Gas natural: Tendencias internacionales de abastecimiento, funcionamiento del mercado mundial y formación de precios.
Análisis de la economista Tamara Schandy, de la consultora Deloitte.
(emitido a las 8:30 Hs.)
EMILIANO COTELO:
Uruguay está dispuesto a avanzar en los planes para instalar una planta regasificadora.
El plan oficial es que la planta entre en funcionamiento en 2014 y que permita que las centrales térmicas puedan generar electricidad en base a gas natural, reduciendo la dependencia del petróleo y los costos de abastecimiento para el mercado uruguayo.
Con esta perspectiva, vale la pena comentar un artículo que publicó la revista The Economist hace algunas semanas que explica varios aspectos importantes para entender las tendencias y el funcionamiento del mercado de gas natural en el mundo. Conversaremos a propósito de este tema con la economista Tamara Schandy, de la consultora Deloitte.
Uruguay se encamina a hacer una apuesta grande hacia el uso de gas natural. ¿Cómo funciona el mercado a nivel internacional?
TAMARA SCHANDY:
Cuando hablamos de gas en el mundo hay una distinción entre el convencional y el no convencional. En los últimos años la tecnología en Estados Unidos ha permitido comenzar a explotar lo que se llaman reservas de "shale gas". Esto ha revolucionado la oferta potencial de gas en el mundo. En el artículo de The Economist se señala una cifra muy elocuente en este sentido: hace 5 años se pensaba que al mundo le quedaban reservas de gas para cubrir el consumo de 50 o 60 años; hoy se está calculando que hay gas para 200 años de abastecimiento de la demanda.
La otra discusión es si todas las reservas son explotables y bajo qué condiciones económicas, pero lo cierto es que el panorama de disponibilidad futura ha cambiado radicalmente en muy poco tiempo.
EC- ¿Cuáles son los países clave en este mercado? ¿Dónde están las reservas?
TS- En términos de reservas convencionales, los principales países son Rusia, Estados Unidos, Irán, Arabia Saudita y Qatar. Si sumamos las reservas no convencionales, el "shale gas" cambia el panorama. Estados Unidos y Rusia siguen entre los líderes, pero aparecen países como China y Australia con reservas significativas. En América Latina se destacan Argentina, México y Venezuela. Incluso en Uruguay se han encontrado reservas no convencionales de gas.
Más allá de dónde están las reservas, otro aspecto clave para entender el funcionamiento del mercado mundial de gas es el tema de las posibilidades de comercialización. Este es un punto muy interesante que pone el artículo de The Economist sobre la mesa, porque por más de que el gas natural está explotándose cada vez más, todavía no califica como un commodity.
EC- Esto tiene implicancias importantes a la hora de entender cómo se forma el precio en el mercado internacional y de pensar cómo son los contratos de abastecimiento de una planta regasificadora como la que quiere instalar Uruguay.
TS- La clave está en que el gas es más difícil y caro de transportar que el petróleo, y eso hace que se comercialice bastante menos. De hecho, el artículo de The Economist explica que sólo un tercio del gas se comercializa fuera de fronteras de los países en dónde se extrae, mientras que en el caso del petróleo esa cifra es el doble.
Otro de los aspectos por los que no se considera al gas como un commodity, es que no existe un precio internacional. En Estados Unidos el boom del "shale gas" hizo caer los precios a niveles muy bajos, sin precedentes en la última década. Pero esto no supone que hay gas más barato en otras regiones, porque este mercado no funciona como un mercado unificado a nivel mundial.
EC- ¿Qué pasa en otras partes del mundo?
TS- En Europa la mayor parte del gas se comercializa por contratos de largo plazo atados al precio del petróleo. En Asia se importa gas licuado con contratos que tampoco siguen la evolución de los precios en otras partes del mundo. El artículo de The Economist dice que los precios en Asia pueden ser diez veces los de Estados Unidos.
La comercialización en Europa se hace por cañerías que atraviesan los países y que cuestan millones de dólares por kilómetro. Este modelo de negocios requiere asegurar el repago de la inversión con contratos de largo plazo. El gas licuado que se transporta en barcos es una alternativa a la comercialización por cañería, pero también requiere inversiones enormes, tanto del lado del vendedor como del consumidor (como podría ser el caso de Uruguay con la planta regasificadora). Mientras el costo de las inversiones sea alto y el transporte sea caro, es difícil imaginar que las brechas entre regiones desaparezcan y que haya un precio que sirva de referencia para todo el mundo, como puede ser el petróleo Brent o el petróleo West Texas.
EC- Aún con estas dificultades para la formación del precio, el uso del gas natural en el mundo es cada vez mayor. El artículo de The Economist señala que desde el 90 a esta parte su producción creció prácticamente el doble de rápido de lo que lo hizo la de petróleo y hoy es el único combustible fósil que tendría chances de incrementar su participación en el abastecimiento de la demanda mundial de energía. Es pertinente repasar las estimaciones que se están haciendo a nivel mundial respecto a su uso en la generación de electricidad, que es justamente el campo en el que Uruguay está pensando en incursionar.
TS- Lo que señalan los especialistas a nivel internacional es que la producción a partir de turbinas de ciclo combinado a gas está cambiando las tendencias en el mundo, porque no solo abarata los costos de generación de electricidad sino que hace más limpio el proceso, en particular en relación a la producción de electricidad en base a centrales a carbón (alternativa que también estuvo sobre la mesa de planificación en Uruguay). Con la tecnología actual el proceso de producción de electricidad con turbinas de ciclo combinado a gas libera hasta 50% menos de emisiones de dióxido de carbono que la producción a partir de carbón. La inversión requerida es menor a la de algunas fuentes renovables. Por todos estos motivos, el gas está ganando participación en las matrices energéticas de muchos países. Hoy se calcula que la participación del gas natural en el mix de energía mundial está en 21%, cinco puntos por arriba del 16% que en promedio tuvo entre los 60s y los 90s.
EC- ¿Cómo ven ustedes la perspectiva de precios? ¿Es razonable pensar que con el paso del tiempo los precios en otras regiones podrán bajar acompañando las tendencias que se han visto en Estados Unidos?
TS- Si tenemos en cuenta la perspectiva de aumento de la oferta que abre el descubrimiento de más reservas de "shale gas" y si pensamos en la posibilidad de un mercado mundial más competido, la respuesta debería ser que sí. Pero hoy los especialistas son bastante escépticos. El tema de las inversiones requeridas para transportar el gas (en cañerías o por barco con gas licuado) hace que el modelo de negocios todavía esté muy orientado a asegurar clientes con contratos de largo plazo, lo cual le pone bastante rigidez a los precios, sobre todo porque en ausencia de una referencia "mundial" para el precio del gas, lo usual ha sido que esos contratos estén indexados al precio del petróleo.
Los productores también argumentan que estos precios relativamente altos para el gas son los que han permitido seguir invirtiendo en exploración y en explotación de reservas más recónditas, y señalan que con precios más baratos parte de esas actividades perderían sentido económico.
EC- ¿Qué dicen las proyecciones de las agencias internacionales?
TS- Prevalece la visión de que los precios van a subir. La Agencia de Energía de Estados Unidos proyecta subas del gas natural para las próximas dos décadas mayores a las que proyecta para el precio del petróleo.
Uno de los argumentos es que a medida que el mundo avance en la explotación de las reservas no convencionales, y en la medida en que la comercialización en forma de gas licuado se vaya haciendo más popular, también deberíamos ir viendo un aumento de la demanda que hoy no existe porque no está disponible el acceso a ese gas. Si eso sucede y el gas se va transformando en un commodity, la presión de demanda sobre los precios puede crecer.
Se espera que por las próximas décadas el gas natural siga siendo un recurso más barato que el petróleo. Eso, junto con el descubrimiento de nuevas reservas y a la "limpieza" relativa en relación al carbón, es en definitiva el principal sustento de las expectativas cada vez más optimistas que hay en el mundo en relación al uso del gas.
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