¿Qué balance se puede hacer del 2004 y cuáles son las perspectivas para 2005?
Análisis del economista Pablo Rosselli, de la consultora Tea Deloitte & Touche.
(Emitido a las 8:30)
ALFREDO DANTE:
Hoy es el primer día hábil de un nuevo año. El año que pasó, en materia económica, parece haber sido mejor, en términos generales, de lo que podía preverse. Por esa razón, nos pareció oportuno dedicar nuestro primer análisis económico de 2005 a realizar una suerte de balance del año que pasó y, como hacemos siempre, a explorar las perspectivas y desafíos que se presentan para 2005...
El diálogo será en instantes con el economista Pablo Rosselli, de Tea Deloitte & Touche.
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Pablo, realizar un balance de todo un año no es cosa sencilla. Para ordenar las ideas, ¿cuáles son, entonces, los principales elementos a tener en cuenta?
PABLO ROSSELLI:
Lógicamente, hacer un balance del año transcurrido en un tiempo breve obliga a escoger y ordenar algunas ideas. Por esa razón, necesariamente la inclusión o exclusión de aspectos del análisis constituye inevitablemente un hecho opinable.
De todas maneras, parece razonable ordenar el balance de 2004 en torno a tres capítulos: recuperación económica, situación de precios y financiera y repercusiones en los principales indicadores de bienestar social. Como va a quedar claro a lo largo de la charla, hay lógicamente luces y sombras en el balance.
AD - Comencemos, entonces con el primer capítulo al que hacías referencia, Pablo: la actividad económica.
PR - En 2004 se consolidó la fase de recuperación de la actividad económica que se inició a inicios de 2003. Las cifras del Banco Central marcaron un incremento del Producto Interno Bruto de casi 8%, considerando la variación tercer trimestre de 2004 frente al cuarto trimestre de 2003. Y si tomamos como referencia el cierre de 2002, cuando tuvimos el menor nivel de producción, entonces el Producto Bruto Interno (PBI) ha acumulado una suba de 25%... Todavía estamos por debajo de los registros de 1998, previos al inicio de la recesión, pero probablemente alcancemos esos niveles de producción al cierre de 2005 o en el comienzo de 2006.
AD - ¿Cómo ha sido el desempeño a nivel sectorial?
PR - Claramente, la recuperación comenzó en los sectores exportadores, el agro y la industria. Luego se extendió al conjunto de la actividad productiva. En 2004, la expansión de la actividad fue muy generalizada, con dos excepciones: electricidad, gas y agua (que sintió los efectos de la falta de lluvia en la generación hidroeléctrica) y la Construcción, que después de un fuerte salto a fines de 2003, ha permanecido estancada (de hecho acusó cierto descenso en la comparación cuarto trimestre de 2004 frente al cierre de 2003). De todas maneras, el resultado acumulado difiere de un sector a otro. En un extremo, el sector agropecuario se encuentra con niveles récord de producción mientras que los sectores orientados al mercado interno todavía tienen niveles de actividad muy inferiores a los prevalecientes antes de la crisis.
AD - ¿Cómo se explica esa reactivación tan importante, de la producción?
PR - Hay varios factores a tener en cuenta. Sin ánimo de establecer un orden de importancia podemos mencionar, en primer lugar, que los niveles de competitividad que prevalecen desde la devaluación de 2002 son muy altos. En segundo lugar, en 2003 y 2004 tuvimos un contexto internacional extremadamente favorable, caracterizado por un fuerte crecimiento de la economía mundial, precios muy altos de varias de las principales materias primas que exporta el país, muy bajas tasas internacionales de interés, una fuerte apreciación del euro (lo que generó una ganancia adicional de competitividad en esos mercados). Y en tercer lugar, encontramos a nivel doméstico una mejora muy importante del clima de expectativas, para lo cual fue clave la resolución de la crisis bancaria de 2002, el canje de la deuda y el esfuerzo de ajuste fiscal adoptado a partir de 2002.
Esa mejora de expectativas, que se recoge en varios indicadores, ha determinado el inicio de una firme recuperación de la inversión (desde niveles muy reducidos) y también del consumo privado, que en 2002 había caído estrepitosamente no sólo porque bajaban los salarios y las pasividades en términos reales sino también porque en medio de la crisis las familias postergaban sus gastos por precaución.
AD - Pablo, pasemos al segundo capítulo que nos planteabas al inicio: la situación financiera y de precios. ¿Cuáles son los principales aspectos a tener en cuenta?
PR - Un primer elemento a nuestro juicio importante es el desempeño de la inflación. En ese sentido se debe remarcar que el Banco Central comenzó a transitar un camino hacia un régimen monetario de objetivos de inflación. Se trata de un paso importante, para consolidar la política de flotación del tipo de cambio que prevalece desde mediados de 2002. Es un hecho, además, que el Banco Central habrá cumplido al cierre de 2004 con su meta de inflación, porque la suba de los precios del consumo habrá cerrado el año en aproximadamente 7,5% u 8% y la meta preveía un rango de entre 7% y 9%.
Además, el abatimiento de la inflación en 2004 deja planteada la posibilidad de una nueva reducción en 2005. Tengamos presente que el Banco Central acaba de fijar, con la participación del próximo presidente de la institución, el economista Walter Cancela, una meta para el cierre de este año de entre 5,5% y 7,5%. Conservar una tendencia gradualmente declinante de la inflación constituye un elemento importante para obtener a mediano plazo una mejor asignación de los recursos y mayores tasas de crecimiento económico.
AD - ¿Qué otros elementos son importantes, desde una perspectiva financiera?
PR - En general, todos los indicadores financieros se comportaron en forma consistente con una mejora significativa de las expectativas. El riesgo país, que comenzó el año por encima de los 600 puntos básicos cerró el año en menos de 400 puntos básicos. Las tasas de interés en moneda nacional se encuentran en niveles también reducidos, en consonancia con expectativas muy moderadas de devaluación e inflación. Las letras en moneda nacional a 180 días de plazo están pagando menos de 8% anual y para plazos más cortos, de 30 días, pagan algo más de 5% anual, reitero que hablamos de tasas en pesos.
AD - Pasemos al área de los indicadores sociales, probablemente aquí encontremos más "sombras", como tú advertías al principio.
PR - Claramente, Alfredo. Aunque no debemos despreciar algunos resultados importantes. En particular, en el transcurso de 2004 observamos un descenso apreciable de la tasa de desempleo, desde un 15,4% en el último trimestre de 2003 hasta 12,5% en la última medición disponible para 2004, que corresponde al trimestre móvil agosto-octubre. Ese descenso de la desocupación a nivel nacional obedece a la creación de nuevos puestos de trabajo.
De todas maneras, otras variables por demás relevantes no han tenido un buen desempeño. En concreto, el salario real promedio del sector privado registró un descenso en la medición promedio anual de 2004 frente al promedio anual de 2003. Aunque todavía no tenemos las cifras de cierre, en la primera mitad del año la inflación seguía superando el ritmo de aumento de los salarios. Eso cambió en los últimos tres o cuatro meses, pero en el promedio anual se habría observado un descenso del salario real, leve, del 1% aproximadamente, pero descenso al fin, que se acumula a las fuertes contracciones que tuvimos en 2002 y 2003. En el promedio de 2004, el salario real privado fue un 24% menor al del promedio de 2000.
AD - ¿Cómo se comportaron los salarios públicos?
PR - También con datos preliminares, los salarios públicos ya registraron una primera recuperación en 2004, estimamos que del orden de 2%-2,5% en el promedio anual.
A su vez, la comparación 2004 frente a 2000 muestra una caída de 18%, también muy fuerte pero menor que para los salarios privados.
En síntesis, la recuperación económica ha tenido un efecto muy leve en materia de recuperación salarial. Otras veces en el programa mencionamos que la crisis dejó como saldo un cambio fuerte en la distribución del ingreso, en desmedro justamente de los ingresos salariales y de pasividades.
AD - ¿Cómo evolucionaron en 2004 otros indicadores sociales relevantes? Estoy pensando, por ejemplo, en los índices de pobreza e indigencia.
PR - En realidad todavía no contamos con cifras oficiales para 2004 de esos indicadores. Pero como los salarios y las pasividades no subieron el año pasado, los ingresos de los hogares aumentaron apenas levemente a instancias de una mayor ocupación. Con cifras a setiembre, el ingreso de los hogares había registrado una suba de 0,8% en términos reales frente a enero-setiembre de 2003.
En la medida que los ingresos se han recuperado en forma mínima, no deberíamos aguardar para las cifras de 2004 una mejora importante en los indicadores de pobreza e indigencia.
AD - ¿Cuántas personas vivían en situación de indigencia y en situación de pobreza en 2003?
PR - Según las cifras que publica el INE, en 2003 la indigencia afectaba a unas 76.000 personas, frente a una estimación para 1999 de 31.000 personas en esa situación.
Y la pobreza afectaba a unas 850.000 personas, frente a una estimación de 407.000 personas para 1999, siempre considerando las cifras estimadas por el INE.
AD - ¿Qué se debería prever para el año próximo en esta materia? Te pregunto, porque las perspectivas de actividad apuntan a nuevo crecimiento de la producción.
PR - Es cierto. Nosotros prevemos una suba del PBI del orden de 6% para el promedio de 2005. Si eso se cumple, también debería seguir aumentando el empleo y la tasa de desocupación debería bajar, quizás hasta niveles cercanos a 10% a fines del año. A su vez, prevemos para 2005 una mejora salarial importante del orden del 4% en el promedio anual para los trabajadores privados.
Todo eso debería contribuir a cierta reducción de los niveles de pobreza. De todas maneras, hay dos aspectos importantes a tener en cuenta.
AD - ¿Cuáles son esos aspectos?
PR - El primero es que la recuperación salarial será gradual. A nuestro juicio veremos en los próximos años sucesivos aumentos del salario real pero serán necesarios varios años para alcanzar los niveles de salarios previos a la crisis. Por lo tanto, la recuperación de los ingresos de los hogares y la consiguiente reducción de la pobreza también será gradual.
El segundo elemento a tener en cuenta tiene que ver con las dificultades que específicamente enfrentan los hogares más pobres y, por cierto, los hogares en situación de indigencia. Se trata de hogares numerosos, promedialmente con varios menores en el hogar, con dificultades para acceder al mercado laboral sustancialmente mayores que en el resto de la población y con una capacidad de generar ingresos muy inferior. En otras palabras, la desocupación afecta sustancialmente más a los hogares indigentes y pobres que al resto de la población y una vez que esas personas obtienen un trabajo, la remuneración es particularmente baja. Eso determina que el efecto de reducción de la pobreza que tiene la recuperación económica sea lento. Tendremos que ver con qué eficacia el Plan de Emergencia que implementará el próximo gobierno contribuirá a revertir la situación de pobreza más extrema.
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Transcripción: T,D&T