Análisis Económico

El Banco Central de Brasil vuelve a subir la tasa Selic ante presiones inflacionarias que no ceden

Análisis de la economista Florencia Carriquiry, de la consultora Deloitte.


(emitido a las 8.38 Hs.)

EMILIANO COTELO:
El Banco Central de Brasil subió nuevamente la tasa Selic en 50 puntos básicos, tras la última reunión del Comité de Política Monetaria desarrollada entre martes y miércoles de esta semana. De esa manera, la Selic quedó en 8,50%, el mayor nivel desde julio de 2012, en un contexto en el que las autoridades brasileñas se muestran muy preocupadas por la suba de la inflación.

¿Cómo definir la coyuntura actual de la economía brasileña? ¿Qué perspectivas se presentan para este vecino en los próximos meses? ¿Qué debemos esperar nosotros en Uruguay de la economía de este gigante del Mercosur? De eso conversaremos con la economista Florencia Carriquiry, de la consultora Deloitte.

ROMINA ANDRIOLI:
Florencia, en el comunicado tras la reunión, el Banco Central de Brasil destacó la preocupación por el aumento de la inflación. Si te parece, comencemos situando a los oyentes en el contexto. ¿A cuánto asciende la inflación en Brasil actualmente?

FLORENCIA CARRIQUIRY:
La inflación de junio fue de sólo 0,3%, fue más baja que la de meses previos pero mayor a la registrada en el mismo mes un año atrás. Por eso, en los últimos doce meses, la inflación se situó en 6,7%. Se trata de un registro notoriamente menor al que tenemos en Uruguay (que está en más de 8%) pero que las autoridades brasileñas consideran muy problemático. Hay que recordar que en Brasil el objetivo de inflación es de 4,5% anual con un rango de tolerancia de +/- 2%. Quiere decir que en estos últimos doce meses la inflación se ubicó levemente por encima del techo del rango meta. De hecho ha estado en torno al techo del rango meta desde marzo. Y esto es relevante porque, a diferencia de lo que podemos decir para Uruguay, el rango meta de inflación en Brasil se ha cumplido casi sin excepciones desde 2005.

RA - Eso es lo que explica, entonces, que el Banco Central haya vuelto a subir la tasa Selic esta semana y que en general fuera una decisión esperada por los analistas ¿verdad?

FC - Efectivamente. En ese marco de aumento de la inflación que recién comentábamos, las autoridades de hecho empezaron ya hace varios meses a tomar medidas. Primero fueron medidas más de tipo heterodoxo –bajando tarifas y reduciendo o eliminando impuestos a algunos productos y servicios de consumo masivo– y, ante la persistencia inflacionaria, ya desde hace algunos meses comenzó a endurecerse la política monetaria. Concretamente, desde abril, es decir, en sólo tres meses, la Selic pasó de 7,25% a 8,5%. La suba de esta semana es la tercera en lo que va del año y, como decías, era esperada por los analistas. Incluso, según el relevamiento que realiza el Banco Central de Brasil, la mayoría de los analistas está esperando aumentos adicionales de la tasa de interés para los próximos meses. Se espera una Selic cerrando el año en 9,25%.

RA - Ahora, pese al aumento de la Selic, el dólar en Brasil ha mostrado una suba importante en los últimos meses. En estos días está por encima de 2,25 reales. ¿Cómo se explica esto? En general se tiende a pensar que la suba de las tasas de interés genera presiones de apreciación de la moneda local, ¿no es así?

FC - Es cierto. Con todo lo demás igual, el aumento de las tasas de interés alienta el fortalecimiento de la moneda (y viceversa). Lo que sucede es que en estos últimos meses estamos viendo cambios relevantes en el contexto externo y en las expectativas de los inversores en torno a Brasil que explican que esto no haya operado así en esta oportunidad.

En primer lugar, la reacción de los mercados financieros tras los anuncios de la Reserva Federal (donde señalizó que podría comenzar a reducir las inyecciones de liquidez antes de lo previsto hasta hace algunos meses atrás) parecería indicar que el ciclo de tasas bajas y dólar barato en el mundo estaría llegando a su fin. Y eso ya ha alentado aumentos del dólar bastante generalizados a nivel mundial.

En segundo lugar, los datos decepcionantes de actividad económica en Brasil han alentado también una visión cada vez más generalizada de que Brasil precisa de un dólar más alto.

RA - ¿Qué están mostrando concretamente los últimos datos de actividad económica en Brasil?

FC - Las últimas cifras oficiales marcaron que el PBI creció sólo 0,6% en enero-marzo de 2013 (frente al inmediato trimestre previo), un ritmo similar al de octubre-diciembre de 2012 y apenas levemente superior al de los trimestres previos. Eso es un ritmo muy pobre de crecimiento económico, notoriamente menor al que se esperaba algunos meses atrás y a lo que proyectaba el mismo Gobierno para este año. Si además miramos las cifras más recientes divulgadas, las señales siguen siendo pobres. Los datos de producción industrial mantienen mucha volatilidad y, después del buen dato de marzo, tuvieron un descenso fuerte en abril. Y, por otra parte, desde el lado de la demanda las exportaciones acumulan una caída interanual en lo que va del año y las ventas minoristas permanecen prácticamente estancadas desde fines del año pasado.

En este escenario, en el que aún no se observa un repunte claro de la actividad económica, las expectativas de crecimiento económico se corrigieron nuevamente a la baja y apuntan ahora a un crecimiento de sólo 2,3% este año y de 2,8% en 2014. Con lo cual, incluso cuando los pronósticos suponen cierta recuperación de la economía el año que viene, continúan apuntando a un ritmo de expansión muy moderado.

En definitiva, parecería que Brasil sigue entrampado en una situación de bajo crecimiento y con una inflación persistente. A nuestro juicio, como hemos mencionado otras veces, lo que está faltando en Brasil son políticas del lado de la oferta, que estimulen la inversión y la mejora de la productividad.

RA - ¿A qué te estás refiriendo con eso?

FC -  A nuestro entender, Brasil ha recurrido demasiado en estos últimos años a herramientas macroeconómicas, como son la política monetaria y la policía fiscal, para alentar la demanda agregada y de ese modo impulsar el crecimiento.

Lo que hemos visto recientemente es que el espacio para promover el crecimiento con estas políticas, que impactan del lado de la demanda, parece ser ya muy acotado. De hecho, cuando en 2012 se flexibilizó agresivamente la política monetaria para alentar una mejora de la competitividad externa se logró una suba importante del valor del dólar, pero eso no se reflejó en una reactivación económica relevante.

Por eso decimos que para lograr tasas de crecimiento más importantes en los próximos años, Brasil requiere más inversiones en infraestructuras, que en buena parte del territorio siguen siendo muy malas, y requiere encarar numerosas reformas, que impacten del lado de la oferta; reformas a nivel del sistema tributario, que hoy es muy complicado y tiende a desalentar la inversión y a concentrarla geográficamente; reformas que promuevan una mayor apertura de la economía y una mayor eficiencia del sistema bancario; reformas de la seguridad social...

En definitiva, son muchas y muy importantes las reformas que precisa Brasil para encaminarse a un crecimiento más fuerte y sostenible. La pregunta, en cualquier caso, es si este enfoque reformista está en la agenda del Gobierno. Hoy no parece estarlo, y por eso advertimos desde hace algún tiempo que, desde la perspectiva de Uruguay, vamos a tener que acostumbrarnos a convivir con un vecino que crece muy lentamente y que no va a ser un gran motor para nuestro país en los próximos años.

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