Cambio en las proyecciones del dólar; en 2016 se contrajo 6,2%
El precio del dólar acumula siete meses de baja sostenida, principalmente debido a una menor perspectiva de aumento de la moneda en los mercados internacionales. Esto refleja un cambio de la fuerte tendencia al alza que se observó en los últimos dos años y que se aceleró a comienzos del 2016.
Por la economista Carolina Balián
En lo que va del año, el dólar se contrajo 6,2%. En particular, el interbancario fondo cerró este jueves a $28,03 en promedio, siendo este el valor más bajo en más de 14 meses. Además, ese día llegó a transarse a $27,99, lo que llevó al Banco Central (BCU) a salir a comprar dólares en el mercado spot para amortiguar la caída después de más de un mes sin intervenir directamente.
Según revelan los resultados de la encuesta mensual de expectativas económicas que publica el BCU, en los últimos meses hubo una variación negativa en el tipo de cambio proyectado para el cierre de 2016 por las instituciones y profesionales independientes encuestados.
Si vemos la evolución del promedio de esta cotización proyectada para el cierre de 2016, se observa un aumento desde setiembre de 2015 hasta marzo de 2016, a partir de cuando la estimación empieza a caer. Mientras que en marzo de este año se proyectaba un dólar a $36,1, en junio se ajustaba esta estimación a $34,4, para volver a descender en setiembre a $30,5. Esto da cuenta de una variación negativa de 15,3% de marzo a setiembre, mientras que el promedio mensual para el período fue de 2,7%.
En cambio, en setiembre de 2015, economistas de la consultora CPA Ferrere estimaban que el precio del dólar podría llegar a $38 al cierre de 2016. Este argumento se basaba en la aparente permanencia de la situación económica desfavorable de Brasil, el probable ajuste de precios relativos que tomaría lugar luego de las elecciones presidenciales en Argentina, y el "enfriamiento"; anticipado de la economía nacional. Esta proyección venía acompañada de una inflación esperada superior al 10% durante el 2016, que alcanzaría los no anhelados dos dígitos.
Además de este contexto regional y nacional, la proyección de aumento del dólar se fundamentaba con un desempeño relativamente bueno de la economía norteamericana y la expectativa de suba de tasas por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed).
Por el contrario, como señalan economistas de Deloitte, en los últimos meses se ha observado a nivel internacional un debilitamiento del dólar frente a varias referencias relevantes, debido principalmente a que se consolidó una expectativa de suba de tasas de la Fed aún más lenta de la que se proyectaba al cierre de 2015.
En los países vecinos de Argentina y Brasil, vemos que se confirma esta caída en el dólar, lo cual también repercute en el encarecimiento en dólares de nuestro país. Por un lado, en Brasil, que está viviendo una profunda crisis económica y política y viene de una fuerte devaluación, hubo una mejora en las expectativas tras la asunción de Temer como presidente provisorio, con algunos indicios de que la actividad económica estaría dejando de caer y con una tendencia a la baja del tipo de cambio. Por otro lado, en Argentina la mejora en la competitividad (que se mide a través del tipo de cambio real) provocada por la fuerte devaluación que tomó lugar en el país, fue en parte absorbida por la elevada inflación registrada en el primer semestre del año, que se agravó por la suba en las tarifas públicas.
Por otra parte, a nivel doméstico, la política monetaria se volvió más contractiva al conocerse el dato de inflación anual de febrero (que superó el 10%). Esto se reflejó en un aumento de la tasa de interés de las letras de regulación monetaria que emite el BCU (que llegaron a ubicarse en el segundo trimestre por arriba del 15% anual para letras a 180 días), lo cual también propició una caída del tipo de cambio.
Consecuencias de esta caída del dólar
En primer lugar, el cambio en el precio del billete verde repercute sobre el nivel de inflación: el fortalecimiento de la moneda doméstica frente al dólar es un factor que contribuye a lograr menores niveles de suba de precios, ya que en la canasta básica utilizada para calcular el IPC (Indice de Precios al Consumidor) se incluyen bienes y servicios que se comercializan en dólares. Para el mes de setiembre, la inflación registró un alza de 8,9% con respecto a setiembre de 2015, lo cual muestra una menor tasa de crecimiento de este índice en los últimos meses.
En segundo lugar, como informó recientemente El País, esta caída ha influido en el consumo de bienes durables cuyo precio se expresa en dólares, ya que aumenta el poder de compra en esta moneda. En particular, provocó una activación de la venta de electrodomésticos: en algunos casos generó un aumento de las ventas y en otros frenó las bajas registradas en meses anteriores. Los comerciantes del rubro esperan que se fortalezca la confianza de los consumidores y que en el último trimestre del año se observe un incremento en las ventas del sector, en caso de que la caída en el dólar se consolide.
Por último, como sabemos, un dólar bajo implica un encarecimiento del país en esta moneda y por lo tanto una baja en la competitividad. Esto significa que los productos uruguayos medidos en dólares (ajustados por inflación) se encarecieron frente a los de sus socios comerciales. De este modo, este cambio en las proyecciones puede suponer que se profundice el freno de la economía que se viene observando debido a peores indicadores de competitividad.
Con respecto a la evolución esperada del tipo de cambio en lo que resta del año, se espera que la moneda recupere su tendencia alcista, siendo la actual baja considerada como algo más bien transitorio. Esto va de la mano con la expectativa de que el dólar suba en los países vecinos y que la situación doméstica de enlentecimiento económico, alta inflación y baja competitividad se mantenga. Además, se espera que esta tendencia se acelere en el año próximo. Lo anterior es consistente con la proyección de $30,5 y $33,5 al cierre del 2016 y 2017, respectivamente.