En Brasil la inflación no cede y el Gobierno apela a rebajas de impuestos y tarifas. ¿Cómo son las perspectivas?
Análisis del economista Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte.
(emitido a las 8:36 Hs.)
EMILIANO COTELO:
El Gobierno brasileño anunció esta semana que se promovería una reducción de impuestos a algunos bienes de la canasta básica con el fin de contener las presiones inflacionarias.
De una manera que tiene similitudes con lo que se observa en nuestro país, parece que el Gobierno de Brasil está apelando a medidas más heterodoxas para evitar una suba de las tasas de interés que podría conducir a una mayor caída del dólar. Por eso, vale la pena dedicar nuestro espacio de análisis económico de hoy a este tema. Vamos a conversarlo con el economista Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte.
Comencemos situando a los oyentes en el contexto. ¿A cuánto asciende la inflación en Brasil?
PABLO ROSSELLI:
La inflación de febrero fue de 0,6%, fue más baja que la de enero, que había sido de 0,86%, pero mayor a la prevista por los analistas. En los últimos doce meses la inflación se situó en 6,3%. Se trata de un registro notoriamente menor al que tenemos en Uruguay (8,9% en los últimos doce meses) pero que las autoridades brasileñas consideran problemático. Brasil tiene un objetivo de inflación de 4,5% anual con un rango de tolerancia de +/- 2%. Eso quiere decir que se están acercando al techo del rango meta. En Uruguay el rango meta se ha incumplido sistemáticamente mientras que en Brasil se ha cumplido casi sin excepciones desde 2005. Esa es una diferencia importante con Uruguay. La similitud está en que ustedes el Gobierno necesita combatir la inflación y no quiere subir la tasa de interés, que es la herramienta antiinflacionaria por excelencia, porque eso deprimiría más el valor del dólar y afectaría la competitividad. De hecho, la semana pasada el Banco Central mantuvo la Selic en 7,25% anual, que es un mínimo histórico.
Ante esa restricción el Gobierno apela a medidas heterodoxas que procuran incidir de manera directa en algunos rubros del IPC. En enero se rebajó la tarifa eléctrica residencial en un 18% y esta semana se anuncian rebajas de impuestos.
EC - ¿En qué consisten las rebajas de impuestos anunciadas?
PR - Básicamente, se elimina una contribución a la seguridad social que varía entre 9,25% y 12,5% del precio de venta que recae sobre productos de la canasta básica, carnes, café, aceite, manteca, azúcar, jabón, pasta de dientes, papel higiénico. Se elimina también el impuesto a los productos industrializados de 5% sobre el precio de venta para azúcar y jabones.
EC - ¿Cómo evalúan ustedes esas medidas? ¿Qué efectos pueden tener?
PR - Según los analistas brasileños, el impacto sobre el IPC de estas rebajas de impuestos podría estar entre un 0,5% y un 1%. En cualquier caso, se trataría de un efecto por única vez. La rebaja de la tarifa residencial de energía eléctrica ya tuvo un efecto en el IPC de 0,6%.
En términos más generales, la visión que predomina entre los analistas y que compartimos nosotros y así lo hemos comentado para el caso de nuestro país, es que estas medidas no afectan la tendencia inflacionaria, a lo sumo permiten ganar algo de tiempo. Pero entre los analistas brasileños prevalece la visión de que el Banco Central de Brasil deberá subir la tasa Selic, que hoy está en un mínimo histórico de 7,25%. La expectativa de mercado está en 8% para fin de año.
EC - Y si hubiera una suba de tasas, ¿cómo afectaría eso al tipo de cambio? Te lo pregunto porque la competitividad es un problema en Brasil.
PR - Sí. Si el Banco Central termina subiendo las tasas de interés podríamos ver una caída del dólar. En definitiva, lo que estamos viendo en Brasil es que el dilema entre cuidar la inflación y cuidar la competitividad se acentuó mucho en los últimos tiempos. La producción industrial lleva tres años de estancamiento o de recesión suave, porque sintió el impacto de la crisis en Europa, de la desaceleración de Asia y de una apreciación muy fuerte de la moneda brasileña. La tendencia viene siendo de un estancamiento en la industria brasileña. A su vez, el PIB lleva dos años de crecimiento muy pobre, con una suba de 2,7% en 2011 y de solamente 1% en 2012.
Ante la falta de dinamismo de la economía, la respuesta de la política económica apuntó a una mayor expansión del gasto público y a una reducción de las tasas de interés. La Selic bajó desde 12,5% en julio de 2011 hasta el 7,25% actual. Esa política monetaria expansiva permitió recomponer el valor del dólar, desde un tipo de cambio de 1,55 reales por cada dólar a mediados de 2011 hasta los valores actuales de 1,95 (aunque con fluctuaciones en el medio). Sin embargo, los efectos sobre la actividad económica han sido pobres y la inflación ha retomado una tendencia al alza.
Parecería entonces que Brasil está "entrampado" en una situación de falta de competitividad con bajo crecimiento y una inflación persistente.
EC - ¿Y cómo se sale de esa trampa?
PR - Lo que está sucediendo es que Brasil ha utilizado demasiado las herramientas macroeconómicas, la política monetaria y fiscal, para alentar la demanda agregada y de ese modo impulsar el crecimiento. Ante el dilema creciente entre inflación y tipo de cambio recurre ahora a medidas más heterodoxas, como rebaja de tarifas y medidas tributarias para actuar sobre los precios. Esas herramientas fueron ampliamente usadas en nuestro país y la teoría económica y la evidencia empírica muestran inequívocamente que no funcionan.
Ante esta trampa de poco crecimiento y de inflación relativamente alta, el Gobierno tiene dos caminos macroeconómicos: subir la tasa de interés para bajar la inflación, como de hecho espera el mercado y eventualmente aceptar cierto descenso del dólar, o tolerar una inflación más alta. Veremos qué camino termina tomando el Gobierno, pero en cualquier caso lo que está faltando en Brasil son políticas del lado de la oferta que estimulen la inversión y la mejora de la productividad.
EC - ¿Cómo es eso?
PR - Brasil requiere encarar numerosas reformas. Los últimos diez años han sido de un contexto muy favorable para América Latina. En ese marco, todos los países mostraron tasas de crecimiento mayores a las históricas, incluyendo Brasil. Pero Brasil ha estado entre los países de crecimiento más bajo en América del Sur.
Brasil tiene un sistema tributario muy intrincado, que desalienta la inversión y que termina favoreciendo que las inversiones que efectivamente se realizan se concentren en torno del área de San Pablo. Brasil es una economía muy cerrada al mundo, con aranceles elevados a las importaciones, ha incrementado la lista de productos que tienen aranceles por encima del máximo del 20% del Arancel Externo Común del Mercosur; tiene políticas industriales que protegen a las empresas más grandes y que limitan la competencia; hay una fuerte segmentación del crédito bancario, con tasas de interés muy elevadas para las familias y las empresas de tamaño medio y con créditos subsidiados a tasas bajas para las empresas más grandes. Todo eso hace que sea muy difícil emprender en Brasil.
En definitiva, el Gobierno debería asumir que Brasil ha tenido un desempeño pobre en los últimos años en comparación con las oportunidades que planteaba el marco externo y que hacen falta muchas reformas. Sin embargo, en nuestra opinión, ese enfoque reformista que hace falta en Brasil no está en la agenda del Gobierno.
EC - Para terminar,¿qué implicancias tiene este análisis para nuestro país?
PR - Si adoptamos una perspectiva de corto plazo, debemos pensar que Brasil va a crecer relativamente poco este año. Las proyecciones de los analistas apuntan a un 3%, que sería notoriamente mejor que el dato de los últimos dos años, pero nosotros tendemos a ver esa proyección como optimista. Quizás el dólar baje en Brasil si el Banco Central encara un endurecimiento monetario importante. Una eventual caída del dólar no sería mucha ayuda para Uruguay: mejoraría nuestra competitividad pero afectaría negativamente a la actividad económica en Brasil.
En una perspectiva de mediano plazo, parecería que Brasil va a tener un crecimiento decepcionante en los próximos años. Es bastante probable que los países del Pacífico como Chile, Perú y Colombia presenten tasas de crecimiento más altas. Desde esa perspectiva y como comentamos otras veces, pensamos que el mercado brasileño no va a presentar oportunidades muy importantes para Uruguay. Brasil no va a crecer mucho y seguirá cerrado al mundo. Creemos que no va a hacer excepciones relevantes con Uruguay, por lo que no deberíamos pensar que Brasil jugará un rol importante en una estrategia de desarrollo para Uruguay.
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