En agosto de este año Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, integrantes del Grupo BRICS, crearon el Nuevo Banco de Desarrollo, conocido como "el Banco BRICS", como forma de encontrar una alternativa a organismo como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial.

Se planteó como un fondo común para financiar, además, inversiones recíprocas, que se preocuparan por el desarrollo y no sólo por el crecimiento económico.

El banco tiene un capital autorizado de 100.000 millones de dólares y un capital suscrito de 50.000 millones, aportado por estos cinco países en forma proporcional al tamaño de sus economías.

Ahora en el bloque se está planteando dar un nuevo paso: la creación de una moneda y un sistema financiero único, "que ayude a un desarrollo justo de sus integrantes y les permita liberarse de la hegemonía del dólar".  Esto lo considera Oleg Sienko, uno de los principales empresarios rusos, muy cercano al presidente Vladimir Putin.

En una entrevista con la revista BRICS Business Magazine, Sienko dijo que la moneda única va a permitir salir de la dependencia de los centros financieros occidentales y de la moneda estadounidense. El empresario planteó además que esta eventual moneda común podría ser utilizada para las transacciones con América Latina, el Sudeste Asiático y con África, regiones que según estimó, "están cansadas de la hegemonía del dólar y el euro".

Sienko subrayó que la solidez de esta moneda estará garantizada por los "grandes activos, las materias primas y los recursos naturales" con los que cuentan los países del BRICS, que se convertirá así en una "alianza independiente que será un contrapeso a EEUU", y que provocará que el mundo "se divida en dos: un bloque progresista, donde estarán los países BRICS y sus aliados, y el bloque pesimista, conformado por Washington, Europa y otros países afines".