Análisis Económico

La inflación de junio fue de 0,4%, ubicándose por debajo de lo esperado. Análisis y perspectivas

Análisis de la economista Florencia Carriquiry, de la consultora Deloitte.


(emitido a las 7.48 Hs.)

EMILIANO COTELO:
Los precios del consumo subieron en junio un 0,43%, dejando el registro anual en 8,2%, una décima por encima del nivel visto en los doce meses a mayo.

De todos modos, el registro inflacionario del mes pasado terminó siendo algo menor a lo esperado, sobre todo teniendo en cuenta la suba fuerte que tuvo el dólar a finales de mayo.

¿Cómo se analiza este dato de inflación divulgado ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE)? ¿Cómo quedan las perspectivas para adelante? En seguida conversaremos de esto con la economista Florencia Carriquiry, de la consultora Deloitte.

ROMINA ANDRIOLI:
Florencia, ¿cómo vieron el dato de junio? En general se esperaba un registro algo más alto ¿verdad?

FLORENCIA CARRIQUIRY:
Es cierto. Nosotros, concretamente, proyectábamos una suba del IPC de 0,6% en junio y la encuesta de expectativas del BCU tenía un mínimo de 0,5% y un máximo de 0,8% para el mes.

Cuando analizamos nuestro error de pronóstico en el mes, la verdad es que hubo dos explicaciones fundamentales, que en buena medida tienen que ver con precios que son muy volátiles. Por un lado, en junio vimos una caída fuerte de los precios de frutas y verduras, que bajaron en promedio 3% en el mes (sobre todo por un abaratamiento importante en algunas verduras). Y, por otro lado, a nivel de otros bienes transables –los que se comercian internacionalmente–, tuvimos una suba menor a la esperada. En Alimentos, en particular, las carnes mostraron una caída mayor a la estimada (por un descenso fuerte en la carne de pollo, de más de 7%). En los bienes transables no alimenticios, si bien el incremento del dólar determinó un aumento importante de estos precios (de 1,7% en promedio), nuestras proyecciones manejaban un impacto incluso mayor del dólar en estos productos, que aún queda por ver si no termina viéndose con más rezago en los próximos meses.

RA - Entonces, ¿cómo se debe interpretar este registro relativamente bajo en junio? ¿Estamos viendo menores presiones inflacionarias en la economía o no?

FC - Entre los elementos que recién mencionamos, que justificaron un dato menor al esperado en junio, la mayoría, como decíamos, tiene que ver con precios de algunos alimentos muy volátiles, como son las verduras y el pollo. En ese sentido, no vemos por el momento señales claras de que las presiones inflacionarias estén cediendo de forma significativa, más allá de lo que habíamos comentado ya en meses previos.

De hecho, la inflación no transable –que resume lo que sucede con los precios de bienes y servicios que no se comercian con el exterior y por tanto tienen una dinámica más ligada a la demanda interna– fue de 0,8% en junio y dejó la inflación no transable en casi 9% anual. Eso a nuestro juicio, da cuenta de que las presiones inflacionarias domésticas cedieron algo frente a los niveles que teníamos hasta mediados de 2012, pero siguen siendo igualmente persistentes, en un marco de suba de salarios significativa y de expansión del gasto público muy firme.

De esta manera, la inflación subyacente –que depura el impacto justamente de precios volátiles como los de frutas y verduras y de los precios administrados– fue de 0,7% en junio (se ubicó sólo una décima por debajo de nuestro pronóstico) y en los últimos doce meses está en 7,7%, aumentando levemente respecto a los doce meses a mayo.

RA - ¿Cómo están quedando entonces las proyecciones de inflación para los próximos meses?

FC - Bueno, en un marco en que no prevemos cambios relevantes en las principales políticas económicas, que van a seguir teniendo un sesgo mayormente expansivo (sobre todo acercándonos a un nuevo ciclo electoral), seguimos proyectando una inflación persistente, que, incluso con una desaceleración adicional de la actividad económica, se ubicaría levemente por encima de 8% este año. En particular, en lo que hace a la dinámica de corto plazo, la inflación de los próximos meses va a mostrar un repunte importante, aunque transitorio, acercándose al 9% anual, esencialmente por no repetirse el plan de UTE del invierno pasado, que implicó registros muy bajos de inflación entre julio y setiembre de 2012.

Para 2014, en tanto, la inflación podría ceder levemente, pero en nuestra opinión no se alejaría significativamente del 7,5%-8% anual. Eso implica que nuevamente la inflación cerraría en estos años por encima del objetivo del Banco Central, incluso cuando a partir de julio de 2014 este se amplía y pasa a ser de 3% a 7%.

RA - Para terminar, con estas proyecciones de inflación en Uruguay, ¿cuáles son las perspectivas en materia de la competitividad externa de nuestro país en los próximos años?

FC - En términos generales, tendemos a pensar que la mejora de la competitividad de Uruguay en los próximos años va a ser muy lenta. Con una inflación entre 5% y 6% superior a la de las economías desarrolladas y a la de varias economías emergentes (que tienen niveles de inflación menores a 3%), Uruguay precisa de una devaluación importante en los próximos años para que su competitividad frente al resto del mundo mejore. Nuestros pronósticos suponen que el valor del dólar en Uruguay va a mostrar una tendencia alcista pero con subas muy graduales en estos próximos años, en un marco en que la misma inflación opera como una restricción significativa. Por eso desde hace algún tiempo insistimos en que es necesario que las políticas económicas se readecuen, con una moderación salarial y fiscal que permitan moderar la inflación y den espacio para defender de mejor manera la competitividad externa del país. Esto se hace particularmente relevante, además, en un marco en el que empieza a configurarse un contexto externo notoriamente más desafiante para nuestro país en los próximos años, con riesgos bajistas relevantes en los precios de algunos de los principales productos de exportación de Uruguay en el mediano plazo.

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