Análisis y perspectivas

El Banco Central Europeo fijó tasas de interés negativas para los depósitos de los bancos: razones e implicancias de este movimiento

Análisis de la economista Tamara Schandy, de la consultora Deloitte, sobre nuevas medidas del Banco Central Europeo.

(emitido A LAS 8:45 hs.)

EMILIANO COTELO (EC):
"Más artillería que nunca". Así se refería un artículo de El País de Madrid a las medidas que adoptó la semana pasada el Banco Central Europeo.

Concretamente, el jueves se anunció una rebaja en las tasas de interés que cobra el Banco Central para prestar a los bancos, pero también se dispuso que habrá 400.000 millones de euros destinados exclusivamente a créditos a empresas y que se dejarán de colocar títulos de corto plazo para "esterilizar" algunas operaciones, lo que en los hechos significa como 165.000 millones más de liquidez en el mercado.

Sin embargo y aunque probablemente no es la medida más potente, el anuncio que más atrajo la atención de la prensa especializada fue el de que el Banco Central estableció una tasa de interés negativa para los depósitos de los bancos. De esto conversaremos con Tamara Schandy, de la consultora Deloitte.

ROMINA ANDRIOLI (RA):
¿Qué significa que la tasa para los depósitos pasa a ser negativa? ¿Los bancos tienen que pagar dinero para dejar sus fondos en el Banco Central?

TAMARA SCHANDY (TS):
Sí. Al retirar el dinero el banco se va a llevar un poquito menos de lo que depositó. No mucho menos, porque la tasa es negativa en sólo 0,1% anual, pero es negativa al fin.

Uno podría decir que no hay mucha diferencia entre remunerar con 0,1% anual (como se hacía hasta la semana pasada) y "cobrar" 0,1% anual, y es correcto. También se ha señalado que el dinero que los bancos tienen depositado en el Banco Central ya no es mucho. En 2012, en medio de la crisis por las economías periféricas de Europa, el monto de estos depósitos llegó a ser de unos 800.000 millones de euros, pero ahora los bancos tienen en esta facilidad de depósito del Banco Central sólo unos 30.000 millones de euros: 25 veces menos ese monto máximo del 2012.

Si uno se queda con esos números, la verdad es que podríamos concluir que la medida no es muy trascendente, pero ha despertado mucha atención de los medios y entre economistas porque desde el punto de vista conceptual implica ingresar en un terreno bastante desconocido, de tasas negativas.

RA - Cuesta entender cómo puede haber una remuneración negativa para una colocación. ¿Los bancos no pueden quedarse con los billetes en lugar de depositarlos en el Banco Central y tener esa pérdida?

TS - Esa intuición de arbitraje es la que nos lleva a pensar que las tasas de interés tienen naturalmente un "piso" en 0%. Pero también puede argumentarse que quedarse con la liquidez tiene costos. Por ejemplo ¿dónde y cómo se guarda el dinero? ¿Los bancos pueden manejar esa cantidad de efectivo? ¿Hay billetes suficientes? ¿Cuánto cuesta protegerse del riesgo de robo?

Si uno piensa en esas cosas, lo cierto es que mientras que la penalización del Banco Central sea relativamente acotada puede ser "justificable" tener depósitos en el Banco Central y no quedarse con todos los billetes.

Por eso los bancos no necesariamente van a salir a retirar todos los fondos que tienen allí, pero obviamente hay un estímulo a reducirlos y eso es justamente lo que el Banco Central Europeo está buscando que suceda.

RA - ¿Por qué? ¿Cuál es el objetivo último?

TS - Que el dinero se mueva, que no se quede dentro del sistema sino que se preste. Como ustedes adelantaban, hubo otras medidas el jueves. No viene al caso explicar cada una, pero todas van todas en la misma dirección, que es tratar que la liquidez que el Banco Central pone en el mercado se vuelque al resto de la economía.

Como es sabido, Europa sigue en una situación de muy poco crecimiento. Los datos del primer trimestre son elocuentes: el PIB agregado creció sólo 0,2%.

Y a eso se suma el riesgo de deflación. La inflación viene siendo sumamente baja y se situó en 0,5% anual en mayo.

El Banco Central quiere hacer que la economía gane más dinamismo y que los precios empiecen a subir más, y eso requiere que el dinero que inyecta al mercado llegue a las familias y a las empresas.  

RA - ¿Cuáles son los riesgos de este movimiento?

TS - Se ha planteado que puede suceder que los bancos busquen recuperar margen subiendo las tasas que cobran por los préstamos. Eso tendría los efectos exactamente opuestos de los buscados, porque operaría como desaliento para que empresas y familias tomen crédito. También podrían tratar de compensar invirtiendo en activos financieros más riesgosos, que les den más rendimiento.
 
Los más críticos también han marcado que los bancos también pueden optar por colocar esa liquidez en bonos (por ejemplo de economías con muy alta calificación crediticia), que se vean como "reserva segura" y que no obliguen a los bancos a incurrir en el costo que ahora implica la tasa negativa de los depósitos en el Banco Central.

RA - ¿Cuál es el problema allí?

TS - El problema vendría por el lado de que eso puede distorsionar el valor y el rendimiento de esos bonos y también incrementa el riesgo de que el sistema bancario quede excesivamente interrelacionado con las finanzas públicas de los países de la Eurozona, lo cual es lógicamente negativo en caso de crisis o shocks de expectativas. En caso de desvalorización de los bonos o incluso de default, se magnificarían las pérdidas para los bancos.

Son todos argumentos válidos pero siendo estrictos no aplican sólo a este nuevo mundo de tasas negativas. Son riesgos que los distintos bancos centrales del mundo ya están asumiendo al fijar tasas tan cerca de cero, porque los bancos naturalmente están tratando de buscar rentabilidad en otros activos.

RA - Pasemos a la otra cara de la discusión. ¿Por qué se justifica tomar ese tipo de riesgo? Desde un país como Uruguay donde el problema que habitualmente se discute es el de la inflación alta, cuesta ver por qué la inflación muy baja es un problema. ¿Cuáles son los peligros?

TS - Cierto nivel de inflación es funcional para la dinámica económica. Una economía con deflación, o sea con caída sistemática de los precios, trae muchos problemas.

Algo bastante intuitivo es que si los precios en la economía van cayendo, los consumidores o las empresas pueden posponer decisiones de consumo o de inversión a la espera que los precios bajen un poco más. Eso obviamente afecta el crecimiento.

Por otro lado, si los precios de venta caen más rápido que los costos de producción (por ejemplo porque los salarios en general son rígidos a la baja en términos nominales), las empresas empiezan a tener problemas de rentabilidad, lo cual también desalienta la inversión y puede inducir además un aumento del desempleo.

También sucede que con precios bajando se incrementa el valor real de las deudas. La deflación perjudica entonces a los que deben dinero y puede afectar la morosidad de los bancos.

Hay muchos estudios académicos que indagan sobre estas y otras cuestiones. Obviamente los problemas dependen de la magnitud que adquiera la deflación, pero el riesgo es suficientemente serio como para que los bancos centrales traten de hacer todo lo que esté a su alcance para combatirlo.

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