Plaza Financiera

Scotiabank Uruguay "será un banco lo suficientemente grande como para atacar a todos los segmentos de mercado"

Scotiabank Uruguay "será un banco lo suficientemente grande como para atacar a todos los segmentos de mercado"

El Nuevo Banco Comercial deja de lucir ese nombre y pasa a denominarse Scotiabank a partir de este lunes. El grupo canadiense había comprado la institución a fines de 2010. En esta oportunidad, En Perspectiva dialogó con Diego Masola, representante de Scotiabank en Uruguay. El directivo sostuvo que la institución estará abocada a medir la capacidad de generar rentabilidad a largo plazo y mantener los ratios de solidez. Asimismo aclaró que el banco "está en una posición extraordinaria para poder aprovechar la Ley de Inclusión Financiera".

(emitido a las 7.48 hs.)

EMILIANO COTELO:
A partir de hoy, si ustedes circulan por la City financiera en el corazón de la Ciudad Vieja, podrán notar que ya no están más los carteles del Nuevo Banco Comercial, la institución que se creó después de la crisis financiera del año 2002 y que heredó la marca del segundo banco más antiguo de la plaza uruguaya, después del desaparecido Banco Mauá.

En su lugar verán "Scotiabank", el nombre del grupo canadiense que adquirió el Banco Comercial a fines de 2010 y que pasó a gestionarlo a mediados de 2011.
 
Vamos a profundizar en esta nueva etapa, para eso estamos en diálogo con Diego Masola, representante de Scotiabank en Uruguay.

ROMINA ANDRIOLI:
¿Cuáles son los principales cambios que implica el hecho de que una institución como el Nuevo Banco Comercial deje de llamarse así y pase a ser Scotiabank?

DIEGO MASOLA:
Es un proceso. Esto arrancó a mediados de 2011 cuando el grupo entró a Uruguay. En ese momento el grupo identifica a Uruguay como un país estable, con altos índices de crecimiento, con una clase media que se va ensanchando; con una estabilidad jurídica considerable y una madurez política superior a la de varios de los países de Latinoamérica. Desde allí empieza a construir una idea de tener un servicio financiero completo en Uruguay.

Allí es que adquirimos las compañías Pronto y el Nuevo Banco Comercial, y arrancamos con una serie de cambios y de procedimientos, de sistemas, reforma de sucursales, una serie de mejoras. También tuvieron mucho que ver el entrenamiento a la gente y nuevos productos y servicios que estamos lanzando -y que vamos a anunciar mañana a la noche en una fiesta con clientes-. En fin, un montón de cosas que hubo que hacer en estos tres años de duro trabajo que estarán dando sus frutos mañana, pero que hoy se pueden ver en la calle.

RA – ¿Qué características tiene Scotiabank como grupo a nivel mundial, y que puedan ver aquí los uruguayos?

DM – El grupo arrancó hace 182 años exactamente en Halifax, una ciudad costera pequeña, al noreste de Canadá, bastante lejos de Toronto. La principal cualidad que tiene el grupo es que es el banco más internacional de Canadá. Es un grupo que en valor de mercado ronda los 80.000 millones de dólares, pero que arrancó muy pequeño con un grupo de comerciantes que se juntó por necesidad propia para empezar a financiar viajes de madera y pescado desde Halifax hacia el Caribe. La primera sucursal que abrió el grupo en ese momento, 180 años atrás, fue en Kingston, Jamaica, lo que lo hace un banco único. Antes de abrir en Toronto, en Ottawa, Quebec o Montreal, que estaban más cerca, define su identidad como un banco internacional abriendo su primera sucursal lejísimo. Así es como arrancó: financiando viajes de pescado y madera desde Canadá y a la vuelta trayendo los barcos llenos de caña de azúcar y ron.

RA – ¿Qué características pueden tomarse del grupo a nivel internacional que se puedan ver reflejadas en la gestión en el ex Nuevo Banco Comercial?

DM – Primero, la internacionalidad. Aprovechar estar en 55 países es muy importante para lo que es banca-empresas, por todo lo que implica el comercio exterior. La solidez desde el punto de vista de la calificación de riesgo que tiene con todas las calificadoras como Standard & Poor's, Moody´s y Fitch, es de las más altas. También la solidez y la seguridad del mercado bancario canadiense, que está distinguido como el sistema bancario más sólido del mundo en este momento. Algo muy importante, que hay que destacar, es que la crisis del 2008 prácticamente no nos afectó, yo diría que nos ayudó, a todos los bancos canadienses, porque no tuvimos ningún problema con las hipotecas subprime.

El Gobierno canadiense es socialista, de toda la vida, y hace honor al buen manejo de las finanzas públicas por lo que tiene un sistema de control de bancos, se le llama OSFI (Office of the Superintendent of Financial Institutions). Así como nosotros tenemos la Superintendencia de bancos, en Canadá nos controla OSFI, uno de los organismos líderes del mundo en supervisión de bancos.

RA – En esta nueva etapa, usted ya adelantaba que van a presentar algunas líneas de crédito nuevas, ¿pero a qué segmento de mercado y líneas de crédito se van a abocar?

DM – Aquí en Uruguay tenemos un banco lo suficientemente grande como para atacar a todos los segmentos de mercado. En cada uno de esos segmentos tenemos novedades. No quiero arruinar la sorpresa, pero lo que sí te puedo decir es que hay nuevos productos, tanto en el área de sucursales como en los de banca corporativa y servicios a empresas, más que nada. Hay nuevos canales que estamos abriendo para atender a nuestros clientes, hay mejoras en el servicio de atención telefónico y de sucursales. Todo esto es producto de un arduo trabajo que toda nuestra gente estuvo haciendo en los últimos meses y que hoy nos enorgullece mostrar, que termina con este cambio de marca y con la reforma de sucursales.

No sé si lo habrán notado pero nuestra casa central ya está vestida de rojo, prácticamente la tiramos abajo y la hicimos de nuevo. Lo mismo con otras sucursales: World Trade Center, Nuevo Centro, Unión. De acá a diciembre va a haber nueve sucursales completamente remodeladas y, si Dios quiere, seguimos para el año que viene continuar con el plan.

RA – Hay oyentes que se preguntan qué pasará con quienes tienen tarjeta del Nuevo Banco Comercial. "¿Cambiarán los plásticos?", preguntan.

DM – En el servicio a los clientes no cambia en absoluto, se van a poder seguir utilizando todos los servicios, como tarjetas de débito y crédito, exactamente igual, con la marca del Nuevo Banco Comercial hasta que se venza la tarjeta. La tarjeta tiene una fecha al frente que es la de vencimiento, un mes antes de que se cumpla llega el nuevo plástico. Cuando se renueve se va a recibir el plástico nuevo que va a decir Scotiabank. Si alguien lo quiere tener antes, se puede acercar a una sucursal para cambiarlo.

Nos hemos esforzado mucho en hacer plásticos más modernos y lindos, les van a encantar.

RA – Hay muchos bancos que en los últimos años han vendido su lugar en la plaza, ¿por qué a Scotiabank le interesó el negocio en Uruguay?

DM – Como te decía al principio, nuestro banco tiene 182 años, el viejo Banco Comercial tenía alrededor de 150. Los orígenes son los mismos y la visión que tiene el grupo canadiense Scotiabank es de largo plazo, no se fija tanto en los ciclos económicos que van y vienen. Por sobre todas las cosas, el no afectarnos la crisis de 2008 nos permite mirar los acontecimientos que están pasando en Latinoamérica.

RA – Pero en materia de rentabilidad, ¿la plaza financiera uruguaya es atractiva para un negocio bancario hoy en día?

DM – Obviamente siempre quisiéramos un poco más. Pero como nosotros miramos las cosas a largo plazo, aunque haya dos o tres años que no son los ideales para alguno de los ratios financieros, siempre hay que mirar a diez o veinte años. Este año nuestro banco va a tener un nivel de rentabilidad razonable que nos permite seguir operando y seguir siendo de los bancos más sólidos de plaza.

Creo que la forma de verlo es a largo plazo, tomando decisiones una sola vez y de manera correcta, pensando en que nos vamos a quedar 100, 200 años en Uruguay y tenemos que acompañar los ciclos. Hoy por ejemplo la soja está bajando, por ejemplo, y no por eso la gente va a dejar de plantar soja. Hay ciertos movimientos espasmódicos en ciertos bancos globales que de repente abren sucursales en muchos países, de repente cierran otro montón, nuestro banco es un poco más conservador y tratamos de mantenernos en ese nivel, pensando en el largo plazo.

RA – Hoy en día a nivel local, por lo menos en el negocio bancario, está incidiendo mucho la escala. El ex Nuevo Banco Comercial, ahora Scotiabank, está cuarto entre los privado en la cuota de mercado. ¿Ustedes buscarán ampliar su participación? ¿Buscarán revertir esto?

DM – No, estamos muy cómodos donde estamos, somos banco líder en tarjeta de crédito, en negocios rurales y de pequeña y mediana empresa y en leasing. Generalmente esos son los mismos rubros en los que el grupo se destaca en otros países, ese es otro de los paralelos que tenemos entre el Nuevo Banco Comercial y el Scotiabank. No medimos tanto el market share, sino la capacidad de generar rentabilidad a largo plazo y de mantener los ratios de solidez que nos pide el regulador.

RA – ¿Pero les puede interesar o están negociando la posibilidad de adquirir alguno de los bancos en plaza que ha mostrado su voluntad de vender? Estoy pensando por ejemplo en el Discount Bank, en el HSBC.

DM – Siempre estamos mirando oportunidades, en este momento particularmente no, pero lo hemos hecho durante los últimos tres años que hemos estado acá, hemos visto a varios bancos y financieras. El grupo siempre está activo en eso, de hecho en los últimos 15 años se compraron 22 bancos en Latinoamérica y Asia. Siempre estamos con la oreja atenta a una oportunidad.

RA – ¿Y adquirir activos de otra institución aquí en Uruguay podría ser una estrategia de crecimiento?

DM – Siempre que haya una oportunidad vamos a estar ahí, analizándola, después es muy difícil que se alineen los astros. Cuando uno está en un país es más fácil adquirir otra institución, porque ya existen el conocimiento de mercado y el equipo básico que va ayudar. Pero es muy complicado comprar un banco, hay que alinear muchísimas partes que tienen intereses encontrados, no es algo fácil ni rápido de hacer. Hay veces que uno arranca analizando una institución y la tiene que analizar tres o cuatro veces durante dos o tres años para después terminar cerrando.

La respuesta es sí, cada vez que haya una oportunidad que valga la pena analizar vamos a estar analizándola.

RA – Por último, ¿cómo ven las nuevas oportunidades de negocio que se les plantean ahora, por ejemplo con la Ley de Inclusión Financiera?

DM – Justamente, mañana vamos a hacer un par de anuncios al respecto. Creo que es una oportunidad de negocios que trae nuevos clientes al mercado. Obviamente que cambia ciertas reglas de juego que estuvieron instauradas durante muchos años, como las comisiones libres hasta cierto nivel de movimientos con las cuentas de sueldos y demás, pero creo que el Gobierno de a poco va reglamentando y aclarando las cosas. El tema del descuento del IVA es fundamental, tratar de blanquear esa economía informal que está todavía dando vueltas por ahí y que todavía es muy importante, y el hecho de que los bancos podamos agrandar la torta no es algo para despreciar.

Creo que el desafío que propuso el Gobierno es tratar de hacerlo de la forma más eficiente posible y tomarlo como una oportunidad. Para poder hacerlo hay que tener un equipo de gente y de sistemas importantísimo, porque todo esto trae una serie de movimientos y de multiplicación de transacciones electrónicas, a las que no estábamos acostumbrados, pero creo que el Scotiabank Uruguay hoy está en una posición extraordinaria para poder aprovechar la Ley de Inclusión Financiera.

No lo veo como algo negativo en absoluto. Pensando en el largo plazo es buenísimo, porque va a haber mucha más gente bancarizada y eso va a afectar el nivel de transacciones en efectivo que había antes de la aplicación de la ley y el que debería haber en los próximos tres o cuatro años.

Esto no va a cambiar de la noche a la mañana, va a ir de a poquito metiéndose en la cultura de la gente, lo hemos visto en otros países, a mí me ha tocado trabajar en República Dominicana, Argentina, Puerto Rico, donde ya ha pasado esto en los últimos diez años, y lleva un tiempo, pero al final es algo positivo.

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