Análisis Económico

La perspectiva fiscal en Estados Unidos luego del acuerdo "de último minuto" para evitar el default

Análisis del economista Javier Glejberman, de la consultora Deloitte.


(emitido a las 8:40 hs.)

EMILIANO COTELO:
"Estados Unidos evitó el default"... Con ese titular aparecían ayer los principales medios de prensa internacionales. Es que el jueves era la fecha límite que tenía el Gobierno norteamericano para poder seguir endeudándose y sobre la noche del miércoles, a última hora, se llegó a un acuerdo en el Congreso.

Los legisladores finalmente aprobaron una ley que resuelve, al menos por el momento, la incertidumbre fiscal que se vivía en Estados Unidos desde comienzos de octubre cuando se tuvieron que suspender una gran cantidad de servicios públicos por falta de presupuesto. Sin embargo, no se alcanzaron acuerdos de largo plazo, por lo que todo parece indicar que el debate va a continuar.
 
Con estas novedades sobre la mesa, les proponemos analizar más en detalle lo que se resolvió en Estados Unidos en estos últimos días y qué podemos esperar hacia adelante. Dialogamos con el economista Javier Glejberman, de la consultora Deloitte.

De estos temas estuvimos hablando algunas semanas atrás. ¿Podemos comenzar repasando qué era lo que se estaba negociando en Estados Unidos en los últimos días?

JAVIER GLEJBERMAN:
En las últimas semanas se estuvieron discutiendo dos temas fiscales distintos en Estados Unidos. Lo que sucedió es que las fechas coincidieron y entonces en el Congreso se fueron negociando los dos temas en forma conjunta.

Yendo en forma cronológica, en primer lugar estuvo el tema del presupuesto, el 1° de octubre comenzó un nuevo año fiscal en Estados Unidos y se requería de una ley de presupuesto que habilitara cierto tipo de gastos para el funcionamiento del sector público. El tema es que llegó esa fecha, el Congreso no logró llegar a un acuerdo y en consecuencia el gobierno quedó en una situación de "parálisis fiscal" (como lo llamó la prensa y buena parte del sistema político). En esencia, lo que pasó fue que varios servicios públicos fueron cerrados, se generaron distorsiones en la gestión pública y además cerca de un millón de personas quedaron temporalmente sin empleo.

La otra discusión que estuvo en el Congreso fue la del tope de endeudamiento legal. En Estados Unidos, como en otros países, hay un límite para la cantidad de deuda que puede tomar el Gobierno. Lo que sucede es que hace tiempo que Estados Unidos está jugando bastante al límite de ese tope. Esta vez ese límite de endeudamiento se alcanzaba el jueves, y sin un acuerdo el Gobierno se quedaba sin capacidad de emitir deuda para hacer frente a pagos importantes como salarios, jubilaciones o incluso para poder cancelar vencimientos de deuda.

EC - Ese punto en particular generó bastante más nerviosismo en los últimos días.

JG - Sin dudas. Ese tema fue ganando atención en la prensa y fue generando bastante nerviosismo en los mercados. Las disrupciones que podría haber causado una situación de este tipo en los mercados internacionales podrían haber sido muy grandes. Pensemos por un momento a la principal economía del mundo teniendo que retrasar pagos de salarios, o en el extremo, teniendo que dilatar en el tiempo pagos de la deuda pública que está en manos de inversores de todo tipo y en todas partes del mundo, considerada a su vez como la deuda "más segura".

Dicho eso, también pareció haber siempre una expectativa de que se iba a llegar a un acuerdo. De hecho, la situación de estas últimas semanas rememoraba lo que pasó en 2011 cuando se discutió el tope de endeudamiento por última vez. En esa ocasión las negociaciones también se dilataron, en el camino se generó bastante inestabilidad, pero a último momento el acuerdo llegó. Esta vez, sin embargo, estaba el matiz de que el Congreso ya había de algún modo tomado un costo político grande al no aprobar el presupuesto y "suspender" buena parte de las funciones del Gobierno. Ese era un antecedente que le ponía una nota de mayor gravedad respecto a la instancia pasada.

EC - ¿Qué implica el acuerdo que se alcanzó en el Congreso? ¿Resuelve todos estos puntos?

JG - En una mirada de corto plazo, sí. El acuerdo que se alcanzó sobre la noche del miércoles habilita al Gobierno a reabrir los servicios públicos que habían sido suspendidos y por lo tanto las personas vuelven a sus puestos de trabajo, poniendo fin a una "parálisis" que se extendió por 16 días. Además, habilita al Gobierno a seguir endeudándose por encima del límite de endeudamiento (es decir, se "suspendió" temporariamente la vigencia del tope). Obviamente, este principio de acuerdo es positivo en la medida que logra despejar las dudas o los temores más inmediatos que se habían generado en los últimos días.

Ahora, esas disposiciones son por un tiempo determinado. La habilitación para reabrir los servicios suspendidos va hasta el 15 de enero y la capacidad para seguir emitiendo deuda se termina el 7 de febrero. Por lo tanto, lo que se hizo fue "patear la pelota" para adelante, y entonces no deberíamos apurarnos a decir que Estados Unidos puso punto final a las discusiones fiscales. De hecho, el acuerdo incluyó la creación de una comisión en el Senado que debe seguir discutiendo temas presupuestales, para lograr reducir el déficit del sector público. Concretamente, se fijó el 13 de diciembre como fecha para llegar a un acuerdo sobre ese tema, por lo que las discusiones en el Congreso seguramente van a seguir siendo bastante intensas en estas próximas semanas.

EC - La reforma de la salud de Obama fue un punto crítico en las negociaciones porque los republicanos vieron la oportunidad de usarla como "moneda de cambio" para destrabar la situación fiscal. Pero en términos generales, hay una preocupación por el déficit. Los republicanos también insisten que durante la administración de Obama se vio un deterioro fuerte de las cuentas públicas. ¿Podemos repasar las cifras?

JG - En 2008 el déficit era de 3,2% del PBI, y en 2009 (el primer año de Obama como presidente) el déficit subió hasta 10% del PBI. Luego de ese pico el déficit fue bajando y en 2012 cerró en 7%, que igual es un valor altísimo. La contracara de eso fue, lógicamente, un aumento muy importante de la deuda, que pasó de estar en torno a 70% del PBI al inicio del primer mandato de Obama hasta alcanzar niveles de 100% ahora.

Es un hecho entonces que durante la administración Obama las cifras fiscales empeoraron. También hay que tener presente que Estados Unidos enfrentó en los últimos años una de las peores crisis de su historia. 2009 no es sólo el primer año de la presidencia de Obama sino también el primer año post-Lehman Brothers y post-medidas drásticas de estímulo fiscal para evitar una profundización de la crisis.

Por otro lado, si bien el partido republicano tradicionalmente ha tenido una postura más "conservadora" respecto al manejo fiscal, también hay antecedentes de Gobiernos republicanos que aumentaron el déficit. Las presidencias de Reagan en los ochenta estuvieron caracterizadas por déficits grandes, que llegaron a 5% del PBI. Más cerca en el tiempo, Bush recibió de Clinton un Gobierno con superávit pero luego hubo un deterioro importante de las finanzas públicas y un aumento de la deuda.

Entonces, la reacción expansiva frente a la última crisis probablemente no fue una cuestión "de partido" y no parece estar en discusión ahora. En ese momento era importante contener la caída de la actividad económica. El tema ahora es cuándo y cómo se "normalizan" los números y se empieza a bajar la deuda.

EC - ¿Cuáles son las perspectivas sobre ese punto?

JG - Las proyecciones oficiales apuntan a que va a ser un proceso lento. De hecho, la deuda bajaría solamente cinco puntos del PBI en los próximos cinco años.  

Por otro lado, los demócratas salieron fortalecidos de este debate frente a los republicanos, así que es probable que al menos en lo que resta de la administración de Obama no tengamos un cambio de rumbo importante. A su vez, también hay que tener presente que el ritmo con el que se trata de "corregir" las cuentas públicas depende en forma crítica de cómo evolucione la economía. Por ahora estamos viendo un crecimiento relativamente sostenido, que sugiere que la economía estaría "pronta" para seguir con menos apoyo del sector público, pero tampoco es un ritmo de crecimiento demasiado fuerte como para afirmar esa conclusión de forma contundente.

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