¿Europa está avanzando hacia una "unión bancaria"?
Análisis de la economista Tamara Schandy, de la consultora Deloitte.
(emitido a las 8:49 Hs.)
EMILIANO COTELO:
Una de las resoluciones de la última reunión de líderes de la Zona del Euro que se llevó a cabo la semana pasada fue que Europa dio un primer paso en la vía de la creación de una Unión Bancaria.
Concretamente, se acordó que habrá una supervisión única y centralizada de los bancos que operan en los distintos países y se avanzó en algunas definiciones más "operativas" acerca de cómo funcionará el nuevo régimen. El tema de la supervisión bancaria ha estado en el centro del debate sobre la crisis europea, junto con los temas fiscales y de competitividad. Por esa razón, a continuación les proponemos analizar las implicancias de estos anuncios en diálogo con la economista Tamara Schandy, de la consultora Deloitte.
En los últimos meses se ha hablado bastante acerca de los problemas que ha traído en Europa la falta de una supervisión y regulación común de los bancos. ¿Qué aportan concretamente estos anuncios de la semana pasada?
TAMARA SCHANDY:
El resultado más concreto es que hay acuerdo para que la supervisión de los bancos la haga en forma centralizada el Banco Central Europeo.
Este cambio es relevante respecto a la situación actual, en la cual la supervisión es nacional y no centralizada. Eso quiere decir que los bancos de cada país son controlados por un supervisor nacional, que puede tener reglas o criterios diferentes a los de otro país y que a su vez puede ser más o menos duro en su vigilancia. Pero como quedó de manifiesto en esta crisis, si los bancos de un país tienen problemas, sufre la confianza y sufren las condiciones financieras en toda la eurozona, por eso la supervisión común era desde hace tiempo un tema que estaba sobre la mesa.
Igual es importante detenerse en un detalle del anuncio que no es menor. En realidad lo que se acordó no es la supervisión directa de todos los bancos, sino de los más grandes o los más importantes.
ROMINA ANDRIOLI:
¿Cómo es el criterio de corte? ¿Hay criterios objetivos?
TS- Sí, claro. El Banco Central va a estar vigilando directamente a todas las instituciones que tengan activos por más de 30.000 millones de euros o que son tan grandes que sus activos equivalen a más del 20% del PBI de sus respectivos países. En total estamos hablando de unas 150 o 200 instituciones y según se comentaba en la prensa internacional de estos días, eso suponía que cada país iba a tener al menos 3 bancos alcanzados por la supervisión común.
RA- ¿Pero qué pasa con los demás bancos (los más chicos)? ¿Allí se mantiene una supervisión particular en cada país?
TS- Sí, igual hay matices. Este fue un tema delicado en las negociaciones. Países como Francia o España querían que el Banco Central vigilara a las casi 6.000 instituciones financieras de la Zona del Euro, pero finalmente se impuso un criterio más restrictivo que era defendido por Alemania y que es el que comentaba recién. Con eso, la mayor parte de la banca minorista de Alemania quedó fuera de ese esquema común.
De todas maneras, el Banco Central Europeo seguirá teniendo la posibilidad de intervenir cualquier banco y de dar instrucciones a los supervisores nacionales si advierte dificultades. De todas formas los anuncios aquí son bastante grises, no está para nada claro si cuando se avance en los detalles va a poder funcionar efectivamente un sistema desdoblado en dos niveles, o si al final en los hechos la responsabilidad final va a estar siempre en el Banco Central.
RA- Por lo que decís no podemos hablar de una Unión Bancaria todavía, que es algo sobre lo cual también se ha debatido mucho desde el estallido de la crisis europea.
TS- No, por eso pero sobre todo porque el concepto de Unión Bancaria va mucho más allá de la supervisión común. Para hablar de Unión Bancaria deberíamos tener también al menos otros dos pilares: un esquema de seguro de depósitos común y un esquema también común de resolución de situaciones de crisis en los bancos. O sea, tiene que haber respuestas comunes ante corridas bancarias que generen problemas de liquidez en los bancos y tiene que haber una estrategia única también cuando un banco tiene problemas de solvencia (ya sea para cerrarlo o para rescatarlo aportando el capital necesario).
Como están planteadas las cosas después de este anuncio, el Banco Central pasa a estar en una mejor posición que hasta ahora para identificar problemas y para demandar acciones, pero todavía hay responsabilidades nacionales. Una columna muy interesante de la revista The Economist a propósito de este tema lo ejemplificaba muy claramente: si el Banco Central identifica (en su función de supervisor) que un banco de Italia es insolvente, la cuenta para recapitalizarlo o para cerrarlo igual va a caer en Roma; si se identifican problemas y hay una corrida de depósitos en un banco portugués, entonces son las autoridades portuguesas las que respaldan el seguro de depósitos y deberán resarcir a los depositantes. En otras palabras, si algo sale mal el dinero sigue siendo un problema nacional, no central.
RA- ¿Los bancos no pueden obtener dinero de los fondos de rescate que se han formado en Europa? Recuerdo que esa posibilidad había sido anunciada en una cumbre algunos meses atrás.
TS- Sí. Hay una cláusula que abre el camino para una inyección de capital de emergencia por parte de los fondos en algún banco, pero esto tiene que ser aprobado por unanimidad.
Lo bueno de ese mecanismo es que de alguna manera quiebra el círculo vicioso entre problemas bancarios y problemas soberanos, porque de lo contrario problemas en los bancos generan desembolsos por parte de los gobiernos nacionales que impactan en las finanzas públicas, hacen crecer la deuda y van minando también la confianza en la salud fiscal, lo cual vuelve a impactar en los bancos porque éstos en general tienen títulos de deuda pública en su cartera. Por eso en el caso de España, en particular, ese anuncio fue recibido con bastante optimismo. Pero hoy no es algo para nada "automático".
Otra alternativa sería generar un fondo aparte de estos fondos que se han creado para la crisis. Un fondo que se nutra de aportes de los bancos en tiempos "normales" y que se use para hacer rescates en momentos de crisis, pero sobre esto no hay acuerdo.
Y, en última instancia, parece muy difícil que haya acuerdo para algún mecanismo común de resolución de crisis bancarias si al mismo tiempo no hay una unión fiscal. Si los países no comparten ingresos y costos y no emiten deuda común, difícilmente puedan comprometerse a rescatar bancos en forma común. Eso tiene una dimensión fiscal evidente y es muy difícil acordar en cómo se repartirían los costos entre los distintos países.
RA- Igual sigue habiendo un discurso pro- Unión Bancaria. Por ejemplo, en la reunión de la semana pasada se pidió a la Comisión Europea que trabajara en un borrador de esquema común de resolución de crisis bancarias ¿verdad?
TS- Sí, pero hoy es algo lejano, sobre todo si, como decía antes, no hay paralelamente un avance hacia una unión fiscal. En otras palabras, es muy difícil (casi imposible) que pueda haber Unión Bancaria sin al menos algún grado de Unión Fiscal, y sobre todo Alemania está muy lejos de querer ir hacia esa dirección.
El otro punto a tener en cuenta es que incluso en relación a este pilar de la supervisión común sigue habiendo bastante escepticismo. El hecho de que los bancos más chicos estén quedando afuera para muchos es un defecto importante, sobre todo porque la historia muestra que muchas crisis se gestaron, justamente, en instituciones o segmentos de negocio que eran chicos y que crecieron fuertemente (muchas veces fuera del foco del supervisor). La crisis de las "savings and loans associations" en Estados Unidos en la década de los 80s es emblemático, pero incluso podría aplicarse la misma lógica de razonamiento a los problemas del sistema español y las "cajas".
Así que, en definitiva, la Unión Bancaria está lejos. Este paso que se dio en relación a la supervisión directa centralizada para las instituciones más grandes es positivo, pero todavía quedan algunos cabos sueltos y, sobre todo, todavía estamos muy lejos de que se logren avances sustantivos en los otros dos pilares claves que son el respaldo de los depósitos y los mecanismos de resolución de crisis, que están en buena medida supeditados a que se avance hacia una mayor integración fiscal que hoy no parece estar en la agenda.
***