercial mejoró sensiblemente en los últimos meses.

Lógicamente, la forma como Argentina logró detener el deterioro comercial genera muchos nuevos problemas y un deterioro de las expectativas. Resulta también muy perjudicial para los intereses de Uruguay. Pero desde una perspectiva macroeconómica, el Gobierno argentino ha comprado tiempo con estas medidas.

Más aún, a pesar de que el dólar en el mercado paralelo supera los 6 pesos, el Gobierno está comprando dólares sistemáticamente en el mercado oficial.

EC- ¿Cómo es eso, Tamara?

TS- El tema es así: el dólar Blue vale 6 pesos porque ese precio refleja, como decía antes, el premio que los agentes están dispuestos a pagar para obtener dólares que no pueden comprar de ninguna otra forma. Pero no sabemos cuán profundo es ese mercado, no sabemos cuánto volumen se negocia en el mercado paralelo. Quizás no sea tanto.

Y como las importaciones están muy trancadas, el balance entre oferta de dólares por exportaciones y demanda de dólares para importaciones, hace que el Banco Central termine comprando  dólares en el mercado formal. De hecho, desde noviembre del año pasado el Banco Central está comprando de forma sistemática... al tipo de cambio oficial, que es mucho más bajo que el precio que pagan quienes compran en el paralelo. Por eso decíamos que el valor del dólar blue tiene una explicación más financiera y de expectativas que una interpretación asociada a una consideración de competitividad. En otras palabras, si el tipo de cambio flotara libremente, seguramente sería más alto que el que hoy vemos en el mercado formal, pero pensamos que el "equilibrio" sería más bajo que los 6 pesos a los que hoy cotiza el blue.

EC- Y entonces, Tamara, ¿cómo quedan las perspectivas para Argentina?

TS- Si pensamos en la marcha de la actividad económica, estamos viendo una desaceleración clara en Argentina. Esto era algo que tenía que ocurrir de un modo u otro, porque en los dos años previos Argentina venía creciendo a un ritmo desmedido, al impulso de una política monetaria y fiscal muy expansiva. Eso generaba presiones inflacionarias y un aumento de las importaciones hacia niveles no financiables sin comprometer las reservas.

La respuesta de política económica más ortodoxa habría sido un endurecimiento de la política fiscal y monetaria. En lugar de eso, Argentina avanzó más en su enfoque heterodoxo, actuando directamente sobre las importaciones. Eso trajo lo que de alguna forma u otra iba a ocurrir: con menos oferta de importaciones, la actividad económica perdería dinamismo. De hecho, los indicadores privados de producción industrial y de actividad económica general están mostrando en los últimos meses una tendencia moderadamente declinante.

A su vez, los índices de confianza de los consumidores han acusado también el impacto. Pero probablemente no estamos en un contexto de caída fuerte de la producción. La política fiscal expansiva, el crédito barato, la buena cosecha de soja, nuevos aumentos de salarios, le van a dar cierto soporte a la actividad. Por eso, en principio estamos previendo que el nivel de actividad en el conjunto del año mostrará una situación de relativo estancamiento. Como en el transcurso de 2001 la economía creció mucho, las cifras promedio de 2012 podrían mostrar inclusive una variación positiva, pero sería todo arrastre estadístico. El escenario es de estancamiento de la producción.

Eso no quiere decir estemos minimizando riesgos. Por el contrario, el pronóstico está marcado por varios riesgos que son muy significativos.

EC- ¿Cuáles son los riesgos más relevantes, Tamara?

TS- El contexto internacional presenta muchas incertidumbres. Un agravamiento importante de la crisis en Europa o un enfriamiento de la economía mundial, con caída fuerte de los precios de los commodities, podría tener un impacto muy significativo porque el Gobierno argentino encontraría dificultades importantes para financiar el gasto público creciente. Por otro lado, la propia política económica -aunque ha ganado tiempo con las restricciones a las importaciones- contribuye a generar expectativas negativas. Vemos, como decía antes, una caída de la confianza de los consumidores y, en forma más reciente, se observa una caída de los depósitos en dólares en el sistema bancario.

En ese marco de expectativas negativas, no sabemos qué hará el Gobierno. Sin embargo, a nuestro juicio, podría flexibilizar las restricciones a la compra de dólares en el mercado formal sin comprometer las reservas del Banco Central. Si hiciera eso, podríamos ver una descompresión del mercado paralelo y un aflojamiento del dólar blue. Pensamos que el Gobierno aún tiene margen para tratar de contener el deterioro de expectativas, pero si ese deterioro no se detiene, la actividad económica puede sentir un impacto todavía mayor y podemos terminar viendo un desenlace más complicado.

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