El resultado fiscal de 2012 cerró con déficit de 2,8% del PBI. ¿Cómo se analiza ese fuerte deterioro de las cuentas públicas?
Análisis de la economista Florencia Carriquiry, de la consultora Deloitte.
(emitido a las 7.45 Hs.)
EMILIANO COTELO:
Las cifras que se conocieron el jueves pasado dicen que en 2012 el déficit fiscal alcanzó a unos 1.350 millones de dólares, equivalentes a 2,8 puntos del PBI. Ese dato no solo supone un aumento del déficit de casi 2 puntos del PBI frente al de 2011, sino que se trata del mayor desequilibrio fiscal desde 2003, el mayor desequilibrio fiscal en 9 años.
La información ha generado reacciones de preocupación no solo entre analistas económicos del sector privado sino también en algunos integrantes del propio equipo económico de Gobierno. El asunto figuró en la reunión que el presidente José Mujica mantuvo el viernes con los parlamentarios del oficialismo; en esa ocasión, según se sabe, el ministro de Economía, Fernando Lorenzo, volvió a pedir cautela en el gasto.
Del deterioro de las cuentas públicas el año pasado vamos a conversar con la economista Florencia Carriquiry, de la consultora Deloitte.
Antes que nada quizás vale la pena comentar las principales cifras de las cuentas públicas que se divulgaron el jueves pasado.
FLORENCIA CARRIQUIRY:
Como tú decías, los datos mostraron un deterioro muy importante de las cuentas públicas el año pasado. El déficit fiscal cerró en 2,8% del PBI, eso es más de un punto del PBI por encima de la meta que se había establecido en la Rendición de Cuentas, y es 2 puntos del PBI más alto que en 2011, cuando el resultado fiscal había sido deficitario en menos de 1 punto del PBI. De hecho, como tú también mencionabas, el cierre de 2012 marcó el peor resultado fiscal desde 2003.
Esa desmejora del resultado fiscal se explicó exclusivamente por una caída del resultado primario, es decir, de la diferencia entre ingresos y egresos del sector público antes del pago de intereses. De hecho, la cuenta de intereses bajó levemente frente a 2011. El resultado primario pasó de 2% del PBI en 2011 a ser virtualmente nulo el año pasado, incluso cerró con un déficit leve, de 2 décimas del PBI.
Otro elemento relevante de los datos es que esa caída de 2 puntos del PBI que tuvo el resultado primario se concentró en el consolidado de Gobierno Central BPS, que cerró con un resultado primario de apenas 3 décimas del PBI. Es el peor nivel de resultado del Gobierno Central desde 2002, en plena crisis. A nivel de las empresas públicas también hubo deterioro, sobre todo por el sobrecosto que enfrentó UTE por la falta de lluvias, pero como en Ancap se vio una leve mejora, en su conjunto terminaron cerrando con un déficit de 0,6% del PBI, que es sólo 4 décimas peor que el de 2011.
ROMINA ANDRIOLI:
¿A qué obedeció un deterioro tan fuerte de los números del Gobierno Central, entonces?
FC - En un marco de crecimiento de la actividad económica, los ingresos del gobierno aumentaron. De hecho la recaudación creció algo más que el PBI el año pasado, con lo cual la caída del resultado primario de la administración central se explicó exclusivamente por una expansión muy fuerte de los gastos, el gasto del gobierno central aumentó 10% en términos reales. Si bien hubo algún factor extraordinario como el pago que se debió hacer tras perder una disputa judicial por la liquidación del Banco Comercial y también algún gasto derivado de la liquidación de Pluna este efecto fue relativamente menor. Lo cierto es que la suba del gasto fue muy generalizada a nivel de partidas, aumentaron fuertemente tanto los gastos en remuneraciones y pasividades como los gastos de funcionamiento y las transferencias. Lo que menos subió fueron las inversiones, que aumentaron sólo 3% en términos reales.
En ese sentido, resulta preocupante el ritmo de aumento del gasto que vimos el año pasado. Un 10% de aumento real en un solo año es a todas luces un ritmo insostenible.
RA - ¿Por qué decís eso?
FC - Porque si razonablemente suponemos que la economía uruguaya va a estar creciendo en estos próximos años entre 3% y 4% por año y pretendemos que el gasto público no tenga una tendencia persistente de aumento en relación al PBI, no deberíamos ver aumentos del gasto mayores a 3% o 4% por año. En alguna medida, un 10% de incremento real en un solo año implica que sólo en 2012 nos terminamos gastando el espacio que teníamos para aumentar el gasto público en los próximos dos o tres años...
RA - En relación al espacio que queda para aumentar el gasto público, los sindicatos y algunos dirigentes políticos del partido de Gobierno sostienen que es necesario aumentar impuestos para hacerse de ese espacio fiscal. ¿Cómo ven este punto ustedes?
FC - Siempre es debatible qué nivel de gasto público debe tener un país pero, más allá de la opinión que se tenga en relación a esto, es poco discutible que el gasto público en Uruguay está hoy en niveles históricamente altos. En 2012 el gasto primario del sector público no financiero alcanzó a 29% del PBI, que es récord desde que se tienen estadísticas sistematizadas (que comenzaron en 1999). De hecho, ese nivel de gasto sobre PBI es 1 punto mayor al que teníamos en 1999, pese a que la reforma de la seguridad social permitió ahorrar dos puntos del PBI desde entonces.
Más aún, no podemos desconocer que los ingresos tributarios hoy son particularmente altos, estamos en la fase alta del ciclo económico, con una actividad económica que ha crecido mucho en estos años. Si corregimos las cifras eliminando este "componente cíclico" estamos, según nuestras estimaciones, con un resultado primario nulo, aún después de corregir también los factores extraordinarios que jugaron en contra en 2012, como fue la falta de lluvias.
Además, Uruguay todavía mantiene altos niveles de deuda pública y con este resultado primario la deuda deja de mostrar la tendencia sistemática de baja en relación al PBI que mostró en los últimos años. O sea que ya no para aumentar el gasto, para sostener este nivel de gasto público podría ser necesario aumentar impuestos.
RA - ¿Y hay espacio para aumentar impuestos?
FC - A nuestro juicio no lo hay, al menos no de forma significativa. La carga impositiva en Uruguay ya es alta, no sólo en términos históricos sino también en la comparación internacional. Tenemos una tasa de IVA alta, las contribuciones a la seguridad social son también altas para los parámetros internacionales. En general tendemos a pensar que no hay un espacio relevante para aumentar impuestos.
RA Desde filas del Gobierno se ha planteado la posibilidad de aumentar el impuesto a las ganancias de las empresas o a los consumos suntuarios. ¿Cómo ven esos planteos?
FC - Uruguay ya tiene una tributación relevante sobre las ganancias empresariales, a través del Impuesto a la Renta Empresarial (IRAE). Nosotros pensamos que aumentar el IRAE sería una señal negativa para la inversión y eso es importante, porque un país de ahorro bajo como Uruguay precisa que sigan llegando al país proyectos grandes de inversión extranjera directa, que son inversiones que generalmente están atentas a cambios tributarios cómo los que se están manejando.
Y en relación a la tributación sobre consumos suntuarios, en Uruguay la gran mayoría de los bienes suntuarios ya están gravados con Imesi. No vemos que haya mucho espacio para aumentar aún más la carga sobre esos bienes.
RA - En definitiva, de acuerdo a lo que planteás, en su opinión no hay un espacio fiscal relevante para seguir aumentando el gasto y atender los reclamos de algunos sectores sindicales y del propio Gobierno ¿es así?
FC - Nosotros entendemos que no lo hay. Desde la perspectiva del financiamiento no hay espacio para seguir aumentando el gasto y desde la perspectiva macroeconómica a nuestro juicio es extraordinariamente inconveniente pensar en más aumentos del gasto. Como hemos comentado otras veces, eso supondría un riesgo de mayor deterioro de la competitividad y una profundización de los desbalances internos, con un patrón de crecimiento cada vez más volcado a la demanda interna y con un creciente papel de la demanda pública. Las consecuencias de seguir un camino como este las tenemos bien cerca, basta con mirar hacia Argentina y remontarse algún tiempo atrás. La génesis de muchos de los problemas y desequilibrios que hoy enfrenta Argentina tiene que ver con una expansión fiscal desmedida.
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