Análisis Económico

Estados Unidos comenzó un nuevo año fiscal sin presupuesto aprobado. ¿Cuán grave es la "parálisis fiscal"?

Análisis del economista Javier Glejberman, de la consultora Deloitte.


(emitido a las 9.26 Hs.)

EMILIANO COTELO:
Las tapas de los principales diarios financieros del mundo aparecían esta mañana con la noticia de que el gobierno de Estados Unidos entraba en una especie de "parálisis fiscal". Es que hoy, 1° de octubre, comienza un nuevo año fiscal en Estados Unidos y demócratas y republicanos todavía no lograron un acuerdo sobre el presupuesto federal. Además, se acerca también el plazo para que el Congreso vote una ampliación del tope de deuda pública y eso también está generando tensión política.

Con este telón de fondo, les proponemos analizar más en detalle el estado de las negociaciones y cuáles son las consecuencias de la falta de acuerdo en el Congreso. En seguida, dialogamos sobre este tema con el economista Javier Glejberman, de la consultora Deloitte.

ROMINA ANDRIOLI:
Javier, recién comentábamos que hay dos discusiones en paralelo en el Congreso de Estados Unidos, pero si te parece comencemos repasando el tema del presupuesto, que es el que ha generado mayor atención en los últimos días.

JAVIER GLEJBERMAN:
El tema es el siguiente. Todos los años el Congreso tiene que aprobar una ley de presupuesto que habilita gastos para el funcionamiento del sector público. Y como ustedes  decían al principio, hoy comienza un nuevo año fiscal y los legisladores demócratas y republicanos no lograron ponerse de acuerdo en relación a este tema. Lo importante de este asunto es que sin ese acuerdo el gobierno se queda sin capacidad de gasto para cierto tipo de servicios públicos y programas gubernamentales que por lo tanto deben ser suspendidos de forma temporal.

RA - ¿Y eso es lo que las noticias y los analistas señalan como "parálisis fiscal", verdad?

JG - Exactamente, le llaman "parálisis fiscal" justamente porque hay servicios que deben ser cerrados hasta que se logre un acuerdo en el Congreso. Son servicios catalogados como no esenciales, como por ejemplo el funcionamiento de parques públicos y museos o el otorgamiento de visas para turistas, aunque hay otros que no son tan triviales. De todas maneras, más allá de que los servicios más importantes no se verían afectados en principio y de que las suspensiones de servicios también pueden tener matices –es decir, no tiene por qué cerrarse del todo una dependencia o dejar de brindarse un servicio–, esta "parálisis" sin dudas distorsiona la gestión pública. Además, el otro efecto negativo que se maneja en las negociaciones políticas es que hay gente (se estima cerca de un millón de personas) que trabajan en estos servicios que se suspenden y se estarían quedando quedan temporalmente sin empleo. Es un tema bastante sensible desde el punto de vista político y de ahí que ambos partidos intenten deslindarse de la responsabilidad de este problema en los últimos días.

RA - Pero, ¿por qué no lograron ponerse de acuerdo aún? Te lo pregunto porque el costo del conflicto parece bastante alto.

JG - No es la primera vez que sucede una situación de este tipo. Desde 1981 a hoy el gobierno de Estados Unidos pasó por esta situación en diez oportunidades, aunque también hay que decir que no se daba hace bastante tiempo, la última vez había sido en el 95 bajo la administración de Hill Clinton.

Por lo general, son instancias que los partidos políticos aprovechan para lograr incidir en los asuntos fiscales del gobierno, por ejemplo para demandar un mayor o un menor gasto público o para manifestarse en contra o a favor de un impuesto.

En esta oportunidad, el punto fuerte de la discusión en el Congreso se centró en la reforma del sistema de salud que impulsa el presidente Obama, que incluso se conoce por el nombre de "Obamacare" porque fue una de las principales promesas electorales del actual presidente. En líneas generales, se trata de una reforma que tiene como objetivo extender el seguro de salud a millones de personas que hoy no están cubiertas. Lo que sucede es que, en la vereda de enfrente, los republicanos rechazan esta reforma porque entienden que va a encarecer el costo de la medicina privada y además porque implica un fuerte aumento del gasto público en un momento en el que el déficit ya es bastante grande.

RA - Queda claro eso. Pero, ¿por qué no ha prevalecido alguna de las dos posturas? ¿Cómo es la dinámica en el Congreso?

JG - La razón por la cual todavía no se aprobó la ley es que la Cámara de Representantes tiene mayoría republicana, pero en el Senado predominan los demócratas. Y como tiene que ser aprobada en ambas cámaras lo que pasó en los últimos días es que el texto de la ley lo recibe una cámara, le hace las modificaciones que entiende convenientes y luego pasa a la otra cámara, donde esas modificaciones son rechazadas y se vuelve a proponer otro texto. En definitiva, los republicanos en la Cámara de Representantes buscan introducir cláusulas para que la reforma de la salud de Obama se dilate en el tiempo o para otorgarle menos recursos y cuando el Senado recibe ese texto lo rechaza y vuelve a mandar el texto sin esas modificaciones. Y así se fue dando la discusión de los últimos días, ninguna de las dos partes dio el brazo a torcer y llegamos a la situación de hoy, sin acuerdo y con el gobierno entrando en esta especie de "parálisis fiscal".

RA - ¿Y cómo reaccionaron los mercados financieros en los últimos días ante esta situación?

JG - Durante la semana pasada ya vimos un poco más de nerviosismo, pero por el momento ninguna reacción preocupante. Las principales bolsas cayeron, pero de forma leve: los índices Dow Jones y el Standard & Poor’s-500 tuvieron pérdidas de 1% en la semana. Ayer volvimos a ver descensos leves de estos índices. En el caso de las bolsas europeas se dieron pérdidas algo más importantes, pero en estos casos también debe estar pesando la mayor tensión política en Italia.

Mirando para adelante, siempre es difícil predecir la evolución de las bolsas. Pero si tenemos en cuenta lo que sucedió cuando en el pasado se dieron este tipo de situaciones no deberíamos esperar reacciones muy extremas.

El otro punto es que sí podemos llegar a ver algún efecto importante en la actividad económica, aunque la magnitud de esos efectos va a depender de cuánto se extienda esta situación. Hay un análisis de la calificadora Moody’s que dice que la economía podría pasar de crecer 2,5% en términos anuales en el cuatro trimestre a 2,3% si esta "parálisis" se extiende por tres o cuatro días. Ahora, ese mismo estudio dice que si esta situación se prolonga por tres o cuatro semanas Estados Unidos podría perder hasta un punto y medio de crecimiento en el trimestre, pasando a crecer 1,1% en vez del 2,5% que se pronostica actualmente.

RA - Te propongo pasar ahora al otro tema que se tiene que discutir en el Congreso, el del tope de endeudamiento. ¿Podemos repasar de qué se trata esto?

JG - Sí, claro. Como sucede en varios países, en Estados Unidos existe un tope de endeudamiento legal. Cuando ese tope se alcanza para aumentarlo tiene que haber una aprobación del Congreso. Este tema volvió a generar atención porque a mediados de octubre, según algunas estimaciones, se estaría alcanzando el tope que rige actualmente y en consecuencia los legisladores tienen que volver a discutir este tema. Lo que sucede es que esta discusión también suele politizarse bastante y usarse para lograr ciertas demandas a cambio del aumento de la capacidad de endeudamiento del sector público. De hecho, eso fue lo que pasó la última vez que se discutió este tema, a mediados de 2011: las negociaciones se fueron dilatando, las discusiones se fueron haciendo cada vez más amplias y el acuerdo llegó a última hora y causó bastante inestabilidad en el camino. Los oyentes probablemente recuerden que en ese momento se discutía si Estados Unidos podía efectivamente caer en "default".

RA - Ahora, ¿qué puede llegar a pasar si el tope de deuda no es aumentado antes de esa fecha límite?

JG - Básicamente el gobierno norteamericano se quedaría sin capacidad de emitir deuda para obtener dinero para cumplir todas sus obligaciones. Pero eso no quiere decir que el gobierno va a dejar de cumplir con los pagos de capital o de intereses de la deuda pública, seguramente lo que suceda es que haya ciertos retrasos en el pago de salarios a funcionarios públicos o en las jubilaciones, o en el pago a proveedores.

En ese marco, sería bastante probable que las agencias de calificación recorten la nota que tiene Estados Unidos y que se genere una mayor incertidumbre a nivel financiero. Pero también es importante recordar que cuando Standard & Poor’s le bajó la nota a Estados Unidos mientras se discutía la extensión del tope de endeudamiento a mediados de 2011 las tasas de interés de Estados Unidos cayeron en vez de aumentar. Eso quiere decir que la deuda se valorizó y de algún modo muestra la confianza de los inversores en Estados Unidos y lo difícil que es imaginarse un verdadero "default" de esa economía.

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