Por encima de las expectativas

La inflación de enero fue de 2,44% y la tasa anual móvil se situó en un 9,1%. ¿A que obedece este incremento? ¿Cuales son las perspectivas?

Análisis del economista Pablo Rosselli, socio de la consultora Deloitte, sobre las causas y consecuencias de este nuevo dato de inflación.

(emitido a las 8:40 hs.)

ROMINA ANDRIOLI (RA):
La inflación de enero fue de 2,44% siendo ese el registro mensual más alto desde 2002, cuando la inflación mostró una suba fuerte como consecuencia de la devaluación.

En realidad, para este enero se esperaba un valor alto de inflación porque había ajustes de varias tarifas públicas y tendríamos también el impacto de la suba en la tarifa de energía eléctrica luego de la rebaja de diciembre realizada en el marco del plan "UTE premia". De todos modos, el dato de enero terminó superando las expectativas de los analistas que según la encuesta que realiza el Banco Central esperaban un registro de 2,1%.

Con el dato de enero, la inflación de los últimos doce meses se situó en 9,1%, un valor notoriamente elevado y no muy lejano a ese límite de 10% que todos tenemos presente.

Con estos números sobre la mesa, este era tema obligado para nuestro análisis económico hoy. Para eso estamos en diálogo con el economista Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte.

¿Cómo vieron el dato de enero?

PABLO ROSSELLI (PR):
Todos esperábamos un valor alto de inflación en enero. Hay factores estacionales que hacen que enero sea siempre un mes de bastante inflación. En general hay ajustes de tarifas; y este año se ajustaron simultáneamente muchos precios administrados (taxi, patente, agua, mutualistas, combustibles). Y teníamos la suba de la tarifa eléctrica por efecto del plan UTE premia (que supuso un ajuste al alza de 25%) a la que se agregó un ajuste de casi 8%. Las dos cosas  derivaron en un aumento de 35%. El conjunto del aumento de todas las tarifas tuvo una incidencia en el IPC de 1,64%, teniendo en cuenta que el IPC subió un 2,44%.

Con esos elementos nosotros proyectábamos un 2,2%, un valor muy alto inclusive para lo que son valores usuales en enero. La inflación fue dos décimas más, pero en realidad ese error de pronóstico lo podemos atribuir a las frutas y verduras, que subieron en torno de 5%. Son un rubro muy volátil y esa suba importante ejerció una incidencia de 2 décimas.

Por lo tanto, la conclusión que debemos sacar es que el dato de enero no trajo sorpresas. Eso no quiere decir que no debamos prestarle atención. La inflación en 2013 había cerrado en 8,5%, pero teníamos mucha certeza de que ese número aumentaría en la medición a enero como terminó ocurriendo. Y se trata de un nivel de inflación demasiado alto.

RA - De hecho el dato de enero es el mayor valor mensual en mucho tiempo. Desde 2002 no veíamos un valor tan alto.

PR - Es cierto. En realidad hace muchos años que no se veía un valor mensual de más de 2%. Vimos algún valor de casi 2% (1,8% o 1,9%) pero para ver más de 2% hay que ir a inicios de 2004 y para ver más de 2,4% tenemos que retroceder a algunos meses de 2002 (como decías tú al inicio), cuando en realidad vimos inflaciones de 3%, 4% y 5% en los meses inmediatos a la devaluación.

Si tomamos la medida anual, llegamos a una conclusión similar: casi no hemos visto valores de 9% en los últimos años, los vimos en octubre de 2012 y a fines de 2008. No hay dudas, a nuestro juicio, de que estamos con valores muy altos de inflación

RA - ¿Por qué es tan alta la inflación?

PR - Desde hace mucho comentamos que hay presiones inflacionarias persistentes. Hace unos años podíamos atribuir la inflación al fuerte crecimiento de la economía, pero hoy hay una desaceleración apreciable, la economía crece pero crece menos y seguimos con valores muy altos de inflación.

En eso inciden a nuestro juicio varios factores: La demanda interna sigue muy firme, aunque se ha moderado. Los salarios están subiendo a un ritmo muy alto en términos nominales (12% anual) y en términos reales (más de 3% anual); eso presiona sobre los costos de las empresas. Los precios de los bienes y servicios no transables internacionalmente, que se fijan en función de la oferta y la demanda doméstica, subieron 9,5% en 12 meses. El dólar tiende a subir y eso pone más presión sobre el componente transable del IPC; los precios de los productos que están más atados al tipo de cambio están subiendo ahora entre 7,5% y 8% anual cuando a mediados de 2013 subían un 6,5% anual. Y por último, los precios que administra el Gobierno estuvieron por varios años siguiendo de atrás a la inflación. En cambio, de modo más reciente el Gobierno implementó ajustes más importantes para mitigar el costo fiscal de continuar rezagando tarifas. Todo eso conduce a esta persistencia inflacionaria.

RA - ¿Cómo son las perspectivas? ¿Hay riesgo de que la inflación pase de 10%?

PR - Los valores actuales recogen el impulso de la suba de tarifas. La inflación subyacente, que excluye precios administrados, frutas y verduras, está un poquito más abajo (8,6% en nuestro cálculo). Y nuestras proyecciones apuntan a que la inflación permanecerá en los próximos meses en torno de 9%, más menos alguna décima. De todos modos, las proyecciones tienen cierto margen de error. Entonces nos parece poco probable que la inflación pase de 10% en los próximos meses, pero estamos de todos modos demasiado cerca de ese umbral.

RA - ¿Qué riesgo plantean los precios de las frutas y verduras? Te lo pregunto porque con las lluvias de estos días habrá, aparentemente, una suba importante

PR - Habrá que ver, no me animaría a ser muy categórico. En principio tendríamos que ver subas demasiado fuertes para que solamente por Frutas y Verduras terminemos con una inflación de más de 10%. En enero las frutas y verduras subieron en promedio un 5% y eso tuvo un impacto en el IPC de un poco más de 2 décimas. No parece muy probable que sólo por este factor veamos una inflación mayor a 10%. Pero dos o tres cosas imprevistas podrían acercarnos demasiado a ese umbral.

RA - ¿Y en cuánto cerrará el año la inflación?

PR - Pensamos que por unos meses veremos la inflación en torno de 9%. Ahora, con esta política monetaria restrictiva deberíamos ver alguna moderación, probablemente leve, hacia fines de año. Estamos previendo que la inflación cierre este año en torno de 8,5%, estamos todavía ajustando la proyección. Pero la verdad es que por ahora las presiones de inflación se mantienen muy firmes.

RA- Lo hemos conversado días atrás, pero los oyentes se preguntan muchas veces por qué es importante no pasar de esa referencia de 10% de inflación.

PR - No hay cifras mágicas, no podemos decir que 9,5% no es problema y que 10,5% es una tragedia. El tema es que hoy las expectativas de los agentes están ancladas en la idea de que el Banco Central no dejará que la inflación pase de 10%. Si la inflación pasa de 10%, hay un riesgo de que las expectativas se ajusten al alza y que eso termine empujando la inflación. Cuando los agentes estamos convencidos de que la inflación va a subir somos mucho más proclives a ajustar los precios de venta en las empresas, a aceptar los ajustes de precios que nos pasan nuestros proveedores.

El tema relevante es que la inflación de 9% nos está diciendo que algo anda mal, que algo no se puede sostener en el tiempo. Y lo que a nuestro juicio anda mal es que la demanda interna y los salarios están creciendo demasiado rápido, y eso conduce a otros desequilibrios.

Hemos comentado numerosas veces que estamos muy caros en dólares, Nuestras exportaciones no suben desde hace dos o tres años, si excluimos algún rubro agrícola como la soja. El déficit de nuestra cuenta corriente tiende a crecer, eso quiere decir que el país gasta más de lo que produce. No estamos ante una situación dramática pero tenemos unas cuantas luces amarillas y esos desequilibrios no desaparecen si aceptamos tener más inflación. Y a largo plazo, tener más inflación que estos niveles va a ser problemático.

Entonces, a nuestro juicio, sería un error estratégico que nos conformáramos ahora con tener una inflación mayor a 10%. El tema de fondo es que precisaremos un dólar más alto para alentar nuestras exportaciones y que se necesita una moderación de los salarios si queremos cuidar la actividad económica y el empleo y si queremos evitar una mayor inflación. Esa será tarea del próximo Gobierno, como hemos dicho otras veces.

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