Entrevistas

China copa el mercado textil

En 10 años, una de cada dos prendas que se vendan en el mundo, tendrá origen chino. Se trata sin dudas de un desafío para el resto de las economías emergentes y para el mundo desarrollado. Según el experto en comercio internacional Julio Franco una de las principales medidas para países como Uruguay sería "transitar por otros parámetros de competitividad que no son estrictamente el precio" y "tener producciones flexibles". En tal sentido, la apuesta a la moda y al diseño es fundamental, agregó.

(Emitido a las 9.10)

EMILIANO COTELO:
"¿Cuántas prendas de vestir ‘Made in China’ tiene usted en su guardarropas? Seguramente si revisa con cuidado se sorprenderá al encontrar muchas más de las que usted pensaba que tenía.

Aun si usted tiene el poder adquisitivo para vestirse con marcas renombradas, descubrirá que esa prenda que tanto dinero le costó, fue elaborada en su totalidad o al menos en parte, por las manos de trabajadores chinos, a kilómetros de distancia de donde usted vive y bajo condiciones laborables paupérrimas.

No podrá entonces dejar de cuestionarse cuál fue el costo de esa prenda que tanto le gusta y cuánto realmente usted pagó por ella.

Si ha quedado sorprendido después de darle una mirada a su placard, déjeme decirle que a partir del 1 de enero de 2005 y durante la próxima década, cada vez que lo revise, el número de prendas ‘Made in China’ será como mínimo dos veces mayor a la cifra que hoy tanto lo ha impactado.

Y es que el Banco Mundial (BM) estima que la etiqueta ‘Made in China’ aparecerá en la mitad de las prendas que se vendan en los mercados mundiales hacia fines de 2010. O, lo que es lo mismo, la mitad de la producción mundial de prendas de vestir provendrá de China. Una cifra de dimensiones impresionantes si se piensa que el planeta cuenta con más de 6.000 millones de habitantes para vestir. Un negocio que actualmente alcanza los 350.000 millones de dólares anuales".

Lo que acabo de leerles es el comienzo de un informe titulado "Made in China", que se publicó este fin de semana en el diario argentino La Nación, escrito por Mariana Martínez, columnista de BBC Mundo.

A propósito de este artículo vamos a dialogar con el contador Julio Franco, especialista en esta área y asesor de la Cámara Mercantil de Productos del País.

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Contador Franco, usted se ha estado ocupando en los últimos meses de este asunto, ha escrito artículos sobre este tema, por eso lo hemos llamado. Antes que nada quería chequear con usted esto: no se trata de un tema nuevo en la agenda internacional, pero en nuestro país no le hemos dado la relevancia que aparentemente tiene.

JULIO FRANCO:
Quizás a nivel de difusión pública de la noticia no, pero sí se le ha dado importancia desde el punto de vista de la política externa del país y de la preocupación de los sectores empresariales y creo que incluso de los sindicales. Uruguay es miembro fundador de una institución que funciona en Ginebra como ayuda a los países exportadores de textiles en desarrollo desde 1980, que se propuso como bandera de lucha la eliminación de las cuotas textiles. Esto ha cambiado a lo largo de más de 20 años, pero nosotros estuvimos siempre en los lugares clave donde se manejaba la política internacional de textiles.

EC - Esta perspectiva actual y la que se viene a partir de 2005, ¿cómo nos afectan? ¿Nos afecta poco y afecta más a Brasil y Argentina, por ejemplo?

JF - Primero, las predicciones que se mencionan en el artículo tienen la imprecisión propia de cualquier cálculo matemático anticipado. Segundo, por supuesto que en determinada medida pueden afectar a Uruguay, pero el fenómeno que se plantea ahí como el monstruo chino que agazapado espera a partir del 1 de enero... No, China es el mayor productor y exportador de textiles en el mundo, no a partir de 2005 ni 2004, lo es desde hace diez años. No es una novedad que China está en este mundo con políticas agresivas y gran presencia en los mercados. No es ninguna novedad.

EC - De todos modos parece claro que va a tener condiciones como para aumentar de manera muy seria esa penetración en el mercado.

JF - Sí. No me gustaría abundar en temas técnicos, pero ese cálculo de más del 50 por ciento al que llegaría China, hecho en un trabajo que encargó la OMC a un técnico en la materia, se basa en un modelo econométrico que tiene sus limitaciones. El propio artículo, si se lo lee bien, si se lo lee todo y se trata de entender un poco más allá de lo que dice, también fija ciertas limitaciones: que no todos los países van a estar "perjudicados" en la misma proporcionalidad, dependiendo de cómo es su esquema.

Desde el punto de vista productivo, no ya como consumidor, Uruguay es básicamente un productor lanero, pero la lana en el mundo de los textiles es sólo el 2 por ciento de las fibras; el 41 por ciento es el algodón y más del 50 por ciento –al año 2003 el 57 por ciento– de las fibras consumidas en el mundo son sintéticas. Uruguay básicamente produce lana, entonces desde el punto de vista productivo diría que lo de China –que además es nuestro principal comprador de lanas– no sería estrictamente un problema.

EC - ¿Y desde el punto de vista de la industria de la vestimenta?

JF - Desde el punto de vista de la industria de la vestimenta cambia. Pero hace poco la Cámara Industrial de la Vestimenta puso a conocimiento público un programa de trabajo que implica que [las empresas] se han aggiornado y que nuestra industria está en el camino correcto. Porque el propio trabajo de la OMC dice –yo lo escribí en mis artículos– que los países más pequeños están –sobre todo si se especializan en otras fibras que no sean las tradicionales– más aislados del fenómeno chino. Hoy el mundo de las confecciones, que se maneja básicamente por dictámenes de moda, el manejo de marcas y una cada vez más incisiva práctica de entrega cada vez más corta, se maneja por otros parámetros que no son estrictamente el costo.

EC - De todos modos en nuestro país hay empresas de la industria de la vestimenta que ya se han volcado a producir en China.

JF - Sí, es que el mundo está cada vez más intercomunicado; y no sólo en materia textil, en otras producciones también.

EC - Usted, sin embargo, enfatiza que hay nichos de mercado para una industria textil 100 por ciento uruguaya.

JF - Sin duda, la industria de las lanas va a seguir teniendo sus nichos de mercado.

EC - ¿Y en la vestimenta cuáles son esos nichos?

JF - La confiabilidad que tiene la presencia permanente en determinados mercados o ante determinados compradores, que saben que pueden confiar que si en 15 días necesitan un producto en sus vidrieras Uruguay puede entregarlo; no saben si China lo puede entregar. Eso en la política de distribución especialmente en Estados Unidos, que se guía por otros parámetros. Tenemos factores tales como la flexibilidad, que es un mecanismo de producción, una habilidad de producción que Uruguay está dominando en las empresas que hoy están en el mercado internacional de vestimenta; puede ser un factor diferencial, no sólo el costo. El costo solo no importa.

EC - Yendo más en general al análisis del fenómeno, de la lectura del artículo que recién manejábamos surge algo así como que los países en desarrollo van a empezar a sufrir los efectos de una medida que en su momento reclamaron y promovieron: la eliminación de las cuotas textiles.

JF - Es cierto.

EC - ¿Usted comparte esa visión?

JF - Es un hecho que todos los países en desarrollo exportadores promovieron la eliminación de las cuotas textiles, pero hay algunos que durante el período de transición, que lleva diez años y termina ahora –porque tampoco se va a incorporar de golpe la eliminación total de cuotas, es un proceso que se fue dando a lo largo de los diez últimos años– cambiaron de opinión e incluso empezaron a utilizar esta herramienta que se usó tradicionalmente durante 40 años o más en contra de los países exportadores en desarrollo y Japón –que también fue cuotificado–, pero que antes sólo los pinchaba a ellos, y empezaron a pinchar a otros. Es el caso de Colombia, Argentina y Brasil, que pusieron cuotas a otros países en desarrollo.

En Uruguay el tema se discutió y no hay posiciones unánimes, a nivel del gobierno se ha mantenido la tesis de que Uruguay va a seguir bregando por su política tradicional de eliminación de cuotas y no va a apoyar un tratamiento distinto que se planteó a nivel de la OMC y en diversos foros. Hasta hace poco hubo reuniones de países en desarrollo para tratar de que el sistema continuara, pero como en la OMC se necesita unanimidad, si sólo uno está en contra de la medida, la medida no sale, se vota por consenso negativo. Es probable que definitivamente no haya más cuotas. Pero hay que saber que hay otros mecanismos de protección.

EC - Para redondear esto, lo cierto es que los efectos que termina produciendo hoy esta medida no son exactamente los que se aguardaba cuando se la reclamó.

JF - No, porque lo que ha cambiado es el mundo, y por lo tanto cambian las opiniones.

EC - En diez años cambia el mundo, cambia el mercado, cambian las tendencias y por lo tanto puede producirse algo así como un tiro por la culata.

JF - Claro. Esto empezó en 1955, por ahí, cuando Estados Unidos limitó cuantitativamente el ingreso –porque las cuotas son eso, un límite por encima del cual no se entra a ningún precio– de un producto; de ahí en adelante eso fue in crescendo hasta llegar a todos los productos y a buena parte de los países productores. Pero uno se da cuenta de que la cuota no es el único mecanismo de protección, en el ínterin se fueron creando otros esquemas de protección, algunos existen desde hace muchos años. Por ejemplo ese estudio dice que Suiza no tiene problemas hoy y probablemente no los vaya a tener, porque en lugar de tener aranceles porcentuales en su aduana tiene aranceles específicos que hacen que el costo por unidad de los productos de bajo precio sea porcentualmente muy elevado. Suiza hoy no sufre el problema de China.

EC - ¿Ese instrumento es tolerado por la OMC?

JF - Sí, sí, por supuesto. Pero hay que tenerlo. Suiza es el único país del mundo que históricamente ha consolidado el 100 por ciento de sus aranceles como específicos, no ad valorem. Si Uruguay quisiera poner específicos el valor porcentual que alcance no puede ser mayor al máximo que tiene consolidado en la OMC. O sea, eso no se puede cambiar en el camino.

Por otro lado muchos países se han protegido con normas de origen, lo que hace que el esquema productivo que abastece a los dos principales mercados de confecciones y textiles del mundo, que son Estados Unidos y la Unión Europea, muchas veces tenga protegidas a sus propias industrias o a industrias derivadas que establece en países vecinos a través de normas de origen muy estrictas que otorgan beneficios determinados que permiten competir con la producción de oriente.

EC - ¿Un ejemplo?

JF - Desde el establecimiento del Nafta, México es el mayor proveedor de textiles de lana a Estados Unidos, porque simplemente los estadounidenses trasladaron su industria a México.

EC - Está bien, ¿pero cómo funcionan las normas de origen?

JF - Es un mecanismo bastante complejo, pero por ejemplo, para que una prenda confeccionada en los países cercanos a Europa se beneficie con un ingreso libre de aranceles a la Comunidad se manda confeccionar fuera de la Unión Europea y no sólo el tejido tiene que ser de la Unión Europea, sino que el tops o el equivalente en materia prima intermedia, también tiene que ser europeo. Un tops uruguayo que va a Europa no puede transformarse en un tejido –son dos etapas–, después irse a confeccionar a Bulgaria o Rumania y volver libre de gravámenes. Sí lo puede un tops comunitario. O sea que hay una protección indirecta a industrias textiles aun en los países desarrollados que por costo comparativo no son productivos.

EC - ¿Y en los nuestros qué estamos haciendo, o qué podemos hacer?

JF - En ese sentido, si el Mercosur firmara un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea tendríamos el mismo tratamiento que hoy tienen los europeos y que tienen Sudáfrica, México y Chile, nuestros competidores. O sea, el cierre de los mercados en desarrollo nos impide ser más competitivos en nuestra industria textil.

EC - A partir de esto que estamos viendo, que se reclamó esa medida de cese de las cuotas textiles buscando una cosa y cuando termina de implementarse el efecto es otro, quería saber si hay alguna lección que se pueda aprender de esa experiencia. Por ejemplo, alguien puede decir "lo que pasa es que todos estos mecanismos de negociación en la OMC son demasiado largos y no hay manera de prever cuál va a ser el impacto".

JF - No hay que desvirtuar ninguna. Que tenemos que afinar los mecanismos de negociación en la OMC es un hecho, la propia OMC es consciente de que no era lo mismo en el año 1994, cuando eran 123 países, que hoy que son 148; o cuando se inició el Gatt en 1947, que eran sólo 23. Hay un planteo de que las cosas se deberían tramitar de otra manera.

A nivel de los operadores de las empresas –y todo lo que implica esto, mano de obra y demás– la lección es también que muchas veces los cataclismos que se anuncian no se cumplen porque hay otros elementos que juegan. Y el temor del futuro no es sólo China, es también India, que es un país mucho más cerrado, al cual podríamos venderle productos textiles intermedios pero no lo hacemos porque es el país más cerrado del mundo.

EC - Pero es otro de los países beneficiados por esta apertura del 1 de enero.

JF - Sí, después de China el más beneficiado es India. Pero probablemente las cosas sigan cambiando. En su momento el gran cuco, a pesar de las cuotas –hace 20 o 25 años– era Corea; Corea hoy está más cerca de ser un país desarrollado en cuanto a su producción, sus costos y su política, que un país en desarrollo. Creo que es erróneo lo que se dice en el artículo en cuanto a que China es el país más barato del mundo en mano de obra; no es cierto, los chinos están mandando productos industriales a façonar a Vietnam, que hoy es más barato. Esto ha cambiado a lo largo de la historia y seguirá cambiando, entonces lo que sabemos es que lo permanente no existe y que es a lo cambiante que hay que apuntar. Creo que hay que seguir transitando los caminos que dice este trabajo bastante enjundioso de la OMC, que hay que transitar por otros parámetros de competitividad que no son estrictamente el precio.

EC - ¿Por ejemplo?

JF - Como dije, tener producciones flexibles es muy importante.

EC - ¿Qué más?

JF - Moda, un estudio en profundidad –que no va con los grandes números, pero sí con los más pequeños y más acordes a lo que es Uruguay– muestra que en la escala de producciones textiles y de vestimenta de alto precio China no ha podido entrar porque no domina todavía el diseño, la moda, la alta confección. En eso siguen liderando los países grandes con mano de obra muy costosa, como Francia, Italia, la propia Alemania, las grandes marcas siguen estando allí.

Notas asociadas:
El comercio internacional de Textiles y Vestimentas, a partir del 2005. Informe elaborado por el Asesor Económico de la Cámara Mercantil, Cr. Julio Franco (18/10/2004)

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe