Entrevistas

Javier De Haedo: Los subsidios "son clave" en momentos de crisis, pero "siete años y medio después el panorama debería ser distinto"

Javier De Haedo: Los subsidios "son clave" en momentos de crisis, pero "siete años y medio después  el panorama debería ser distinto"

El presidente José Mujica expresó días atrás su voluntad de "apretar" en la exigencia de contrapartidas para los beneficiarios de políticas sociales. En tanto, Andrés Masoller de la Asesoría Macroeconómica del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), sostuvo que una reducción del gasto público podría tener consecuencias preocupantes en las mejoras de los índices de pobreza e indigencia. Para conocer otra visión sobre el tema, En Perspectiva entrevistó al economista Javier De Haedo, quien manifestó su acuerdo con la implementación de estas políticas, pero consideró que tendría que haber "una capacitación" para que los beneficiarios puedan insertarse en el mercado de trabajo y "depender menos de los subsidios". De Haedo entiende que los subsidios "son clave" en momentos de crisis, pero considera que "siete años y medio después (...) el panorama debería ser distinto". Con respecto a la polémica de recortar o no el gasto, el economista cree que sería necesario "moderar el crecimiento del presupuesto".


(emitido a las 7.48 Hs.)

EMILIANO COTELO:
En materia de Gobierno, esta jornada va a estar pautada por la reunión del Consejo de Ministros, donde se hará una evaluación de la marcha de las políticas sociales y se van a redefinir algunos de sus aspectos.

Hay algunos indicios de lo que se va a discutir. Por ejemplo, lo que señaló el presidente José Mujica en el día de ayer en su audición de M24, en cuanto a la necesidad de controlar la contrapartida en la asistencia social que se está brindando, "hay que mantener el gasto social pero hay que apretar en las contrapartidas exigibles mínimas, ¿por qué? por el respeto que merecen los recursos públicos que suda la gente", sostuvo en su audición.

En otros comentarios que formuló en el diario La República, dijo que "una opción es pedirles a los beneficiarios trabajar una hora, aunque sea para barrer la vereda, está bien, te doy, pero tenes que dar algo a cambio, aunque sea simbólicamente, aunque sea poco".

Otro ángulo que estará sobre la mesa es la relación entre las políticas de seguridad pública y los planes que el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) lleva adelante. En particular, en aquellos barrios más conflictivos, donde han tenido lugar operativos de saturación y otras incursiones policiales para evitar lo que algunos técnicos llaman "favelización".

Pero mientras esperamos las conclusiones de esa reunión, el tema de las políticas sociales ha estado esta semana en el debate a propósito de consideraciones sobre la marcha de la economía.

El jefe de la Asesoría Macroeconómica del Ministerio de Economía y Finanzas, Andrés Masoller, sostuvo que una reducción del gasto público, como reclaman algunos analistas y dirigentes de la oposición, no tendría un impacto significativo en la caída de la inflación. Además dijo que podría tener consecuencias preocupantes en las mejoras que el país muestra en cuanto a los índices de pobreza e indigencia.

Hablando en un desayuno organizado por la Asociación de Dirigentes de Marketing, Masoller hizo notar que la pobreza que en 2011 se ubicó en 13,7% del total de la población, hubiese sido tres puntos mayor si no hubiesen existido las transferencias del Estado para aquellos de menores recursos. La indigencia, en tanto, llegaría al 1,9% de los uruguayos en lugar del 0,5% registrado el año pasado.

Esto abrió un nuevo frente de debate. Quien salió al cruce fue el economista Javier De Haedo, "si te operan tenes que usar muletas hasta que el músculo se recupere, lo que dice Masoller es no le saques las muletas porque se me cae, entonces, vos, Estado, ¿te dedicas a hacer muletas o a fortalecer el aparato neuromotor?", preguntó De Haedo.

El economista Javier De Haedo está en línea en este momento.

¿Cómo podemos pasar en limpio sus consideraciones a propósito de números?

JAVIER DE HAEDO:
Como usted dice, Masoller abrió un nuevo frente. Los colegas economistas hemos planteado en últimos meses que la política antiinflacionaria solamente está utilizando uno de sus instrumentos, esto es la política monetaria y cambiaria, y no está utilizando la política salarial y la fiscal. Pero yo no recuerdo haber leído o escuchado a ningún colega, y en mi caso no recuerdo haberlo dicho o escrito, de que haya que recortar el gasto.

EC – La polémica no es a propósito de recortar el gasto o no, sino de frenar aumentos del gasto previsto.

JDH – Claro, no solamente no recortar el gasto, mucho menos recortar gastos sociales, creo que nadie plantearía ese tipo de cosas. Pero sí moderar el crecimiento del presupuesto. En los últimos doce meses el presupuesto ha subido un 20% nominal, entonces quién va a creer que el Gobierno va a cumplir una inflación del 5%, cuando está subiendo su propio presupuesto al 20%. Yo me imagino a los empresarios en la mesa de los Consejos de Salarios, ¿voy a pelearme por ganar un conflicto con el sindicato para negociar un aumento más bajo y ponerme duro si el Gobierno es el primero que afloja y sube un 20% su presupuesto? Es una señal clarísima. No es un tema de recortar gastos sociales.

EC – A propósito del aumento del gasto público, Masoller argumentó que está en línea con el crecimiento de la economía.

JDH – No es cierto. Si el objetivo de crecimiento del Gobierno es de 4 y la inflación es del 5 aproximadamente, supongamos que es un 6, si sumamos 6 más 4 da 10, o sea que el gasto tendría que estar subiendo al 10, que es el producto real, y sube al 20. Ese excedente está generando gran parte del mayor déficit. Más allá de los problemas circunstanciales de la UTE, que se podrían compensar si el presupuesto estuviera subiendo al 10 y no al 20, el Gobierno tendría un superávit mayor a nivel primario, que casi ya no lo tiene, con el cual salir al mercado a comprar dólares genuinamente en vez de salir con la triquiñuela monetaria de que te doy más tasa y genero más incentivo de capitales pero no dan nunca con la tecla.

EC – Volviendo al debate que se abre en torno al gasto social, ¿cuál es su advertencia?

JDH – Después de siete años y medio de gobiernos con políticas sociales muy claras, que yo comparto, porque no creo que sea regalarle plata para que no trabajen, bien diseñado el sistema funciona, hasta los economistas más clásicos hablan del impuesto negativo a la renta.

EC – ¿Qué es el impuesto negativo a la renta?

JDH – A los que tienen menos de un mínimo no imponible se le de un subsidio, ese impuesto está estudiado en la academia y se aplica en algunos casos. Hay quienes han ironizado con que en realidad esto es una política más liberal en materia económica, porque en definitiva tenemos un impuesto negativo a la renta. Yo no voy a discrepar con la sustancia, pero me llama mucho la atención que siete años y medio después Masoller confiese que si no es por los subsidios, la pobreza aumentaría nuevamente. Entonces, no ha sido una política estructural, de reinserción, de reinclusión, sino que ha sido darle muletas a la gente para que no se caiga, pero no se desarrolla el músculo. Es decir, tiene que haber una capacitación, una reinclusión, para que los atributos que tenían puedan reinsertarse en otra actividad, de modo tal que cada vez se pueda depender menos de los subsidios. Por supuesto que siempre habrá alguien que lo va a precisar. Yo me pregunto dónde están los resultados, uno mira el ámbito de la educación y ve que las cosas son cada vez peores, entonces no hay expectativas de que esto cambie.

EC – ¿Cómo entiende usted que tendría que actuarse? ¿Cómo es que las políticas no se limitarían a ser muletas?

JDH – Con políticas más activas de reinserción laboral a las personas que están fuera del mercado. Hoy tenemos un 12, 13 o 14% de pobreza, pero tenemos muchas más personas fuera de los códigos tradicionales, hay un 25 o 30% de personas que no estudian ni trabajan, la cuestión es cómo se llega con las políticas sociales, ¿solamente con subsidios? ¿Los damos por perdidos porque no hay expectativas de que se reinserten en el futuro? Y de vuelta al viejo tema de la educación. Claro que es más fácil dar un cheque todos los meses, o un crédito en una tarjeta que se puede usar en los comercios, pero lo importante es sentar las bases para un crecimiento sostenido, y la enseñanza pública cada año está peor. Probablemente ni nos enteremos porque no vamos a hacer más las pruebas PISA o no le vamos a prestar más atención, es una forma de tapar el sol con la mano.

El tema es mucho más profundo. Yo entiendo que los subsidios son clave en momentos importantes como a la salida de la crisis, y yo compartía mucho más con el Gobierno que con la oposición la política de asignaciones, pero siete años y medio después creo que el panorama debería ser distinto.

EC – ¿Cómo se sabe cuánto tiempo lleva una política de asistencia para que produzca resultados?

JDH – No hay una receta, depende de las políticas que el Gobierno implemente. Si se hubiera empezado hace siete, ocho, diez años con una política educativa más inclusiva, con más experiencias públicas como las del Jubilar en Casavalle, más escuelas de tiempo completo, los resultados serían diferentes. Sucede que la reforma de la seguridad social no tiene resultados de un día para el otro. Hace 16 años de la reforma provisional y se ven los resultados. Mujica decía ayer en Búsqueda que en algún momento va a haber que hacer algún retoque de los parámetros del sistema. Lo mismo pasa con la enseñanza, pero ahí se ha cedido el poder a los sindicatos y el sistema político no se mete.

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Foto: Archivo