Análisis y perspectivas

Argentina pierde en juicio con los holdouts y parece que se dirige a un nuevo default

Análisis del economista Pablo Rosselli, socio de la consultora Deloitte, sobre el fallo de la Suprema Corte de Justicia de EEUU y las repercusiones en Argentina.

(emitido a las 8:37 hs.)

EMILIANO COTELO (EC):
El juicio que enfrenta a Argentina con los llamados "fondos buitres" tuvo un hito clave esta semana, cuando la Suprema Corte de Justicia de EEUU desestimó un recurso interpuesto por el país vecino. Como están las cosas, Argentina deberá pagar unos 1.500 millones de dólares a los fondos de inversión que entablaron la demanda y se teme que más adelante, con esa jurisprudencia, deba pagar en total unos 15.000 millones de dólares, cuando se sumen los demás tenedores de deuda que no entraron en los canjes que se realizaron en 2005 y 2010.

El fallo dio lugar a múltiples repercusiones en Argentina pero también en nuestro país. Por ejemplo, el vicepresidente de la República, Danilo Astori, manifestó su solidaridad con Argentina. El tema también fue discutido en nuestras tertulias, entre otras cosas, se cuestiona la legitimidad del reclamo de esos fondos. Por eso, les proponemos analizar este tema con el economista Pablo Rosselli, socio de Deloitte.

ROMINA ANDRIOLI (RA):
¿Cómo están viendo este asunto en general?

PABLO ROSSELLI (PR):
Argentina llegó hoy a la situación que por lejos parecía la más probable desde hace muchísimo tiempo. Pese a los recursos que Argentina pudiera emplear para dilatar el desenlace de este juicio, la sustancia del juicio estaba muy a favor de los demandantes. El hecho de que la gran mayoría de los tenedores de la deuda argentina (un 92%) se hubiera adherido a los canjes de 2005 y de 2010 no exoneraba a Argentina de la obligación de pagarle a los que no adhirieron.

El hecho de que Argentina hubiese prometido a los inversores que sí aceptaron el canje concederles también cualquier mejora en las condiciones que se estableciera a favor de los que no entraban al canje, tampoco es un argumento de recibo en este juicio.

Y el temor de que este tipo de fallos pueda terminar afectando en el futuro la viabilidad de otras operaciones de restructuración de deudas soberanas en momentos de crisis, tampoco es un argumento de recibo.

RA - En ese primer comentario te apuraste a descartar varios de los argumentos que se esgrimen a favor de la posición argentina. ¿Por qué fuiste tan categórico?

PR - Esos argumentos pueden ser más o menos relevantes. Pero lo primero que se debe comprender es que Argentina emitió deuda con jurisdicción en Nueva York.

Cuando los países emiten deuda en jurisdicción extranjera se someten a las leyes y tribunales de esa jurisdicción, y Los países emiten deuda en jurisdicciones extranjeras cuando las suyas no resultan suficientemente creíbles para los inversores externos.

Esas eran las reglas de juego. Y la justicia de Nueva York debe aplicar la ley de ese estado, con prescindencia de otras consideraciones que no tienen amparo en esas leyes. Por eso, a juicio de muchos analistas (y a nosotros también nos parecía eso), más tarde o más temprano llegaríamos a un fallo adverso para la postura que mantenía el Gobierno argentino.

RA - El Gobierno argentino critica la legitimidad del reclamo de los fondos en el litigio, a los que califica de "fondos buitre". Esa perspectiva también se debate aquí en Uruguay y fue tema de discusión en nuestras tertulias. ¿A juicio de ustedes, cómo hay que ver esa perspectiva del tema?

PR - Esos fondos son fondos especulativos. Compraron la deuda en default, cuando valía realmente muy poco. El Gobierno argentino dice que uno de los demandantes, el fondo NML, compró los títulos de deuda que posee ahora en menos de 50 millones de dólares en el 2008, y con este fallo obtendría unos 800 millones. Si es así como dice el Gobierno, el fondo obtendría finalmente una ganancia enorme (aún luego de pagar los honorarios de los abogados, que seguramente serán también muy importantes). Pero de nuevo, son las reglas de juego, cuando por alguna razón, el valor de algún activo se desploma, hay quienes quieren venderlo para no enfrentar el riesgo de pérdidas mayores y hay quienes los compran, asumiendo esos riesgos. Y es común en los procesos de quiebra y de liquidaciones judiciales que alguien compre garantías hipotecarias para luego ejecutarlas, o compre créditos para luego tratar de cobrarlos.

La verdad es que estas operaciones ocurren dentro del marco legal, eso no quiere decir que desde un punto de vista ético nos parezca bien o nos parezca mal. Cuando estos fondos compraron la deuda argentina a precios muy bajos, lo hicieron porque tenían la capacidad financiera de esperar y de asumir el riesgo de que, con alguna chance, pudieran terminar perdiendo todo. Seguramente los que vendieron tenían menos capacidad de soportar esos riesgos. Este tipo de transacción ocurre entre partes muy desiguales y eso puede dar lugar a distintas valoraciones éticas, pero eso mismo ocurre en muchos otros contextos también. En última instancia, lo que terminan ganando estos fondos especulativos lo ganan, no a expensas del estado argentino (que se había comprometido a pagar), sino de los que le vendieron los bonos a precios muy bajos.

RA - Se dice con frecuencia que el éxito que están teniendo los fondos "buitre" podría dificultar en el futuro la realización de otras operaciones de restructura de deuda soberanas. ¿Cómo lo analizan ustedes?

PR - No hay en el derecho internacional normas que regulen las quiebras de los países, y los países suelen emitir deuda en varias jurisdicciones a la vez. Entonces, ¿cómo hacer para resolver una situación en la que un país no tiene capacidad de pago de toda su deuda? No es fácil, la solución encontrada es convocar a los deudores para que se presenten a una operación de canje de deuda. Pero los deudores pueden presentarse o pueden no presentarse. Este fallo en Estados Unidos puede, a futuro, alentar a los inversores a no presentarse a esas operaciones, especulando con ir luego a juicio.

Sin embargo, desde hace unos años los bonos soberanos de los Gobiernos se emiten con las llamadas cláusulas de acción colectiva, que prevén que un porcentaje alto de acreedores pueda conceder al deudor quitas y que éstas sean obligatorias para todos los bonistas. Los bonos que defaulteó Argentina no tenían esas cláusulas, por eso tenemos estos juicios ahora. Pero ese problema hacia el futuro tiene esta solución. Por lo tanto, este fallo en Estados Unidos no es tan problemático.

RA - El Gobierno argentino dice que si paga este juicio deberá luego pagar a todos los bonistas porque en su momento se comprometió a hacer las mismas concesiones a los que ingresaron al canje que a los que quedaron afuera. ¿Cómo es eso?

PR - Desde el punto de vista legal, esta temática es muy compleja, con lo cual debemos cuidarnos de ser demasiado asertivos. Pero la interpretación más razonable de esta situación es que Argentina no está haciendo ninguna oferta de mejora a los tenedores que no participaron del canje. Está siendo obligada a pagar en un juicio. No debería ocurrir que los inversores que ingresaron al canje puedan reclamar luego con éxito.

Lo que sí debería pasar es que luego de este juicio, el resto de los bonistas que no entraron en los canjes recorra el camino de reclamar ante los tribunales de Nueva York. Y como decían ustedes al inicio, eso obligaría a Argentina a tener que pagar 15.000 millones de dólares, que es el monto de capital más intereses adeudados hasta la fecha.

RA - ¿Y qué va a pasar en Argentina? Te lo pregunto porque estos días el Gobierno señaló que intentaría hacer una operación para cambiar la jurisdicción de los títulos de deuda que están vigentes, para pagar los intereses que vencen a fin de mes en Argentina y así evitar el embargo que puso el juez Griesa en Nueva York. Por otro lado, se decía que el Gobierno enviaría una misión a Nueva York para negociar alguna solución de pago pero el Jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, desmintió esa versión.

PR - Como están las cosas, Argentina no puede pagar los intereses de la deuda que entró en el canje y que está al día si no cumple la sentencia o si al menos no llega a una fórmula acordada de pago.

Ahora, francamente es muy difícil de entender que el Gobierno esté pensando en una operación de cambio de jurisdicción para evitar cumplir el fallo. En primer lugar, entraría en default con la deuda al día porque la sola propuesta de esa operación es considerada un incumplimiento. En segundo lugar, dañaría enormemente la reputación del país y prolongaría indefinidamente una situación de conflicto con la justicia de Estados Unidos, lo cual le causará sucesivos problemas a Argentina. En tercer lugar, es muy poco probable que la operación tenga éxito, no es claro que los inversores estén dispuestos a cambiar de jurisdicción y someterse a la justicia argentina. Además, hay inversores que no pueden hacerlo por restricciones estatutarias. Pero encima de eso, para hacer un canje de ese tipo se requiere de la colaboración de las entidades que registran la tenencia de los bonos en Nueva York, y esas entidades no podrían colaborar en la operación sin correr el riesgo de que se les acuse de colaborar en el incumplimiento de un fallo judicial.

RA - Y, entonces, ¿qué queda?

PR - A nuestro juicio está más que claro que Argentina debería cumplir el fallo. En esta primera instancia debería pagar unos 1.500 millones de dólares. Y al parecer, los demandantes estarían dispuestos a tomar títulos de deuda pública argentina con un valor de mercado de 1.500 millones de dólares. Entonces, ni siquiera es acertado decir que ese pago impactaría inevitablemente en las bajas reservas que tiene Argentina. Es cierto, que detrás vendrán más pagos hasta 15.000 millones, pero Argentina estaba procurando reabrir el acceso al crédito internacional a partir del acuerdo con Repsol, con el Club de París y con el lanzamiento de un nuevo IPC que contaba con cierta satisfacción del FMI.

Pensemos que la economía argentina es diez veces la nuestra, 15.000 millones de dólares para Argentina equivalen a unos 1.500 millones en Uruguay. Nuestro país emitió días atrás deuda con vencimiento en 2050 por 2.000 millones.

RA - ¿Por qué haces esa referencia?

PR - Porque es cierto que Argentina hoy tiene dificultades enormes con sus reservas y que estos fallos complican su panorama. Pero las dificultades no surgen por el fallo sino que son el resultado de malas políticas económicas aplicadas durante años.

Argentina necesita ajustar su macroeconomía y para eso necesita de financiamiento externo, de créditos del Fondo Monetario Internacional y de otros organismos multilaterales. Si Argentina desafía este fallo, quedará más aislada del mundo y muy probablemente tendrá más dificultades con sus reservas porque no tendrá acceso al crédito de esos organismos. Y eso supondrá más recesión, más devaluación y más inflación.

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