Análisis Económico

El Banco Central elevó la tasa de política monetaria en 25 puntos básicos, ubicándola en 9,25% anual

Análisis de la economista Tamara Schandy, de la consultora Deloitte


(emitido a las 8.37 Hs.)

EMILIANO COTELO:
El Banco Central subió el viernes la tasa de política monetaria en 25 puntos básicos, ubicándola en 9,25% anual.

Está claro que con esta medida el Banco Central procura dar una señal más fuerte en relación a su compromiso con el combate a la inflación. De todas maneras, la resolución sorprendió a los analistas, que en general aguardaban que la tasa de política monetaria se mantuviera.

Vamos a dedicar nuestro enfoque económico a este tema, vamos a conversar con la economista Tamara Schandy, de la consultora Deloitte.

ROMINA ANDRIOLI:
¿Cómo vieron la medida? ¿Qué esperaban ustedes, concretamente?

TAMARA SCHANDY:
Nosotros esperábamos que el Banco Central mantuviera la tasa de interés, de hecho, la mayoría de nuestros colegas creo que esperaba eso. Igual, la verdad es que en los últimos tiempos ha resultado bastante difícil anticipar las decisiones del Banco Central y por eso tampoco teníamos una opinión muy fuerte esta vez. Sí nos parecía que era más probable que el Banco Central dejara la tasa de política monetaria en 9% pero igual le asignábamos una probabilidad relevante a una suba como la que finalmente ocurrió.

A nuestro juicio es claro que para reducir de manera significativa los niveles de inflación son necesarias tasas de interés más altas y desde esa perspectiva, entonces, no tendríamos que sorprendernos con la medida. La razón por la cual entendíamos que era más probable que el Banco Central mantuviera la tasa tenía que ver más con ese dilema entre el objetivo de inflación y la competitividad, que hemos comentado otras veces en el programa. La competitividad, de hecho, se ha visto bastante resentida en los últimos meses.

En función de ese dilema entre inflación y competitividad, y en función de que podía pensarse que la baja del dólar, que ya se dio en estos últimos meses, podía aliviar un poco las presiones de inflación en el corto plazo, nos parecía que el Banco Central quizás dejara la tasa en 9% hasta marzo. Pero eso no fue lo que ocurrió.

RA – ¿Y cómo interpretan esta decisión? ¿El Banco Central está efectivamente mostrando un mayor compromiso con el objetivo inflacionario? Te lo pregunto porque en el último tiempo decidió dos subas consecutivas.

TS - Como decía recién, a nuestro juicio está siendo bastante difícil anticipar las decisiones de política monetaria, y creemos que esa dificultad la encuentran en general todos los analistas.

Por cierto, podría pensarse que la falla está en los propios analistas, pero nos parece que en general esa dificultad se asocia a que el Banco Central ha estado considerando simultáneamente un objetivo de inflación y un objetivo de competitividad. Eso hace que a veces la autoridad monetaria valore más uno, y en otras circunstancias valore más otro. Saber en cada momento qué objetivo se está valorando más por parte del Banco Central no es una tarea fácil. De hecho, las presiones inflacionarias también eran persistentes antes y las decisiones del Banco Central fueron más expansivas a pesar de que la competitividad era más alta o mejor que la que tenemos hoy.

Dicho eso entonces, en el contexto que tenemos actualmente, esta nueva decisión de subir la tasa, que se suma como tú decías a la decisión de setiembre de subir también en 25 puntos básicos la tasa de política monetaria, parece sí señalizar una mayor preocupación por la inflación.

Pero, por todo lo que decía recién, nos parece apresurado concluir que el Banco Central está mostrando un compromiso mucho más fuerte con el objetivo inflacionario. Es una posibilidad, pero también estamos con niveles de inflación realmente altos, demasiado cerca del umbral de 10% anual. Lo que sí podemos afirmar a nuestro juicio es que con esta medida, el Banco Central está señalizando al menos que ante niveles de inflación que se acercan mucho al 10% anual, se toma un camino de suba de la tasa de interés. Desde esa perspectiva, a nuestro juicio es una decisión acertada.

Pero, te reitero, nos parece un poco apresurado concluir que el Banco Central está mostrando un compromiso muy, muy, fuerte con el objetivo inflacionario y en particular con llevar a la inflación a niveles mucho más bajos de los que hemos tenido en estos últimos meses.
 
RA – ¿Estamos funcionando entonces como si la verdadera ancla de inflación fuera a estar por debajo de 10 %, y no el rango meta de 4 % y 6 % que tiene anunciado el Banco Central?
 
TS – Parecería que funcionamos así. Hoy nadie cree que la inflación va a entrar en el rango meta en un horizonte de tiempo relevante, un horizonte de uno o dos años. La verdadera ancla de expectativas está en que la inflación va a ser menor a 10 % anual, y con esta decisión el Banco Central parece confirmar eso. La decisión del viernes ilustra que con estos niveles de inflación el Gobierno está más dispuesto a endurecer la política monetaria aunque eso suponga costos en materia de competitividad.

La elección ante el dilema entre inflación y tipo de cambio es difícil, pero con estos niveles de inflación resulta bastante razonable que el Banco Central suba la tasa de política monetaria y señale que desea una inflación al menos un poco menor. Veremos luego cuánto menor, veremos más adelante cómo se comporta la inflación y si el Banco Central sigue endureciendo la política monetaria para llevar la inflación hacia el rango meta.
 
El otro punto que está claro en este contexto, a nuestro juicio, es que es imprescindible readecuar las políticas fiscal y salarial para evitar un deterioro mayor de la competitividad y para aliviar un poco esa presión sobre el tipo de cambio, dado que parecería que con esta inflación alta es posible que incluso puedan seguir algunas subas más en la tasa de política monetaria en el resto del año, en el correr de 2013.

RA – Yendo a ese punto, ¿cómo esperan que evolucione el dólar tras esta decisión? Porque siempre es algo que se mira con mucha atención luego de una medida como la que tomó el BCU el viernes.

TS - Es difícil hacer pronósticos de tipo de cambio, siempre lo es, nos parece de todos modos que el mercado no tenía enteramente contemplado que el Banco Central iba a subir la tasa, y si eso no estaba absolutamente descontado deberíamos ver alguna reacción. Desde esa perspectiva podríamos ver alguna baja del dólar en el transcurso de esta semana o en los próximos días.

RA – ¿Y eso qué supone en materia de competitividad?

TS – Como comentamos otras veces en el programa, en los últimos meses la caída del dólar en Uruguay respondió básicamente a factores domésticos, es algo que no ocurrió en la misma medida en otros países. La persistencia de la inflación y esta suba de la tasa de política monetaria y también la suba de la tasa de política monetaria de setiembre en realidad, presionaron el dólar a la baja porque tasas más altas alientan a los inversores a invertir en pesos, pero sobre todo afectan el tipo de cambio por un canal de expectativas. Los agentes se convencieron de que el BCU iba a tener que resignar mucho por el lado del valor del dólar, no ya para bajar la inflación al rango meta pero al menos para detener la suba. Eso nos ha dejado con niveles de competitividad malos frente a Brasil, y para nosotros esa es una referencia muy importante, al país le fue mal cuando nos desviamos mucho de Brasil.
 
No sabemos cuánto más puede bajar el dólar estos días, pero aunque no baje mucho parece claro es que en 2013 vamos a estar con niveles bien reducidos de competitividad con Brasil. No tan malos como los que tuvimos luego de 1999 cuando quebró el Plan Real pero igualmente muy inferiores a la media histórica, 15%, 20% abajo.

A esta altura parece bastante claro que es poco probable que la competitividad con Brasil mejore, el desafío en todo caso es que no empeore, por eso la insistencia que hemos puesto en la necesidad de contener las presiones de inflación que vienen también de la suba del gasto público y del aumento de los salarios.

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