Los gobiernos de Europa extendieron una línea de crédito a España por 100.000 millones de euros: aspectos centrales y perspectivas
Análisis de la economista Florencia Carriquiry, de la consultora Deloitte.
(emitido a las 8:37 Hs.)
EMILIANO COTELO:
Este fin de semana se supo que los gobiernos de la Eurozona le concederían una línea de crédito a España por hasta 100.000 millones de euros. El destino de esos fondos será la eventual capitalización del sistema bancario español, que debe enfrentar importantes pérdidas debido a la recesión y a la caída de los precios de los inmuebles.
En respuesta a ese anuncio, los mercados abrieron ayer con subas fuertes, que, sin embargo, se fueron borrando en el transcurso del día. Sin dudas, se trata de un aspecto central en el desarrollo de la crisis que afecta a la Eurozona y por eso les proponemos dedicar nuestro espacio de análisis económico de hoy a este tema. Vamos a conversar de estas noticias con Florencia Carriquiry, de la consultora Deloitte.
Florencia, ¿cómo tenemos que llamar a este paquete de ayuda? ¿Es un rescate? Te lo pregunto porque en España el Gobierno y la oposición han discutido hasta cómo llamarlo.
FLORENCIA CARRIQUIRY:
Es cierto. El Gobierno de Rajoy intentó por todos los medios evitar solicitar ayuda financiera al resto de los países de la Eurozona. Además de las consecuencias políticas ante la población española de recorrer ese camino, seguramente quería evitar las condicionalidades que inevitablemente vendrán después de esta ayuda. La oposición, por su parte, sostiene que este rescate afecta la imagen de España.
Francamente ese debate muestra una clara falta de liderazgo por parte de los principales dirigentes políticos. Era una realidad que España necesitaba apoyo financiero porque su deuda crece debido al déficit fiscal y a su vez a los bancos les falta capital. En otras condiciones, el Estado español podía pensar en asumir el costo del apoyo al sistema bancario obteniendo esos recursos en los mercados de capitales Pero con un riesgo país de 500 puntos básicos estaba claro que España no podía continuar emitiendo deuda de largo plazo. Así que más allá de la retórica política se impuso la realidad.
EC- ¿Cuáles son las características más importantes de la ayuda que se aprobó para España?
FC- Como tú decías, se trata de una línea de crédito que concede ahora el Fondo de Estabilidad Financiera de Europa y luego el sucesor de ese fondo, que es el Mecanismo Europeo de Estabilidad, que comenzará a regir el 1º de julio. La línea de crédito es por hasta 100.000 millones de euros. Esa cifra representa un 10% del PIB de España y está destinada al Fondo de Restructura Ordenada Bancaria, que es una suerte de agencia del Gobierno español que tiene por cometido ayudar a la reorganización del sistema bancario.
Llegado el caso, el Fondo podrá disponer de esos recursos para capitalizar instituciones en problemas. Un punto importante es que el monto de la línea de crédito fue muy significativo y apunta a despejar las dudas sobre la capacidad que tendrá el gobierno de ayudar efectivamente a los bancos. El FMI estimó la falta de capital del sistema bancario en unos 40.000 millones de euros, aunque entre los analistas del sector privado se teme que el faltante de capital sea sensiblemente mayor. Pero en cualquier caso el monto del paquete parece realmente importante.
EC- ¿Cómo hay que evaluar este paquete, Florencia? Ayer los mercados abrieron eufóricos pero ese optimismo desapareció en el transcurso de la jornada.
FC- Es cierto. Es que en realidad el paquete tiene algunos méritos relevantes en estas circunstancias pero deja sin resolver los problemas centrales que enfrenta España y los países de la Eurozona.
EC- ¿Cuáles son los méritos?
FC- El mérito más relevante tiene que ver, a nuestro juicio, con la oportunidad. En las últimas semanas había una preocupación creciente por el sistema bancario y por la deuda de España.
A su vez, el fin de semana próximo se realizan las elecciones en Grecia, en medio de una incertidumbre muy importante sobre el resultado, aunque hay una leve ventaja a favor de Nueva Democracia, el partido que apoya la estrategia llevada adelante hasta ahora y que procura mantener a Grecia en el euro. Pero no se puede descartar un triunfo de la oposición que termine precipitando la salida de Grecia de la Eurozona. En ese contexto era imprescindible que los gobiernos de Europa dieran una señal de apoyo a España porque los efectos de contagio de una eventual salida de Grecia de la eurozona serán fuertes. Este paquete trata de anticiparse y de levantar, como se dice en la jerga, un "corta fuegos".
EC- ¿Cuáles son las críticas que se presentan a este paquete?
FC- Como decía recién, la asistencia financiera no ataca los problemas de fondo y se parece bastante a los paquetes de ayuda que se le concedieron en su momento a Grecia, Irlanda y Portugal. Y a esta altura está claro que estos paquetes no han logrado restablecer la confianza de los mercados ni han logrado revertir las tendencias recesivas que enfrentan esas economías.
Básicamente, el paquete no ataca el problema de competitividad que tiene España, que es de por sí difícil de solucionar y requiere de políticas monetarias más expansivas por parte del BCE. Tampoco supone ningún cambio en relación a las políticas de austeridad. Aunque el préstamo de los países de la Eurozona sería a tasas relativamente bajas (se habla de 3% o 4% anual) y se concedería en principio al Fondo español de rescate bancario, la realidad es que en última instancia es el Estado Español el que asume la deuda. Y uno de los problemas que se presenta es que el Estado español no está en condiciones de seguir asumiendo más deuda, porque su deuda crece muy rápido. Esto pauta una diferencia muy importante con lo que en Estados Unidos fue el TARP, allá en 2008 y 2009, cuando el Tesoro salió a rescatar a los bancos. En el caso de España el tesoro puede tratar de rescatar a los bancos pero los mercados no creen en el rescatista, y esta solución de hecho puede reforzar los temores de los inversores en la solvencia del Estado español.
EC- Y entonces, Florencia, ¿por dónde tiene que venir la solución?
FC- Varias veces hemos comentado que la crisis europea es de muy difícil solución. Los países con recesiones fuertes, entre los que está España, tienen problemas de competitividad que no pueden corregir con una devaluación porque no tienen una moneda propia. Por eso se precisa un Banco Central Europeo (BCE) mucho más decidido a buscar al menos una devaluación del euro frente a otras monedas, un BCE menos preocupado por la inflación, que de hecho no es un problema hoy. Se requieren también políticas fiscales expansivas en los países centrales, que hoy pagan tasas de interés mínimas en términos históricos.
Y se requiere también, como comentamos la semana pasada, de más integración fiscal. Los países de Europa deben asumir que son necesarias transferencias de dinero, no como préstamos sino como transferencias sin más contrapartida que el compromiso de llevar adelante reformas, hacia los países en problemas. Parte de esas transferencias deben atacar el problema bancario. Es imposible pensar en una solución del problema bancario sobre la base de que cada país en dificultades aumente su deuda pública. Eso hizo Irlanda y hoy está al borde de la insolvencia. Este paquete de ayuda implica lo mismo, que el Gobierno español aumente su deuda para absorber las pérdidas de los bancos. Los gobiernos de la Eurozona deben acordar un mecanismo europeo de rescate bancario con fondos europeos. El propio BCE podría jugar un papel importante.
Sin ese cambio de rumbo, es difícil que se restablezca la confianza. De todos modos, este paquete compra un poco de tiempo y levanta algún cortafuego ante un posible resultado negativo en las próximas elecciones en Grecia.
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