La soja y el complejo oleaginoso: ¿cuál es su impacto en la economía uruguaya?
Análisis de la economista Florencia Carriquiry, de la consultora Deloitte, sobre el informe "El Complejo Oleaginoso en Uruguay".
(emitido a las 07.50 hs.)
EMILIANO COTELO (EC):
A partir de los muy buenos precios que se dieron durante años en los mercados internacionales de materias primas, en nuestro país ocurrió que los granos, y en especial la soja, fueron asumiendo una participación cada vez mayor en las exportaciones nacionales. Pero en general se piensa que esta es una actividad que no genera demasiado empleo o valor agregado para el país. Por eso vale la pena analizar a fondo qué incidencia real tiene este sector en la economía uruguaya.
La semana pasada se presentó "El Complejo Oleaginoso en Uruguay", un informe elaborado por la consultora Deloitte que tuvo mucho eco en los medios de comunicación.
¿Qué novedades trae este trabajo? ¿Cuáles son sus principales conclusiones?
Vamos a conversarlo con la economista Florencia Carriquiry, de la consultora Deloitte.
Este estudio de Deloitte fue realizado como parte de una consultoría más amplia para el Conglomerado Oleaginoso. ¿En qué consistió, exactamente?
FLORENCIA CARRIQUIRY (FC):
Para explicar brevemente el marco del estudio, que fue presentado el miércoles pasado en la Cámara Mercantil, se trató del informe final de una consultoría contratada por el Grupo Gestor del Conglomerado Oleaginoso, que tenía como objetivo actualizar algunas cifras clave del sector y definir un conjunto de indicadores para monitorear en forma recurrente, teniendo como motivación final la creación de un Observatorio del sector oleaginoso en Uruguay.
Ese informe sintetiza los resultados del trabajo que realizamos en Deloitte y busca aportar una descripción comprehensiva del conglomerado (considerando todos los jugadores involucrados en las distintas fases o etapas de la cadena).
EC - ¿Qué entienden ustedes por conglomerado oleaginoso?
FC – Los conglomerados son conjuntos de empresas públicas y privadas, relacionadas entre sí en algún sector productivo. En 2012 la Oficina de Planeamiento y Presupuesto creó el Programa de Competitividad de Conglomerados de Cadenas Productivas (PACC), con lo cual se intenta mejorar la coordinación de estas instituciones para promover la competitividad. Se definieron entre siete y ocho sectores claves, y los oleaginosos son uno de ellos.
EC - ¿Qué piezas tiene este conglomerado?
FC – El conglomerado oleaginoso, es un espacio que nuclea a empresas e instituciones relacionadas a la producción de oleaginosas. Incluye a las empresas de las distintas fases de la cadena productiva (representadas a través de la Mesa Tecnológica de Oleaginosas, que está conformada por varias empresas y gremiales de productores, de distintas ramas proveedoras y de prestadores de servicios al agro) y a instituciones relacionadas al sector, como OPYPA (MGAP), la Universidad de la República, el LATU y el INIA.
EC - La presentación del trabajo tuvo bastante repercusión en la prensa escrita, en la medida en que se trata de uno de los principales sectores de la economía uruguaya. Sin ir más lejos, como ustedes mismo destacan en el informe, la soja fue el principal rubro exportado en 2013, ¿verdad?
FC - Efectivamente. La producción oleaginosa (esencialmente sojera) es sin dudas la principal actividad agrícola en el país y ha tenido además un dinamismo muy destacado en la última década. El área sembrada con soja pasó de menos de 15.000 hectáreas en el año 2001 a aproximadamente 1,5 millones de hectáreas este año, eso es casi 70% del área agrícola total (incluyendo cultivos de verano y de invierno).
Y esa expansión acelerada del área sojera determinó que la producción oleaginosa superara los 3 millones de toneladas en los últimos años y se transformara en pocos años en el principal rubro exportado por del país (superando incluso a la carne), con ventas al exterior por más de 1.800 millones de dólares en 2013. Este año, la cosecha fue algo menor y estaríamos cerrando con exportaciones de soja en torno a los 1.700 millones de dólares.
EC - Una de las cosas que llama la atención de esas cifras es que estamos hablando de un cultivo que prácticamente no existía en el país quince años atrás.
FC - Es cierto. El dinamismo de este sector fue realmente muy fuerte en esta última década, y sobresale incluso en un período que fue de bonanza para la gran mayoría de las actividades agropecuarias. Y ese crecimiento excepcional tuvo un rol clave en el proceso de transformación que sufrió el sector agropecuario en estos años y ha operado como impulso en el desarrollo de varias actividades vinculadas, como los servicios agrícolas o el transporte de granos, que de la mano del boom sojero también han mostrado un dinamismo muy fuerte en estos años.
En el estudio estimamos que en la zafra 2013/2014, el sector demandó insumos y servicios por unos 1.000 millones de dólares, incluyendo allí insumos y servicios para la producción y servicios posteriores a la cosecha, como el transporte, el acondicionamiento, almacenaje y la comercialización del grano. Eso supone impactos importantes en muchas empresas vinculadas al agro.
EC - Justamente, yendo a los impactos que este sector tiene en la economía, uno de los aspectos más destacados en la prensa escrita al otro día fue la contribución que realiza este sector en términos de valor agregado. ¿Podes comentar un poco esas estimaciones?
FC - Este es un tema bien interesante, porque como señalamos en la presentación del trabajo, uno de los "mitos" o "ideas" más instalados en relación a la producción agrícola es que es una actividad de bajo valor agregado para el país, y eso no es así. La producción agrícola, aun cuando no tenga una industrialización posterior, contribuye al valor agregado en el país (es decir, al PBI) de forma relevante, tanto por las actividades en chacra como por lo que son sus impactos hacia atrás (en proveedores de insumos y servicios) y hacia adelante, en el transporte, acondicionamiento, almacenaje y comercialización, como mencionaba antes.
Según las estimaciones que realizamos en el marco de este trabajo, de cada 100 dólares que se exportan de soja, 74 son valor agregado en el país. Si consideramos que este año vamos a estar exportando unos 1.700 millones de dólares de soja, estamos hablando de unos 1.200 millones de dólares de valor agregado asociado a la producción sojera. Es un impacto nada menor, equivalente aproximadamente a 2% del PBI.
Y en esto no estamos contemplando el valor agregado en la industria aceitera y la producción de biodiesel (a lo que se destina una parte, aunque muy menor, de la cosecha) y tampoco estamos incluyendo lo que en los análisis de impacto económico se llaman los impactos inducidos, es decir, los impactos derivados del consumo que se genera a partir de los ingresos asociados a la actividad.
EC - La otra dimensión que acaparó titulares fue la contribución en materia de empleos. De acuerdo a sus estimaciones, el conglomerado oleaginoso soporta unos 15.000 empleos ¿Cómo se compone esta cifra total?
FC - Esa cifra, de unos 15.000 empleos en total, incluye los empleos en la producción agrícola y en servicios a la agricultura (en estos dos casos nos basamos en cifras de la Encuesta Continua de Hogares del INE) y luego incluimos también una estimación de los empleos asociados al transporte de la producción oleaginosa.
En ese sentido, una precisión, que quizás puede sonar un tecnicismo, pero que entendemos es importante aclarar, es que esa cifra, de casi 15.000 empleos, está expresada en términos de empleos full-time anuales. Es decir, las personas que participan en la actividad en el transcurso del año son muchas más, pero no trabajan durante todo el año en la producción oleaginosa. Como toda actividad agropecuaria, tiene un fuerte componente zafral y contemplando esto las cifras de empleo están expresadas, como decía, en términos equivalente full-time.
EC - Recién hablábamos del dinamismo excepcional que tuvo la producción de oleaginosos en los últimos años. En estos meses, con las caídas de precios que estamos viendo, se está configurando un escenario bastante más complicado para la producción agrícola. ¿Cómo están viendo las perspectivas para este sector en los próximos años?
FC - Es notorio sí que el escenario externo se ha tornado notoriamente más negativo, en particular para este sector, con la soja y el trigo acumulando bajas de más de 30% en cuestión de pocos meses. En este escenario los márgenes agrícolas de la zafra 2014/2015 van a ser seguramente muy malos, porque la corrección de los precios ya se dio y los costos tienen bastante más inercia.
Ahora, a nuestro juicio esta zafra probablemente sea muy mala en términos económicos pero mirando hacia adelante la ecuación del negocio agrícola va a tender a mejorar, aunque sin recuperar probablemente los márgenes extraordinarios de zafras pasadas. Hoy hay algún grado de expectativa en relación a que podemos terminar viendo cierto repunte de los valores de los granos en los próximos meses (de hecho hemos visto alguna recuperación en las últimas semanas), pero aun si los valores se mantienen en torno a los niveles actuales, los costos eventualmente también se ajustarán. Típicamente los fertilizantes tienden a correlacionar muy estrechamente con los precios de los granos y del petróleo, la renta de la tierra también deberá ajustarse a la nueva realidad del negocio y los costos internos, en términos más generales, irán corrigiéndose en la medida en que suba del dólar. Con lo cual, estamos en un escenario complicado para el sector, pero en una perspectiva de mediano y largo plazo, a nuestro juicio Uruguay va a seguir siendo competitivo en la producción de alimentos.
***