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La expansión de un nuevo modelo: la economía colaborativa

La expansión de un nuevo modelo: la economía colaborativa
EFE

El fenómeno de la economía colaborativa parece ser imparable: las plataformas electrónicas de intercambio de productos y servicios se han multiplicado a gran velocidad y esto presenta importantes desafíos para las empresas tradicionales que no participan en esta tendencia.

Por la economista Carolina Balian

La economía o el consumo colaborativo es un sistema basado en intercambiar y compartir bienes y servicios, en general a través de plataformas electrónicas. Es una nueva tendencia en comercialización que se caracteriza por la interacción directa entre consumidores, a diferencia del esquema tradicional de intercambio entre consumidor y empresa.

Si bien la comercialización entre consumidores no es algo novedoso, la expansión de las nuevas tecnologías ha permitido la difusión de este modelo a gran escala y el crecimiento en el volumen de datos cruzados a través de Internet. En esto, se destaca que el uso de teléfonos inteligentes con GPS y localización satelital, permite encontrar –por ejemplo– el automóvil que está estacionado más cerca.

El origen de la popularización del concepto comienza a partir de la publicación de un artículo de Ray Algar en 2007, titulado precisamente Consumo Colaborativo, y posteriormente es desarrollado por Botsman y Rogers en su libro "Lo que es mío es tuyo: el auge del consumo colaborativo", publicado en 2010.

Según Botsman, hay cuatro factores que se deben considerar para entender este fenómeno: (i) una fe renovada en la importancia de la comunidad, (ii) una explosión de las redes sociales de igual a igual (es decir, de consumidor a consumidor) y de tecnologías en tiempo real que cambian radicalmente el comportamiento de los consumidores, (iii) las preocupaciones urgentes no resueltas sobre el medio ambiente, y (iv) una crisis mundial que también ha impactado sobre el comportamiento de los consumidores, que buscan acceder a bienes y servicios de forma más económica.

Además, Botsman entre otros autores, argumenta que los ejemplos de consumo colaborativo de alrededor del mundo pueden agruparse básicamente en tres categorías.

La primera se refiere a sistemas basados en mercados de redistribución, que amplían el ciclo de vida de los productos, reasignando la propiedad de los artículos usados de las personas que lo tienen pero ya no lo desean, a las que no lo tienen y lo desean (por ejemplo, el sitio eBay).

La segunda es el estilo de vida colaborativo, que reúne aquellas iniciativas que no se centran únicamente en compartir productos materiales, sino también en el intercambio de bienes menos tangibles, como el tiempo, las habilidades, los conocimientos y los espacios. Un ejemplo de esto son los bancos de tiempo que se organizan en barrios o pequeños grupos para intercambiar conocimientos o servicios a cambio de horas como moneda de intercambio.

La tercera y última categoría comprende los sistemas basados en el servicio que ofrecen los productos, y refiere a cuando el usuario paga por obtener el beneficio que brinda el producto sin necesidad de poseer el mismo directamente (por ejemplo, aplicaciones como Uber y el carpooling, que consiste en compartir vehículos con otros individuos que vayan a un mismo destino).

En este sentido, el periódico New York Times sostiene que la economía colaborativa refleja "una nueva generación de consumidores que prefieren el acceso por encima de la propiedad", es decir, en el consumo basado en las necesidades o experiencias que satisfacen los bienes y servicios y no necesariamente en el hecho de tener la propiedad sobre estos. Además, todos estos sistemas requieren cierto grado de confianza y esta se basa en la reputación generada por las calificaciones previstas en muchas de las plataformas.

Airbnb: la empresa de economía colaborativa más importante a nivel mundial

La empresa multinacional de hospedaje Airbnb está presente en más de 190 países y es valorada en unos US$ 27.000 millones. Fue fundada en 2008 en California, Estados Unidos y se define como "un mercado comunitario basado en la confianza en el que la gente publica, descubre y reserva alojamientos en todo el mundo", principalmente por plazos cortos y en viviendas particulares. Como ejemplo de la conflictividad que genera el consumo colaborativo a nivel mundial, en Miami se ha recurrido a multas a propietarios de alojamientos y a la empresa Airbnb (además de otras como Homeaway y Booking.com), e incluso se ha recurrido al desalojo de turistas por parte de la policía de la ciudad de alojamientos alquilados a través de este sitio.

Uber conquista el mercado local de transporte de pasajeros

Esta aplicación ha causado en el país amplio revuelo y protestas fundamentadas principalmente en la competencia desleal. Al respecto, el presidente Tabaré Vázquez anunciaba en el Consejo de Ministros del pasado 29 de agosto que si la empresa Uber quiere trabajar en Uruguay, debe cumplir con las mismas exigencias que se piden a quienes conducen taxímetros, en cuanto a las leyes laborales, el registro de sus trabajadores en el Banco de Previsión Social (BPS), y las obligaciones ante la Dirección General Impositiva (DGI) y el Banco de Seguros del Estado (BSE).

Según informó El País, en los próximos días el Poder Ejecutivo presentará un proyecto de ley a la Cámara de Diputados que establece que a los conductores de Uber y otras aplicaciones de transporte de pasajeros, que incumplan con las normas existentes para la actividad, se les retendrá el permiso de conducir hasta por dos años, además del cobro de una multa económica. Si se comprueba que conduce un vehículo inhabilitado, se le puede retener por un año y en caso de que reincida, se extenderá la sanción hasta dos años.

Además, el proyecto incluye la incorporación a la Ley Nacional de Seguridad Vial y Tránsito (ley N°18.191) de un artículo que permita reforzar los controles sobre los conductores de transporte de pasajeros. Este artículo habilitaría a los funcionarios del Ministerio del Interior y del Ministerio de Transporte y Obras Públicas, así como a los funcionarios de las intendencias, a controlar el transporte oneroso de personas. En particular, refiere a que los servicios como el de transporte de escolares y turistas, ambulancias, taxímetros y remises, se podrán prestar "únicamente en los vehículos autorizados a tales efectos".

Antes de este proyecto de ley, surgieron varias otras iniciativas formuladas desde el gobierno para limitar el funcionamiento de Uber, que fueron descartadas. Un mes atrás, resonaba la propuesta que presentó el diputado Walter De León (Espacio 609) que buscaba pagar un monto equivalente a $140.000 a los usuarios "arrepentidos" de Uber, para poder multar a los conductores que utilicen la aplicación. Además, anteriormente se había propuesto una iniciativa que le daba la potestad al Banco Central (BCU) para bloquear todas las transacciones comerciales que se realizaran a través de aplicaciones tecnológicas.

Se avecinan potenciales competidores de Uber

Mientras los problemas con la multinacional del transporte persisten, se espera que para fines de octubre la empresa española Cabify comience a operar como competencia de Uber, con la distinción de que busca contar con una flota de autos que funcione de forma legal. En este sentido, su fundador señaló que siempre han tenido claro que "hay que respetar la regulación local en transporte, en materia fiscal y laboral".

Además, la aplicación de solicitud de taxis Easy Taxi está realizando una prueba piloto de incorporación de vehículos particulares a su oferta de servicios de transporte en Montevideo. También, incluirá la opción de compartir viajes a través de la herramienta "Easy share", que habilitará a dividir la tarifa de pasajeros que tengan el mismo origen, destino y modo de pago.