La recaudación neta, es decir, sin considerar la devolución de impuestos, registró una variación semejante: 2,9% a precios constantes.

A su vez, la recaudación por los impuestos al consumo (IVA e IMESI), que representan algo más del 60% del total, registraron un ligero crecimiento en este período: 0,7% en términos reales.

En esta tasa de crecimiento tiene incidencia la variación registrada en la recaudación del IVA (-1,6% a precios constantes), pero que se ha visto compensada por el crecimiento registrado en la recaudación del IMESI: 12,5% a precios constantes.

Por su parte, el grupo de impuestos a las rentas es el que más contribuye al crecimiento de la recaudación en este período. En su conjunto, registraron una variación interanual de 7,9% a precios constantes.

Dentro de este grupo, destaca el crecimiento en la recaudación del IRAE (12,8% en términos reales), impulsada principalmente por una recuperación en los pagos provenientes de empresas públicas. No obstante, la variación real en los pagos provenientes de empresas privadas también es positiva.

La recaudación del IRPF también sigue apuntalando la recaudación, con una variación real en el período de 5,9%. Dentro de ésta, se destaca el crecimiento en la recaudación proveniente de las rentas del capital e incrementos patrimoniales (Categoría I) que fue 14,2% a precios constantes. La variación real en la recaudación correspondiente a rentas del trabajo (Categoría II) fue 4,7%.

Por último, la recaudación de los impuestos a la propiedad también contribuyó positivamente al crecimiento de la recaudación total, con una variación real de 2,7%. En este segmento, la recaudación por el Impuesto al Patrimonio aumentó 3,0% en términos reales en el período, mientras que la correspondiente al ITP (transmisiones patrimoniales) varió -0,1%, también a precios constantes.