Balance y perspectivas de la economía chilena tras la asunción de Michelle Bachelet
Análisis del economista Javier Glejberman, de la consultora Deloitte, sobre la evolución de la economía chilena en los últimos años.
(emitido a las 8:48 hs.)
EMILIANO COTELO (EC):
Esta semana asumió Michelle Bachelet como la nueva presidente de Chile. Por eso, nos pareció oportuno dedicar el espacio económico de hoy a repasar la evolución de la economía de Chile en los últimos años, un país que frecuentemente es señalado como un paradigma exitoso de desarrollo económico en la región. ¿Cuánto ha crecido la economía chilena en los últimos años? ¿Cuáles son sus fortalezas? ¿Cómo quedan las perspectivas para los próximos años? En los próximos minutos, el diálogo será con el economista Javier Glejberman, de la consultora Deloitte.
ROMINA ANDRIOLI (RA):
Ya no es ninguna novedad que Chile ha tenido un desempeño económico muy bueno en los últimos años y ha logrado una imagen muy favorable a nivel internacional. ¿Cómo se explica eso? ¿Cuáles han sido las claves de ese "éxito"?
JAVIER GLEJBERMAN (JG):
Sin dudas que Chile ha sido de los países más exitosos de la región cuando hablamos de desempeño económico en las últimas décadas. Ese "éxito" con el cual suele describirse al modelo económico chileno seguramente responde a varios factores. Algunos más estructurales o de fondo como la estabilidad política o la seguridad jurídica que ofrece Chile a los inversores y por otro lado también encontramos factores algo más recientes como el boom de precio de los commodities que ha favorecido a las economías de la región en general en los últimos diez años.
En este marco, Chile tuvo un ritmo de crecimiento promedio anual de 6% en la década de los 90 y de 4% en la década del 2000, cuando el promedio de crecimiento de América Latina estuvo en torno de 3% en ambas décadas. Además, si se miran los últimos treinta años, hay que retroceder hasta principios de los 80 para ver una caída grande del PBI en Chile. Eso contrasta de manera clara con lo que sucedió en Uruguay, Argentina y Brasil a fines de la década de los 90 y comienzos de los 2000.
Y además Chile ha tenido buenos resultados en otras variables macroeconómicas. Por ejemplo, en la década de los 2000 la inflación promedio fue 3,5% e incluso en 2013 estuvo por debajo de 2%. Por su parte, en los temas fiscales la gestión chilena también ha sido más ordenada. Desde el año 2000 en adelante se han visto resultados fiscales positivos o apenas negativos.
RA - Supongo que en esto ha ayudado el boom del cobre. ¿Es así?
JG - Sin dudas ha ayudado mucho (después podemos repasar algunos números), pero también hay un mérito importante en la administración de la bonanza. Un aspecto relevante, que no está libre de controversia pero que en Chile ha funcionado bastante bien, fue el establecimiento de la regla fiscal en 2001.
RA - ¿Qué es una regla fiscal?
JG - En términos bien generales, una regla fiscal es una restricción que marca algún tipo de límite en el valor que pueden alcanzar las variables fiscales. Puede ser un límite de endeudamiento público, un tope en el gasto del Gobierno o un objetivo de resultado fiscal que se debe alcanzar. Las reglas fiscales tienen como objetivo limitar la discrecionalidad con la que pueden actuar los Gobiernos en materia fiscal y en muchos casos se establece cuando la recaudación es muy sensible a los ingresos provenientes de un determinado impuesto o producto.
En el caso de Chile la regla tiene que ver con el cobre y opera sobre el "resultado fiscal estructural". Eso no es otra cosa que el resultado fiscal que se observaría (es decir ingresos menos gastos), si el precio del cobre y el nivel de PBI estuvieran en niveles "normales" desde una perspectiva histórica. De esta manera, se aíslan los efectos de movimientos muy bruscos del precio del cobre (hacia arriba o hacia abajo) sobre los ingresos públicos.
RA - Recién comentabas que este tipo de mecanismos es bastante usual en países dependientes de algún tipo de ingresos, en el caso de Chile el cobre. ¿Pero qué tan importante es el cobre para Chile?
JG - Hay varios números que podemos comentar para ilustrar la importancia del cobre. En Chile se producen actualmente alrededor de 5,3 millones de toneladas de cobre por año, lo que representa un 32% del total mundial, siendo el líder a nivel global.
Además, el otro punto relevante es que el precio del cobre en los mercados internacionales subió de forma bien marcada en los últimos años. Mientras que en 2003 se pagaban 0,80 dólares por libra de cobre, en 2011 el precio tuvo un pico de 4 dólares por libra y si bien en los últimos años bajó, en 2013 promedió unos 3,30 dólares, es decir cuatro veces más que lo que valía diez años atrás.
En este marco, entonces, las exportaciones de cobre superaron los 40.000 millones de dólares en los últimos años, lo que representa más del 50% de las exportaciones de Chile. Y a través de los impuestos y regalías, el sector minero aportó alrededor del 20% de los ingresos fiscales totales en los últimos años.
Y esos ingresos que se fueron generando gracias al cobre terminaron permitiendo que Chile se convirtiera en acreedor neto del resto del mundo ya desde 2006, algo único en América Latina.
RA - Supongo que todos esos datos que tú mencionas y el optimismo que despertó Chile se reflejan en los niveles de inversión extranjera. ¿Es así?
JG - Sí, los números de Chile en ese sentido son bien robustos y superan prácticamente a todos los países de la región. Desde fines de los 90 (si bien puede haber vaivenes) Chile presenta cifras de inversión extranjera directa del orden de 7%-8% del PBI. Y en 2012 (último dato disponible) la IED fue 28.000 millones de dólares, un 10,5% del PBI.
Esas cifras obviamente se relacionan con el crecimiento fuerte que ha mostrado la economía chilena, pero también reflejan el buen posicionamiento de Chile en los distintos rankings sobre el clima de negocios e inversiones. En el informe que elabora la Fundación Heritage sobre "Libertad Económica" Chile está en el séptimo puesto a nivel mundial. En el ranking que elabora el Banco Mundial llamado "Doing Business" Chile se ubica en el puesto número 34, siendo el primer país de América Latina.
RA - ¿Cuáles son los desafíos que tiene por delante Bachelet a nivel económico? Supongo que no todo es "color de rosas".
JG - Sí, es cierto. Al igual que otras economías emergentes, la economía chilena se está desacelerando. El Imacec (que es un índice de actividad económica mensual) muestra que la economía se desaceleró claramente a fines de 2013 (creciendo por debajo de 3% anual) y en el primer mes del año el índice tuvo un incremento de sólo 1,5%. De hecho, varios analistas dudan que la administración de Bachelet pueda sostener las tasas de crecimiento que se observaron durante la gestión de Piñera (de algo más de 5% promedio anual) y apuntan a una expansión del orden de 3,5%-4% promedio anual. Ese es un primer desafío que deberá enfrentar la nueva administración.
Otro punto es que el precio del cobre seguramente no va a ser un factor de impulso como lo fue anteriormente. De hecho, en los últimos años bajó y actualmente cotiza por debajo de 3 dólares por libra, el nivel más bajo desde mediados de 2010. Y con China, que es el principal demandante de este commodity, desacelerándose no hay perspectivas demasiado claras de recuperación.
Otro de los problemas que va a tener que enfrentar la nueva administración es la desigualdad, que sigue siendo de las más altas de América Latina. De hecho, a pesar de que la economía creció de forma importante y eso permitió un aumento del ingreso per cápita, los niveles de desigualdad no han mejorado de manera sustancial. De acuerdo a información de la CEPAL, Chile es de los países con menos avance en la última década. También es preocupante que la desigualdad no haya mejorado demasiado cuando se han observado mejoras en los resultados educativos, si bien seguramente hay mucho por hacer aún. De hecho, el costo de la educación siempre es motivo de debate y de conflicto en la sociedad chilena. Además, parece haber un espacio fiscal razonable para que el Gobierno chileno dedique más recursos a la educación, sobre todo teniendo en cuenta, como dijimos anteriormente, que Chile es acreedor neto del resto del mundo.
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