Economía uruguaya

Foro económico de Acde: ¿Cuáles fueron los mensajes más relevantes del Ministerio de Economía y del Banco Central?

Análisis del economista Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte sobre el Foro económico de Acde donde participaron el ministro Fernando Lorenzo, Andrés Masoller y Mario Bergara.


(emitido a las 8:47 Hs.)

EMILIANO COTELO (EC):
"Incentivos productivos, competitividad y cambio estructural"; bajo esa consigna se realizó esta semana un nuevo Foro Económico de ACDE, con presentaciones del ministro de Economía y Finanzas, Fernando Lorenzo, del Jefe de Asesoría Macroeconómica, Andrés Masoller, y del presidente del Banco Central, Mario Bergara.

El ministro Lorenzo presentó un pormenorizado análisis de las políticas de estímulo a la producción. De algún modo respondió a las críticas que parten de las cámaras empresariales pero también a críticas y posturas que se advierten a veces en la oposición y otras veces en las filas del partido de gobierno, Frente Amplio, en la elaboración de su programa para un eventual tercer gobierno. Masoller puso el foco en la competitividad del país y Bergara en la marcha de la inflación y el cambio de política monetaria, aunque también dedicó parte de su ponencia a explicar las políticas de inclusión y educación financiera.

Es imposible abordar en pocos minutos todas esas temáticas en profundidad, pero les proponemos analizar los principales mensajes que dio el equipo económico, en diálogo con el economista Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte.

Empecemos con la exposición de Lorenzo. ¿Cómo vieron el planteo general?

PABLO ROSSELLI (PR):
En primer lugar, nos parece que debe ser bienvenida la presentación de Lorenzo porque propuso analizar con mucho detalle un conjunto amplio de herramientas de políticas de incentivos a la producción. Es de buena práctica analizar los efectos que tienen las medidas de política, económica y de otro tipo. Muchas veces se implementan políticas que buscan ciertos objetivos y pocas veces se analiza si esos objetivos buscados efectivamente se logran, y menos se analiza si se logran en condiciones razonables de costos o de eficiencia.

EC - Hecha esa primera consideración, veamos las principales conclusiones que presentó Lorenzo.

PR - Lorenzo comenzó mostrando que Uruguay tiene una batería amplia de instrumentos de promoción. Algunos son generales y otros son específicos (o sectoriales); y algunos tienen más capacidad transformadora de la economía y otros tienen menos.

Con ese marco conceptual repasó los diversos instrumentos, pero antes de entrar en eso, un mensaje fuerte de Lorenzo fue que Uruguay invierte muchos recursos en la promoción de la producción nacional, el costo total de esos esfuerzos, según Lorenzo, asciende a un 3,3% del PIB. Esto es en transferencias a los sectores y en renuncias fiscales (en exoneraciones). Ese monto representa una cifra comparable a un 11% del gasto público y es un valor elevado en la comparación internacional, según datos que presentó el ministro.

Algunas políticas funcionan mejor que otras, las empresas enfrentan numerosos desafíos que no siempre se resuelven con estos apoyos, pero esa conclusión que presentó Lorenzo parece razonable. El desafío mirando hacia adelante está en usar mejor esos recursos.

EC - Vayamos al análisis de los instrumentos. ¿Qué conclusiones sacan?

PR - En primer lugar, Lorenzo hizo una clara defensa del régimen general de promoción de inversiones que hay en el país, lo situó entre los instrumentos de más capacidad transformadora de la economía. Uruguay tiene un régimen general de promoción de inversiones desde hace tiempo, pero hasta 2007 había muy pocos proyectos promovidos. Desde 2007 se produjo un fuerte incremento de los proyectos promovidos, Lorenzo señaló que hay casi 4.000 proyectos por una inversión comprometida de 10.000 millones de dólares y eso contrasta con el poco uso que se hizo del instrumento previamente al 2007. Lorenzo atribuyó eso en gran parte (y a nuestro juicio correctamente) al cambio en la forma de acceso a ese instrumento.

EC - ¿Por qué?

PR -  Porque desde 2007 el acceso es prácticamente automático y el porcentaje de beneficios depende de un conjunto de parámetros bien establecidos, sin discrecionalidad de la administración, y se realiza luego una revisión a posteriori para verificar si las empresas cumplieron con los compromisos que asumieron cuando solicitaron los beneficios tributarios. Eso le dio mucha agilidad al proceso. Antes de 2007, había una evaluación previa muy burocrática.

EC - Está clara esa defensa que hace Lorenzo. De todos modos, a veces se critica esa política de promoción de inversiones porque fue muy generosa y que terminó beneficiando a proyectos que igual se habrían llevado adelante sin beneficios fiscales, eso se sostiene dentro del propio Frente Amplio. ¿Cómo ven ustedes ese punto?

PR - Está claro que la política definió beneficios generosos, sobre todo en 2007, aunque luego se redujeron en 2012 teniendo en cuenta la mejora del contexto. Se ajustaron las prioridades premiadas por los beneficios, como también ilustró el ministro. Lorenzo igual señaló que el costo de ese régimen general está siendo bastante pequeño, de 0,5% del PIB (cuando todas las políticas de promoción a la producción tienen un costo de 3,3% del PIB).

Más allá de esa estimación del costo, que no podemos verificar pero que asumimos es más o menos precisa, a nuestro juicio no se le puede exigir a un régimen general de promoción de inversiones que discrimine entre proyectos que se van a llevar adelante en cualquier caso y proyectos que necesitan del estímulo para ser realizados. Para eso se requieren instrumentos muy específicos y un análisis caso a caso de cada proyecto que luego se vuelve burocrático. Además, es difícil sostener que las oficinas del gobierno podrían identificar eficazmente cuáles proyectos requieren los apoyos y cuáles no. La idea de esa política es contar con un atractivo fiscal general para que las empresas incrementen su inversión, y desde ese punto de vista, a nuestro juicio ha sido una herramienta exitosa y es lógico que a partir de 2012 se hayan endurecido los criterios de promoción.

EC - ¿Qué otros aspectos del mensaje de Lorenzo resultan destacables?

PR - Lorenzo analizó muchos instrumentos pero creo que hay algunos mensajes centrales. A nuestro juicio acertadamente, valoró de forma muy positiva el régimen de zonas francas porque permitió una fuerte radicación de inversión extranjera directa en negocios de exportación de servicios al mundo, en proyectos de gran porte y en actividades logísticas, esas inversiones crean empleos de calidad y reducen nuestra dependencia regional. Según los datos que presentó Lorenzo, Uruguay exporta más de US$ 1.000 millones en servicios globales.

EC – Él dijo: "Se podrá discutir si queremos que esos servicios y estos puestos de trabajo vengan a Uruguay, pero si queremos que vengan se precisa un régimen como el que existe";

PR – Se necesita un régimen como el que existe y el país no puede prescindir de esas inversiones si queremos tener una mayor sofisticación de una economía, la zona franca es un factor claro y esas industrias también lo son. De lo contrario, nos quedaríamos con un país solamente con agronegocios.    

Lorenzo también señaló como positivos los regímenes de free shops en la frontera, que han permitido crear empleos en zonas del país poco atractivas para la inversión.

EC - Sin pretender agotar todos los análisis que presentó el ministro, parece relevante detenernos también en las políticas más sectoriales. ¿Qué elementos son más relevantes para ustedes?

PR - En el mundo y en Uruguay se debate a veces sobre la necesidad de que las políticas de estímulos se enfoquen en algunos sectores específicos, que se los visualiza como de oportunidades, y es cierto que a veces hay sectores en esas condiciones, pero el problema que se plantea es que no es fácil elegir esos sectores. Y tenemos casos de éxito y casos que no funcionan.

El ministro mostró como caso exitoso la promoción de la industria de tecnologías de la información, que contó con una exoneración de impuesto a la renta durante años y que fue finalmente retirada porque se considera que el sector ya no precisa esos estímulos desde el momento que exporta más de 250 millones de dólares por año. En cambio, entre las políticas de estímulo que no han funcionado el ministro identificó las dedicadas al sector textil-vestimenta (porque los apoyos no han impedido la caída de la producción) y los estímulos al sector automotor (que es un sector que agrega poco valor en nuestro país porque descansa en fuertes importaciones de partes y de insumos y porque sigue siendo muy dependiente de nuestra región).

En suma, el ministro presentó un conjunto muy amplio de indicadores. Más allá de cuán convincentes resulten cada una de sus conclusiones, a nuestro juicio aportan elementos valiosos para evaluar y mejorar esas políticas públicas.

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EC - Pasemos al segundo tema del Foro, la competitividad. ¿Cuáles son las principales conclusiones que presentó Masoller?

PR - Está claro que en los últimos tiempos se advierte entre los empresarios y también entre los analistas una mayor preocupación o énfasis por la evolución de la competitividad de nuestro país, concretamente una preocupación por el valor del dólar.

Masoller presentó un conjunto de indicadores para fundamentar que a juicio del equipo económico no tenemos una situación compleja en materia de competitividad. Masoller presentó estimaciones que señalan que el tipo de cambio no se encuentra desajustado en relación a las variables que lo determinan (productividad, precios de exportación, dinamismo de la demanda interna), y sostuvo que eso es consistente con el dinamismo de la inversión y con el hecho de que las exportaciones continúan creciendo y que las empresas agroindustriales tienen mayoritariamente rentabilidades positivas. Presentó información de la DGI que señala que el 75% de las empresas agroindustriales reportan ganancias.

EC - ¿Y cómo evalúan ustedes ese diagnóstico?

PR - Este es un aspecto de discrepancia con la visión que plantea el equipo económico. Está claro que el país no está en una situación de crisis, pero a nuestro juicio la situación de competitividad nos prende una luz amarilla. Uruguay está caro en dólares frente al mundo y está caro frente a la región. El equipo económico sostuvo que el encarecimiento de Uruguay frente a Brasil responde a que hemos ganado mucha productividad frente al país vecino.

A nuestro juicio, esos elementos no resultan suficientemente convincentes. No podemos estar seguros de que todas las mejoras de productividad que hemos registrado en los últimos años serán sostenibles, debemos contemplar un escenario de posible baja de los precios de los commodities, a eso se agrega que tendremos presiones adicionales desde Argentina, donde el dólar va a subir, el dólar oficial, el turista, el que sea, pero el valor del dólar relevante para Uruguay va a seguir subiendo en Argentina y eso afecta negativamente al turismo. Es verdad que las exportaciones medidas en dólares suben pero allí hay un efecto fuerte de unos pocos renglones agrícolas. El núcleo de las exportaciones no agrícolas del país está estancado desde hace ya un par de años en valores muy altos en términos históricos, pero no crece. Es verdad que la mayoría de las empresas agroexportadoras tienen rentabilidad positiva, pero la rentabilidad de las empresas tiende a bajar. En suma, a nuestro juicio, tenemos una luz amarilla en la competitividad.

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EC - Para terminar, dediquemos unos minutos a la temática de la inflación. El presidente del Banco Central, Mario Bergara, señaló que la inflación es una variable que "desentona un poco"; y que está 1,5% o 2% por encima de lo que la sociedad y las autoridades quieren. ¿Cómo vieron eso?

PR - A nuestro juicio, la inflación se ha transformado en el principal desafío en el frente macroeconómico. Estamos observando que las expectativas de inflación se han ido incrementando paulatinamente. Por ejemplo, la encuesta de expectativas empresariales que realizamos en Deloitte señala con claridad que la gran mayoría de las empresas prevé una inflación mayor a 8% para el año próximo. Por ahora son pocas, menos de 10%, las empresas que prevén una inflación mayor a 10%, pero en los próximos meses veremos registros de inflación probablemente en torno de 9% o algunas décimas por encima.

En ese contexto la política monetaria se ha endurecido de manera notoria, Bergara mostró varios indicadores en ese sentido. Sin embargo, a nuestro juicio, tenemos un problema de credibilidad en el Banco Central. Los propios comentarios de Bergara que tú mencionabas parecen indicar que el gobierno se conformaría con una inflación de 7%, pero ese el techo del rango meta.

Varias veces comentamos en el programa que el anuncio de un objetivo de inflación había perdido sentido debido al incumplimiento sistemático de ese objetivo, y la razón para anunciar un objetivo de inflación es tratar de anclar las expectativas en torno de ese objetivo. Hoy el ancla de expectativas que tenemos está en la convicción de que el gobierno no dejará que la inflación pase de 10%, pero en la medida que los agentes se acostumbran a inflaciones más altas, se hace más difícil bajar la inflación, o dicho de otro modo, el esfuerzo que tiene que hacer la política monetaria para bajar la inflación es mayor.

EC - Bergara señaló también que el gasto público no es el principal responsable de la inflación, y dijo que habría que bajar el gasto en 5% del PIB para bajar la inflación dos puntos porcentuales. ¿Cómo ven eso?

PR - Nosotros hemos comentamos numerosas veces que en el largo plazo la inflación es un fenómeno monetario, para bajar la inflación lo que se precisa es una política monetaria más restrictiva, a la que el Banco Central evitó durante todos estos años.

No se trata entonces de sostener que la reducción del gasto público es la principal herramienta de combate a la inflación. Por su lado, Masoller señaló que tampoco se puede responsabilizar al gasto público de la baja del tipo de cambio real.

El tema de fondo, a nuestro juicio, es si el combate a la inflación se va a apoyar solamente en la política monetaria. Lo que nosotros hemos sostenido desde hace mucho tiempo es que se requiere una moderación de la demanda interna, si la política salarial apunta a subas fuertes de los salarios y si el gasto público sube, la demanda interna tiende a subir más, y eso determina presiones inflacionarias, obliga a una política monetaria más contractiva y termina induciendo más apreciación de la moneda nacional.

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