Desempeño de la economía uruguaya

¿Cómo es el balance del 2013? ¿Cuáles son las perspectivas y desafíos para el 2014?

Análisis del economista Javier Glejberman, de la consultora Deloitte, sobre los resultados en materia económica del 2013 y lo que se viene para el año próximo.

(emitido a las 8:37 Hs.)

EMILIANO COTELO (EC):
Estamos cerrando el año y por lo tanto es tiempo de balances y perspectivas. Por eso nos pareció que valía la pena mirar el desempeño de la economía uruguaya en 2013: ¿Cuáles han sido los puntos más fuertes? ¿Dónde están los aspectos más débiles?

El nuevo ministro de Economía, Mario Bergara, señaló que se mantendrá la línea económica seguida hasta ahora. Es un buen momento para revisar perspectivas y comentar los desafíos más relevantes que enfrentará el Gobierno el año próximo. Por eso dialogamos con el economista Javier Glejberman, de Deloitte.

ROMINA ANDRIOLI (RA):
Para empezar, ¿cómo fue el desempeño de la economía uruguaya en 2013?

JAVIER GLEJBERMAN (JG):
En términos generales, se puede decir que la economía tuvo un muy buen desempeño en 2013. No hubo grandes sorpresas y los principales indicadores de actividad económica y de ingresos de los hogares volvieron a crecer. Eso no quiere decir, sin embargo, que no haya aspectos de preocupación. El desempeño fue bueno pero hay algunas alertas a las que se les debería prestar atención.

RA - Decías que la actividad económica y los ingresos de los hogares continuaron creciendo.

JG – Sí. Todavía no tenemos los datos de cierre en materia de actividad económica, hace unas semanas recién conocimos el dato del tercer trimestre, pero con la información disponible es bastante probable que el Producto Bruto Interno cierre 2013 con un crecimiento del orden de 4%. De ese modo, la economía uruguaya completará un período de once años seguidos de expansión, con un crecimiento promedio anual de todos esos años de 5%. Tanto por su duración como por su magnitud, se trata del período de crecimiento más fuerte desde fines de la década del 40’ y principios de los 50’.

Junto con el dinamismo de la actividad económica, se observa además un mercado de trabajo muy firme. Tenemos una tasa de empleo en valores máximos en términos históricos y eso ha permitido que la desocupación se ubique en valores muy bajos. El promedio de 2013 va a mostrar una tasa de desempleo de 6,6%, similar a la que tuvimos en 2012. Entonces, la fortaleza del empleo, el aumento de la actividad económica y la suba de los salarios y las pasividades derivaron en un nuevo aumento de los ingresos de los hogares.

Por lo tanto, estamos en un contexto económico bien favorable en materia de actividad, empleo y de ingresos de la población, todo lo cual es consistente con una tendencia creciente del consumo privado. En el período enero-setiembre de 2013 el consumo acumuló un incremento de 5%.

RA - ¿Y cómo son las perspectivas para el próximo año?

JG - Pese a que la economía cerrará el 2013 con una expansión importante, a nuestro juicio hay señales claras de desaceleración de la actividad económica. En la variación prevista para 2013 hay una contribución relevante de una recuperación de la generación de energía hidroeléctrica, que es muy volátil porque depende del régimen de lluvias. Para el año próximo pensamos que la tendencia de desaceleración va a continuar. El PIB probablemente crecerá en torno de 3% pero en esa expansión va a haber un efecto importante (del orden de 1%) de la apertura de la planta de Montes del Plata. Se trata de un efecto genuino, pero que obedece a decisiones tomadas mucho tiempo atrás, el resto de la actividad económica tiende a crecer a tasas bastante menores. Esa es una señal relevante.

RA - Decías que había también algunas señales de alerta, ¿cuáles son las más importantes?

JG - A nuestro juicio en 2013 terminó de quedar claro que estamos ante un problema importante de persistencia inflacionaria. La inflación estuvo recientemente entre 8,5% y 9% anual. Pese a que la economía se ha desacelerado de forma notoria, desde tasas de crecimiento de 6% o 7% anual en 2010 y 2011, la inflación no ha dado muestras de ceder.

Esa persistencia de la inflación responde a la expansión fuerte de la demanda interna, en un contexto en el cual la política fiscal ha tenido un signo expansivo y en el cual los salarios están subiendo a un ritmo fuerte. Como decíamos la semana pasada, en numerosos sectores el aumento real de los salarios supera probablemente el ritmo de mejora de la productividad, pero además los ajustes de salarios están anclados sobre un nivel alto de inflación. En casi todos los sectores, los salarios se fijan con tres componentes: la meta de inflación (5%), más un correctivo para contemplar la diferencia entre la meta de inflación y la inflación efectiva (lo cual da entre 3,5% y 4%) y un tercer componente de aumento real (en torno de 2% o 3%). Eso nos deja con una suba del salario de más de 10% por año.

RA - ¿Qué perspectivas de inflación manejan para el año próximo?

JG - En los próximos meses seguiremos viendo una inflación del orden de 9% anual. Para la segunda mitad de 2014 esperamos algún descenso de la inflación, que podría cerrar el año en algo más de 8%. Esa proyección contempla que la política monetaria mantendrá una tónica muy restrictiva. Ahora, la contracara de esa tónica monetaria más restrictiva, que comenzó en 2012 y se acentuó en 2013, es que el país está caro frente a todos los mercados externos relevantes.

RA - ¿Cómo se evalúa la competitividad de Uruguay?

JG - La situación de competitividad de Uruguay nos marca una alerta muy significativa. Cuando consideramos los indicadores usuales de competitividad, que comparan el poder adquisitivo del dólar, vemos que Uruguay quedó muy caro. Desde hace tiempo estamos caros frente a Estados Unidos y Europa, pero esa es una tendencia general en el mundo. Sin embargo, desde la segunda mitad de 2012 para acá se fue consolidando un escenario donde también estamos caros frente a la región. Nuestra competitividad con Argentina está más de 40% por debajo de la media histórica si tomamos el dólar blue. Es cierto que Uruguay no podría procesar una devaluación suficiente para eliminar esa brecha porque eso tendría efectos macroeconómicos desestabilizadores, pero no por eso podemos ignorar la señal. En Argentina hay un escenario de fuerte escasez de dólares que empuja el valor del dólar al alza, tanto si consideramos el dólar oficial (que está subiendo más rápido) como si consideramos el dólar blue o el dólar que terminan pagando los argentinos cuando hacen turismo. Y si miramos hacia Brasil, estamos entre un 20% y un 25% por debajo de la media histórica.

RA - ¿Y cómo son las perspectivas de tipo de cambio y de competitividad para 2014?

JG - Nosotros estamos trabajando sobre la hipótesis de un dólar en torno de 24 pesos para el cierre de 2014.

RA - Es una suba bastante importante frente a los valores de hoy, que son de 21,5 pesos por dólar.

JG - Parece una suba importante (de más de 10% respecto de los valores de hoy) pero si pensamos que los precios internos subirán más de 8% y que los salarios subirán más de 10% esa suba prevista del dólar no cambia en lo sustancial el diagnóstico de que Uruguay está caro y de que va a seguir caro el próximo año.

Hay que tener en cuenta, a su vez, que Brasil crece poco y que tiene un déficit considerable en su cuenta corriente. Eso pauta que es probable que el dólar deba subir considerablemente en los próximos años. En ese contexto, la persistencia de la inflación que vemos en Uruguay puede transformarse en una restricción para una suba del tipo de cambio que acompañe la tendencia internacional, sobre todo si el dólar terminara subiendo más rápido en el mundo y en la región. Por lo tanto, para el próximo año también tenemos un riesgo importante por el lado de la competitividad de nuestro país.

RA - Para terminar,¿qué puede hacer el Gobierno ante ese riesgo?

JG - La verdad es que cerradas las negociaciones salariales y definida también la política fiscal, el equipo económico no tendrá mucho margen de acción.

Uruguay precisa un cambio en la combinación de las políticas macroeconómicas. Se necesita una moderación de la demanda interna, para que ceda la inflación y para que deje espacio a una suba del dólar más importante, que va a ser necesaria para mejorar la competitividad. Pero ese cambio, que requiere de una moderación de los salarios y del gasto público quedará como tarea para el próximo Gobierno.

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